Before the down {priv.}

por Invitado Jue Sep 06, 2012 7:27 pm

Recuerdo del primer mensaje :

5 de Abril de 2013
2.30 AM

Azuka le había asignado una misión, a ella y a Natasha. No había trabajado con alguien más en mucho tiempo y no recordaba para nada como se hacía. Además de que no le agradaba mucho eso, mucho menos tratándose de los cianitas, ninguno dudaría en clavarte un puñal por la espalda si así podían salvarse su propio pellejo, incluso ella lo haría de ser necesario sin que la mano le temblara. Así había sido su vida el último tiempo, desde que se volvió una sombra que deambula sola por la noche, desde que había comenzado a formar parte de aquel diabólico clan que buscaba traer la destrucción a todos los humanos.

Aquella noche el tiempo parecía anunciar una de esas tormentas veraniegas. Un relámpago iluminó el cielo e iluminó toda la cuadra por la que caminaba. El olor hediondo que salía de cada callejón se mezclaba con el de los árboles que se movían furiosos a causa de los ventarrones que se levantaban. Su delicada figura era delineada por los rayos de luna mientras avanzaba, dirigiéndose a territorio donde no era bienvenida. Una sonrisa cruel surcó su rostro, decidida a traspasar las barreras que delineaba lo que parecía ser zona de los brotherhood. Utilizó una de las identificaciones falsas que le habían sido entregadas y pasó sin ningún problema, al parecer el infiltrado de la líder de los cainitas era bueno en lo que hacía, aunque aquello no le sorprendía para nada.

Podría aprovechar esa noche para deshacerse de alguno de los objetivos, no sería difícil y no creía que la vampiresa a la que habían asignado como compañera fuera a molestarse. Era sólo un poco de diversión. Se deslizaba entre la oscuridad de las calles con rumbo a su destino, una de las grandes cazonas donde se alojaba, custodiado, uno de los senadores que apoyaba el proyecto de los vampiros.

Estaba ya sólo a unas cuadras del lugar indicado, cuando sintió otra presencia que la hizo detenerse. No sería bueno que alguien más la viera rondando por ahí. Aún era temprano para que saliera el sol, no le sorprendía que hubieran vampiros deambulando por las calles. Pero que mala suerte tenía que había llegado justamente hasta allí. Apoyó la espalda contra la pared, a la sombra de la luna, donde sus rayos no podían alcanzarla y encendió un cigarro, esperando al inoportuno vagabundo que llegaba para interrumpirla. Con suerte no repararía en ella, con suerte simplemente seguiría su camino viéndola como uno más y no la molestaría.

Spoiler:

por Invitado Miér Oct 03, 2012 4:59 pm

Pietyr la tomó por el talle de nuevo, en señal amistosa, aunque sus palabras fueran más de advertencia que de favor.

No, no sabía lo que estaba pidiendo. Era cierto. Pero debía encontrarse con ella.

- Gratitud por sus esfuerzos (le sonríe) sabe, creo que con tan solo decirle acerca de mis intenciones sería suficiente para que alguien como ella se las arreglara. Pero es Usted muy amable al tratar el asunto en persona, definitívamente.

Que curioso. Anna, no odiaba a los vampiros de la Brotherhood, en realidad. Odiaba la idea que ellos "representaban". Así como le había dicho anteriormente en la conversación, esa era sólo la postura oficial, la que muchos creían saber, pero que no habían confirmado, más que sólo entre los mismos miembros del clan.

Ellos no eran diferentes, en sí; pensó Pietyr, nada más están en dos bandos oficiálmente opuestos, pero son madera del mismo árbol. El vampiro frente a ella no representaba la bondad y la compasión, o la equidad como debía ser un ícono de la Brotherhood. Él había aterrorizado hombres, mujeres y niños desde hace años. Despreciaba a los indignos que usaban armas para matar a distancia, sin sabor ni gloria. Tenía una férrea dedicación a desmembrar a sus enemigos, e incluso a algunos de sus aliados que no dieran el ancho en batalla... y aún así, pertenecía a una asociación que supuéstamente contrariaba a la de ella.

