Cause and effect {priv.}

por Invitado Jue Sep 06, 2012 3:20 pm

El sol estaba saliendo y por eso se encontraba dentro de la gran casona que había tenido por hogar en los últimos años. Hogar… no podía llamarle a eso hogar. Estaba lleno de sirvientes humanos que correteaban de aquí para allá creyendo que no podía oírlos. Craso error. Era consiente de cada cosa que sucedía dentro de su casa, de cada mínimo ruido que hacían. Algunos habían padecido en alguno de sus arranques de furia, terminando por ser su cena, aquello hacía que los demás estuvieran nerviosos e intranquilos durante los siguientes días, algo que la sacaba de quicio y terminaba por irse para que se calmaran. Los días que estaba así procuraba no acercase a su pequeño vasallo, ya que no había fuerza en el mundo que la controlara, y aunque no quisiera admitirlo, no deseaba acabar con su vida, aún… Era por eso que quedaba a cargo del lugar mientras estaba fuera. A la vuelta el lugar olía a alcohol, pero podía sentir que todos estaban un tanto más tranquilos.

Ese era el encanto que tenía aquel muchacho sobre los demás. Eso a veces la molestaba, porque era algo que le recordaba a Camilo. Y era en esos momentos cuando deseaba su sangre más que nunca, drenarla por completo de su cuerpo, para poder deshacerse de esa sensación. Pero cuando llegaba ante él, veía sus ojos, aquella fiereza, y no podía hacerlo. Pobre del que se cruzara en su camino en esos momentos. De todos modos Phillipe no sabría aquello, nunca, para él sólo sería un simple vasallo. Cosa que también debería ser para ella.

Su cabello caía suelto a ambos lados de su rostro, mientras cruzaba una de sus piernas sobre otra. Llevaba un vestido negro sin mangas, que le llegaba a mitad del muslo y unos zapatos que se encontraban al lado del mini bar de la sala. Sentada en su sillón, escuchando uno de los viejos discos de vinilo que conservaba, bebía una copa de vino, pensando cuál sería su siguiente movimiento. Aquel día, noche mejor dicho, había tenido una pequeña reunión con uno de sus informantes. Observó el líquido borgoña a través del cristal, pensando en que sería mucho mejor si estuviese lleno de sangre en lugar del vino.

Como si pudiera leerle el pensamiento, escuchó los pasos que subían la escalera y ese caminar pausado y desalineado tan particular. Sonrió saboreando el momento, la tortuosa espera, hasta el momento en que sus colmillos penetraran su suave piel. Sólo recordaba a una persona que la hiciera desear su sangre como lo hacía aquel muchacho y era la culpable de sus lamentos. Pero no iba a arruinar el momento, estaba de un relativo buen humor, y su vasallo ciertamente podría mejorar eso.

Si bien tenía una gran libertad para vagar por la casa, sabía que había lugares que no podía pisar, por ejemplo: cualquier habitación en la que ella se encontrara, a menos que se lo permitiera. Y es que no siempre era capaz de controlar sus impulsos y no quería arremeter contra él, le daba lo mismo que fuera alguno de los otros.

—Pasa —dijo antes de él pudiera tocar la puerta. Ese aroma característico llego a su nariz, haciendo que se remojara los labios. Ladeó la cabeza para ver por sobre su hombro la silueta que entraba, ya que el sillón estaba de espaldas a la puerta—. ¿Qué te trae por aquí? —dijo, con una sonrisa peligrosa en sus labios. Subió sus piernas al sofá, girando un poco el cuerpo para poder verlo mejor y apoyó su brazo derecho sobre el respaldo de éste, sosteniendo la copa en sus manos, haciéndolo girar, logrando que su deseo de sangre se hiciera más presente.

por Invitado Lun Sep 10, 2012 9:27 am

En esos dias le habian llegado recados de sus abuelos, eran muy retrogados como para llamar o utilizar la interner para mandarme una informacion, asi que utilizaban los correos antiguos, me llegaban cartas de mi abuela con algunas postales de Italia para no olvidar el lugar en donde naci. Ella siempre me preguntaba de como me iba en aquel lugar yo siempre le mentia de que me iba de maravilla para que no se impacientara y se pusiera mal, ademas tampoco queria que viniera a la ciudad sabiendo como estaba en cualquier momento la señorita Nerina la mataria, ya estaba vieja e inservible para esta vida y no le mportaria quitarle la vida.

Estaba pensando en hacer un viaje a Italia para poder visitarlos pero solamente a mi abuela si mi abuelo me veia me mataria y no era bueno igualmente para la salud de los dos, aunque queria que ese viejo maldito se muriera por fin. Lo estaba planeando en mi habitacion para ver como se lo decia a mi ama, para saber si me dejaria irme de viajes tan lejos de ella, nose si me daria permiso, pero igualmente queria intentarlo " Tocar no es entrar" murmure bajamente, aunque mas que todo ese dicho revoloteaba por mi mente.

