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Tras el festival |
Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día. Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo. Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes. Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir.. |
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Meses | OUTLINE |
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Hurricane {Privado}
Hurricane {Privado}
26 de Febrero de 2013.
1.40 am
Varias miradas se posaron en ella cuando entró en el lugar pero las ignoró con su mejor cara de pocos amigos. Arrugó la nariz, asqueada, al sentir la mezcla de aromas que había allí dentro. Era el único lugar al que podía ir, de alguna manera aquel lugar había logrado sobrevivir al toque de queda impuesto luego de la masacre. No sabía como habían hecho y tampoco le importaba mientras tuvieran cerveza fría para venderle. Había logrado escabullirse por las calles y llegar hasta allí, necesitaba pensar, aclarar la mente y no se le ocurrió otro lugar más que ese. Se enfundó unas calzas negras y una remera sin mandas del mismo color para poder fundirse con las sombras, lo que le había resultado.
Las cosas iban mal, muy mal. Luego del fiasco del festival el caos reinaba y los enemigos se hacían cada vez más fuertes. Sin embargo, lo que más le preocupaba era lo que había sucedido con Bjorn. No había señales de él, se negaba a creer que estaba muerto, eso no podría ser. Si así fuera, tendrían que haber encontrado su cuerpo pero no había rastro de éste. Había quedado bastante desorientada después de aquello. ¿Cómo podían confiar en los vampiros con todo lo que había sucedido? Había varios en la manada que se planteaban aquella pregunta pero nadie se animaba a decir nada en voz alta.
Los Garras Rojas se hacían más fuertes y últimamente la idea de haberse equivocado al juzgarlos como traidores rondaba su cabeza. Se tomó de un trago lo que quedaba de su cerveza y pidió otra. Suspirando, se dijo a sí misma que no tenía que pensar en eso. Había hecho su elección hacía mucho tiempo y su lealtad estaba con los Fenrir. No iba a abandonarlos ahora. A pesar de todo, no podía traicionarlos, no importaba lo que sucediera, ellos eran sus hermanos y lucharía con ellos.
Apoyó sus brazos en la barra, jugando con la botella, distraída. Esperaba que Dante estuviera preparado para guiarlos. Era una gran responsabilidad la que recaía sobre sus hombros, no dudaba de él, sólo esperaba que encontrara la mejor forma de salir de eso.
Sacó el celular observando la hora. Ya hacía un rato que le había enviado ese mensaje. Esperaba que fuera, sería bueno para poder estar un poco más tranquila, pero también entendía que las cosas no eran fáciles. Esperaría un rato más, si no había rastros de él, se largaría.
Última edición por Selena Ateara el Jue Sep 13, 2012 5:02 pm, editado 2 veces
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Re: Hurricane {Privado}
Los ancianos habían llegado a una determinación, y ya me lo habían comunicado. Mañana, con la luna nueva, sería reconocido como sucesor de mi padre, y también se harían un pacto que traería nuevos aires a nuestras manadas. Los Fianna estaban listos, ellos, como nosotros habíamos perdido hermanos, y comprendíamos que preservar nuestras vidas, iba más allá de un mero pacto con los vampiros, los actos realizados habían escapado de cualquier control, de cualquier parámetro, siendo incluso más crueles para cualquiera naturaleza licana.
En medio de las tensiones propias de momentos complejos, recibí su mensaje, muy breve : "te espero donde siempre, necesitamos hablar". Aquel mensaje me dio un respiro, ya sentía que la suerte se había echado y era momento de relajarse un instante, antes de seguir por la senda escogida por los azares de la vida. Apenas leí el mensaje, sonreí, borrándolo en el acto, y guardando el móvil, {era una de las pocas cosas modernas que llevaba conmigo}.
La autora de mensaje era una cachorra, una niña que había jurado proteger y que no debería ser distinta a todas las demás hembras de la manada, pero aquella mujer se había convertido en mi confesora, tal como lo había sido mi mujer años atrás. Era una cachorra, valiente y arrebatada, una licana admirable que había tomado bajo mi alero, y se había ganado mi admiración. Además, de que era increíblemente hermosa, y es algo que no puedo olvidar, así que he deshechado la idea de verla como una hija, eso sería mentirme a mí mismo. Ya tenía suficiente con mi propia hija que no puede verme.
Sentado en el bar, bebía algo de cerveza, era lo único de calidad que se vendía en aquel lugar, y la vi entrar, la dejé moverse, y disfruté como un ladrón de su aroma a hembra fuerte, una amazona digan de Artemisa. Hice agitarse lo último que quedaba de mi trago y me acerqué a ella, por la espalda, hasta quedar a su lado, con un cigarrillo sin prender en los labios.
- vaya cara, ¿te pasó algo cachorro?- le pregunto, mirándola de reojo antes de encender mi cigarrillo y apagando el cerillo - ¿que necesitabas? ¿te ha pasado algo?- no pude ocultar mi preocupación por ella, imagino que aunque lo hiciera, ella podría detectarlo, era lista, otra virtud que se sumaba a sus licanos encantos.
