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Tras el festival |
Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día. Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo. Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes. Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir.. |
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Before the down {priv.}
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Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 06, 2012 7:27 pm
5 de Abril de 2013
2.30 AM
Azuka le había asignado una misión, a ella y a Natasha. No había trabajado con alguien más en mucho tiempo y no recordaba para nada como se hacía. Además de que no le agradaba mucho eso, mucho menos tratándose de los cianitas, ninguno dudaría en clavarte un puñal por la espalda si así podían salvarse su propio pellejo, incluso ella lo haría de ser necesario sin que la mano le temblara. Así había sido su vida el último tiempo, desde que se volvió una sombra que deambula sola por la noche, desde que había comenzado a formar parte de aquel diabólico clan que buscaba traer la destrucción a todos los humanos.
Aquella noche el tiempo parecía anunciar una de esas tormentas veraniegas. Un relámpago iluminó el cielo e iluminó toda la cuadra por la que caminaba. El olor hediondo que salía de cada callejón se mezclaba con el de los árboles que se movían furiosos a causa de los ventarrones que se levantaban. Su delicada figura era delineada por los rayos de luna mientras avanzaba, dirigiéndose a territorio donde no era bienvenida. Una sonrisa cruel surcó su rostro, decidida a traspasar las barreras que delineaba lo que parecía ser zona de los brotherhood. Utilizó una de las identificaciones falsas que le habían sido entregadas y pasó sin ningún problema, al parecer el infiltrado de la líder de los cainitas era bueno en lo que hacía, aunque aquello no le sorprendía para nada.
Podría aprovechar esa noche para deshacerse de alguno de los objetivos, no sería difícil y no creía que la vampiresa a la que habían asignado como compañera fuera a molestarse. Era sólo un poco de diversión. Se deslizaba entre la oscuridad de las calles con rumbo a su destino, una de las grandes cazonas donde se alojaba, custodiado, uno de los senadores que apoyaba el proyecto de los vampiros.
Estaba ya sólo a unas cuadras del lugar indicado, cuando sintió otra presencia que la hizo detenerse. No sería bueno que alguien más la viera rondando por ahí. Aún era temprano para que saliera el sol, no le sorprendía que hubieran vampiros deambulando por las calles. Pero que mala suerte tenía que había llegado justamente hasta allí. Apoyó la espalda contra la pared, a la sombra de la luna, donde sus rayos no podían alcanzarla y encendió un cigarro, esperando al inoportuno vagabundo que llegaba para interrumpirla. Con suerte no repararía en ella, con suerte simplemente seguiría su camino viéndola como uno más y no la molestaría.
Aquella noche el tiempo parecía anunciar una de esas tormentas veraniegas. Un relámpago iluminó el cielo e iluminó toda la cuadra por la que caminaba. El olor hediondo que salía de cada callejón se mezclaba con el de los árboles que se movían furiosos a causa de los ventarrones que se levantaban. Su delicada figura era delineada por los rayos de luna mientras avanzaba, dirigiéndose a territorio donde no era bienvenida. Una sonrisa cruel surcó su rostro, decidida a traspasar las barreras que delineaba lo que parecía ser zona de los brotherhood. Utilizó una de las identificaciones falsas que le habían sido entregadas y pasó sin ningún problema, al parecer el infiltrado de la líder de los cainitas era bueno en lo que hacía, aunque aquello no le sorprendía para nada.
Podría aprovechar esa noche para deshacerse de alguno de los objetivos, no sería difícil y no creía que la vampiresa a la que habían asignado como compañera fuera a molestarse. Era sólo un poco de diversión. Se deslizaba entre la oscuridad de las calles con rumbo a su destino, una de las grandes cazonas donde se alojaba, custodiado, uno de los senadores que apoyaba el proyecto de los vampiros.
Estaba ya sólo a unas cuadras del lugar indicado, cuando sintió otra presencia que la hizo detenerse. No sería bueno que alguien más la viera rondando por ahí. Aún era temprano para que saliera el sol, no le sorprendía que hubieran vampiros deambulando por las calles. Pero que mala suerte tenía que había llegado justamente hasta allí. Apoyó la espalda contra la pared, a la sombra de la luna, donde sus rayos no podían alcanzarla y encendió un cigarro, esperando al inoportuno vagabundo que llegaba para interrumpirla. Con suerte no repararía en ella, con suerte simplemente seguiría su camino viéndola como uno más y no la molestaría.
- Spoiler:
Última edición por Nerina A. Visentin el Vie Sep 07, 2012 11:47 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Before the down {priv.}
por Invitado Vie Sep 07, 2012 3:45 am
El viento soplaba fuerte esa noche, y mal auguirio era. Pietyr no se había molestado en reparar en ello antes. Aquellas cosas de las maldiciones, presagios y augurios le tenían sin cuidado, o al menos nunca había visto un "milagro" real ocurrir.
Era muy diferente ahora.
Si todavía fuera mortal, se le erizarían los vellos del cuerpo ante la opresiva sensación. Cuando el viento soplaba así de fuerte, era tiempo para que pausara lo que sea que estuviera haciendo esa noche, y saliera a "disfrutar" del ambiente externo. Pero no sabía si buscaba algo o si el destino se encargaría de ponerlo en el camino correcto.
A veces, la mayoría de las veces, le resultaba muy placentero dejarse llevar por las supersticiones y creer que un evento apocalíptico, es decir, revelador, estaría por ocurrir. Definitívamente no querría perderse la ocación, y esa era una de esas veces. Pietyr salió sin rumbo fijo.
(...)
Paseando por las calles, con su largo abrigo negro de piel (últimamente todo era negro para Pietyr por alguna razón) el cual volaba por el fuerte viento, y armado como sabía que debía estarlo todas las noches en el exterior, y a veces hasta en zonas de seguridad, Pietyr se preguntaba el propósito de su salida. Pasaron, quizás horas en el silencio sepulcral que era ahora New York. Ya no habían humanos en las calles. Ya no más luces magníficas ni maravillas modernas, como las computadoras, o invenciones de cocina, ni estrenos en los cines. Era un momento muy decadente, sí; pero no desprovisto de asombro:
- El Odio... El Odio - susurró una voz, como si el viento mismo hubiera hablado en tono quedo. Pero Pietyr estaba "cerrado" a las voces, entonces sólo podía ser una extraña mezcla de sonidos.
- El Odio... Venganza... se acerca... - dijo una segunda vez, mientras el viento arreciaba.
- Imposible... (dijo Pietyr, dándose cuenta de que aún sin quererlo, la Voz en la Oscuridad le había hablado)
Una tensión se cirnió en su cuerpo. Mientras Pietyr volteaba a todas partes, esperando develar la fuente de su sorpresa, la voz habló de nuevo - Capricho... Odio... Venganza... - Pietyr emprendió la carrera. Excitado por los mensajes de lo oculto, buscó y buscó y la voz seguía hablándole. Fuerte, opresiva y sin cesar. Cada vez que daba una vuelta equivocada, una macabra advertencia lo ponía de nuevo en un camino que parecía un laberinto entre las calles. Cada vez el viento soplaba más y más fuerte, hasta que un relámpago partió el cielo y las sombras.
Tan solo instantes antes del atronador sonido, la voz dijo al fin: - El Odio.. ya viene... ella viene... - Y luego, silencio. No del viento, sino de la voz. A donde sea que debía estar, ya estaba cerca.
Finalmente, con sus sentidos vampíricos, detectó a alguien más ahí. Estaba cerca, tan cerca que la poca luz producida por su encendedor al dar fuego a un cigarrillo le destellaría, estando fuera de la luz de una luna que se dejaba ver en el cielo, a pesar de que el viento quisiera arrastrarle nubes para oscurecerla.
Él aún estaba un poco aturdido por la fuerte experiencia, y aunque volteó hacia esa persona, no se detuvo. Sus piés seguían caminando por la calle y poco a poco comenzó a prestar atención de dónde estaba. Era una zona residencial, por lo que parecía.
Las casas, estaban hermósamente adornadas con toda clase de lujos. Nadie en el mundo tenía posesiones tan caras, salvo...
Ahora se detuvo, como si le hubiera entrado la sensación de cometer un grave error. No había caminado tanto desde que la Voz le había dado sus últimas palabras. Y además, a la única persona que había encontrado ahí, a aquella persona, encendiendo un cigarrillo. Esos fríos y distantes ojos no parecían buscar nada en específico.
El problema era la voz le dijo "ella se acerca". Y el rostro que había visto era angelicálmente femenino. A toda prisa, Pietyr se regresa...
Era muy diferente ahora.
Si todavía fuera mortal, se le erizarían los vellos del cuerpo ante la opresiva sensación. Cuando el viento soplaba así de fuerte, era tiempo para que pausara lo que sea que estuviera haciendo esa noche, y saliera a "disfrutar" del ambiente externo. Pero no sabía si buscaba algo o si el destino se encargaría de ponerlo en el camino correcto.
A veces, la mayoría de las veces, le resultaba muy placentero dejarse llevar por las supersticiones y creer que un evento apocalíptico, es decir, revelador, estaría por ocurrir. Definitívamente no querría perderse la ocación, y esa era una de esas veces. Pietyr salió sin rumbo fijo.
(...)
Paseando por las calles, con su largo abrigo negro de piel (últimamente todo era negro para Pietyr por alguna razón) el cual volaba por el fuerte viento, y armado como sabía que debía estarlo todas las noches en el exterior, y a veces hasta en zonas de seguridad, Pietyr se preguntaba el propósito de su salida. Pasaron, quizás horas en el silencio sepulcral que era ahora New York. Ya no habían humanos en las calles. Ya no más luces magníficas ni maravillas modernas, como las computadoras, o invenciones de cocina, ni estrenos en los cines. Era un momento muy decadente, sí; pero no desprovisto de asombro:
- El Odio... El Odio - susurró una voz, como si el viento mismo hubiera hablado en tono quedo. Pero Pietyr estaba "cerrado" a las voces, entonces sólo podía ser una extraña mezcla de sonidos.
- El Odio... Venganza... se acerca... - dijo una segunda vez, mientras el viento arreciaba.
- Imposible... (dijo Pietyr, dándose cuenta de que aún sin quererlo, la Voz en la Oscuridad le había hablado)
Una tensión se cirnió en su cuerpo. Mientras Pietyr volteaba a todas partes, esperando develar la fuente de su sorpresa, la voz habló de nuevo - Capricho... Odio... Venganza... - Pietyr emprendió la carrera. Excitado por los mensajes de lo oculto, buscó y buscó y la voz seguía hablándole. Fuerte, opresiva y sin cesar. Cada vez que daba una vuelta equivocada, una macabra advertencia lo ponía de nuevo en un camino que parecía un laberinto entre las calles. Cada vez el viento soplaba más y más fuerte, hasta que un relámpago partió el cielo y las sombras.
Tan solo instantes antes del atronador sonido, la voz dijo al fin: - El Odio.. ya viene... ella viene... - Y luego, silencio. No del viento, sino de la voz. A donde sea que debía estar, ya estaba cerca.
Finalmente, con sus sentidos vampíricos, detectó a alguien más ahí. Estaba cerca, tan cerca que la poca luz producida por su encendedor al dar fuego a un cigarrillo le destellaría, estando fuera de la luz de una luna que se dejaba ver en el cielo, a pesar de que el viento quisiera arrastrarle nubes para oscurecerla.
Él aún estaba un poco aturdido por la fuerte experiencia, y aunque volteó hacia esa persona, no se detuvo. Sus piés seguían caminando por la calle y poco a poco comenzó a prestar atención de dónde estaba. Era una zona residencial, por lo que parecía.
Las casas, estaban hermósamente adornadas con toda clase de lujos. Nadie en el mundo tenía posesiones tan caras, salvo...
Ahora se detuvo, como si le hubiera entrado la sensación de cometer un grave error. No había caminado tanto desde que la Voz le había dado sus últimas palabras. Y además, a la única persona que había encontrado ahí, a aquella persona, encendiendo un cigarrillo. Esos fríos y distantes ojos no parecían buscar nada en específico.
El problema era la voz le dijo "ella se acerca". Y el rostro que había visto era angelicálmente femenino. A toda prisa, Pietyr se regresa...
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Lun Sep 10, 2012 3:10 pm
Expulsó el aire, formando una leve nube de humo que se esparció enseguida a causa del viento que soplaba. Un hombre de aspecto taciturno y un tanto alertado pasó caminando por delante de ella. Apenas lo miró, pasando desapercibida ante este. Nerina sonrió viendo como no reparaba en ella y continuaba su camino. Esperó un momento dándole otra calada al cigarro y luego lo tiró al suelo, pisándolo con su zapato. Debía seguir por el camino que él había tomado, aunque para ese momento esperaba que le sacara algunos metros de distancia, los suficientes como para que pudiera perderse en las sombras sin problema.
Echando una última mirada hacia atrás para asegurarse de que nadie más viniese, retomó su camino. Había tenido suerte de que aquel sujeto siguiera de largo sin prestarle atención. Era un vampiro y tener un encontronazo con él arruinaría sus planes. Avanzó un par de cuadras más cuando notó que aquella presencia retrocedía.
-Mierda –masculló pensando que podría hacer. No tenía ni idea de quien era o que era lo que lo tenía de aquel modo, así que no podía imaginarse cuales eran sus motivos para volverse, aunque quería descartar la idea de que ella fuese la razón, después de todo, la había ignorado antes.
Descartando la idea de volver a la posición anterior decidió seguir su camino, a paso lento, como si no tuviera ninguna prisa. Lo que en parte era cierto, mientras que no la alcanzara el amanecer no tendría problema en seguir vagando. Lo vio aparecer desde la oscuridad, caminando directamente hacia ella. Su semblante seguía con los mismos signos de consternación. Terció un poco el gesto y suspiró, aquello no predecía nada bueno. La determinación con la que venía, no había estado presente antes, lo que le daba una mala punzada.
—¿Estás perdido? —preguntó con un deje irónico cuando estuvo lo suficientemente cerca como para oírla, con una sonrisa felina adornando su rostro. No iba a sentirse intimidada por aquel vampiro—. ¿Se te escapó algo? —volvió a preguntar con voz sedosa.