El Tiempo lo diría, al final.

- Y gracias a su bondad hacia mi, es sólo justo que nombre su precio, señorita Anna. Pues estaré muy conciente de que si llega a ocurrir lo que pido, habrá sido por su considerable injerencia. Más aún viniendo de uno de sus enemigos.

Dijo esa palabra, "enemigos" sin hacer mucho énfasis, como sólo usando un adjetivo de momento. Finalizó con esas palabras, notando el macabro placer que sentía la inmortal frente a él por el dolor. Era refrescante encontrar a un oponente que no se dejaba intimidar ni presumía cosas que no haría o tenía. Además, estando tan cerca, ella no se podría escapar de que él le besara el dorso de la mano. Y la noche no había terminado aún.

por Invitado Miér Oct 03, 2012 7:13 pm

Negó con la cabeza. Estaba equivocado si creía que con eso saldaría su deuda, no lo permitiría, claro estaba. No le estaba haciendo un favor de niños y tendría que pagar lo que ella creyera necesario a cambio de eso.

—¿Gratitud? —Preguntó sorprendida retirando la cabeza un poco hacia atrás para verlo mejor, alzando una ceja en el transcurso—. Cariño, mis favores valen más que eso —dijo con voz sedosa a la vez que sonreía.

Cuando pidió que dijera su precio, varias ideas cruzaron su mente. Aunque las descartó enseguida… Rodó los ojos al sentir sus labios besarle el dorso de la mano y sin previó aviso clavó los colmillos en su cuello, alimentándose del vampiro, haciendo lo que llevaba queriendo hacer desde momentos atrás e intentaba controlar. Su cuerpo lo aprisionó con más fuerza, dejando la delicadeza de lado, incapaz de seguir resistiéndose. Bebió sólo un poco para calmar el deseo, pasando luego la lengua por la herida, quitando todo rastro que pudiera quedar.

—Esto es sólo un adelanto —murmuró relamiéndose los labios, clavando los ojos en él—. Si logro concretar el encuentro ya te diré que es lo que tendrás que pagarme. Eso, si es que no me olvido de ti antes —sus ojos se volvieron completamente rojos ante eso—. Eres un ser extraño Peityr Von Abel —susurró— sabes lo que soy y aún así me permites estar aquí, rodearte con mis garras y beber de ti. Podría aprovecharme de esto y utilizarlo para acabar contigo —su voz se había vuelto fría, pero por la curiosidad. Pasó su dedo índice suavemente alrededor de la parte de adelante de su cuello, haciendo hincapié en lo que decía y se detuvo justó donde lo había mordido.

Podía jugar todo lo que quisiera, incluso estar dispuesta a hacerle ese favor, pero quería saber que era lo que lo movía a él a permitir aquello. Deslizó la mirada por él y volvió a suspirar, sintiendo como sus colmillos seguían haciendo presión. Al parecer tendría que hacerle una pequeña visita a su vasallo al llegar para poder saciar la sed que la estaba volviendo loca.

por Invitado Jue Oct 04, 2012 2:54 am

Spoiler:

Antes de que sus palabras se hicieran presentes, "Anna" sería testigo de algo que era usual cuando uno bebía de la sangre de otro inmortal. Ocurría así:

(La Sangre estaba llena de violencia. Las primeras imágenes que se forman, son)

Una cabalgata en la noche. Antorchas y acero en las manos de hombres. Turcos, siendo perseguidos por jinetes. Las lanzas de caballería se rompen contra decenas de hombres huyendo. Termina la carga, un poblado en llamas.

(la imagen se deforma y después, se incorpora)

Dos figuras en una antigua base de caballería se baten en duelo. Un joven y sudoroso teniente blandiendo una espada, enfrentando a un maestro de las armas inmortal, ambos golpeándose con furia...

(las imágenes se confunden, y regresan ahora)

Criminales, asesinos, ladrones y asaltantes de caminos. Todos sin brazos, piernas o cabeza. Todos encontrados clavados en los límites de un lejano país, desprovistos de sangre. Un Caballero Oscuro les ha traído muerte. Su domino, no sería traspasado.