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Re: Hurricane {Privado}
—Nada que no sepas —se encogió de hombros restándole importancia al notar sus palabras teñidas de preocupación, no quería tener que ser un problema ella también—, y que no puedan borrarse con un buen trago —agregó intentando bromear y quitándole el cigarro de las manos para darle una seca—. Tendrías que dejar esto… Vas a terminar dejando que la gloría de matarte se la lleve un simple cigarrillo —sonrió aún más, negando levemente con la cabeza y expulsando el humo hacia el frente.
Desprendía un aura de seguridad que la adormecía y lograba que se relajara, que bajara un poco la guardia. Con su sola presencia había hecho que gran parte de las dudas se esfumaran, aunque hubiera otras tantas que siguieran ahí, martillándole la cabeza. Era eso lo que le gustaba de él y que lo hacía un buen candidato para poder guiarlos, no verías en él la duda, la debilidad, sino la confianza en sí mismo y la seguridad de lo que hacía. Al menos de cara al mundo era así, observándolo no dudaba que los demás terminarían viendo también eso en él, logrando que confiaran y despejando sus temores.
—Ya te he dicho que no me llames chachorro —dijo torciendo el gesto. Sabía que era una costumbre en él llamar a la gran mayoría así y le gustaba fastidiarlo con eso. No le molestaba que lo hiciera, al menos no lo suficiente como para enfadarse verdaderamente por ello—. No es un buen apodo, además hace tiempo que dejé de serlo —en su rostro se acentuó la sonrisa ladina y le guiño un ojo dándole un trago a la cerveza. El recato no era algo que fuera mucho con ella y hacía tiempo que había dejado de sentirse nerviosa ante su presencia, si bien lo respetaba y en ciertas ocasiones debía morderse la lengua para no pasarse de la raya, la mayoría del tiempo era ella misma con él como con todos los demás.
Era increíble la manera en que había logrado que se relajara, siempre se había sentido protegida cerca de él, sabía que ese el punto fuerte de él y lo que haría que pudiera ganarse la confianza de los miembros de la manada que no lo conocían lo suficientemente bien.
—¿Qué han dicho los ancianos? —preguntó en un murmullo aunque perfectamente audible para él. Era eso lo que la tenía más preocupada y sabía que también a él debía darle vueltas en la cabeza aquel asunto. Sus ojos se clavaron en los de él, firmes, quería que le dijera la verdad, no quería recibir evasivas. Era por él y por sus demás hermanos por quienes estaba preocupada—. Después de todo el lío que se armó hay demasiados rumores circulando… Algunos son demasiados estúpidos, he estado tentada de poner en su lugar a más de uno pero no es el momento para volvernos contra nosotros —suspiró.
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Re: Hurricane {Privado}
- no sabía que deseabas matarme, creo que deberé cuidar más mi espalda- llevo otra vez la cerveza a mi boca y le dejo el cigarrillo, ya no lo quería, porque no estaba seguro que iba a sentir si mis labios rosaban el lugar donde los de ella había rosado. Esto ya estaba dejando de ser divertido, tanto tiempo jugando al tira y afloja, con insinuaciones, con miradas y frases que encendían, sí, dejaba de ser divertido ahora que era el líder y tenia una responsabilidad. Y nos pusimos serios, ella me miraba y esperaba mi respuesta, ¿que iba a pasar?.
- lo sé, la manada está demasiado revuelta, asustada, los garras rojas y esos cainitas han mostrado lo que son capaces de hacer, y eso no es agradable, - levanté una ceja, y la quedé mirando - mi padre mantenía el orden y la seguridad, pero con su pérdida, todo se ha vuelto un descalabre, no intentaré ocultártelo - la miré de reojo, esperando ver sus rasgos, que iba a decirme o no decirme, Selena era misteriosa, como la diosa de la que llevaba el nombre.
- Los ancianos han reprochado los actos de los garras rojas, han sobrepasado cualquier nivel de destrucción y creen que es sabio mantener la alianza con los vampiros, ya no para proteger nuestro estilo de vida, sino, para detener este derrame de sangre. Estan preocupados, saben que de continuar todo esto, el equilibrio será roto, y todos nos iremos a la mierda- dejé la botella sobre la barra y me recargué en ella - nos uniremos con los fianna, no como cualquier alianza, sino en un pacto aun más importante...- no la quedé mirando, entorné los ojos, pensando en lo que dejaría atrás, había tenido una mujer, mi esposa, asesinada por cainitas - nos casaran, a los los líderes para que no exista lugar a dudas de la alianza y lo que ambos clanes deseamos, preservar el equilibrio. Los vampiros no comprenden de esto, son demasiado frívolos para atisbar lo que sucede, pero confió que no sean tan cerrados de mente para comprender lo que está pasando - suspiré, y la volví a mirar, levantando mi mano hacia su mejilla para acariciarla, esperaba que comprendiera que esto era casi un adiós a nuestras reuniones, a nuestros juegos, pero era tan complicado decirle adiós a algo que ni siquiera había comenzado.
- en la luna nueva, se llevará el rito, y de ahí, las manadas serán una sola, los vampiros deberán vernos como iguales, o se quedarán solos, nadie, ninguno de nosotros estará dispuesto a morir por quienes no son nuestros iguales - seguí acariciando su mejilla, esbozando una ligera sonrisa, su piel era suave, agradable.