Se detuvo a cierta distancia, cruzándose de brazos, recargando el peso en una sola pierna, mientras sus fríos ojos se dedicaban a analizarlo. Si andaba por éstos lugares seguramente sería parte de los brotherhood, a menos que como ella, estuviera intentando hacer algo. Las dos posibilidades quedaban abiertas ya que por su extraño actuar no podía deducir nada.
Echando una última mirada hacia atrás para asegurarse de que nadie más viniese, retomó su camino. Había tenido suerte de que aquel sujeto siguiera de largo sin prestarle atención. Era un vampiro y tener un encontronazo con él arruinaría sus planes. Avanzó un par de cuadras más cuando notó que aquella presencia retrocedía.
-Mierda –masculló pensando que podría hacer. No tenía ni idea de quien era o que era lo que lo tenía de aquel modo, así que no podía imaginarse cuales eran sus motivos para volverse, aunque quería descartar la idea de que ella fuese la razón, después de todo, la había ignorado antes.
Descartando la idea de volver a la posición anterior decidió seguir su camino, a paso lento, como si no tuviera ninguna prisa. Lo que en parte era cierto, mientras que no la alcanzara el amanecer no tendría problema en seguir vagando. Lo vio aparecer desde la oscuridad, caminando directamente hacia ella. Su semblante seguía con los mismos signos de consternación. Terció un poco el gesto y suspiró, aquello no predecía nada bueno. La determinación con la que venía, no había estado presente antes, lo que le daba una mala punzada.
—¿Estás perdido? —preguntó con un deje irónico cuando estuvo lo suficientemente cerca como para oírla, con una sonrisa felina adornando su rostro. No iba a sentirse intimidada por aquel vampiro—. ¿Se te escapó algo? —volvió a preguntar con voz sedosa.
Se detuvo a cierta distancia, cruzándose de brazos, recargando el peso en una sola pierna, mientras sus fríos ojos se dedicaban a analizarlo. Si andaba por éstos lugares seguramente sería parte de los brotherhood, a menos que como ella, estuviera intentando hacer algo. Las dos posibilidades quedaban abiertas ya que por su extraño actuar no podía deducir nada.
Invitado- Invitado
Re: Before the down {priv.}
por Invitado Mar Sep 11, 2012 2:38 am
La sensación pausó. Pietyr sólo sentía el viento de la noche ahora, y sus pensamientos regresaban al presente. La sedosa voz de la mujer frente a él retumbó en sus adentros y fué hasta ahora que se percató de que se trataba de una inmortal (lo que previamente no había sucedido debido a su experiencia).
¿Que si estaba perdido?... quizás sólo un poco de su sanidad había corrido con el viento frío. Le hubiera gustado dar esa respuesta:
- Sólo se me escapó la intención de cruzar palabra, señorita (la saluda con una reverencia, como hace con todos los inmortales. Siempre se refiere a la edad aparente de éstos, pues podría darse el caso de que ella fuera más vieja que él... o fuera casada. "Señorita" casi siempre evitaba esos conflictos)
Era un momento de estática para Pietyr. Las extrañas advertencias de hace unos momentos se callaron por completo, y ahora parecían como distantes recuerdos de un peligro imaginario.
- Es una noche muy... peculiar, para estar afuera, ¿no cree? Y también lo es la zona (tomando en cuenta de que ambos estaban en zonas residenciales "humanas". Pietyr tenía la vista en ella, y como ella le hablaba de frente, él pudo apreciar su figura mejor sin las prisas). ¿O es que acaso ha venido por El Hambre? (preguntó sécamente. No hizo ningún gesto de desapruebo al hablar, solo una mirada igual a la de ella)
Pietyr no tenía idea de quién era la inmortal frente a él. Lo único que sabía era que no pertenecía a la Brotherhood, puesto que en semanas anteriores, se había dedicado única y exclusivamente a revisar las bases de datos de los miembros más activos, aquellos que habían hecho su afiliación pública. A ella no la conocía de ningún lado.
De todas maneras no importaba en ese momento, sólo que por alguna razón, el destino lo había llevado hasta esa mujer. Pero no quería que su plática ocurriera detenidos. Hacía un fuerte viento, y eso ameritaba que se dejaran pasear por éste.
- Camine conmigo, por favor (dijo, dando pié a que ella avanzara a su lado)
¿Que si estaba perdido?... quizás sólo un poco de su sanidad había corrido con el viento frío. Le hubiera gustado dar esa respuesta:
- Sólo se me escapó la intención de cruzar palabra, señorita (la saluda con una reverencia, como hace con todos los inmortales. Siempre se refiere a la edad aparente de éstos, pues podría darse el caso de que ella fuera más vieja que él... o fuera casada. "Señorita" casi siempre evitaba esos conflictos)
Era un momento de estática para Pietyr. Las extrañas advertencias de hace unos momentos se callaron por completo, y ahora parecían como distantes recuerdos de un peligro imaginario.
- Es una noche muy... peculiar, para estar afuera, ¿no cree? Y también lo es la zona (tomando en cuenta de que ambos estaban en zonas residenciales "humanas". Pietyr tenía la vista en ella, y como ella le hablaba de frente, él pudo apreciar su figura mejor sin las prisas). ¿O es que acaso ha venido por El Hambre? (preguntó sécamente. No hizo ningún gesto de desapruebo al hablar, solo una mirada igual a la de ella)
Pietyr no tenía idea de quién era la inmortal frente a él. Lo único que sabía era que no pertenecía a la Brotherhood, puesto que en semanas anteriores, se había dedicado única y exclusivamente a revisar las bases de datos de los miembros más activos, aquellos que habían hecho su afiliación pública. A ella no la conocía de ningún lado.
De todas maneras no importaba en ese momento, sólo que por alguna razón, el destino lo había llevado hasta esa mujer. Pero no quería que su plática ocurriera detenidos. Hacía un fuerte viento, y eso ameritaba que se dejaran pasear por éste.
- Camine conmigo, por favor (dijo, dando pié a que ella avanzara a su lado)
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 12, 2012 1:28 pm
Hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo, mientras estrechaba los ojos y acentuaba la sonrisa. Debía ser de esos vampiros antiguos que aún conservaban las viejas formas. Le hecho una mirada al cielo y pensó bien sus palabras. Por supuesto que no podía decirle que era lo que la había llevado hasta allí. Tampoco que había ido en busca de alguna presa, ya que no estaba permitido alimentarse de los humanos en aquel lugar, a menos claro que sea tu vasallo y que tengas permiso para tal cosa. Se humedeció los labios y adoptó una pose despreocupada.
—Así es —coincidió con él acerca del clima de aquella noche—. He venido a disfrutar de las vistas, a veces hace bien para pensar caminar por sitios que no se suelen frecuentar, me ayudan a serenarme —mintió como si realmente esa fuese la razón de encontrarse allí, se encogió casi imperceptiblemente de hombros, quitándole importancia a sus palabras.
Se replanteó dos veces si seguirlo o buscar la manera de evadirlo y continuar con lo que estaba haciendo. Algo en el rostro del hombre le dijo que no iba a poder salirse con la suya, al menos no en aquel preciso momento. Asintiendo con la cabeza, se colocó a su altura para poder caminar. No dijo nada por un momento, el único sonido que se escuchaba era el fuerte viento, moviendo las ramas de los árboles que crujían. Lo volvió a mirar de reojo, preguntándose que era lo que buscaba.
—¿Qué es lo que trae a un caballero como usted a salir en una noche así? —Preguntó con un deje de curiosidad. Era del tipo que imaginaba resguardándose en su refinada casa, con una hermosa vasalla a su merced y cientos de sirvientes correteando a su alrededor, temerosos de ser una de las próximas víctimas de su amo. Una magnífica imagen si reamente fuera de los que disfrutaba de oler el miedo en los insignificantes humanos. Algo que dudaba—. ¿Usted sí ha sido atraído por sus deseos? —una pequeña sonrisa burlona apreció en sus labios.
No sabía su nombre y en cierto modo prefería que fuera así, era más fácil si las cosas quedaban en el anonimato. Dos simples vampiros que se cruzaron en una oscura noche. No había salido con ánimos de pelear, sino de torturar a los humanos. No tenía ningún interés en comenzar una disputa con aquel vampiro. Además de que no era tonta, sabía que en un enfrentamiento, probablemente saliera perdiendo. Se notaba en su porte y en su físico que no era cualquiera debilucho, sumado a su condición de vampiro y que parecía ser bastante antiguo, la dejaba en desventaja.
—Así es —coincidió con él acerca del clima de aquella noche—. He venido a disfrutar de las vistas, a veces hace bien para pensar caminar por sitios que no se suelen frecuentar, me ayudan a serenarme —mintió como si realmente esa fuese la razón de encontrarse allí, se encogió casi imperceptiblemente de hombros, quitándole importancia a sus palabras.
Se replanteó dos veces si seguirlo o buscar la manera de evadirlo y continuar con lo que estaba haciendo. Algo en el rostro del hombre le dijo que no iba a poder salirse con la suya, al menos no en aquel preciso momento. Asintiendo con la cabeza, se colocó a su altura para poder caminar. No dijo nada por un momento, el único sonido que se escuchaba era el fuerte viento, moviendo las ramas de los árboles que crujían. Lo volvió a mirar de reojo, preguntándose que era lo que buscaba.
—¿Qué es lo que trae a un caballero como usted a salir en una noche así? —Preguntó con un deje de curiosidad. Era del tipo que imaginaba resguardándose en su refinada casa, con una hermosa vasalla a su merced y cientos de sirvientes correteando a su alrededor, temerosos de ser una de las próximas víctimas de su amo. Una magnífica imagen si reamente fuera de los que disfrutaba de oler el miedo en los insignificantes humanos. Algo que dudaba—. ¿Usted sí ha sido atraído por sus deseos? —una pequeña sonrisa burlona apreció en sus labios.
No sabía su nombre y en cierto modo prefería que fuera así, era más fácil si las cosas quedaban en el anonimato. Dos simples vampiros que se cruzaron en una oscura noche. No había salido con ánimos de pelear, sino de torturar a los humanos. No tenía ningún interés en comenzar una disputa con aquel vampiro. Además de que no era tonta, sabía que en un enfrentamiento, probablemente saliera perdiendo. Se notaba en su porte y en su físico que no era cualquiera debilucho, sumado a su condición de vampiro y que parecía ser bastante antiguo, la dejaba en desventaja.
Invitado- Invitado
Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 12, 2012 2:11 pm
"Las advertencias de una voz oscura" pensó en responderle, pero de nuevo no se lo creería. O no tenía sentido decirlo. Fuera del mal augurio, la noche realmente era bella. El viento acentuaba el ambiente, y mientras no hubieran nubes, la luz de la luna los iluminaría en todo momento.
Cuando ella le preguntó si él había sido atraido por sus deseos, contestó simplemente:
- En ocaciones, si... pero esta vez he venido gracias al mal augurio (contestó, aún sin creerlo. Se supone que no le diría eso...), un viento así de fuerte a veces... puede querer decirnos algo (y sonríe hacia el frente, como hablando solo). Supersticiones, simples, tontas y agotadoras. Pero una que otra vez, resultan ser ciertas.
Como el viento hacía volar su largo abrigo, Nerina podía notar cláramente las armas que él portaba. Pero caminaba sin hacer ademán de ocultarlas.
- Si me permite preguntarle, señorita... ¿no cree Usted que es una desgracia que ahora, todas las personas dejen de salir por la noche? Perdone, no busco evidenciarla. Es sólo que nunca he tenido el placer de preguntarle a otro inmortal lo que piensa acerca de este ridículo toque de queda. Como si en realidad fuera un impedimento para nosotros...
Le dijo ahora, mientras la miraba mejor. La belleza de Nerina seguramente le permitiría fácil acceso a cualquier mortal con tan sólo proponérselo. Eran sólo sus ojos distantes los que la delataban un poco. Como si hubieran perdido su brillo hace ya tiempo. Eso pensaba...
Cuando ella le preguntó si él había sido atraido por sus deseos, contestó simplemente:
- En ocaciones, si... pero esta vez he venido gracias al mal augurio (contestó, aún sin creerlo. Se supone que no le diría eso...), un viento así de fuerte a veces... puede querer decirnos algo (y sonríe hacia el frente, como hablando solo). Supersticiones, simples, tontas y agotadoras. Pero una que otra vez, resultan ser ciertas.
Como el viento hacía volar su largo abrigo, Nerina podía notar cláramente las armas que él portaba. Pero caminaba sin hacer ademán de ocultarlas.
- Si me permite preguntarle, señorita... ¿no cree Usted que es una desgracia que ahora, todas las personas dejen de salir por la noche? Perdone, no busco evidenciarla. Es sólo que nunca he tenido el placer de preguntarle a otro inmortal lo que piensa acerca de este ridículo toque de queda. Como si en realidad fuera un impedimento para nosotros...
Le dijo ahora, mientras la miraba mejor. La belleza de Nerina seguramente le permitiría fácil acceso a cualquier mortal con tan sólo proponérselo. Eran sólo sus ojos distantes los que la delataban un poco. Como si hubieran perdido su brillo hace ya tiempo. Eso pensaba...
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 12, 2012 4:43 pm
Mal augurio. No creía en ese tipo de cosas pero no era quien para contradecir las palabras de alguien que, como ella, había vivido tanto. Debería tener sus razones para creer en eso, o los años le habían pasado factura a su cabeza. De cualquier forma, no le interesaba lo suficiente como para ponerse a debatir sobre aquello. Lo único malo allí, era ella, y por el momento habían interrumpido sus planes.
—Supersticiones… —repitió en un susurro descartando la idea de éstas.
Volvió a tomarse su tiempo para responder aquello que le decía. Una pausa, para elegir las palabras. No podías decirle que disfrutaba el que los humanos estuvieran a merced del miedo, de que fueran consientes que no dudarían un segundo entre las manos de cualquier inmortal y que respetaran aquel estúpido toque de queda como ratones asustados.