(otro vórtice de imágenes. Anna, incapaz de controlar la fuerza de la Sangre, debe ver ahora esto)

Duelos. El Caballero inmortal, encuentra a otros Caminantes de la Noche, otros que le retan. Al principio, sólo parece ser un combate, pero pronto, ella puede ver cómo ese Caballero ha desmembrado a varios. Le corta los brazos y las piernas a los insolentes e irrespetuosos. Los deja para que se arrastren por el suelo mientras sale el sol y los devora. El Caballero los mira extinguirse, aún si eso le cuesta un poco de su salud.

A los dignos, los grandes Señores con quienes se ha encontrado, les saluda. Hay despedidas sin derramamiento de sangre. Hay otras con un conflicto inevitable. A ellos los decapita durante el duelo. Sus cuerpos, se convierten en cenizas que Pietyr lleva al mar.

(el último, y más confuso vuelco de imágenes. El torrente de la Sangre se vuelve opresivo, pesado, aunque "Anna"siga sorbiendo)

Una habitación, elegante y vacía. Silencio. Un camino hacia un pasillo, con los mismos lujos. El sonido de tambores, como un corazón latiendo con fuerza, pero despacio y a lo lejos. Frío. Mucho frío. Los tambores se acercan. La vista se va nublando (las imágenes van perdiendo sentido), como si una neblina permeara el lugar. Caminando de regreso hacia la habitación. ¡Los tambores resuenan cerca, muy cerca!. Llega... hay algo extraño ahí, junto a la silla. Se mueve. Toma su mano, no es la de él, es la de ella (Anna).. Le habla:

- Nerina... te veo... el Odio... el deseo... el mundo en ruinas... ya verás... ya sa...- (el diálogo se corta sin terminar)

(Se dentiene. Pietyr la abrazaba mientras ella se lanzó sobre él. Ignorando lo que ella pudiera haber visto, simplemente la tuvo rodeada con sus brazos)

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Esas imágenes no cobrarían sentido de inmediato. Como en un sueño, al momento de despertarse, "Anna" habría hablado acerca de ser eso sólo un adelanto, y demás. Pietyr, responde:

- Usted es lo mismo que yo, señorita Anna. Sé muy bien lo que podría Usted hacer... aunque, bueno... quizás no le hayan enseñado que uno puede resistirse a ese beso. Requiere de gran esfuerzo, y de saber cómo aplicarlo... pero puedo. No soy un Cordero arrojándose a las fauces de un lobo... (y le sonríe)

Era ahora, que la mente de la vampiresa recobraría aquello que había recibido de golpe, al sorber de su sangre (Léase arriba, antes de la división) y que el potente efecto de las imágenes se hace evidente para ella...

por Invitado Jue Oct 04, 2012 2:13 pm

Cerró los ojos sintiendo el sabor metálico de la sangre. Sus piernas cedieron por un momento y tuvo que aferrarse de él para no caer. Sintió sus brazos alrededor de ella sosteniéndola. Aquellas imágenes le habían golpeado con una intensidad que no recordaba. Hacía demasiado tiempo que no bebía de otro vampiro y había olvidado lo que esto podía producirle. La fuerza de tantos recuerdos, era muy distinta a cuando bebía de un humano. Soltó una bocanada de aire esperando que así se deshiciera ese nudo que tenía en la garganta a causa de lo que había visto. Sus ojos se clavaron en los de él, por primera vez mostrando una vulnerabilidad que no deseaba, aturdida.

Había vislumbrado un poco de su vida, su pasado, sus peleas, sus victorias… Sólo una pizca de aquella burbuja de misterio que representaba aquel vampiro. Y aquello le había dejado con ganas de saber más.

Volvió a afirmarse sobre sus piernas, sintiéndose segura ya y sin necesidad de tener que sostenerse de él. Carraspeó recomponiéndose e intentando ocultar ese desliz que tuvo. No se alejó pues no quería demostrar que retrocedía, aunque el estar cerca de él parecía aumentar las ansias de conocerlo más.