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Re: Hurricane {Privado}
—Al contrario, yo cuido tus espaldas —dijo burlona, mirándolo de reojo.
Frunció la boca disgustada cuando nombro a Bjorn, haciendo que las preguntas sobre que sería de él volvieran a asaltarla. Al parecer Dante iba a seguir los mismos pasos que su antecesor y así también lo querían los ancianos. No sabía donde quedaba aquella aberración por los vampiros que hace tantos años profesaban. Negó levemente con la cabeza, clavando la mirada en la botella, dejando que el cigarro se consumiera sólo.
Sin embargo lo que más la sorprendió fue lo que sucedería con los clanes. Su ceño se frunció procesando lo que había dicho. Había oído que una alianza entre ambas manadas se estaba llevando a cabo pero nunca imaginó que llegarían a ese punto.
—¿Casarse? —preguntó con la voz teñida de incredulidad y alzando ambas cejas, aunque sin mirarlo. Dio un largo trago a su bebida. Una decisión demasiado arcaica era aquella, pero que más podía esperarse de los viejos lobos que formaban el consejo. Seguramente aquella unión traería más seguridad y en aquellos momentos era eso lo que más necesitaban.
Sintió su mano y suspiró observándolo, sin saber que decir. De ante mano sabía que todas las cosas iban a cambiar, ahora sería el líder y no podía andarse con tonterías. Pero no había caído en la cuenta, hasta ese momento, de como la afectaría a ella. Siempre había contado con Dante para que estuviera en momentos como ese y aunque entendía que tendría nuevas responsabilidades, ingenuamente, había creído que eso no afectaría la extraña amistad –si se la podía llamar así– que llevaban, no de manera tan contundente.
Apoyó su rostro más en la mano de la caricia, buscando consuelo en ese simple gesto, que la reconfortaba vagamente.
—Si tengo que morir por alguien no será por un vampiro —dijo firmemente—, sabes que no tengo ni una pizca de agrado por esas criaturas pero no voy a poner en duda tus decisiones… te seguiré hasta el final, no temo dar la vida por uno de los nuestros —quería decirle que estaba dispuesta a dar la vida por él, aunque eso debía saberlo de sobra—. Nunca serán mis iguales, no puedo evitarlo, pídeme lo que quieras pero no eso… va en contra de lo que soy.
Sus orbes celestes se clavaron en los de él. Podía soportar el que estuvieran en el mismo bando, que tuvieran que planear cosas juntos, pero jamás en su vida se sacrificaría por esas criaturas sin vida. Si aún continuaba en la manada era por ellos, por sus hermanos, no porque le gustara aquella tregua y Dante sabía de sobra aquello.
—Así que en un par de noches se celebrará el ritual y seremos uno con los Fianna —un sabor amargo quedó en su boca al decir aquello, pues luego de lo que le había contado sabía lo que aquello conllevaría—. Espero que eso calme las aguas en la manada. Los más jóvenes se muestran nerviosos y no es bueno eso sabiendo que podríamos sufrir un ataque en cualquier momento. Serás un buen líder, no tengo duda de eso —hizo una pausa y luego cambió de tema, lo ánimos no estaban para agregar preocupaciones—. Será divertido ver como compartes el mando con la líder de los fianna —una mueca parecida a una sonrisa apareció en su rostro, aunque en sus ojos se podía ver un atisbo de recelo y preocupación. Conocía la historia de su esposa, todos en la manada habían sabido como habían terminado los lobos que osaron traicionarlo. Esperaba que estuviera preparado para eso, que las heridas del pasado no le doliesen tanto.
Le hizo señas al camarero y le pidió que trajera dos tequilas, una vez el trago estuvo frente a ellos lo miró, sonriendo divertida. Dante le había dado bastante en lo que pensar pero prefería dejar eso para después, ahora aprovecharía la que creía, sería la última noche. Era extraño saber que ya no podría acudir a sus llamados, que no podría ser quién la escuchara con aquellas inquietudes que solían asaltarla, que ya no podría haber nada. Había notado la despedida implícita en sus palabras y en sus gestos. Y aunque no quisiera, sabía que no tenía opción, las cosas eran de esa manera ahora, no había nada que pudiera hacer.
—Teniendo en cuenta que ésta será, probablemente, tu última noche por estos lares y que no tardaran en ponerte la soga al cuello —dijo acercándole uno de los pequeños vasitos y con una sonrisa burlona—, será una especie de despedida y no aceptaré un no por respuesta. Déjame saborear por última vez el poder ganarte en algo, ya que cuando seas el líder tendré que contenerme para no hacerte quedar mal frente a los demás —bromeó levantando su bebida—. Por ti, Dante —saboreó cada letra de su nombre si apartar la vista de él, haciendo un pequeño movimiento con la mano a modo de brindis y se bebió el líquido de un solo trago.
Cerró los ojos sintiendo como quemaba su garganta a su paso. Tal y como lo hacía la idea de que no volvería a tener la oportunidad de estar así con él nuevamente, siendo simplemente dos personas más. Al abrirlos lo vio allí, a su lado, y sintió como su pulso se aceleraba ante aquella idea. No podía, no podía no hacer nada, se dijo a sí misma y sin pensarlo dos veces se acercó a él, buscando su boca. Era un todo o nada, no había vuelta atrás, no habría segundas oportunidades. Sólo tenía ese momento, ese allí, ese ahora.