—Es cierto que no logra nada en contra nuestro —estuvo de acuerdo con lo que dijo él—, a ninguno le sería demasiado difícil entrar y… bueno, ya sabemos —tuvo que morderse la lengua para no continuar diciendo todas las horribles cosas que le haría a su presa, le gustaba ver el miedo en sus ojos, que suplicaran por sus vidas, ver como se extinguía cada gota de vitalidad de sus cuerpos—. A decir verdad no me interesa lo que hagan. No es una desgracia, tampoco es algo de lo que me beneficie —dijo intentando no delatar en sus palabras el desprecio por dichas criaturas. Mantenía su vista clavada en el frente para que no vea el brillo de desagrado que en ellos había—. Pero, ¿por qué lo ve como tal? Si bien dijo que esto no le impide llegar a ellos. ¿Qué es lo que le cambia? Sólo serían estorbos, embarrando tan preciosa noche. Correteando de aquí para allá, alarmados por el frío y por la tormenta que se avecina. Prefiero éste silencio al bullicio que suelen crear vayan a donde vayan. Donde ellos ven una noche tormentosa, yo veo una maravillosa —suspiró y alzó los ojos al cielo por un momento, observando la luna, sintiendo como el viento le despeinaba los cabellos. Después de aquello veía difícil que él pensara que sentía algún agrado por los humanos. Volvió a sonreír y ladeó el rostro para observarlo—. Espero haber respondido a su pregunta…
—Supersticiones… —repitió en un susurro descartando la idea de éstas.
Volvió a tomarse su tiempo para responder aquello que le decía. Una pausa, para elegir las palabras. No podías decirle que disfrutaba el que los humanos estuvieran a merced del miedo, de que fueran consientes que no dudarían un segundo entre las manos de cualquier inmortal y que respetaran aquel estúpido toque de queda como ratones asustados.
—Es cierto que no logra nada en contra nuestro —estuvo de acuerdo con lo que dijo él—, a ninguno le sería demasiado difícil entrar y… bueno, ya sabemos —tuvo que morderse la lengua para no continuar diciendo todas las horribles cosas que le haría a su presa, le gustaba ver el miedo en sus ojos, que suplicaran por sus vidas, ver como se extinguía cada gota de vitalidad de sus cuerpos—. A decir verdad no me interesa lo que hagan. No es una desgracia, tampoco es algo de lo que me beneficie —dijo intentando no delatar en sus palabras el desprecio por dichas criaturas. Mantenía su vista clavada en el frente para que no vea el brillo de desagrado que en ellos había—. Pero, ¿por qué lo ve como tal? Si bien dijo que esto no le impide llegar a ellos. ¿Qué es lo que le cambia? Sólo serían estorbos, embarrando tan preciosa noche. Correteando de aquí para allá, alarmados por el frío y por la tormenta que se avecina. Prefiero éste silencio al bullicio que suelen crear vayan a donde vayan. Donde ellos ven una noche tormentosa, yo veo una maravillosa —suspiró y alzó los ojos al cielo por un momento, observando la luna, sintiendo como el viento le despeinaba los cabellos. Después de aquello veía difícil que él pensara que sentía algún agrado por los humanos. Volvió a sonreír y ladeó el rostro para observarlo—. Espero haber respondido a su pregunta…
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 13, 2012 2:58 am
Ese es el detalle con la mentira. Es una fuerza que, al principio parece servirnos como una manta, para taparnos de los infortunios. Y muchas veces lo logra. Muchas veces es tan diminuta, que altera poco o nada nuestro destino. Lo más peligroso, es sólo que se vuelva costumbre, y eso es decir ya mucho.
Pero no, lo que somos; lo que realmente somos, lucha contra nuestros propios designios, y nos recuerda que hay algo más grande aún que nuestra noción de seguridad. Se asoma, cada vez con más fuerza, luchando hasta liberarse, y con ello, liberarnos.
Poético, quizás.
En efecto, había notado su descontento por los humanos. Sus palabras fueron tan precisas, su emulación de la consternación mortal tan acertada, que Pietyr captó el mensaje con claridad. Tal vez el Odio era ella, después de todo.
Al final, con esas simples palabras, había sido honesta con él, y eso lo apreciaba. Pero ahora estaba intrigado con algo. Aunque antes, había que responder:
- Lo ha hecho con toda claridad, señorita. Y es, en verdad una noche maravillosa. Sólo me pregunto, cómo haríamos nosotros (refiriéndose a los vampiros) para construír tal maravilla de ciudad, estando solos...
Ese ya era un cuestionamiento más... ideológico, quizás. Si Pietyr sospechaba que ella no concordaba con su visión del mundo, era lo de menos. En realidad no era hostil. Pero antes de seguir con esa pregunta, se percató de algo más:
- Ah, pero lo olvidaba. Creo que he sido yo el que no ha respondido su pregunta inicial, o no la he dejado satisfecha, ¿no es así? Permítame reivindicarme. He venido aquí, hasta este lugar en específico, porque el augurio me ha conducido a conocerla a Usted.
Sus palabras sonaban contundentes y sinceras, Pietyr la miraba a los ojos mientras las decía.
- Espero no estar importunándola, por cierto.
Pero no, lo que somos; lo que realmente somos, lucha contra nuestros propios designios, y nos recuerda que hay algo más grande aún que nuestra noción de seguridad. Se asoma, cada vez con más fuerza, luchando hasta liberarse, y con ello, liberarnos.
Poético, quizás.
En efecto, había notado su descontento por los humanos. Sus palabras fueron tan precisas, su emulación de la consternación mortal tan acertada, que Pietyr captó el mensaje con claridad. Tal vez el Odio era ella, después de todo.
Al final, con esas simples palabras, había sido honesta con él, y eso lo apreciaba. Pero ahora estaba intrigado con algo. Aunque antes, había que responder:
- Lo ha hecho con toda claridad, señorita. Y es, en verdad una noche maravillosa. Sólo me pregunto, cómo haríamos nosotros (refiriéndose a los vampiros) para construír tal maravilla de ciudad, estando solos...
Ese ya era un cuestionamiento más... ideológico, quizás. Si Pietyr sospechaba que ella no concordaba con su visión del mundo, era lo de menos. En realidad no era hostil. Pero antes de seguir con esa pregunta, se percató de algo más:
- Ah, pero lo olvidaba. Creo que he sido yo el que no ha respondido su pregunta inicial, o no la he dejado satisfecha, ¿no es así? Permítame reivindicarme. He venido aquí, hasta este lugar en específico, porque el augurio me ha conducido a conocerla a Usted.
Sus palabras sonaban contundentes y sinceras, Pietyr la miraba a los ojos mientras las decía.
- Espero no estar importunándola, por cierto.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 13, 2012 7:36 am
Pensó en lo que él le dijo pero sin decir nada más. No era el momento ni la persona adecuada para ponerse a debatir acerca de los humanos. Tal vez en otro contexto esa charla tuviera algún punto, en el lugar en el que se encontraban sólo traería problemas, y ella sería la más perjudicada.
Estuvo a punto de soltar una suave carcajada al escuchar sus palabras pero se contuvo. A cambio sonrió, de aquella forma en la que uno no podía saber si se estaba divirtiendo o estaba buscando la forma de acabar con tu vida.
—Y eso qué significaría… —dijo sin sentirse ofendida por sus palabras, por extraño que fuese—. ¿Debería sentirme halagada? —Preguntó burlonamente, sin quitarle la mirada—. No sé si tomarme eso como algo bueno o algo malo. ¿Usted que diría? —Alzó una ceja y continuó con aquel andar elegante y despreocupado.
En medio de la oscuridad, iluminados únicamente por la luna. Parecían flotar con cada paso que daban, siendo seres irreales y majestuosos ante el ojo de cualquiera humano que los viera.
Negó suavemente con la cabeza y volvió la vista al frente. Su curiosidad acerca de ese inmortal iba en aumento, había pensado que en el momento en que supiera que no le agradaban los humanos, por decirlo de una manera sutil, intentaría sacarle toda la información posible. Aunque al parecer, mantenía su palabra, algo que podría catalogar como honorable si realmente le interesaran esas cosas.
—No se preocupe, en el momento en el que deje de ser una compañía agradable, créeme que lo sabrá —murmuró con voz sedosa pero distante a la vez. Adoptó el mismo trato formal, aunque sus palabras fuesen mucho más relajadas—. Además, sería bastante descortés por mi parte ignorarlo después de haber sido conducido de semejante manera hasta aquí —sonrió un tanto divertida, sin intención de ofenderlo.
Olvidaría por el momento la razón que la había llevado hasta aquel lugar, ya que aquel vampiro había conseguido su atención. Tenía una labia envidiable y se preguntó si de aquella manera sería la forma en que enredara a sus presas para hacerlas caer.
Estuvo a punto de soltar una suave carcajada al escuchar sus palabras pero se contuvo. A cambio sonrió, de aquella forma en la que uno no podía saber si se estaba divirtiendo o estaba buscando la forma de acabar con tu vida.
—Y eso qué significaría… —dijo sin sentirse ofendida por sus palabras, por extraño que fuese—. ¿Debería sentirme halagada? —Preguntó burlonamente, sin quitarle la mirada—. No sé si tomarme eso como algo bueno o algo malo. ¿Usted que diría? —Alzó una ceja y continuó con aquel andar elegante y despreocupado.
En medio de la oscuridad, iluminados únicamente por la luna. Parecían flotar con cada paso que daban, siendo seres irreales y majestuosos ante el ojo de cualquiera humano que los viera.
Negó suavemente con la cabeza y volvió la vista al frente. Su curiosidad acerca de ese inmortal iba en aumento, había pensado que en el momento en que supiera que no le agradaban los humanos, por decirlo de una manera sutil, intentaría sacarle toda la información posible. Aunque al parecer, mantenía su palabra, algo que podría catalogar como honorable si realmente le interesaran esas cosas.
—No se preocupe, en el momento en el que deje de ser una compañía agradable, créeme que lo sabrá —murmuró con voz sedosa pero distante a la vez. Adoptó el mismo trato formal, aunque sus palabras fuesen mucho más relajadas—. Además, sería bastante descortés por mi parte ignorarlo después de haber sido conducido de semejante manera hasta aquí —sonrió un tanto divertida, sin intención de ofenderlo.
Olvidaría por el momento la razón que la había llevado hasta aquel lugar, ya que aquel vampiro había conseguido su atención. Tenía una labia envidiable y se preguntó si de aquella manera sería la forma en que enredara a sus presas para hacerlas caer.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 13, 2012 3:44 pm
- Ahora que lo pienso: si, podría sentirse halagada señorita (contestó con sencillez. Nunca antes había pasado que algún ser etéreo le hubiera presentado a una persona tan compleja). Estoy seguro de que es por algo bueno, o no estaríamos teniendo esta plática.
Así como ella, lejos habían quedado las siniestras palabras de advertencia, y símplemente se dedicaban a hablar dos extraños. Además, sin saberlo había pasado una inesperada prueba. En realidad conocía a unos cuantos inmortales que no tenían aprecio alguno por los humanos, o bien no los consideraban importantes como para tomarlos en cuenta. Sabía que los Hijos de Caín tenían algo más que simple desprecio, pero esa actitud tampoco rayaba en lo increíble: la verdad era que, mientras más tiempo pasaras como un monstruo, menos aberrantes te resultaban esas respuestas.
Mientras uno tuviera paciencia, podía apreciarlo todo. Entonces, pues llegó la hora de decir:
- Además, debe Usted perdonar mi rudeza. No me he presentado... de ninguna manera (dijo mientras se colocaba frente a ella). Mi nombre es Pietyr von Abel, y es un gusto conocerle (hace una reverencia, toma la mano de ella y hace un gesto de cortesía adicional, ya luego, se vuelve a poner a su lado, y siguen caminando)
No era necesario que ella se presentara, sino quería hacerlo. Esos encuentros casuales con otros vampiros ya habían ocurrido antes. Simplemente lo hace porque es su costumbre, así también como es tradición presentarse con otro inmortal cuando uno está en su dominio. Pietyr creía que esa costumbre venía del medievo, cuando los Señores tenían derechos sobre sus tierras como un Rey tenía con su reino.
- Sabe, con todo este conflicto entre "sociedades", me ha surgido una duda. Verá, si la memoria no me falla, antes habían lugares... "sagrados" por llamarles de alguna manera, donde todos los inmortales, sin importar sus cuestiones se podían reunir para hablar.
Dijo, mirando al cielo, pensativo.
- Claro, casi siempre terminaba en una disputa verbal, pero el punto más importante era que todos teníamos prohibido lastimar a otros, mientras estuviéramos sobre ese suelo. Elysium, le llamaban algunos (dijo, haciendo una ligera pausa). Curioso. Desde siempre que nos hemos considerado Dioses, y el Elysium complementa muy bien esa visión...
Quizás ella se encontraría un tanto desconcertada, y por lo tanto, reafirmaba:
- Pero divago. Mi duda es muy simple: sería maravilloso que reinstauráramos esa disposición en la actualidad. Ya lo sé, suena a algo arcáico. Pero con todo este conflicto, hemos perdido una de las únicas razónes por las que vale la pena vivir por siempre, y esa es conocernos. ¿piensa Usted lo mismo, o acaso estoy desvariando con imposibles?
Así como ella, lejos habían quedado las siniestras palabras de advertencia, y símplemente se dedicaban a hablar dos extraños. Además, sin saberlo había pasado una inesperada prueba. En realidad conocía a unos cuantos inmortales que no tenían aprecio alguno por los humanos, o bien no los consideraban importantes como para tomarlos en cuenta. Sabía que los Hijos de Caín tenían algo más que simple desprecio, pero esa actitud tampoco rayaba en lo increíble: la verdad era que, mientras más tiempo pasaras como un monstruo, menos aberrantes te resultaban esas respuestas.