Hablar con mi ama no siempre resultaba tan bueno, mas bien resultaba placentero hacer era otras cosas, aunque siempre salia ganando ella, pero yo igualmente me salia saliendo con las mias, ganandome azotes, insultos, golpes y mordidas, aunque ya estaba tan acostumbrado que me estaba volviendo un sadomasoquista, me gustaba y me daba excitacion. Caminaba de un lado a otro por la casa, buscando en la cocina unas copas y un licor hecho por mi debido a que trabajaba como bartender en el Piano Bar, pero ya muchos meses no me habia aparecido por aquellos lugares. Subi hasta llegar a la puerta de mi ama y sin que yo tocara ella me aviso a que entrara a su despacho.

Pase con cuidado, portando en mis manos la bandeja con las copas y la botella de aquel licor que habia preparado con gusto para ella y para mi-Siempre tan... observadora-murmuro algo ironico, dejando la bandeja sobre la mesa mirandola mas cerca, pero me aparte para quedarme parado en frente de ella-Queria pedirle algo-digo tragando un poco de saliva mientras que me le quede mirando fijamente a sus ojos oscuros.

por Invitado Miér Sep 19, 2012 11:58 am

Lo observó entrar con aquellos ojos fríos, recorriéndolo de arriba a abajo. Vio lo que llevaba en las manos y pensó que ya no tenía más ganas de beber alcohol, ahora lo que lo tenía frente a ella quería otra cosa. Pero sería mejor esperar, quería saber que era lo que lo había llevado hasta allí. Sus palabras hicieron que sonriera, aquella sonrisa distante, fría. Le divertía que su pequeño vasallo tuviera la osadía de presentarse allí con la ilusión de que le daría lo que quería.

Es cierto que los vasallos para muchos vampiros eran como uno de sus objetos más preciados. Algunos se desvivían por cumplir sus caprichos, siempre y cuando éstos no fueran demasiado descabellados, claro está. En complacerlos para que luego le permitan alimentarse de ellos. Incluso ella había sido así en otro tiempo, pero los años le habían enseñado que los humanos son criaturas que no se conforman con lo que uno les da, por más de que es todo lo que llegaran a conseguir. Sí, no dejaría que nadie toque a Phillipe, era de ella y no le gustaba que le pongan las manos encima a lo suyo. Lo consentiría hasta cierto punto, peor jamás le dejaría que creyera que tiene otro lugar más que el que realmente le corresponde: su vasallo.

—Pedirme algo… —saboreó las palabras en su boca y su sonrisa se acentuó. ¿Con qué le saldría ahora? Aquel muchacho era bastante ocurrente y, debía confesar, que había veces en que le hacía bastante gracia las cosas que decía—. ¿Y qué sería eso mi querido Phillipe? —preguntó con un deje burlón. Si realmente lo quería se lo pediría a pesar de sus picas. Eso era una de las cosas de ese humano que la atraía, no se quedaba callado y temblando de miedo ante ella por ser un vampiro. Si tenía que enfrentarla lo haría. Es contradictorio, ya que eso es justamente lo que debería evitar. Pero a pesar de castigarlo, aquel espíritu rebelde seguía allí.

Lo miró alzando las cejas, apremiándolo para que hable.

por Invitado Dom Sep 30, 2012 4:31 am

Vi su cinismo en la comisuras de sus labios, sus palabras burlonas que me hacian aveces tambien perder los estribos, en cierto punto los dos teniamos un parecido en ser tan ironicos y bulones a la hora del hablar y lo peor era que aveces reaccionabamos no de buena manera, ella quitandome sangre y yo atacandola con algunas cosas que me salian derepente que la hacian molestar aun mas, ganandome un buen castigo y torturas por parte de ella, entre un vampiro y un humano, me inamigaba que siempre ganaria un Vampiro, como es el caso que ese humano es el Vasallo para ellos.

Me quede mirando con lentitud todo el lugar hasta nuevamente volver mi mairada a ella para saber como decirle lo que queria, me sente en el asiento delante de su escritorio sin que ella me diera el permiso para que me sentara y junte mis manos en forma de puños, apoyando mi barbilla en estos mientras la observaba otra vez-Bueno quiero que me de permiso para viajar a Italia a visitar a mis Abuelos-le suelto de una vez con fuerza y entre dientes, imponiendoselo como una orden, a lo mejor eso no le gustaria, mi manera de hablar, pero asi era y no iba a cambiar.

Coloque mi mano en el escritorio mirando las piernas de mi ama subidos en el objeto donde tenia un monton de papeles. Tenia unas piernas muy hermosas y provocativa, era una hermosa Vampireza y aveces me hacia sentir mucho deseo por ella, pero me tenia que contener aunque aveces ni ella misma lo hacia y terminabamos formando la escena en placer. Espere que ella terminara por decidir si me dejaria ir o no, pero aun no lo hacia. Mis dedos pasaron por sus tobillos suavemente subiendo poco a poco-Tambien usted podria ir...Ama-digo la palabra "Ama" entre dientes, sensual y un poco burlon, mientras que la miraba picaro.

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