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Re: Hurricane {Privado}
. sé que no te puedo pedir algo en contra de tu naturaleza, Selene, pero en esta ocasión, esto va más allá de licanos o vampiros, lo que ellos demostraron es algo peor que tener que lidiar con vampiros... sabes que lo que pasó hace doce años podría repetirse - algo dentro de mí me indicaba que también lo hacia como venganza, quería la destrucción de los cainitas, pero no era tan loco para extender mi odio a todos los vampiros; los brotherhood, eran hasta ahora, un mal necesario. . lo que se haga con la hermandad es un mal necesario, pueden decir que no es nuestra lucha, pero si esos demonios acaban con la hermandad y con los vampiros, vendrán por nosotros, ¿ y que crees que pase?, puede ser que estemos apostando a los que pierdan, pero también es cierto que no nos iremos al lado de los genocidas y diabolistas - le explico, Selene me comprenderá, pero deberé mejorar mi discurso si quiero convencer a todos, pero con esto mismo, convencí a los ancianos, aunque no esperaba que me pidieran que me desposara con una completa desconocida.
. ¿ganarme? ¿soga? vaya buenos deseos que me das, cachorra, mira, yo estuve casado una vez, y sólo he amado a una mujer, ella no está ahora, y me mantengo tranquilo, sé que es un matrimonio, pero creo que la hembra alfa comprenderá las circunstancias, y no pasaremos de ese mero acto y unió para sellar la alianza, así que no hables de soga al cuello - parecí muy serio, de hecho, me puse muy serio, pero luego lancé una carcajada, tomando el tequila . deberías ver tu cara ahora, - me reí más en su cara, había una cercanía entre los dos que no disfrutaba con nadie más . ya bebe, no te enojes, y olvida la idea de ganarme, estas muy pequeña para eso - ¿pequeña? Selena no era demasiado menor que yo, por lo menos, sus años ya no importaban cuando han pasado tantos.
Bebimos y me distraje, en serio que no la vi encima, pero cuando me percaté, tenía a Selena sobre mí, con su boca en la mía, con su lengua rozando mis labios. Cerré los ojos, y por un instante todo fue blanco. Extraño, yo, grandete ya, y sentia que me iba a blanco.
La tomé delos hombros y la separé de mí, antes de que siguiera, la miré a los ojos, aún sujetándola de los hombros, . no te confundas, eres mi pupila, mejor que me vaya - respiré profundamente, con el ceño cerrado, y la solté, no tenía nada más que hacer ahí, estaba complicado con todo lo que sucedía, y ella me besaba... era demasiado.
Bueno, eso hubiera hecho si tuviera conciencia, y no trajera tan entusiasmado, y que ella me gustara tanto. La tomé de los hombros, y la pegué más a mí, abrazándola, ahora que la rodeaba, se me hacia tan pequeña y vulnerable, La besé con pasión, hacia años que no besaba a alguien así, y recorrí con mi lengua su boca, hasta encontrar la de ella. La apreté, más y más contra mí, y el beso se fue calmando, mas nuestros cuerpos no. ¿Que carajos había significado esto? Calentura pre matrimonial, quizás, por lo menos de mi parte lo era, pero también era una atracción y una tensión que no se perdió con se beso. Y con aún con sabor del tequila de su boca en la mía, al miré.
. ¿que buscabas luna? - la acerqué a mí y era yo quien la besaba de una manera que rayaba en lo impúdico, menos mal que en este local no reparaban mucho en estos detalles, Bajé mis manos por su talle hasta su cintura, y la pegué a mi cuerpo . ¿en esto me querías retar, acaso?- le susurré, cuando el segundo beso fue muriendo, acercándome a su oído, y hablándole ahí, pegándola a mí cuello.
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Re: Hurricane {Privado}
Antes de que se moviera lo tomó con una de sus manos por la ropa. No quería dejar que se marchara y que las cosas quedaran así. Aunque lo último que hizo fue irse. Sus brazos la rodearon y su boca volvió a posarse sobre la suya, sorprendiéndola. Ella no se hizo rogar ante eso. Su lengua buscó la suya y una escalofrío la recorrió de la cabeza a los pies. Jamás creyó que pudiera tener una reacción como aquella, pero no quería separarse de él. Su boca lo besaba con urgencia. Sus brazos se enredaron alrededor de su cuello, aferrándose a su nuca y atrayéndolo más contra sí.
Escuchó sus palabras que llegaron a ella como en un susurro. Estaba tan perdida como él en aquello. Siempre había intentado verlo como un mentor, un modelo a seguir, como su fututo líder, no como algo más. Pero después de aquello era innegable que lo deseaba.
Suspiró sintiendo como sus manos bajaban y la acercaban más a él. Eran como un fuego que traspasaba sus prendas y se quedaban marcadas directamente en su piel. Su alrededor había dejado de existir. Estaba extasiada y su cuerpo le pedía a gritos más, no teniendo lo suficiente.
—Estuviste a punto de perder —murmuró en su oído y sonrió contra su cuello, rozándolo con sus labios.