Mientras uno tuviera paciencia, podía apreciarlo todo. Entonces, pues llegó la hora de decir:
- Además, debe Usted perdonar mi rudeza. No me he presentado... de ninguna manera (dijo mientras se colocaba frente a ella). Mi nombre es Pietyr von Abel, y es un gusto conocerle (hace una reverencia, toma la mano de ella y hace un gesto de cortesía adicional, ya luego, se vuelve a poner a su lado, y siguen caminando)
No era necesario que ella se presentara, sino quería hacerlo. Esos encuentros casuales con otros vampiros ya habían ocurrido antes. Simplemente lo hace porque es su costumbre, así también como es tradición presentarse con otro inmortal cuando uno está en su dominio. Pietyr creía que esa costumbre venía del medievo, cuando los Señores tenían derechos sobre sus tierras como un Rey tenía con su reino.
- Sabe, con todo este conflicto entre "sociedades", me ha surgido una duda. Verá, si la memoria no me falla, antes habían lugares... "sagrados" por llamarles de alguna manera, donde todos los inmortales, sin importar sus cuestiones se podían reunir para hablar.
Dijo, mirando al cielo, pensativo.
- Claro, casi siempre terminaba en una disputa verbal, pero el punto más importante era que todos teníamos prohibido lastimar a otros, mientras estuviéramos sobre ese suelo. Elysium, le llamaban algunos (dijo, haciendo una ligera pausa). Curioso. Desde siempre que nos hemos considerado Dioses, y el Elysium complementa muy bien esa visión...
Quizás ella se encontraría un tanto desconcertada, y por lo tanto, reafirmaba:
- Pero divago. Mi duda es muy simple: sería maravilloso que reinstauráramos esa disposición en la actualidad. Ya lo sé, suena a algo arcáico. Pero con todo este conflicto, hemos perdido una de las únicas razónes por las que vale la pena vivir por siempre, y esa es conocernos. ¿piensa Usted lo mismo, o acaso estoy desvariando con imposibles?
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 19, 2012 2:56 pm
Sonriendo suspiró. Aquel era un hombre bastante peculiar, aunque podría decirse que en el buen sentido. Era bastante que estuviese allí hablando en lugar de haberse molestado por haber sido interrumpida.
—Tal vez —concedió— o tal vez es el preludió de algo que vendrá, no podemos estar seguros de ello —comentó en voz baja, sin estar segura de si aquel encuentro sería favorecedor para ambos. Hasta el momento el no sabía a donde pertenecía ella, tampoco tendría porque saberlo. Pero en caso de que confirmara sus sospechas, no sabía si aquel encuentro terminaría de una buena manera.
Se queda parada observándolo con fríos ojos mientras se presentan. Eso era algo que estaba buscando evitar, pero ya que… Era algo bastante obvio que el caballero lo haría en algún momento, así lo dictaban la cortesía.
—Es un places Señor Von Abel —dijo suavizando la mirada—. Mi nombre es Anna Di Stefano —solía utilizar su segundo nombre y el apellido de Camilo cuando se encontraba con extraños, para no dar el suyo. No era un nombre muy común por lo que si la buscaran sería fácil de identificar— aunque puede llamarme simplemente Anna.
Escuchó lo que dijo acerca del lugar sagrado y que pudieran reunirse y negó suavemente con la cabeza.
—Sería algo digno de ver. Por como están las cosas hoy, no creo que eso fuese capaz. Casi nadie respeta los sitios sagrados ni las tradiciones, no habría diferencia con éste. Por lo que no quedaría únicamente en la disputa verbal. No es una simple diferencia sobre creencias lo que divide a la raza hoy en día —dijo suspirando— es mucho más que eso. Son dos visiones del mundo completamente diferentes. Unos intentan ser civilizados con los humano y tratarlos como iguales —torció imperceptiblemente el gesto ante eso—, los otros quieren someterlos. No habría un punto medio en esas reuniones. No habría respeto por el otro, ni tampoco se abstendrían de comenzar una lucha. No luego de los recientes eventos. Como te podrás haber dado cuenta, no es un simple juego, los Hijos de Cain vienen con todo —no tuvo problemas en pronunciar el nombre del clan como si no perteneciese a este, después de todo nunca revelaba aquella información— así que eso sería una especie de utopía dentro del mundo en que vivimos hoy.
No creía jamás que aquello pudiera darse. A Nerina realmente no le interesaban los brotherhood le parecían patéticos intentando proteger a aquellas ratas que sólo servían de alimento, queriendo ponerlas a su altura. Pero en casos como éste, en que la agarraban civilizada, podía soportarlos. No lo creía así en un lugar donde estuviera llenos de estos y todos discutiendo. Allí sería más complicado.
—Tal vez —concedió— o tal vez es el preludió de algo que vendrá, no podemos estar seguros de ello —comentó en voz baja, sin estar segura de si aquel encuentro sería favorecedor para ambos. Hasta el momento el no sabía a donde pertenecía ella, tampoco tendría porque saberlo. Pero en caso de que confirmara sus sospechas, no sabía si aquel encuentro terminaría de una buena manera.
Se queda parada observándolo con fríos ojos mientras se presentan. Eso era algo que estaba buscando evitar, pero ya que… Era algo bastante obvio que el caballero lo haría en algún momento, así lo dictaban la cortesía.
—Es un places Señor Von Abel —dijo suavizando la mirada—. Mi nombre es Anna Di Stefano —solía utilizar su segundo nombre y el apellido de Camilo cuando se encontraba con extraños, para no dar el suyo. No era un nombre muy común por lo que si la buscaran sería fácil de identificar— aunque puede llamarme simplemente Anna.
Escuchó lo que dijo acerca del lugar sagrado y que pudieran reunirse y negó suavemente con la cabeza.
—Sería algo digno de ver. Por como están las cosas hoy, no creo que eso fuese capaz. Casi nadie respeta los sitios sagrados ni las tradiciones, no habría diferencia con éste. Por lo que no quedaría únicamente en la disputa verbal. No es una simple diferencia sobre creencias lo que divide a la raza hoy en día —dijo suspirando— es mucho más que eso. Son dos visiones del mundo completamente diferentes. Unos intentan ser civilizados con los humano y tratarlos como iguales —torció imperceptiblemente el gesto ante eso—, los otros quieren someterlos. No habría un punto medio en esas reuniones. No habría respeto por el otro, ni tampoco se abstendrían de comenzar una lucha. No luego de los recientes eventos. Como te podrás haber dado cuenta, no es un simple juego, los Hijos de Cain vienen con todo —no tuvo problemas en pronunciar el nombre del clan como si no perteneciese a este, después de todo nunca revelaba aquella información— así que eso sería una especie de utopía dentro del mundo en que vivimos hoy.
No creía jamás que aquello pudiera darse. A Nerina realmente no le interesaban los brotherhood le parecían patéticos intentando proteger a aquellas ratas que sólo servían de alimento, queriendo ponerlas a su altura. Pero en casos como éste, en que la agarraban civilizada, podía soportarlos. No lo creía así en un lugar donde estuviera llenos de estos y todos discutiendo. Allí sería más complicado.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 19, 2012 3:37 pm
- Es un placer, señorita Anna (dijo, mirándola a los ojos. Y era cierto lo que pensó hace un momento. Los ojos de ella parecían haber perdido cierto brillo, pero no reciéntemente, sino desde hace mucho... calculaba él)
Pietyr soltó una leve risa, muy suave y sin ánimos de ofender, mientras ella le comentaba acerca de su idea del Elysium. En verdad era muy... arcáica, sí, y hasta absurda, quizás. Finalmente dijo:
- Señorita Di Stefano, hay tanto que no comprendemos de este conflicto... Es verdad. Yo ignoro por completo lo que los Hijos de Caín quieren. Claro, todos estamos enterados de los mensajes oficiales del Sr. Edginton (al pronunciar su nombre, hay cierta "animosidad" en Pietyr, una mezcla de respeto y reto), pero hay algunas cosas que no me terminan de cuadrar... y de la misma manera, supongo que los Híjos de Caín sólo han escuchado los decretos "oficiales" de la Brotherhood.
Pietyr miró a lo lejos, y dijo con un suspiro:
- Es normal, ¿sabe? Con cada conflicto hay desinformación. Es maravilloso el mar de confusión que profundiza las ya abismales aguas turbias de una guerra. Quizás, eventualmente, alguien se moleste en explicarse... o no.
Después, Pietyr vuelve sus ojos a ella. Ahora que la veía, por un segundo, notaba la forma en la que iba vestida. Era una apariencia que podría convencer a cualquier mortal de tenerla cerca. Y con esos ojos felinos, segúramente lo usaba más para cazar que para enamorar. Si tan sólo Pietyr considerara eso como un delito...
Pero no. Entonces, continúa:
- Mi punto es, señorita, que si fuéramos mortales, segúramente no viviríamos para ver el fin de esta guerra. Segúramente habríamos de morir en un cruel y desolado campo de batalla... pero no somos mortales. Las eras, van a pasar a nuestro lado. Esta es méramente una etapa en "nuestra" historia, y va a pasar. Al final, no se tratará de qué es mejor para el mundo de los humanos o no... sino qué haremos al respecto cuando este mundo, inevitáblemente, decida que no somos dignos de caminar sobre él por más tiempo.
Pietyr le sonríe, pues sospechaba que esas eran palabras un tanto más grandes que el simple conflicto (reciente) entre dos visiones del mundo (también, recientes).
- Y creo que ni siquiera así, dejaremos de ver el paso del tiempo. Es una extraña maldición, ésta. La que nos da tantos privilegios, pero nos esconde los sacrificios...
Pietyr soltó una leve risa, muy suave y sin ánimos de ofender, mientras ella le comentaba acerca de su idea del Elysium. En verdad era muy... arcáica, sí, y hasta absurda, quizás. Finalmente dijo:
- Señorita Di Stefano, hay tanto que no comprendemos de este conflicto... Es verdad. Yo ignoro por completo lo que los Hijos de Caín quieren. Claro, todos estamos enterados de los mensajes oficiales del Sr. Edginton (al pronunciar su nombre, hay cierta "animosidad" en Pietyr, una mezcla de respeto y reto), pero hay algunas cosas que no me terminan de cuadrar... y de la misma manera, supongo que los Híjos de Caín sólo han escuchado los decretos "oficiales" de la Brotherhood.
Pietyr miró a lo lejos, y dijo con un suspiro:
- Es normal, ¿sabe? Con cada conflicto hay desinformación. Es maravilloso el mar de confusión que profundiza las ya abismales aguas turbias de una guerra. Quizás, eventualmente, alguien se moleste en explicarse... o no.
Después, Pietyr vuelve sus ojos a ella. Ahora que la veía, por un segundo, notaba la forma en la que iba vestida. Era una apariencia que podría convencer a cualquier mortal de tenerla cerca. Y con esos ojos felinos, segúramente lo usaba más para cazar que para enamorar. Si tan sólo Pietyr considerara eso como un delito...
Pero no. Entonces, continúa:
- Mi punto es, señorita, que si fuéramos mortales, segúramente no viviríamos para ver el fin de esta guerra. Segúramente habríamos de morir en un cruel y desolado campo de batalla... pero no somos mortales. Las eras, van a pasar a nuestro lado. Esta es méramente una etapa en "nuestra" historia, y va a pasar. Al final, no se tratará de qué es mejor para el mundo de los humanos o no... sino qué haremos al respecto cuando este mundo, inevitáblemente, decida que no somos dignos de caminar sobre él por más tiempo.
Pietyr le sonríe, pues sospechaba que esas eran palabras un tanto más grandes que el simple conflicto (reciente) entre dos visiones del mundo (también, recientes).
- Y creo que ni siquiera así, dejaremos de ver el paso del tiempo. Es una extraña maldición, ésta. La que nos da tantos privilegios, pero nos esconde los sacrificios...
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 20, 2012 8:17 pm
Todos tenían su parte de información y su parte de verdad acerca de porque sucedía aquello. Su propia visión del mundo. Al igual que sus propias razones para estar del lado en el que estaban. Por ejemplo ella, que estaba más interesada en encontrar a ese pequeño renacuajo escurridizo, que en traer a la tierra a aquel demonio. No quería decir que lo segundo no le interesaba, era cuestión de prioridades. Las propias estaban por encima de las del clan.
Notó sus ojos sobre ella y lo miró, torciendo la boca en aquella sonrisa felina que utilizaba para encandilar a sus presas, claro que no pretendía el mismo resultado en su acompañante. Prefería beber sangre de los vivos, sólo en casos muy extremos se alimentaría de un vampiro. Le parecía algo raro.
—Si fuésemos mortales, hace rato que no estaríamos aquí querido Pietyr —dijo irónica, utilizado su primer nombre, un acto un tanto insolente—. No habríamos visto ni siquiera el principio de esto —se encogió de hombros y meditó por un momento—. Cuando eso suceda veremos que hacer, si está en nuestra naturaleza sobrevivir lo haremos. No le tengo miedo a la muerte, he vivido y disfrutado más de lo que hubiera podido hacer como humana. Sólo me quedan algunos pendientes que me gustarían ajustar antes de que me llegara la hora. Tampoco digo que quiera morir, obviamente prefiero la vida a la muerte —sonrió burlona ya que, técnicamente, estaban muertos—. Puede que muchos la vean como una maldición y eso sucede porque quieren seguir viviendo como humanos sin comprender que ya no lo son.
Suspiró y observó el cielo por un momento. Hubo un tiempo en el que ella vivió así, negando lo que era, queriendo continuar con su antigua vida como si nada hubiese sucedido, aparentando. Pero no se puede, ya no son humanos y como tal no pueden vivir como ellos. Pero claro, no es fácil admitir y aceptar que te has convertido en una criatura sin vida que se alimenta de otros para sobrevivir.
—No es fácil, pero el no aceptar lo que son sólo les causará más pesares. Somos lo que somos y no hay forma de cambiar eso —se encogió de hombros— ¿Qué opina ustedes Señor Von Abel? —preguntó curvando sus labios en una sonrisa curiosa por saber la opinión del vampiro sobre aquello.