—Tu… —Murmuró y no terminó lo que iba a decir. La inquietaba y aún más la última escena, aquella que parecía vivir en carne propia y que no entendía que era lo que quería decir—. ¿Qué fue eso? —preguntó sin rodeos volviendo su rostro impenetrable. No había emociones, ni miedo, ni sorpresa, ni deseo. Nada.

Sus dedos se clavaron con fuerza en sus hombros, haciendo presión para que respondiera, aunque sin llegar a lastimarlo, esa tampoco era su intención. No le gustaba que jugaran con su mente, y así es como se sentía después de aquello.

—Respóndeme o tu sangre lo hará por ti —susurró por lo bajo dejando asomarse sus brillosos colmillos deseosos de volver a clavar en su cuello que parecía pedirle a gritos que lo mordiera, haciendo que Nerina tuviera que contener las ganas—. Y créeme que estoy deseosa de volverlo a hacer —su voz de a poco volvía a tomar la misma sedosidad de antes, mientras sus nervios se calmaban.

por Invitado Jue Oct 04, 2012 3:16 pm

- Eso, señorita Anna... es la Sangre que habla. He llegado a pensar que es parte de nuestra alma, la que se transfiere a otro cuando éste bebe de uno. La verdad, no he tenido tiempo de averiguarlo, pero he llegado a pensar... que no solo bebemos de la vida de otros, sino de sus mismas almas.

Por su respuesta, "Anna" podría darse cuenta de que él no tenía idea de lo que ella había visto. Claro, sospechaba que había visto algo, pero ignoraba la fantasmagórica última escena que ella había presenciado.

Cuando ella apretó sus hombros, y le exigió una respuesta, el vampiro arqueó una ceja. Una mueca bastante peculiar, y dijo, evitando agredirla:

- ¿Es... ese un desafío, señorita Anna? Porque no tengo intenciones de combatirla, lo juro...

Por lo que ella había visto, ese sujeto se tomaba muy en serio ese tipo de gestos sociales. Lo que ella ignoraba, era que él estaba atado por Honor Marcial, y debía responder a cualquier desafío que se le lanzara. Y eso sólo podía terminar de una manera. Muerte.

Él alejó esos pensamientos de su mente, y se apresuró a contestar:

- Mejor... ¿por qué no me cuenta qué es lo que ha visto, que la ha sobresaltado tanto...? Yo pensé que estaría Usted acostumbrada a una vida violenta (si, haciendo la reflexión, no debería haberle causado problema ver ciertos detalles vívidos de su pasado, siendo una Cainita...)

Las manos de él no habían dejado su espalda. Lo cierto era que ella no podría intentar morderle usando la violencia. Su reacción le preocupó a él, y ahora estaba al pendiente de lo que leía en su rostro, aunque fuera sólo una pared impenetrable con la que se topara.

Pronto, debido al lazo de sangre, la mente de ella se abriría para él; no como un libro abierto todavía (pues con esa cantidad no era suficiente), pero como para que se abriera un canal de comunicación mental, donde ella debería ser mucho más precavida para ocultar sus verdaderas intenciones de él...

por Invitado Jue Oct 04, 2012 5:38 pm

Bufó y desvió la mirada por no obtener la respuesta que buscaba y la cual, al parecer, no obtendría por parte de él. Alzando ambas cejas lo miró.

—Tal vez sea así… Aunque se empeña en darle una definición muy poética. Yo le digo: alimento —dijo simple y llanamente relamiéndose los labios una vez más. Aflojó la presión de sus manos hasta que sólo quedaron apoyadas sobre sus hombros suavemente—. Yo tampoco tengo esas intenciones, por lo menos no del combate al que está acostumbrado —volvió a atacar en el terreno que mejor sabía llevar, donde eran sus encantos los que dominaban la escena. La inquietante imagen seguía grabada en su mente a fuego. Esas palabras. ¿Qué era lo que quería decir?