Claramente no se refería a aquello cuando se lo había dicho. Dios, en ningún momento se le había cruzado por la mente terminar de aquella manera. Lo que sabía era que la punzada que sentía en su vientre era culpa de él. Y que no podría vivir con la duda de lo que podría haber pasado después de aquel beso arrollador. Embriagaba todos sus sentidos con su presencia, había logrado desestabilizarla y quitarla de aquel pedestal de seguridad en el que se encontraba constantemente frente a todos los demás.
—Una noche —susurró, casi gimiendo, incapaz de morderse la lengua llegado a esos extremos—. Una sola noche y nos olvidaremos de todo —dijo con el mismo tono de voz separando apenas su rostro para que la viera a los ojos, que se habían oscurecido a causa del placer. No estaba jodiendo con aquello, lo dijo con toda la seriedad que pudo, sintiendo como el fuego la iba consumiendo. Sus orbes vagaron de los de él a su boca, relamiéndose inconscientemente los labios. Podía sentir su corazón latiendo desbocado a causa de la adrenalina que experimentaba en aquel momento y como la punzada seguía allí, haciéndole aún más difícil la tarea de controlarse—. Nadie más sabrá de esto y después de hoy quedará en el olvido —no tenía nada que perder.
Sólo eso le pedía, una sola noche para que la hiciera suya y después volverían a sus papeles normales.
No espero su respuesta con sus manos volvió a atraer su rostro al de ella, volviendo a fundirse en su boca, con pasión y necesidad. Buscando con su lengua la suya, pegándose aún más a él, amoldándose a su cuerpo. Permitiendo que aquel fuego que emanaba de él la consumiera por completo.
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Re: Hurricane {Privado}
- no sabes que estas pidiendo Selene- dije doliente, acariciando sus mejillas con mis pulgares, rozandolos y acariciando más esas blancas mejillas - no quedará en el olvido, y realmente debo confesar que le temo a no olvidarlo - mostré algo de dudas, algo que nunca lo hacía, siempre era el incólume licano, ahora, sería el incorrupto líder, ¿esposo?. Ya eso se veía lejano, como un mal chiste, una zancadilla que yo mismo me había hecho - pero te deseo... y quiero hacerlo - la besé, reclinándola sobre mí.
Nos besamos un poco más, cubriéndola con mis brazos y abrazándola para que no se me escapara. Pagamos la cuenta y salimos de aquel bar, entre las sombras nos movimos, evitando a las patrullas, y que alguien nos viera, ni siquiera nuestras hermanos podían vernos. Nadie debía vernos juntos, ni cerca, ni tan deseosos. Corrimos por la ciudad hasta mi departamento, ahí, nadie nos encontrarían, la entré en el departamento, besándola y presionándola contra la pared cuando la puerta se cerró.
El departamento tenía pocos muebles, un televisor y libros, muchos libros en todas partes, galerías y columnas desordenadas de libros. Una laptop en un escritorio y una taza a medio servir de café. La pegué y con mis manos recorrí sus brazos, bajando hasta su talle, jalando su cintura. Debí tomar un poco de aire, mientras mi corazón se aceleraba sintiendo como mis ojos se iban colocando amarillos. La excitación se volvía un instinto animal, y ataqué su cuello, mordiéndolo y besándolo.
- no hay vuelta atras - sentencié, tomando sus muslos y haciendo que se colgara de mí, sujetando sus muslos que me rodeaban la cadera. Besándola, más bien, comiéndola a besos, la llevé a mi habitación. Una cómoda, libros, y una cama de dos plazas con cobijas negras. Me senté en la cama, con ella encima y comencé a jalar de sus ropas, la chaqueta primero, y luego su camisa. No habían palabras, ni instantes para hablar, sólo para tocarnos, besarnos y dar riendas sueltas a nuestra urgencia.
- te he deseado tanto...- gemí antes de besar su cuello, y recorrer su espalda desnuda con mis manos, presionando, y tocando hasta sus muslos, la frotaba, para que entrara en calor, hacía frío, pero quería que lo dejara de sentir por sus caricias y sus besos - tanto... tanto...- volví a gemir en su cuello, antes de pasarme al otro hombro para besarlo con igual dedicación.
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Re: Hurricane {Privado}
Al entrar en su departamento volvió a sentir sus besos. Su cuerpo ardía de expectación, necesitaba sentir su piel, fundirse con él. En cualquier otro momento, se habría tomado su tiempo para admirar el lugar donde se refugiaba su líder pero en ese momento un simple vistazo le sirvió para calmar su curiosidad.
Recostó la cabeza contra la pared cuando sintió su boca recorriendo su cuello y sus manos bajando por su cintura, pegándola a él, haciéndole saber lo excitado que se encontraba también. La sentencia no hizo más que encenderla y rodeo sus caderas gustosa cuando el la levantó. Con sus brazos alrededor de su cuello buscaba ahogar su deseo en la boca del lican, mientras la llevaba a su habitación, sentándola sobre sus piernas y quitándole la ropa.
Aquella boca la estaba volviendo loca, haciendo que se consumiera en deseo. Movió sus caderas hacia delante, rozándose sobre la ropa y jaló de su cabello, haciendo que retirara la cabeza hacia atrás, buscando sus labios y ahogando en estos los gemidos. Sus manos inquietas, lo desprendieron de su ropa, dejando su torso fuerte y formado desnudo. Su boca bajó por su cuello, dejando su marca en el camino, mordiendo y lamiéndolo, mientras sus caderas volvían a repetir el movimiento anterior.