Notó sus ojos sobre ella y lo miró, torciendo la boca en aquella sonrisa felina que utilizaba para encandilar a sus presas, claro que no pretendía el mismo resultado en su acompañante. Prefería beber sangre de los vivos, sólo en casos muy extremos se alimentaría de un vampiro. Le parecía algo raro.
—Si fuésemos mortales, hace rato que no estaríamos aquí querido Pietyr —dijo irónica, utilizado su primer nombre, un acto un tanto insolente—. No habríamos visto ni siquiera el principio de esto —se encogió de hombros y meditó por un momento—. Cuando eso suceda veremos que hacer, si está en nuestra naturaleza sobrevivir lo haremos. No le tengo miedo a la muerte, he vivido y disfrutado más de lo que hubiera podido hacer como humana. Sólo me quedan algunos pendientes que me gustarían ajustar antes de que me llegara la hora. Tampoco digo que quiera morir, obviamente prefiero la vida a la muerte —sonrió burlona ya que, técnicamente, estaban muertos—. Puede que muchos la vean como una maldición y eso sucede porque quieren seguir viviendo como humanos sin comprender que ya no lo son.
Suspiró y observó el cielo por un momento. Hubo un tiempo en el que ella vivió así, negando lo que era, queriendo continuar con su antigua vida como si nada hubiese sucedido, aparentando. Pero no se puede, ya no son humanos y como tal no pueden vivir como ellos. Pero claro, no es fácil admitir y aceptar que te has convertido en una criatura sin vida que se alimenta de otros para sobrevivir.
—No es fácil, pero el no aceptar lo que son sólo les causará más pesares. Somos lo que somos y no hay forma de cambiar eso —se encogió de hombros— ¿Qué opina ustedes Señor Von Abel? —preguntó curvando sus labios en una sonrisa curiosa por saber la opinión del vampiro sobre aquello.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Vie Sep 21, 2012 3:56 pm
"Haber vivido más de lo que uno esperaba" ese era una bella manera de ver el mundo. Afortunadamente, habían cosas que podían destruírlos, y en realidad no eran inmortales per se, sino nada más longevos. Muy longevos.
Pietyr escuchó con atención a "Anna", esas opiniones le interesaban mucho a él, y casi nunca podía preguntar al respecto. Eran contados los vampiros que compartían sus opiniones tan a la ligera, y aunque ella había tenido ciertas precauciones en no revelar su afiliación social, también había hecho comentarios descarados, dejando ver su desprecio por los humanos.
Era refrescante.
- Hmmm.. maldición... si lo creo. Es muy simple, verá. Lo único que tenemos vetado es la longevidad y el sol. Todo lo demás es tan mundano que no vale la pena mencionarlo. Los humanos matan animales para comer, y nosotros "podemos" hacer lo mismo. Da igual.
Y ahora que ella le había hablado "impertinéntemente" por su primer nombre, Pietyr acerca su mano a la media espalda de ella, acercándosele más, caminando más juntos.
- Y por la naturaleza, no podría estar más de acuerdo con Usted. La única pregunta que puede hacerlos dudar es "¿entonces, qué es lo que somos?". Y yo respondería...
Ahora, estando así de cerca, se para frente a ella, a tan sólo unos centímetros de su rostro, el aire recorriendo sus facciones, y mirando profúndamente en sus ojos, le dice
- ¿Que no somos como dioses? ¿y como tales, acaso no somos indivisibles?...
Esa idea, traía más transfondo que los simples sonidos evocados por Pietyr, pero que, sin importar de qué condición o sociedad fuera un vampiro, vibraban en sus interiores. Era una fuerte y espléndida verdad...
Le sonríe. Para pertenecer al bando de sus "mortales" enemigos, Pietyr y ella no tenían muchas diferencias en realidad...
Pietyr escuchó con atención a "Anna", esas opiniones le interesaban mucho a él, y casi nunca podía preguntar al respecto. Eran contados los vampiros que compartían sus opiniones tan a la ligera, y aunque ella había tenido ciertas precauciones en no revelar su afiliación social, también había hecho comentarios descarados, dejando ver su desprecio por los humanos.
Era refrescante.
- Hmmm.. maldición... si lo creo. Es muy simple, verá. Lo único que tenemos vetado es la longevidad y el sol. Todo lo demás es tan mundano que no vale la pena mencionarlo. Los humanos matan animales para comer, y nosotros "podemos" hacer lo mismo. Da igual.
Y ahora que ella le había hablado "impertinéntemente" por su primer nombre, Pietyr acerca su mano a la media espalda de ella, acercándosele más, caminando más juntos.
- Y por la naturaleza, no podría estar más de acuerdo con Usted. La única pregunta que puede hacerlos dudar es "¿entonces, qué es lo que somos?". Y yo respondería...
Ahora, estando así de cerca, se para frente a ella, a tan sólo unos centímetros de su rostro, el aire recorriendo sus facciones, y mirando profúndamente en sus ojos, le dice
- ¿Que no somos como dioses? ¿y como tales, acaso no somos indivisibles?...
Esa idea, traía más transfondo que los simples sonidos evocados por Pietyr, pero que, sin importar de qué condición o sociedad fuera un vampiro, vibraban en sus interiores. Era una fuerte y espléndida verdad...
Le sonríe. Para pertenecer al bando de sus "mortales" enemigos, Pietyr y ella no tenían muchas diferencias en realidad...
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Vie Sep 21, 2012 8:23 pm
Le fue imposible no acentuar la sonrisa al oír de su boca las mismas palabras que habían pasado por su cabeza acerca del alimento de los humanos y que no dijo. Era justamente lo que había pensado. Claro que los humanos lo ven desde el lado del cordero, no desde el lado del león. A decir verdad, le sorprendió que se tomara tan a la ligera aquel comentario. Creía que cualquier vampiro que estuviera en los Brotherhood, ya que ahí creía que él pertenecía, se horrorizaría al escuchar aquello. Y eso que estaba siendo bastante sutil con sus comentarios.
Sintió su mano tras su espalda pero no hizo nada. Después de todo, estaba resultando ser una distracción un tanto “agradable”, por decir de alguna forma. Poco a poco aquel hombre iba despertando cada vez más su curiosidad.
Se detuvo mirándolo de cerca, pensando en aquello que había dicho. Dioses… esa sería la última forma en la que un humano los vería. Había escuchado muchas formas de denominarlos, pero dioses no creía que fuera una de las que más les pegara.
—“Qué es lo que somos” ¿Dioses? —repitió soltando una suave risa sin inmutarse por la cercanía del vampiro—. ¿Por qué dice eso? —preguntó con la curiosidad a flor de piel. ¿Qué era lo que lo llevaría a hacer aquella comparación?— Lo último que creo que seamos es indivisibles, ni nosotros ni las deidades —desde siempre existió el ansía de poder, por lo que siempre había habido diferencias y a causa de éstas divisiones. Ni siquiera las divinidades estaban exentas de éstas.
Sus ojos lo observaban intentando ir más allá pero por alguna razón no podía. No podía descifrar al hombre que tenía enfrente. Cada respuesta era una nueva sorpresa.
—Pues seríamos los dioses del infierno en todo caso —acercándose y susurrándole en su oído, rozándolo con sus labios, ladeando el rostro para—. Sólo los ingenuos no nos verían como tal.
Su sonrisa denotaba lo interesada que estaba en aquello. El viento sopló fuertemente pero no les afectó. Una nube pasó tapando por un cortó momento al hermoso astro que brillaba en el cielo, dejándolo en la oscuridad, dónde podía verse los ojos de la vampireza con un pequeño brillo de diversión. No recordaba cuando había sido la última vez que había tenido una charla de este tipo con otro inmortal. Creía que había pasado demasiado tiempo. Sí podía decir que hacía mucho desde una en la que no se arrepintiera de haberla comenzado.
Sintió su mano tras su espalda pero no hizo nada. Después de todo, estaba resultando ser una distracción un tanto “agradable”, por decir de alguna forma. Poco a poco aquel hombre iba despertando cada vez más su curiosidad.
Se detuvo mirándolo de cerca, pensando en aquello que había dicho. Dioses… esa sería la última forma en la que un humano los vería. Había escuchado muchas formas de denominarlos, pero dioses no creía que fuera una de las que más les pegara.
—“Qué es lo que somos” ¿Dioses? —repitió soltando una suave risa sin inmutarse por la cercanía del vampiro—. ¿Por qué dice eso? —preguntó con la curiosidad a flor de piel. ¿Qué era lo que lo llevaría a hacer aquella comparación?— Lo último que creo que seamos es indivisibles, ni nosotros ni las deidades —desde siempre existió el ansía de poder, por lo que siempre había habido diferencias y a causa de éstas divisiones. Ni siquiera las divinidades estaban exentas de éstas.
Sus ojos lo observaban intentando ir más allá pero por alguna razón no podía. No podía descifrar al hombre que tenía enfrente. Cada respuesta era una nueva sorpresa.
—Pues seríamos los dioses del infierno en todo caso —acercándose y susurrándole en su oído, rozándolo con sus labios, ladeando el rostro para—. Sólo los ingenuos no nos verían como tal.
Su sonrisa denotaba lo interesada que estaba en aquello. El viento sopló fuertemente pero no les afectó. Una nube pasó tapando por un cortó momento al hermoso astro que brillaba en el cielo, dejándolo en la oscuridad, dónde podía verse los ojos de la vampireza con un pequeño brillo de diversión. No recordaba cuando había sido la última vez que había tenido una charla de este tipo con otro inmortal. Creía que había pasado demasiado tiempo. Sí podía decir que hacía mucho desde una en la que no se arrepintiera de haberla comenzado.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Mar Sep 25, 2012 10:00 am
- No del Infierno, señorita. ¡De la noche!
Dijo Pietyr de inmediato. La frase que le había dicho la había llenado de reacciones. Si, era muy extraña la comparación bajo los ojos modernos que estaban tan llenos de escepticismo (claro, hasta que las criaturas de la noche se revelaron ante ellos). Pero por fortuna, habían algunos cuantos que podían recordar el paso de las eras. Pietyr no era tan viejo, pero se sentía así.
- Es sencillo. Todos nosotros caminamos, casi sin oposición, por el sendero oscuro. Todo el mundo está a nuestra disposición para recorrerlo. Cambiarlo casi a voluntad y habitarlo casi donde nos plazca (la miró a los ojos de nuevo, aunque ella estuviera tan cerca). Comprendo, cualquier humano podría hacer "lo mismo" relativamente, salvo por una cosa: No nos limita el miedo...
Le sonríe y continúa
- Discúlpeme que le corrija, señorita Anna... pero creo que me quería decir Inframundo, y no Infierno... son dos cosas distintas. Yo, por mi parte, no tengo ningún deseo de visitar ese fatídico "infierno" del que unos y otros hablan. Lo que sea que esté allí, no corresponde a este, mi mundo, ni a sus sombras.
He ahí el meollo del asunto. Quizás la diferencia más grande entre los Cainitas y los demás vampiros del mundo. En todo lo demás, todos eran tan similares. La misma maldición sobre los mismos tipos de alma. Pero en la conversación se acercaban jústamente a la disyuntiva.
Curioso, Pietyr había hecho énfasis en la palabra "mi"
Dijo Pietyr de inmediato. La frase que le había dicho la había llenado de reacciones. Si, era muy extraña la comparación bajo los ojos modernos que estaban tan llenos de escepticismo (claro, hasta que las criaturas de la noche se revelaron ante ellos). Pero por fortuna, habían algunos cuantos que podían recordar el paso de las eras. Pietyr no era tan viejo, pero se sentía así.
- Es sencillo. Todos nosotros caminamos, casi sin oposición, por el sendero oscuro. Todo el mundo está a nuestra disposición para recorrerlo. Cambiarlo casi a voluntad y habitarlo casi donde nos plazca (la miró a los ojos de nuevo, aunque ella estuviera tan cerca). Comprendo, cualquier humano podría hacer "lo mismo" relativamente, salvo por una cosa: No nos limita el miedo...
Le sonríe y continúa
- Discúlpeme que le corrija, señorita Anna... pero creo que me quería decir Inframundo, y no Infierno... son dos cosas distintas. Yo, por mi parte, no tengo ningún deseo de visitar ese fatídico "infierno" del que unos y otros hablan. Lo que sea que esté allí, no corresponde a este, mi mundo, ni a sus sombras.
He ahí el meollo del asunto. Quizás la diferencia más grande entre los Cainitas y los demás vampiros del mundo. En todo lo demás, todos eran tan similares. La misma maldición sobre los mismos tipos de alma. Pero en la conversación se acercaban jústamente a la disyuntiva.
Curioso, Pietyr había hecho énfasis en la palabra "mi"
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Sep 26, 2012 7:33 pm
Soltó una risa y se alejó un poco volviendo a clavar los ojos en los de él. Negó varias veces con la cabeza sin dejar de reír. Se relamió los labios y se lo quedó mirando por un momento.
—No es lo que me esperaba Señor Von Abel —remarcó cada letra de su apellido. Su mirada se deslizó por la extensa figura del hombre que tenía enfrente. Debería cuidar más sus palabras, a pesar de ser ambos vampiros, se notaba que en cuanto a físico él tenía la ventaja—. Y no necesita corregirme, sé bien que es lo que dije. Y no, no me he equivocado —en un gesto casi imperceptible se encogió de hombros quitándole importancia a lo que cada uno opinaba.
Le gustaba el título de Diosa del Infierno, pues era allí donde quería ver arder a todos los humanos corruptos que habitaban aquella tierra, que se creían superiores a ellos.
—Su mundo está cada vez más perdido —comentó a la vez que una fuerte ráfaga de viento intentaba desestabilizarlos, como poniéndole énfasis a las palabras de la vampira—. Yo que usted me iría haciendo a la idea del infierno —acortó la distancia que los separaba, quedando a poco centímetros de su rostro— muy pronto lo conocerá —susurró con aquella sensualidad que era característica suya. Su sonrisa felina denotaba la diversión que aquellas palabras le causaban. Volvió a alejarse y suspiró.
