Asleep {Privado}

Las pesadillas seguían en su mente, las memorias de su vida con los recuerdos de las noches anteriores; convirtiéndose en una mezcla extraña de una noche terrorífica. Sus padres a su lado disfrutaban del un festival de nieve, las risas de los niños resonaban por doquier y familiar completas se regocijaban ante la blanca vista del lugar.

En el escenario una hermosa mujer tocaba el piano con habilidad y parejas de todo tipo y edades bailaban al compás de la música. Pero todo se detenía y la interprete soltaba un grito aterrador mientras su rostro se desfiguraba y su cuerpo se iba desgarrando, así como el de otras tantas personas que empezaban a caer a su alrededor, incluso su padre, haciendo que su madre gritara y quedase en shock. La adrenalina se disparó en su cuerpo y trató de arrastrar a la mujer lejos de aquel lugar mientras uno de los monstros se acercaba a ambas.
-Mamá… mamá por favor- gemía la chica tratando de alejarla, pero la mujer estaba de rodillas, llorando con desesperación. Antes de que pudiese hacer algo el ser se abalanzaba contra ellas, atacando a la mayor ante la atónita mirada de la joven. Intento atacarla, pero sólo fue herida y aunque su corazón estaba roto y tan sólo quería llorar, pero no iba a morir. Siguió corriendo con fuerzas mientras la nieve que caía dejaba de ser blanca… era roja, era espesa y era cálida… Era sangre…

Aterrada, alzó la mirada y deseó no hacerlo, pues encontró una escena terrible. Sus padres, amigos de la escuela, las personas del refugio, Alexandra, Kendal y otras tantas personas que habían tenido algún impacto en su vida se encontraban muertos y desmembrados, sus cuerpos colgaban sin vida sobre ella, como si alguna clase de decoración se tratará, mientras a su alrededor los vampiros danzaban al ritmo de una melodía de gritos y lamentos que escapaban de la boca de los muertos, como grotescos altavoces. Sus padres, amigos de la escuela, las personas del refugio, Alexandra, Kendal y otras tantas personas que habían tenido algún impacto en su vida.

Gritó, pero eso sólo atrajo la atención de los vampiros a ella… era su fin y no podía hacer nada para evitarlo. Pero de la nada una luz brillo en el cielo y sonrió.
-Jefe- murmuró y corrió de nuevo, abriéndose paso entre los vampiros, esquivándolos y golpeando a unos. Pero al llegar a él, lo único que encontró fue su cuerpo en el suelo, junto a otro que no le importó. Aquellos ojos azules, normalmente llenos de vida, estaban vacios y apagados.
-Etien… Etienne… ¡Etienne!- gritó desesperada sin darse cuenta, que el cuerpo a su lado empezaba a moverse.
-Mi dulce Amelie- una voz susurrante dijo –No grites, cielo mío- una mujer, una que conocía bien se sentó junto al cuerpo de Etienne y acarició su cabello con suavidad, sonriendo se levantó –No te preocupes por él… pronto lo acompañaras- susurró ella y sonrió mientras los colmillos sobresalían en su sonrisa.

No pudo reaccionar y lo único que sintió fueron los colmillos en su cuello y sus propios gritó resonando en sus oídos antes de que alguien la llamara por su nombre. Abrió los ojos aterrada, aun gritando, pudo ver a alguien frente a ella, unos ojos azules preocupados.
-Etienne- murmuró con voz ronca, producto de los días sin usarla y sin pensarlo mucho se colgó de su cuello, hundiendo el rostro en su cuello –Jefe… está bien, jefe- dijo empezó a sollozar, aun no sabía que era verdad y que mentira. Su mente aun se sentía aturdida y no la podía controlar…

La sostuvo contra sus brazos, un poco aturdido de como se supone debía reaccionar. No estaba acostumbrado a consolar a las personas, menos a una chica. Aún así acaricio su cabello y trato de tranquilizarla, recordaba que cuando solía ser un niño y tenía pesadillas, su madre adoptiva entraba y lo consolaba acariciando el cabello. Así que en ese momento, pensó que iba a funcionar de la misma forma, porque ella necesitaba quién la consolara. Finalmente, cuando se tranquilizó. Se inclino a ella y le habló para que se calmara, casi en un susurro.