—Y yo a ti… —soltó entre besos. Sus manos tomaron las de él y las colocó sobre sus muslos, haciendo presión en sus dedos pulgares, haciendo que suba por el lado interno de su pierna. Suspiró contra su piel, sintiendo las desenfrenadas sensaciones que devastaban su cuerpo—. Te deseo Dante —jadeó cerca de su oído, jugando con el lóbulo de su oreja y bajando sus manos al borde de su pantalón-, ahora… —murmuró deseosa de sentirlo. Colocando las manos en sus hombros lo empuja, para que se recueste en la cama, quedando sentada a horcajadas de él. Desde arriba le sonríe lasciva y se relame los labios. Soltando un gruñido al volver a mover las caderas contra las de él. Desabrochó el botón y deslizó lentamente la cremallera, sin apartar los ojos de él, admirándolo, saboreando la dulce tortura.
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Como toda una licana, intentaba llevar el control de la situación, e imaginó que iba aceptar aquello. Graso error, incluso debajo de ella, podría tomar el control, y lo malo, era que mis deseos exigían que le rajara las ropas que molestaban y que me dejara de juegos infantiles. El miedo a ser descubiertos era suficiente afrodisiaco como para que nuestro libido estuviera en su máxima expresión. Mis deseos por ella aumentaban a medida que iba perdido la idea de que esto estaba mal. Al diablo todo, sólo la deseaba a ella. Acaricié sus muslos, presionando, hasta tomar su cintura y pegarla a mi sexo, que ahí se meciera, que se excitara al sentir como me iba colocando sus movimientos y esa sensualidad que había notado y que me traía desquisiado.
Gruñí, levantando un poco las caderas para que disfrutara del roce aún con ropas, pero sólo serían unos momentos, le dejaría sentir que la situación era de ella, pero solo unos instantes, nada más, antes de que me cansara este juego de estar abajo, y sus movimientos lascivos que me negaban su cuerpo. Volvía gruñir, y la tomé por el trasero, y me puse de pie, con ella pegada a mí y la tiré en la cama que crujió ante el brusco movimiento.
En silencio, como si estuviera cazando, jalé de sus pantalones, tomándolos de la pretina y los arranque con bragas y todo. Podía ver su sexo desnudo, su monte de venus que exigía que la tocara. De rodillas en la cama, la jalé de un un brazo, para que se sentara, y le arranqué el sostén, el broche debió romperse seguramente, pero me importó nada. Desnuda ya, la y sentada en la cama, la subí a mis piernas, y la acaricié por completo, su boca con la mía, un beso apasionado y de ahí, bajando por su cuello, su clavícula a la que le dediqué especial atención y arqueando su espalda para poder llegar a sus turgentes pechos los que mimé con mi lengua, y mis dientes que jugueteaban con su pezón rosado, mordisqueándolo y rodeandolo con mi lengua, chupando con ansias y sintiendo su femenino y silvestre esencia.
No me pregunté si ella había conocido a varón antes, quizás sí, quizás no, pero esta noche, me conocería a mí, y sería mía en esta cama. La tendí en la cama, y con ambas manos masajee sus pechos, y besé su vientre, bajando lenta, muy lentamente. Ahí me separé, para poder sacarme mis pantalones y el resto de la ropa que me molestaba. Quedó tirado en el piso el pantalón, junto al resto de la ropa. Ya desnudo, volví donde ella, sin dejar que se moviera, que buscara colocarse sobre mí. La quería tendida, abierta.
Y así la tuve, abrí sus piernas y con mis dedos separé los labios de su intimidad, antes de agacharme y comenzar a lamer, a beber de ella y juguetear con un dedo en su clítoris, la pegaba a mí, tomando con una mano sus glúteos, y sin dejar de mover mi lengua penetrándola solo un poco. Ya cansado de eso, La tomé y obligué a ponerse en cuatro, le susurré en el oído que no tuviera miedo... no tanto por lo menos, y cuando la tuve así, seguí lamiéndola sin parar, acariciando sus glúteos, buscando que llegara al climax antes de entrar y hacerle el amor de la manera más alocada que se me pudiera ocurrir, Era una noche para no olvidar y para ello, había que hacerle honores a esta equivocación..
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Cada toque de su mano era como un fuego que se esparcía y le quemaba las entrañas. Se estremeció cuando la tomó por las caderas y, con ropas, la pegara a él moviéndose, haciéndola jadear con anticipación. Estaba jugando con ella, dejándole llevar el control de la situación por el momento. Sus firmes manos y el exquisito roce eran una promesa de lo que obtendría por haber tentado al lobo.