Se sintió bastante ofendida ante su comentario. Por supuesto que no la habían afectado las imágenes de batallas y desmembramiento. Ella tenía sus propias memorias sobre destrucción y dolor. No fue eso… La desconcertó la intensidad con la que se podían revivir las imágenes de otro inmortal en la mente de uno. Y por sobre todas las cosas esa última imagen. A diferencia del vampiro, no creía en nada como las premoniciones, ni las voces del más allá enviado mensajes. Así que tendría que encontrarle una explicación a eso que la satisfaga lo suficiente como para poder dejar el tema de lado.

—No te imaginas los horrores a los que estoy acostumbrada —murmuró entre dientes pasando sus brazos alrededor de su cuello, dejando descansar los codos sobre sus hombros, desafiándolo con la mirada. Dudó por un momento, algo que no dejó entrever en sus facciones—. No fueron tus recuerdos los que me afectaron —contestó con total sinceridad y sonrió—. Pero tendrá que averiguar por usted mismo lo otro o simplemente dejarlo —algo que claramente ella no haría.

El viento volvió a soplar y revolviendo sus cabellos, haciendo que por un momento ocultaran su rostro.

—Parece ser usted ser más parecido a mí de lo que creía —murmuró sacudiendo la cabeza de un lado a otro para apartarse el pelo de la cara—. Por lo que he visto no tiene un ápice de compasión por sus enemigos. Y eso sólo me lleva a preguntarme ¿por qué estamos manteniendo esta conversación? —preguntó alzando una ceja, queriendo saber sus motivos e intentando, a su vez, descifrar lo otro—. En el momento en que supo que era un cainita —saboreó la palabra en su boca y la dijo llena de orgullo por pertenecer al clan— ¿por qué no intentó acabar conmigo? —frunció los labios un momento y le acarició con éstos nuevamente el cuello, respirando hondo, hipnotizada—. ¿A qué juegas Pietyr Von Abel? —Nerina en ese tiempo, había conseguido más preguntas que respuestas. Más deseo que calma.

por Invitado Sáb Oct 06, 2012 2:37 am

"O simplemente dejarlo..." Pietyr reía un poco para sus adentros. No por burla, sino porque la vampiresa Cainita le estaba dejando ver que comenzaba a conocerlo, pues era tan claro como la luz de la luna que nunca dejaba ir esas cosas. Ah si, era otra forma de demostrar que estaba maldito...

Sintió un poco de alivio al escuchar que ella tampoco tenía deseos de enfrentársele (marcialmente hablando, por supuesto... que Pietyr había estado jugando toda la noche en sus dominios seductores). Era una forma... diferente de contrariar a alguien, pero mucho más satisfactoria que sólo derramar sangre. Bueno, a él le encantaba hacerlo. Pero no con todos, no... entonces, a sus siguientes palabras, él le explica:

- Estamos en esta conversación, señorita Anna... porque no es Usted cualquiera de mis enemigos. Es la viva imagen de su Clan, y estoy apreciándola mejor (pausa un momento, y continúa), verá, no es un juego. Esta es la guerra, mi querida dama.

Él seguía así, plácido frente a ella. Quería aclararle su respuesta, antes de seguir con "aquello que vió", entonces, dice:

- No le estoy perdonando nada. El hecho de que le tenga aprecio por sus palabras, su actitud y su... "honestidad" al revelarse ante mi, no significa que no sea mi enemiga. Lo que quiero decir es que no a todos los enemigos se les odia... a los mejores, a los que mejor se nos oponen... a aquellos que no les importa dar la cara abiértamente, a pesar de que sepan el riesgo que corren... ellos son los que valen la pena como enemigos. Enemigos verdaderos (le sonríe). Y como ha Usted bien dicho, nos parecemos tanto que, sino fuera por este conflicto enredado, podríamos inclusive ser amigos. Es una delgada línea ¿verdad?. Espero que mi respuesta sea satisfactoria.

Ahora si, sin más preámbulos, continúa:

- Ahora bien, me ha intrigado un poco. Si los detalles más generales de mi vida cláramente no le pueden sorprender... ¿qué es capaz de hacerle poner esa cara a una persona de su talla? ¿Será acaso que ha visto, finalmente la cara de su condena?