No recordaba la última vez que hubiera sonreído tanto. Tendría que haberse planteado infiltrarse en el territorio de los Brotherhood mucho tiempo antes si sabía que sus miembros podían sorprenderla de ésta forma. Tal vez era porque la habían agarrado de buen humor y sin nada demasiado importante que hacer.
—No es lo que me esperaba Señor Von Abel —remarcó cada letra de su apellido. Su mirada se deslizó por la extensa figura del hombre que tenía enfrente. Debería cuidar más sus palabras, a pesar de ser ambos vampiros, se notaba que en cuanto a físico él tenía la ventaja—. Y no necesita corregirme, sé bien que es lo que dije. Y no, no me he equivocado —en un gesto casi imperceptible se encogió de hombros quitándole importancia a lo que cada uno opinaba.
Le gustaba el título de Diosa del Infierno, pues era allí donde quería ver arder a todos los humanos corruptos que habitaban aquella tierra, que se creían superiores a ellos.
—Su mundo está cada vez más perdido —comentó a la vez que una fuerte ráfaga de viento intentaba desestabilizarlos, como poniéndole énfasis a las palabras de la vampira—. Yo que usted me iría haciendo a la idea del infierno —acortó la distancia que los separaba, quedando a poco centímetros de su rostro— muy pronto lo conocerá —susurró con aquella sensualidad que era característica suya. Su sonrisa felina denotaba la diversión que aquellas palabras le causaban. Volvió a alejarse y suspiró.
No recordaba la última vez que hubiera sonreído tanto. Tendría que haberse planteado infiltrarse en el territorio de los Brotherhood mucho tiempo antes si sabía que sus miembros podían sorprenderla de ésta forma. Tal vez era porque la habían agarrado de buen humor y sin nada demasiado importante que hacer.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Jue Sep 27, 2012 3:42 am
El viento sopló fuerte para ambos.
Pietyr no se inmutó ante las palabras de "Anna", simplemente observó con complacencia cómo la mujer inmortal hacía uso de sus encantos con el. Cuando un inmortal danzaba con el viento, produciendo arte con sus movimientos o palabras era digno de verse.
Aún cuando las palabras fueran tan sombrías como las que ella le dedicaba a él ahora.
No había más que pensar. Ella y el estaban en bandos distintos de una guerra. Claro, aún cabía la posibilidad de que ella sólo estuviera repitiendo lo que muchos ya temían, desde hace 12 años. Pero no valía la pena dar el beneficio de la duda. Ella misma se había expuesto con "casi" total honestidad. De nuevo, era refrescante.
Cuando ella se alejó y soltó el suspiro, Pietyr habría de mostrar un brillo en sus ojos. Estaba comenzando a comprender que, con todo y sus mejores esfuerzos, alguien... en algún lado cometería el crimen y dejaría salir a "Ese Demonio" de su prisión temporal. Ese era el punto. Temporal. Aún con gran sacrificio, sólo se había logrado retrasar su llegada. Y aunque Pietyr desperdició mucho tiempo ignorando las historias y las leyendas de Mammon, al final sus ojos habían sido abiertos.
Ahora que sabía de cierto que Anna era en verdad su enemiga... la seguiría tratando igual. Después de todo, correcta o errada, seguía siendo de la Sangre. ¡Oh las maravillas que podría haber visto! ¡Las maravillas que podría ver..!
- Y muy pronto... el Infierno me conocerá a mi... (dijo, con una muestra de verdadera pasión. El viento ayudaba el gesto del vampiro, pues la palabra "mi" había resonado con un eco extraño. Quizás era una coincidencia, pero parecía ser que la voz del inmortal había traído consigo más voces de fondo...)
Más allá de las simples posturas "políticas" y oficiales, ella se encontraba frente a una persona que había dejado claras sus intenciones. Y lo hacía más aún diciendo:
- Señorita Anna... para mi es muy simple. Este mundo ha perdido la sensación de grandeza que tenía en un inicio. Aunque no haya sido testigo de ello, lo he podido sentir con el paso del tiempo, como todos. Comprendo que aún nosotros sólo componemos un engrane en la gran rueda del destino. Las decisiones que tomamos, moldean poco a poco el presente que encontramos... Los resultados, apenas casi decididos con el lanzar de una moneda.
Él también se sentía muy complacido de poder dedicar unas palabras a alguien que quizás en otra circunstancia se estaría batiendo a duelo con él. El pensaba que uno no tenía a sus enemigos más cerca que sus amigos para ganar alguna ventaja. No, esa era una percepción muy... cobarde para su gusto. Sino que los enemigos ayudan a uno tanto como los amigos, para mantener el curso de sus propósitos.
- Pero nuestra línea.. nuestra Sangre desciende de los Reyes de antaño. Desde Enoch hasta New York... nosotros somos sus Señores (Pietyr la seguía mirando a los ojos). Yo, por mi parte, no he de otorgar a ningún "amo" lo que por derecho es mío. Ni he de marchar al son de ningún infierno...
Y aunque las palabras sonaban fuertes, le sonríe. Ella ya no está tan cerca como antes, pero lo suficiente como para que él le ponga una mano en el hombro. Era casi una caricia.
- Y cualquiera que sea el resultado de nuestras acciones... me es muy grato estar aquí, ahora... frente a Usted, bajo esta luna y en esta hermosa noche.
Pietyr no se inmutó ante las palabras de "Anna", simplemente observó con complacencia cómo la mujer inmortal hacía uso de sus encantos con el. Cuando un inmortal danzaba con el viento, produciendo arte con sus movimientos o palabras era digno de verse.
Aún cuando las palabras fueran tan sombrías como las que ella le dedicaba a él ahora.
No había más que pensar. Ella y el estaban en bandos distintos de una guerra. Claro, aún cabía la posibilidad de que ella sólo estuviera repitiendo lo que muchos ya temían, desde hace 12 años. Pero no valía la pena dar el beneficio de la duda. Ella misma se había expuesto con "casi" total honestidad. De nuevo, era refrescante.
Cuando ella se alejó y soltó el suspiro, Pietyr habría de mostrar un brillo en sus ojos. Estaba comenzando a comprender que, con todo y sus mejores esfuerzos, alguien... en algún lado cometería el crimen y dejaría salir a "Ese Demonio" de su prisión temporal. Ese era el punto. Temporal. Aún con gran sacrificio, sólo se había logrado retrasar su llegada. Y aunque Pietyr desperdició mucho tiempo ignorando las historias y las leyendas de Mammon, al final sus ojos habían sido abiertos.
Ahora que sabía de cierto que Anna era en verdad su enemiga... la seguiría tratando igual. Después de todo, correcta o errada, seguía siendo de la Sangre. ¡Oh las maravillas que podría haber visto! ¡Las maravillas que podría ver..!
- Y muy pronto... el Infierno me conocerá a mi... (dijo, con una muestra de verdadera pasión. El viento ayudaba el gesto del vampiro, pues la palabra "mi" había resonado con un eco extraño. Quizás era una coincidencia, pero parecía ser que la voz del inmortal había traído consigo más voces de fondo...)
Más allá de las simples posturas "políticas" y oficiales, ella se encontraba frente a una persona que había dejado claras sus intenciones. Y lo hacía más aún diciendo:
- Señorita Anna... para mi es muy simple. Este mundo ha perdido la sensación de grandeza que tenía en un inicio. Aunque no haya sido testigo de ello, lo he podido sentir con el paso del tiempo, como todos. Comprendo que aún nosotros sólo componemos un engrane en la gran rueda del destino. Las decisiones que tomamos, moldean poco a poco el presente que encontramos... Los resultados, apenas casi decididos con el lanzar de una moneda.
Él también se sentía muy complacido de poder dedicar unas palabras a alguien que quizás en otra circunstancia se estaría batiendo a duelo con él. El pensaba que uno no tenía a sus enemigos más cerca que sus amigos para ganar alguna ventaja. No, esa era una percepción muy... cobarde para su gusto. Sino que los enemigos ayudan a uno tanto como los amigos, para mantener el curso de sus propósitos.
- Pero nuestra línea.. nuestra Sangre desciende de los Reyes de antaño. Desde Enoch hasta New York... nosotros somos sus Señores (Pietyr la seguía mirando a los ojos). Yo, por mi parte, no he de otorgar a ningún "amo" lo que por derecho es mío. Ni he de marchar al son de ningún infierno...
Y aunque las palabras sonaban fuertes, le sonríe. Ella ya no está tan cerca como antes, pero lo suficiente como para que él le ponga una mano en el hombro. Era casi una caricia.
- Y cualquiera que sea el resultado de nuestras acciones... me es muy grato estar aquí, ahora... frente a Usted, bajo esta luna y en esta hermosa noche.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Vie Sep 28, 2012 9:25 pm
Nerina volvió a reir. Ya era la segunda vez que lo hacía aquella noche, algo realmente sorprendente. Aquel vampiro tenía agallas y un aura de seguridad que le decía que no mentía sobre lo que dijo.
—Grandes palabras para alguien que no quiere saber nada acerca de éste —dijo con un brillo especial en los ojos.
Escuchó con atención cada una de sus palabras, intentando entender lo que le quería decir. Ella tampoco quería vivir bajo el mando de nadie y los humanos lo único que querrían de ellos es someterlos o destruirlos. Claro que para Nerina, el mando les correspondía a los vampiros, eran criaturas superiores, con los años vividos, cargaban con más sabiduría que cualquier enclenque humano de corta vida. El problema es que no buscaba gobernar, su deseo no era el poder como muchos inmortales querían, no deseaba ponerse a la cabeza y gobernar. Tampoco se desvivía por traer a aquel demonio como otros cainitas hacían y como, probablemente, Pietyr creía que hacía. No, le gustaba el caos, sentir la desesperación y el miedo ajeno. Le gustaba la destrucción y, por sobre todo, le gustaba la sangre. Todo aquello era lo que prometían los cainitas con la venida del demonio. Eso y más. Si le preguntaban porque se les había unido, ese sería el motivo. Ver las cosas dadas vueltas, la desesperación de aquellos que creían que podían formar un mundo de igualdad, que se rebajan a comprar a su raza con simples muñecos de carne y hueso.
—No discutiré eso —murmuró con voz fría y los ojos más afilados.
Siguió atenta el recorrido que hizo su mano hasta llegar a su hombro, dónde se posó suavemente. El gesto sumado a sus palabras hicieron que se suavizara un poco.
—Cualquiera diría que intenta encandilarme Señor Von Abel —dijo a modo de juego alzando una ceja. Se había aburrido de esa charla sobre ideologías, estaban en bandos distintos, eso había quedado más que claro. Ladeo un poco el rostro hacía el lado donde estaba posada su mano y lo observó—. ¿Cómo puede estar tan seguro de eso? —Preguntó cono tono sedoso haciendo referencia a sus palabras. En un santiamén tenía al vampiro acorralado contra la pared, no iba a hacerle daño, no estaba dentro de sus planes. Sólo quería saber que pasaría con esa fachada de caballero—. Podría hacer de esta noche una mucho más especial —murmuró contra su cuello y lo acarició con sus colmillos hasta llegar a la altura de su oído, sin intención de morderlo—. ¿Aún opina lo mismo? —preguntó con diversión. Ambas manos mantenían con fuerza sus muñecas pegadas contra la pared, en un agarre que al vampiro no le costaría romper.
—Grandes palabras para alguien que no quiere saber nada acerca de éste —dijo con un brillo especial en los ojos.
Escuchó con atención cada una de sus palabras, intentando entender lo que le quería decir. Ella tampoco quería vivir bajo el mando de nadie y los humanos lo único que querrían de ellos es someterlos o destruirlos. Claro que para Nerina, el mando les correspondía a los vampiros, eran criaturas superiores, con los años vividos, cargaban con más sabiduría que cualquier enclenque humano de corta vida. El problema es que no buscaba gobernar, su deseo no era el poder como muchos inmortales querían, no deseaba ponerse a la cabeza y gobernar. Tampoco se desvivía por traer a aquel demonio como otros cainitas hacían y como, probablemente, Pietyr creía que hacía. No, le gustaba el caos, sentir la desesperación y el miedo ajeno. Le gustaba la destrucción y, por sobre todo, le gustaba la sangre. Todo aquello era lo que prometían los cainitas con la venida del demonio. Eso y más. Si le preguntaban porque se les había unido, ese sería el motivo. Ver las cosas dadas vueltas, la desesperación de aquellos que creían que podían formar un mundo de igualdad, que se rebajan a comprar a su raza con simples muñecos de carne y hueso.
—No discutiré eso —murmuró con voz fría y los ojos más afilados.
Siguió atenta el recorrido que hizo su mano hasta llegar a su hombro, dónde se posó suavemente. El gesto sumado a sus palabras hicieron que se suavizara un poco.
—Cualquiera diría que intenta encandilarme Señor Von Abel —dijo a modo de juego alzando una ceja. Se había aburrido de esa charla sobre ideologías, estaban en bandos distintos, eso había quedado más que claro. Ladeo un poco el rostro hacía el lado donde estaba posada su mano y lo observó—. ¿Cómo puede estar tan seguro de eso? —Preguntó cono tono sedoso haciendo referencia a sus palabras. En un santiamén tenía al vampiro acorralado contra la pared, no iba a hacerle daño, no estaba dentro de sus planes. Sólo quería saber que pasaría con esa fachada de caballero—. Podría hacer de esta noche una mucho más especial —murmuró contra su cuello y lo acarició con sus colmillos hasta llegar a la altura de su oído, sin intención de morderlo—. ¿Aún opina lo mismo? —preguntó con diversión. Ambas manos mantenían con fuerza sus muñecas pegadas contra la pared, en un agarre que al vampiro no le costaría romper.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Sáb Sep 29, 2012 7:22 am
Los movimientos de ella eran tan llenos de gracia, que no pudo más que limitarse a disfrutarlos. Ahora, sabía que era una Cainita (o estaba muy seguro de ello) y además, que era una de las más peligrosas. La voracidad de sus palabras en conjunto con sus movimientos le otorgaban la razón a la voz espectral que le había advertido acerca de ella.
Y aún así, era una hermosa noche.