La brusquedad con la que la levantó y la dejó en la cama nuevamente la excitó más, su sangre ardía de expectación. Una pequeña sonrisa asomó en sus labios y dejó que le arrancara las ropas como un animal salvaje, sintiendo como todo su cuerpo reaccionaba. Su boca estaba hambrienta y exigente, hundiéndose en la de ella con más profundidad. Suspiró de placer, arqueándose hacia él, cuando su boca ardiente se poso en uno de sus pezones, concentrándose en aquella parte sensible, la cuál se endurecía contra sus labios, concentrando el deseo en ese punto, torturándola. Sus manos se enterraron en sus cabellos, indicando que no quería que se apartara, que siguiera con aquel tormento que la empujaba al borde de la locura, haciendo que se humedeciera cada vez más. Sus jadeos invadían la habitación, mientras su corazón latía desbocado.
Alzó la cabeza cuando se alejó, observando con ojos hambrientos como se despojaba de las ropas que aún le quedaba. Era perfecto, atractivo, poderoso… Un escalofrío la recorrió al ver su miembro, grande y duro, imaginándolo dentro de sí. Su cuerpo se tensó cuando lo sintió entre sus piernas. Extendiendo su tortura. Gimió al sentir su lengua, lamiéndola, saboreándola y cerró los ojos mordiéndose el labio inferior, aferrándose a las sábanas. Se removió inquieta, jadeando, cuando sintió como la penetraba con su lengua. Apretó los dientes cuando la cambió de posición, como si de una muñeca se tratara y seguía dándole placer. Las sensaciones arrolladoras se agolpaban dentro de su cuerpo—. ¡Oh, Dante! —soltó en un gemido placentero y se arqueó como si de una gata se tratara, ofreciéndose a él. Un gritó escapó de sus labios al llegar al orgasmo gracias a la habilidad de la lengua de Dante, haciendo que sus brazos cedieran apoyándose en la cama, intentando controlar su respiración.
Cerró los ojos por un momento y se giró quedando frente a él. Aún con aquellas exquisitas sensaciones recorriendo su cuerpo, lo besó con salvajismo y pasión, mordiendo sus labios, sintiendo el sabor de su propio sexo en su boca. Sus manos bajaron hasta su miembro, comenzando a deslizar los dedos por este, apretando la anchura en un fuerte puño; abandonó sus labios y dirigió su boca a su erección, lamiéndolo primero e introduciéndolo en su boca después. Quizás a él le gustase llevar el control, pero ella también quería darle placer. Su cabeza subía y bajaba, introduciéndolo casi hasta el fondo de su garganta y llevándolo hasta los labios otra vez, succionándolo y chupando con frenesí, pasando la lengua, cada vez más deprisa, buscando complacerlo. Quería escucharlo gemir, que dijera su nombre. Podría dejarse manejar como una cachorra entre sus manos, pero no dejaba de ser una loba y en aquellos momentos estaba hambrienta y muriendo de deseo por él.
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Selena no se dejaba dominar, jamás lo haria y me desepcionaria que no peleara por tener el control en este encuentro, en esta guerra en la que nuestros cuerpos danzaban en una manera violenta y apasionada. Y cuando impidió que la siguiera tocando y lamiendo como el más delicioso de los dulces, se inclinaría sobre mí, buscando mi boca y deslizándose hasta mi sexo. Oh, cuando su boca hizo contacto con mi erección, fue maravilloso, que me dejó sin aire, que me vi obligado a soltarlo en un gran gemido, mientras sujetaba su cabeza, y revolvía un poco más de su cabello. Su bocase deslizaba por mi miembro duro, bajando y subiendo, y su lengua presionaba en los puntos exactos que elevaban mi deseo.
Hasta que no pude más...
la deseaba, deseaba poseerla, cogerla y hacer que perdiera la cabeza y que sólo pudiera pensar en mí. La jale de los brazos, alzándola, levantandola con fuerza, y pegadola a mi cuerpo. Sus pechos quedaron a la altura de mis labios, y los comí, besé, lamí sus pezones, hasta dejarle marcas. No pesaba nada, nada, y por eso me aprovecharía, sentado en la cama, y sujetándola por la cintura, la bajé hasta penetrarla, todo mi miembro entró en ella, sin esperar sus palabras, su permiso, no era el lugar para pedir permisos. Dentro de ella, la comencé a mover, arriba y abajo, y la fui tendiendo en la cama, colocando todo mi peso sobre ella, hundiéndome en su húmedad.
-dame tus orgamos, dámelos todos- el vaiven fue frenético, la cogía, era mía, sólo mía, y sujetaba sus hombros empujando en la dirección contraria de mis embestidas, - ¿te gusta asi?... dimelo...- besé su cuello, lamiendo hasta su oído, deseaba ya escucharla gritar mi nombre. Sujetaría sus muslos, y subí sus piernas a sus hombros, para seguir embistiendola más y más, no habría tregua esta noche al son del crujir de la cama y de los gemidos de ella.
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Su boca jugó con su miembro, satisfecha de poder arrancarle aquellos gemidos al gran lobo. Su lengua se concentraba en darle placer, devorándolo. Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando la tomó en brazos, incapaz de soportar las caricias que su dulce boca le proporcionaba.
Cada vez que sus labios se posaba sobre alguna parte de su cuerpo era como si quemara, hacía que se consumiera de deseo y que quisiera más, mucho más. La habitación estaba inundada por sus gemidos, que le era imposibles contener. Dante la volvía loca con cada toque y aunque no quería, lograba dominarla como a un cachorro. Gruñó cuando la penetró, sintiendo como todo su interior se acomodaba para él. Sintió la cama en su espalda mientras el entraba y salía, arrancando un nuevo gemido con cada embestida. Clavó sus uñas en sus hombros, extasiada.