––Calma Petit ––le aseguró––, fue solo una pesadilla ––aunque en el fondo, no estaba del todo seguro de que la pesadilla realmente había terminado. Se quedaron así unos segundos antes de que un doctor entrará a observarla. Sentándose en una silla escucho atentamente las instrucciones del doctor, sobre todo por el golpe en la cabeza que había sufrido, mientras todo eso acontecía, solo la miro, ella parecía perdida entre sus pensamientos y eso le preocupo.

Cuando se hubo ido el doctor, la miro a los ojos y le puso una mano en el hombro.

––Las personas mueren en algun momento, sobre todo en una guerra... hiciste lo que podías, no puedes culparte porque lo que paso ––porque podía leer en su mente lo que pasaba por la cabeza de la jovencita.

Se sentía realmente desorientada, una vez que el llanto terminó y su mente se aclaró levemente algo extraño sucedió, pues aun cuando intentaba decifrar que era lo que la había asustado tanto, no podía hacerlo, como si un gran velo negro no le permitiera accesar a sus recuerdos.

Escuchó a medias al doctor sin estar segura de que le hablaba y llevandose una mano a la cabeza, la palmó suavemente, buscando alguna herida, golpe o cicatriz, pero no había nada y sólo frunció el ceño aun mas desconcertada, hasta que Etienne habló, capturando su atención. Lo miró a los ojos, aunque era obvio en su expresión toda aquella confusión.

Recordaba el Winter Festival y haber visto a un vampiro cerca de ella, luego el silencio y a partir de ahi... Nada... Tan sólo oscuridad y gritos... Su respiración se agitó levemente y sus manos temblaron.
-¿Muerte?... ¿De qué me esta hablando?- preguntó algo asustada -¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy aquí?- el miedo la recorría y el no reconocer el lugar no ayudaba. Quería saber que había sucedido en el Festival.

Se quedo en silencio durante varios minutos. Mirandola a los ojos por si quisiera bromear con él, pero Etienne no era un hombre hecho para las bromas, ni Robyn una muchacha que le gustará bromear. Así que solo se quedo en silencio, y alejándola un poco de él, le dedico una suave sonrisa.

—Dame unos minutos —murmuró y se alejó para hablar con el doctor, quién había presenciado la escena y también estaba un poco consternado. Conversaron varios minutos y el médico llego a la conclusión que Robyn estaba padeciendo de ausencia de memoria temporal, lo que implicaba que por el shock de lo acontecido en el festival, posiblemente como acto de protección todos sus recuerdos habrían sido borrados. Eso también implicaba que más adelante, poco a poco, ella iba a recordar todo.

Con eso en la mente, Etienne regreso donde Robyn y se sento a su lado, mirando el miedo y la preocupación en sus ojos, suspirando acaricio lentamente su cabello, esperando que de alguna forma, si el era amable o cuidadoso, ella se sentiría más comodo con todo.

—¿Qué es lo último que recuerdas? —murmuró sosteniendo su mano. Era demasiado íntimo, sabía que estaba siendo demasiado íntimo con ella... y cercano, pero no podía evitarlo.

Lo observó por un momento y fue como si todo estuviese claro… de una manera confusa… tenía amnesia, eso era algo obvio, aunque no sabía cómo es que podía serlo, si aun lo recordaba a él, al hombre frente a ella; así como toda su vida, excepto por esa noche.

Se quedo pensativa y trató de recordar un poco, pero un terrible dolor la hizo dejar de hacerlo y gimió frustrada, sintiendo el calor de su mano sobre la suya; sin pretenderlo, la apretó suavemente, agradecida de su apoyo.

Pero eso no era suficiente para su memoria, pues sólo podía recordar a un vampiro mirándola y después de eso un grito por encima de la multitud… lo demás se desvanecía en negro, solo dejándole una sensación de pesar en el pecho y un punzante repiqueteó en la mente.
-Nada importante… Sólo un grito en el festival- susurró y lo miró a los ojos con temor pero decisión –¿Qué sucedió esa noche?- pregunto con firmeza, notando como la expresión de Etienne se contraía por un momento y temió lo peor –¿Dondé está Kendal? ¿Y Alex? ¿Jefe? Jefe ¿Qué pasó?- y a cada pregunta, su voz iba subiendo de tono, hasta convertirse casi en un grito.