Los colmillos de la mujer le recorrían desde el cuello hasta la oreja. Sus manos "atadas" por ella. No era violencia la que apoderaba esas acciones, sino una mezcla de entre malicia y lujuria. Sus expresiones habían sido así desde el inicio, y Pietyr lo había notado. Era la única ocación cuando ella había mostrado un brillo genuino en sus ojos. Pero él no tenía manera de saber acerca de su pasado. Sólo sabía que la tenía frente a él, en la oscuridad, y sin ninguna otra alma cerca. Entonces...
- Señorita Anna... mi mano está decidida a obtener la gloria... (dice, mientras su mano derecha empuja para ganar su libertad. Ésta, se dirije léntamente, como al paso de una suave danza hacia el rostro de ella. Pasa sus dedos justo por el colmillo izquierdo de "Anna" a manera de caricia. Ahora, su rostro también estaba a la altura del de ella, para susurrarle...). No me importa qué postura (ideológica) tenga... mientras me recuerde...
Y haciendo uso ahora de su cuerpo, la cambia de posición, ahora ella contra la pared, y su mano derecha "atrapada". Su rostro muy cerca del cuello de ella, pero sin intenciones de agredirla tampoco.
- Recuérdeme a mi y a mis palabras... pues somos viajeros en el tiempo. Somos Dioses y somos eternos... (sus ojos se encontrarían con los de ella ahora, muy de cerca). Y cuando mi hora llegue, y sí que llegará... pueda decir: "yo sé quién era ese hombre inmortal. Yo sé lo que creía y lo que honraba. Yo sé por qué tuvo que morir..."
Los ojos de Pietyr, aunque no habían perdido determinación, parecían más reales... más melancólicos. Habían sólo unas pocas cosas por las que valía la pena vivir una eternidad. Ya fuera el odio y el caos, o la batalla y la gloria. La suave voz de una hermosa mujer o el legado que uno dejaría al mundo, cuando uno ya no estuviera ahí.
Legado. Sus ojos revelaban mucho. Pues con la guerra, los hombres y las mujeres realzaban los atributos que los hacían grandes. Los humanos harían todo lo posible por salir airosos, impulsados por las fuerzas de sus vidas. Los Inmortales que eran movidos por la fuerza de sus deseos, encontrarían fácilmente su fin. Sólo aquellos que tuvieran una verdadera creencia, un verdadero propósito, le podrían legar algo al mundo. Su mundo.
Pietyr, con todo y sus preocupaciones, estaba satisfecho. El mundo vería el peor de sus destinos con la mejor de sus caras. Él finalmente podría probar su firmeza, y morir con honor si fallara.
- Quién mejor que uno de Ustedes para que pueda decirlo. Si he de caer bajo su fuerza... sepan que lo hice con pasión (le dice a ella, ya sin importarle el secreto que los separaba). Quien mejor que tu enemigo para que te entierre... y te mande a las estrellas.
Y aún así, era una hermosa noche.
Los colmillos de la mujer le recorrían desde el cuello hasta la oreja. Sus manos "atadas" por ella. No era violencia la que apoderaba esas acciones, sino una mezcla de entre malicia y lujuria. Sus expresiones habían sido así desde el inicio, y Pietyr lo había notado. Era la única ocación cuando ella había mostrado un brillo genuino en sus ojos. Pero él no tenía manera de saber acerca de su pasado. Sólo sabía que la tenía frente a él, en la oscuridad, y sin ninguna otra alma cerca. Entonces...
- Señorita Anna... mi mano está decidida a obtener la gloria... (dice, mientras su mano derecha empuja para ganar su libertad. Ésta, se dirije léntamente, como al paso de una suave danza hacia el rostro de ella. Pasa sus dedos justo por el colmillo izquierdo de "Anna" a manera de caricia. Ahora, su rostro también estaba a la altura del de ella, para susurrarle...). No me importa qué postura (ideológica) tenga... mientras me recuerde...
Y haciendo uso ahora de su cuerpo, la cambia de posición, ahora ella contra la pared, y su mano derecha "atrapada". Su rostro muy cerca del cuello de ella, pero sin intenciones de agredirla tampoco.
- Recuérdeme a mi y a mis palabras... pues somos viajeros en el tiempo. Somos Dioses y somos eternos... (sus ojos se encontrarían con los de ella ahora, muy de cerca). Y cuando mi hora llegue, y sí que llegará... pueda decir: "yo sé quién era ese hombre inmortal. Yo sé lo que creía y lo que honraba. Yo sé por qué tuvo que morir..."
Los ojos de Pietyr, aunque no habían perdido determinación, parecían más reales... más melancólicos. Habían sólo unas pocas cosas por las que valía la pena vivir una eternidad. Ya fuera el odio y el caos, o la batalla y la gloria. La suave voz de una hermosa mujer o el legado que uno dejaría al mundo, cuando uno ya no estuviera ahí.
Legado. Sus ojos revelaban mucho. Pues con la guerra, los hombres y las mujeres realzaban los atributos que los hacían grandes. Los humanos harían todo lo posible por salir airosos, impulsados por las fuerzas de sus vidas. Los Inmortales que eran movidos por la fuerza de sus deseos, encontrarían fácilmente su fin. Sólo aquellos que tuvieran una verdadera creencia, un verdadero propósito, le podrían legar algo al mundo. Su mundo.
Pietyr, con todo y sus preocupaciones, estaba satisfecho. El mundo vería el peor de sus destinos con la mejor de sus caras. Él finalmente podría probar su firmeza, y morir con honor si fallara.
- Quién mejor que uno de Ustedes para que pueda decirlo. Si he de caer bajo su fuerza... sepan que lo hice con pasión (le dice a ella, ya sin importarle el secreto que los separaba). Quien mejor que tu enemigo para que te entierre... y te mande a las estrellas.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Oct 03, 2012 6:37 am
Cerró los ojos por un momento cuando su mano se zafó y se dirigió a su rostro. Sintió la pared en su espalda cuando la giró intercambiando posiciones, quedando ahora ella apresada por él. Sus ojos iban adquiriendo de a poco un color más rojizo pero no por el hambre, sino por el deseo que le despertaba aquella situación. Estaba en territorio enemigo, frente a un brotherhood que sabía que ella pertenecía al bando enemigo, jugando a un tira y afloja que no sabía hasta donde sería capaz de dominar.
Ladeó el rostro, haciendo que sus narices se rozaran.
—Pues, creo que tendrás que hacer algo más para que pueda recordarte además de decir unas cuantas palabras —susurró sin alejarse—. Muchos han pedido eso, no recuerdo ni sus nombres. Ahora dime Pietyr, ¿por qué tendría que ser distinto contigo? ¿Qué tienes que te hace tan especial? —preguntó con ese tono pomposo y sonrió—. Buscas la gloria eterna, la inmortalidad a través de tus actos y creencias. Que el mundo te recuerde a través de los demás gracias a lo que hiciste —alzó una ceja— déjame decirte que nada de eso me importa, después de esta noche serás otro fantasma más en mi larga existencia —sus palabras frías aunque no del todo ciertas, escondían más de lo que Nerina quería decir.
Siempre había sentido un cierto desprecio por los vampiros que protegían a los humanos como si fuesen iguales. Pero éste tenía algo distinto, no dijo ni actuó de la manera en que ella había pensado que lo haría. La intrigaba y todo lo que llamaba verdaderamente su atención no lo olvidaba fácilmente. Así que podía estar seguro de que lo recordaría, aunque ese detalle no era necesario que lo supiera.
Fijó sus ojos en los de él, que parecían haber cambiado de un momento para otro, y se quedó callada un momento, sólo se escuchaba el silbido del viento.
—Espero no tener que ser la que lo haga —susurró por primera vez sincera. Un desliz, nada más que eso y todo culpa del letargo en el que había caído momentáneamente—. Prometo decir unas bonitas palabras —agregó rápidamente recomponiéndose—. Tienes aires de héroe, a diferencia de ti, prefiero vivir y morir en el anonimato —apoyó la cabeza en la pared y se relamió los labios— nada de memorias, nada de recuerdos, a menos que sean del miedo que los invadió al verme —nuevamente apareció esa mueca felina en su delicado rostro.
Se zafó del agarre y le dio un suave empujón para volver a cambiar de posiciones, dejándolo nuevamente contra la pared pero sin retenerlo de las muñecas, aprisionándolo con su propio cuerpo. Su mano izquierda fue a parar al hombro contrario y su otra mano lo tomo de la nuca.
—Es una noche demasiado hermosa como para tener que aguarla con presagios de muerte —susurró en su oído y sin más lamió su cuello, justo en el lugar donde se clavarían sus colmillos si fuese a morderlo. Le gustaba tener el control a ella y con aquellas palabras sinceras podía hacer que olvidara que aquello era un juego.
Aunque la verdad es que la sombra de la muerte se cernía sobre ellos, más cercana de lo que cualquiera de los dos imaginaba.
Ladeó el rostro, haciendo que sus narices se rozaran.
—Pues, creo que tendrás que hacer algo más para que pueda recordarte además de decir unas cuantas palabras —susurró sin alejarse—. Muchos han pedido eso, no recuerdo ni sus nombres. Ahora dime Pietyr, ¿por qué tendría que ser distinto contigo? ¿Qué tienes que te hace tan especial? —preguntó con ese tono pomposo y sonrió—. Buscas la gloria eterna, la inmortalidad a través de tus actos y creencias. Que el mundo te recuerde a través de los demás gracias a lo que hiciste —alzó una ceja— déjame decirte que nada de eso me importa, después de esta noche serás otro fantasma más en mi larga existencia —sus palabras frías aunque no del todo ciertas, escondían más de lo que Nerina quería decir.
Siempre había sentido un cierto desprecio por los vampiros que protegían a los humanos como si fuesen iguales. Pero éste tenía algo distinto, no dijo ni actuó de la manera en que ella había pensado que lo haría. La intrigaba y todo lo que llamaba verdaderamente su atención no lo olvidaba fácilmente. Así que podía estar seguro de que lo recordaría, aunque ese detalle no era necesario que lo supiera.
Fijó sus ojos en los de él, que parecían haber cambiado de un momento para otro, y se quedó callada un momento, sólo se escuchaba el silbido del viento.
—Espero no tener que ser la que lo haga —susurró por primera vez sincera. Un desliz, nada más que eso y todo culpa del letargo en el que había caído momentáneamente—. Prometo decir unas bonitas palabras —agregó rápidamente recomponiéndose—. Tienes aires de héroe, a diferencia de ti, prefiero vivir y morir en el anonimato —apoyó la cabeza en la pared y se relamió los labios— nada de memorias, nada de recuerdos, a menos que sean del miedo que los invadió al verme —nuevamente apareció esa mueca felina en su delicado rostro.
Se zafó del agarre y le dio un suave empujón para volver a cambiar de posiciones, dejándolo nuevamente contra la pared pero sin retenerlo de las muñecas, aprisionándolo con su propio cuerpo. Su mano izquierda fue a parar al hombro contrario y su otra mano lo tomo de la nuca.
—Es una noche demasiado hermosa como para tener que aguarla con presagios de muerte —susurró en su oído y sin más lamió su cuello, justo en el lugar donde se clavarían sus colmillos si fuese a morderlo. Le gustaba tener el control a ella y con aquellas palabras sinceras podía hacer que olvidara que aquello era un juego.
Aunque la verdad es que la sombra de la muerte se cernía sobre ellos, más cercana de lo que cualquiera de los dos imaginaba.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Oct 03, 2012 8:11 am
La vampiresa frente a él estaba en su mejor juego, sus movimientos, sus palabras...
Pietyr sonreía cuando ella describía sus intenciones y los propósitos de su existencia de manera tan simple y elegante. Incluso se interesó cuando ella lo empujó hacia la pared de nuevo, usando sus encantos para aprisionarlo. Cuando ella hubo callado, los ojos de él se perdieron en el vacío, y mientras que las caricias de Anna despertaban el deseo de la misma, él dijo:
- Yo hice eso, ¿sabe? Cabalgar hacia el amanecer... los gritos de las mujeres llorando por sus esposos caídos bajo mi espada... (no sabía si esas palabras podrían despertar el interes de ella nuévamente, pero las dijo de todas maneras). El olor de sus casas quemándose mientras arrasábamos todo a nuestro paso.
Esta vez no hizo esfuerzo por separarse, sino que sólo la tomó por el talle, y continuó:
- La promesa a sus hijos, para que cuando crecieran, si se sentían obligados a vengar a su padre, los estaríamos esperando... (una de sus manos subió a su espalda, acariciándola como si fuera un consuelo). Y eso fué antes de la Sangre. ¡Oh, qué tiempos aquellos!..
Él sabía perféctamente dónde estaban sus colmillos. Podía sentirla muy cerca y sentía el deseo crecer en ella. De todas formas, continuó.
- Pero luego... todo cambia, ¿sabe? Las dos Grandes Guerras del siglo pasado... fuéron una desgracia. Las batallas más insípidas que el mundo haya conocido. Miles de hombres asustados en sus trincheras, esperando a disparar sus rifles... ¡una blasfemia, le digo!
Ahora, sube su mano a la nuca de ella. Si ella bebería de él, no se lo estaba impidiendo.
- Por eso, señorita Anna... caer bajo las manos de humanos ya no es un futuro que me complazca. Por eso, debo recurrir a ustedes... por eso nos necesitan tanto como sus deseos de odio y destrucción...
Ahora, Pietyr sonríe, y sus ojos regresan al presente.
- Pero... es cierto. Son demasiado sombrías mis palabras, y tengo intención de que me escuche un poco más. Hay algo que me atrevo a pedirle, señorita Anna. Considérelo uno de los favores más grandes y absurdos que pueda Usted imaginar...
Ahora, aguardaría a que ella le respondiera. Y vaya que era un disparate.