—Dante…ah sí… así —no era capaz de coordinar nada más. En su mente sólo existían ellos dos y aquel acto casi animal que estaban llevando acabo. La movía como si fuese una muñeca, al tiempo que entraba y salía de ella. Sintió como todo dentro de ella explotaba y la llevaba más allá. Arqueándose contra él, exclamó su nombre, haciéndolo retumbar entre las paredes, regalándole lo que tanto pedía entre jadeos.
—No eres… el líder en… vano eh —ronroneó con la voz entrecortada, envolviendo su cintura con sus piernas y aferrándose más a sus hombros. Sus cuerpos sudorosos se movían feroces uno sobre el otro sin dar tiempo a nada. Selena lo observó con los ojos velados de deseo, mientras él arremetía contra ella, penetrándola profundo, haciéndola sentir como nunca antes y ella pegaba su cuerpo al de él, sintiendo su miembro entrar más. Tiró se sus cabellos para atraer su boca a la suya besándolo con desesperación, ahogando dentro de ésta sus exclamaciones, descendiendo por su cuello, entre jadeos y mordidas.
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Sus labios, su entre pierna, todo era mi perdición, y me hundía en ella cuanto podía, haciéndola gemir, quería que gritara mi nombre sin poder contenerse, quería que quedara extenuada entre mis brazos y tuviera que suplicarme que parara. Quería hacerla sentir una mujer en todo los sentidos, llevarla hacia la cúspide del placer y volverla, lenta y suavemente para luego volver a impulsarla con el salvajismo que le imprimía a cada una de mis penetraciones.
- callate y disfruta- rugí, me fascinaba su voz, pero ahora la quería escuchar gemir, gritar, jadear, y perder el aire. Moví sus piernas, quería sentirla por complet, y ya sus piernas me ofrecían una inconciente resistencia. Las puse en mis hombros, y volví a hundirme en su placer, buscar cada recoveco de su cabeza para dejar mi nombre. Sentia que en este acto la reclamaba como mía, y así seria ante todos, aunque derechos no podía exigir, pronto me debería a otra mujer, sin embargo, Selena sería mía para siempre, porque yo así lo determino, porque ahora, mientras le hago el amor de esta manera, germinaré en sus deseos mi piel, mi sexo, y la manera en que ahora mimo cada una de sus exigencias y necesidades en la cama.
me salgo de ella, para solo, tomar sus caderas, y voltearla, la quería en cuclillas en la cama, con su trasero a merced de mis manos. Lo acaricie sólo un poco justo antes de entrar en su sexo, y empezar con el golpeteo de nuestras caderas, a humedad extrema que ambos sentíamos -darme... tu placer Selene... te deseo... - exclamé con la voz ronca, sus ojos amarillos revelaban como la bestia interna tomaba el control de la situación. Oh Selene, te llevaré siempre en mis recuerdos, pensé para mí mismo, mientras seguía el vaivén violento de mi miembro dentro de ella.
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Re: Hurricane {Privado}
- Spoiler:
- Era exquisita la manera en que la hacía llegar, para volver a hacer lo mismo. Se sentía completamente a su merced. Se ocupaba de darle placer a cada parte de su cuerpo, con aquella fiereza que lo caracterizaba. Había estado con otros hombres, pero ninguno tan dominante como Dante. Con cada toque le quemaba, cada penetración era un nuevo gemido de placer que se sumaba a los anteriores.
No pudo hacer más que sonreír ante sus bruscas palabras, cerrando los ojos por un momento, dejándose llevar por sus movimientos. Él la posicionaba de manera que su miembro entrara con mayor profundidad dentro de ella. Se mordió el labio inferior mientras las gotas de sudor se resbalaban por su piel. Sabiendo que después de aquella noche no podría olvidarla como había creído. No después de la manera en que sus cuerpos de acoplaban el uno con el otro, encajando de manera perfecta, haciéndola vibrar de placer. Sentir como saciaba su necesidad de más…
Ronroneó cuando sintió sus caricias sobre su trasero. No había dejado una sola parte de su cuerpo sin mimar, todo ella le pertenecía y no le gustaría que fuese de otra forma. Mojada y lista para volver a recibirlo sintió como nuevamente volvía a introducirse en ella, jadeando de placer, se movió al contrario de sus embestidas para sentirlo con más profundidad. Sintiendo como su interior se apretaba a su sexo.
—Ah Dante —gimió cuando las embestidas se hacían más rápidas, sintiendo como el climax se acercaba. Sus manos se aferraron a las blancas sábanas. Mordió su labio hasta sentir el sabor metálico de la sangre la cual lamió. Su cuerpo se sacudió en suaves espasmos mientras sus paredes internas se cerraban aún más alrededor de su miembro que la embestía sin piedad. Le dio lo que él le pedía y mucho más. Después de todo había dejado que la tomara como le placía, dejándose llevar en ese torbellino de sensaciones que le provocaba. Le pertenecía a él y no tenía ningún arrepentimiento sobre eso, aunque no podía decir lo mismo sobre él.
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