Pietyr dice, por dos razones: la primera, él sabe perféctamente bien que las Artes Negras lo han llevado por caminos tenebrosos últimamente. Sabe muy bien lo que el flujo de la energía oscura es capaz de hacer, y sobre todo, sabe que ellos (los vampiros) son muy propensos a esas fuerzas. Mucho más que los humanos.

Y la segunda razón, es porque, involuntáriamente ciertos rasgos de Nerina se están haciendo visibles para él. Por la cercanía, la atención y porque su Sangre maldita ahora corre por las venas de la inmortal...

por Invitado Jue Oct 18, 2012 8:05 am

Entrecerró los ojos divertida. ¿Amigos? Ella no tenía amigos, hacía tiempo que caminaba por ese mundo sola… Sí, tenía conocidos, muchos conocidos, pero nadie que valiera la pena destacar de los demás. Por lo que no, si no estuvieran enfrentados por aquello, dudaba que pasaran más allá de las cordialidades, prefería la sensación de peligro que la envolvía en aquel momento al saber que quien la tenía apresada entre sus brazos no dudaría en acabar con su vida si así lo necesitaba, le daba otro toque a la situación.

—No creo que nos encontráramos en otras circunstancias —murmuró y se relamió los labios—, en todos los años que hemos vivido nunca sucedió, por algo será… Además, no tiene sentido pensar en eso. Estamos aquí, en medio de esta guerra, en bandos distintos, como enemigos… La amistad no es algo que se pueda dar en estas circunstancias, claro que podríamos disfrutar de otro tipo de cosas para las cuales no necesitamos ser más que dos simples conocidos —susurró provocativa acercando el rostro tanto que sus labios casi se rozaban. Sonrió y alejó el rostro por completo, soltando una risa.

Torció el gesto cuando volvió al tema de la visión que había tenido. No quería pensar en que quizás él tuviese razón. Aquella imagen, esa voz, no podía saber bien que significaban, pero no creía que fuese algo bueno. Esa palabra ya no tenía lugar en su vida, por lo que quedaba completamente descartada.

—¿La cara de mi condena? —preguntó con una sonrisa irónica—. No creo que exista tal cosa —mintió, sabiendo que era más que obvia— No fue eso —bajó la voz y entrecerró la mirada, perdida en un punto fijo detrás de él, como si pudiera atravesar la pared y ver que había detrás de esa—. ¿Qué clase de poderes son esos? —Sabía que se podía conocer el pasado, saber algunas cosas sobre la historia de la persona, pero no que ésta pudiera revelarte algo de la forma en la que le había sucedido. ¿Qué clase de artimaña era aquella? Claramente él sabía más de lo que había dicho y Nerina quería saber a que se refería esa voz—. Parece que tiene demasiados secretos guardados dentro del placard Von Abel… Hay mucho más de lo que vi —sus ojos se clavaron en los de él intenta ir más allá. Cuanto más vueltas le daba al asunto, más curiosidad le daba.

OFF:

por Invitado Jue Nov 01, 2012 3:34 am

El vampiro sonrió a sus comentarios.

- Esto, apreciable Señorita, es la diferencia entre actuar como Monstruo y ser uno...

De nuevo, él recurría a palabras vagas y crípticas. Y de buena manera, pues ¿qué serían los misterios de la vida, si estuvieran dispuestos de manera tan simple?

- Dentro de mi entendimiento... no he exagerado en mis palabras, señorita Anna. Condenados, esa es la palabra correcta. Mientras más lo aceptamos, más secretos se nos revelan...

Pietyr ahora quería probar algo. Pues había notado cierta... renuencia de la vampiresa por adjudicarse títulos de misticismo hacia sí. Así como parecía, ella no estaba tan interesada por los secretos del mundo como otros.

Apenas estaba un tanto intrigada, y eso era lo que el vampiro quería probar:

- Pero... tal vez sea de poco interés para Usted, señorita. Tal vez su tránsito por esta "vida" no tenga tales fines, como las fuerzas que nos mantienen enteros.

Pietyr juzgaría su reacción, y procedería en consecuencia. Ahora, la mente de ella estaba más abierta a él. Podría leer con más detalle su reacción.

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