Pietyr sonreía cuando ella describía sus intenciones y los propósitos de su existencia de manera tan simple y elegante. Incluso se interesó cuando ella lo empujó hacia la pared de nuevo, usando sus encantos para aprisionarlo. Cuando ella hubo callado, los ojos de él se perdieron en el vacío, y mientras que las caricias de Anna despertaban el deseo de la misma, él dijo:
- Yo hice eso, ¿sabe? Cabalgar hacia el amanecer... los gritos de las mujeres llorando por sus esposos caídos bajo mi espada... (no sabía si esas palabras podrían despertar el interes de ella nuévamente, pero las dijo de todas maneras). El olor de sus casas quemándose mientras arrasábamos todo a nuestro paso.
Esta vez no hizo esfuerzo por separarse, sino que sólo la tomó por el talle, y continuó:
- La promesa a sus hijos, para que cuando crecieran, si se sentían obligados a vengar a su padre, los estaríamos esperando... (una de sus manos subió a su espalda, acariciándola como si fuera un consuelo). Y eso fué antes de la Sangre. ¡Oh, qué tiempos aquellos!..
Él sabía perféctamente dónde estaban sus colmillos. Podía sentirla muy cerca y sentía el deseo crecer en ella. De todas formas, continuó.
- Pero luego... todo cambia, ¿sabe? Las dos Grandes Guerras del siglo pasado... fuéron una desgracia. Las batallas más insípidas que el mundo haya conocido. Miles de hombres asustados en sus trincheras, esperando a disparar sus rifles... ¡una blasfemia, le digo!
Ahora, sube su mano a la nuca de ella. Si ella bebería de él, no se lo estaba impidiendo.
- Por eso, señorita Anna... caer bajo las manos de humanos ya no es un futuro que me complazca. Por eso, debo recurrir a ustedes... por eso nos necesitan tanto como sus deseos de odio y destrucción...
Ahora, Pietyr sonríe, y sus ojos regresan al presente.
- Pero... es cierto. Son demasiado sombrías mis palabras, y tengo intención de que me escuche un poco más. Hay algo que me atrevo a pedirle, señorita Anna. Considérelo uno de los favores más grandes y absurdos que pueda Usted imaginar...
Ahora, aguardaría a que ella le respondiera. Y vaya que era un disparate.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Oct 03, 2012 9:51 am
Se quedó en silencio escuchando su relato, como si fuese una historia. Quieta, sin moverse, acariciando su cuello con su nariz en suaves movimientos. En su mente podía recrear esa imagen, casi como si hubiese estado allí. No entendía a donde quería llegar con aquello, no le encontraba el porque, eso la mantenía en vilo. Sintió la meno de él en su nuca, como si fuese una invitación, pero no hizo más que pasar sus labios y seguir escuchándolo.
Había sido testigo de ambas guerras y de todo lo que conllevaron. Y gracias a su condición y a su compañero no habían sufrido demasiado sus consecuencias. No fueron necesarias más que esas palabras para saber a que se refería.
—¿Nosotros necesitarlos? —preguntó irónica. No lo entendía, él dentro de su burbuja del honor y lo correcto, no entendía que seres oscuros como ella no se imaginaban como caer, sino como sobrevivir a todo. Cueste lo que cueste, no pensaban en su fin, como sería o a manos de quien, buscaban la subsistencia, ser el más fuerte. Como bien dijo antes, no era su caso, pero sí el de la gran mayoría—. Entiendo tu punto y porque nos necesitarías a nosotros… —Todo esto lo decía sin moverse del lugar, aún pegada a él en aquella calle oscura. Hablaban como si se encontraran en el salón de una casa, sentados cómodamente y tuvieran todo el tiempo del mundo para charlar.
Sus colmillos salieron nuevamente, cansada ya de resistir el deseo que la invadía, pero sus palabras hicieron que se detuvieran. Alzó el rostro y con una sonriso lo miró.
—¿Un favor? —un relámpago de diversión mezclado con curiosidad cruzó sus ojos en los que se podía distinguir claramente el rojo—. Dime y te diré que puedo hacer por ti —susurró acariciando su nuca con sus delgados dedos, rozando con sus labios la comisura del vampiro.
Había logrado captar su atención nuevamente con aquel pedido. Ahora sí podía decir que moría por saber que era lo que saldría de su boca. Y aunque fuese extraño, y no le gustase admitir, deseaba poder hacer lo que sea que le pediría.
Había sido testigo de ambas guerras y de todo lo que conllevaron. Y gracias a su condición y a su compañero no habían sufrido demasiado sus consecuencias. No fueron necesarias más que esas palabras para saber a que se refería.
—¿Nosotros necesitarlos? —preguntó irónica. No lo entendía, él dentro de su burbuja del honor y lo correcto, no entendía que seres oscuros como ella no se imaginaban como caer, sino como sobrevivir a todo. Cueste lo que cueste, no pensaban en su fin, como sería o a manos de quien, buscaban la subsistencia, ser el más fuerte. Como bien dijo antes, no era su caso, pero sí el de la gran mayoría—. Entiendo tu punto y porque nos necesitarías a nosotros… —Todo esto lo decía sin moverse del lugar, aún pegada a él en aquella calle oscura. Hablaban como si se encontraran en el salón de una casa, sentados cómodamente y tuvieran todo el tiempo del mundo para charlar.
Sus colmillos salieron nuevamente, cansada ya de resistir el deseo que la invadía, pero sus palabras hicieron que se detuvieran. Alzó el rostro y con una sonriso lo miró.
—¿Un favor? —un relámpago de diversión mezclado con curiosidad cruzó sus ojos en los que se podía distinguir claramente el rojo—. Dime y te diré que puedo hacer por ti —susurró acariciando su nuca con sus delgados dedos, rozando con sus labios la comisura del vampiro.
Había logrado captar su atención nuevamente con aquel pedido. Ahora sí podía decir que moría por saber que era lo que saldría de su boca. Y aunque fuese extraño, y no le gustase admitir, deseaba poder hacer lo que sea que le pediría.
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Oct 03, 2012 10:49 am
"Si, necesitarnos..." quizo contestar el vampiro, pero era meterse en todo un lío de causas, consecuencias y finalidades. Era una maraña de enredos que no valía la pena discutir... además, el tiempo era un buen maestro, y para quienes prestan atención...
Ese no era el punto.
Los ojos de Pietyr se encontraron nuévamente con los de "Anna", que estando tan cerca bien podría estar besándola... ese último gesto que hizo ella era como una invitación.
Y sin embargo, con una voz suave y tranquila, comienza a decir:
- Hay dentro de su... "familia" alguien que debo conocer. Sus cabellos son largos y rizados, negros como la noche. Su actitud es fría, paciente y desalmada... su crueldad no conoce límites (al estar haciendo esta descripción, Pietyr hacía mucho énfasis en las características de esa persona, tanto así que sus brazos lo demostraban, sujetándola con un poco de fuerza, pero sin rayar en la agresión). La voz de su mente, es una intoxicante melodía que invoca deseos de sangre y muerte...
La descripción podría aplicarse a cualquiera de las Cainitas. Incluso a ella misma... sin embargo, el énfasis que hacía en cada palabra, parecía que estuviera hablando acerca de una gran leyenda, imposible y absoluta. "Anna" ya debía saber de quién estaba hablando Pietyr, pero continuaba en su petición... que tenía más aires de alabanza:
- Es la Dama de la Noche, señorita Anna... una inmortal de influencia absoluta. Estar en su presencia es como estar bajo la sombra del abismo... y, sin temor a equivocarme, su voz vampírica debe imponer cierto respeto entre su "clan"...
Sin saberlo, estaba haciendo referencia a la Líder de los Cainitas. Con tal extrañeza de petición, quizás obtendría una reacción negativa...
- Comprendo bien lo que estoy pidiendo, señorita Anna. No tengo intenciones de iniciar un combate siendo invitado a verla. Pero, es preciso que ella y yo nos encontremos de frente...
Ahí tenía ella. Como prometido, la petición del vampiro, sin ánimos de conflicto, era presentada a la Cainita. ¿Qué ocurriría ahora?...
Ese no era el punto.
Los ojos de Pietyr se encontraron nuévamente con los de "Anna", que estando tan cerca bien podría estar besándola... ese último gesto que hizo ella era como una invitación.
Y sin embargo, con una voz suave y tranquila, comienza a decir:
- Hay dentro de su... "familia" alguien que debo conocer. Sus cabellos son largos y rizados, negros como la noche. Su actitud es fría, paciente y desalmada... su crueldad no conoce límites (al estar haciendo esta descripción, Pietyr hacía mucho énfasis en las características de esa persona, tanto así que sus brazos lo demostraban, sujetándola con un poco de fuerza, pero sin rayar en la agresión). La voz de su mente, es una intoxicante melodía que invoca deseos de sangre y muerte...
La descripción podría aplicarse a cualquiera de las Cainitas. Incluso a ella misma... sin embargo, el énfasis que hacía en cada palabra, parecía que estuviera hablando acerca de una gran leyenda, imposible y absoluta. "Anna" ya debía saber de quién estaba hablando Pietyr, pero continuaba en su petición... que tenía más aires de alabanza:
- Es la Dama de la Noche, señorita Anna... una inmortal de influencia absoluta. Estar en su presencia es como estar bajo la sombra del abismo... y, sin temor a equivocarme, su voz vampírica debe imponer cierto respeto entre su "clan"...
Sin saberlo, estaba haciendo referencia a la Líder de los Cainitas. Con tal extrañeza de petición, quizás obtendría una reacción negativa...
- Comprendo bien lo que estoy pidiendo, señorita Anna. No tengo intenciones de iniciar un combate siendo invitado a verla. Pero, es preciso que ella y yo nos encontremos de frente...
Ahí tenía ella. Como prometido, la petición del vampiro, sin ánimos de conflicto, era presentada a la Cainita. ¿Qué ocurriría ahora?...
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Re: Before the down {priv.}
por Invitado Miér Oct 03, 2012 4:26 pm
Con aquella descripción no le fue difícil saber de quien se trataba y en quien tenía tanto interés. Suspiró y pensó en Azuka. No sabía si querría o no reunirse con el vampiro, la mente de aquella vampira era todo un misterio, al igual que el de la gra mayoría de los cainitas.
—No sabes lo que estás pidiendo —murmuró alzando una ceja sabiendo lo despiadada que podía llegar a ser la líder de los Hijos de Caín. No sabía hasta que punto se interesaría en las palabras del vampiro y en caso de no ser así no lo dejaría ir así como si nada, o quien sabe.
Sospesó la idea. No creía que el supiera quien era realmente Azuka, muy pocos eran los que sabían la verdadera identidad de la vampira, así que alguien que estaba fuera del círculo era muy poco probable. Él creía saber que era lo que hacía, pues buen… Debía consultarlo con ella previamente, no podía concretarle una cita de la nada. No era su asistente y sólo lo hacía por aquel loco arranque de querer complacer a aquel vampiro.
—Pero si es lo que quieres —se encogió de hombros— no puedo prometer nada. Ella suele ser demasiado especial, así que no sé decir si aceptará o no —se lo pensó por un momento—. Si lo consigo me deberás una… —La sonrisa ladina volvió a aparecer. Si se encontraban y no salía con vida, tampoco le importaba demasiado, él se había metido en la boca del lobo solito. No era una buena metáfora, ser comparado con un lobo, pero nada podía explicarlo mejor.
Su curiosidad aumentó. ¿Qué estaría buscando al querer reunirse con Azuka? ¿Se conocería de antes? No podía imaginarse que es lo que quería hablar con ella. No lo creía tan ingenuo como para intentar hacer que se pasara al otro bando, no después de como la había descripto. Tendría que aguantarse y esperar.
—Ahora no puedo asegurartela —suspiró y lo miró— y no me haré cargo si terminas desmembrado, es más, puede que incluso lo disfrute —sus ojos rojizos brillaron divertidos, pues no mentía con aquello. Podría haberse negado, decirle que aquello era una locura o que simplemente no tenía ganas de hacerlo. Era un desconocido a pesar de todo y como anteriormente le había dicho, probablemente después de esa noche no pasaría a ser más que un recuerdo, a menos que se cruzaran en algún campo de batalla. Pero le daba tanta curiosidad que terminó accediendo.
—No sabes lo que estás pidiendo —murmuró alzando una ceja sabiendo lo despiadada que podía llegar a ser la líder de los Hijos de Caín. No sabía hasta que punto se interesaría en las palabras del vampiro y en caso de no ser así no lo dejaría ir así como si nada, o quien sabe.
Sospesó la idea. No creía que el supiera quien era realmente Azuka, muy pocos eran los que sabían la verdadera identidad de la vampira, así que alguien que estaba fuera del círculo era muy poco probable. Él creía saber que era lo que hacía, pues buen… Debía consultarlo con ella previamente, no podía concretarle una cita de la nada. No era su asistente y sólo lo hacía por aquel loco arranque de querer complacer a aquel vampiro.
—Pero si es lo que quieres —se encogió de hombros— no puedo prometer nada. Ella suele ser demasiado especial, así que no sé decir si aceptará o no —se lo pensó por un momento—. Si lo consigo me deberás una… —La sonrisa ladina volvió a aparecer. Si se encontraban y no salía con vida, tampoco le importaba demasiado, él se había metido en la boca del lobo solito. No era una buena metáfora, ser comparado con un lobo, pero nada podía explicarlo mejor.
Su curiosidad aumentó. ¿Qué estaría buscando al querer reunirse con Azuka? ¿Se conocería de antes? No podía imaginarse que es lo que quería hablar con ella. No lo creía tan ingenuo como para intentar hacer que se pasara al otro bando, no después de como la había descripto. Tendría que aguantarse y esperar.
—Ahora no puedo asegurartela —suspiró y lo miró— y no me haré cargo si terminas desmembrado, es más, puede que incluso lo disfrute —sus ojos rojizos brillaron divertidos, pues no mentía con aquello. Podría haberse negado, decirle que aquello era una locura o que simplemente no tenía ganas de hacerlo. Era un desconocido a pesar de todo y como anteriormente le había dicho, probablemente después de esa noche no pasaría a ser más que un recuerdo, a menos que se cruzaran en algún campo de batalla. Pero le daba tanta curiosidad que terminó accediendo.
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