Noche sin Luna

La noche era oscura, hoy había luna nueva simplemente esplendida, permitía admirar las estrellas con mucha más intensidad y ocultaba a los predadores en la sombra. Una noche perfecta para hacer lo que mejor se me daba infundir temor y disfrutar una buena cena que se vería condimentada con el pánico de las presas. Era aficionada a esto, posiblemente, desde hace años lo he hecho y muchos antes de que saliéramos a la luz. Importaba realmente poco el motivo, es posible que no existiera una razón muy profunda a mi conducta.

Central Park era ideal para lo que pretendía, al menos por esta noche ya mañana buscare que hacer, lo que hacía mas excitante la noche era que muy pocos humanos salían de casa cuando el sol se ponía, pero nunca faltaba aquel confiado que dejará todo a su suerte y decidiera aventurarse, es el caso de la pareja que había estado siguiendo desde que entraron, los había elegido porque parecían enamorados y tal vez suene retorcido pero me gustaba poner a prueba eso. Los había vigilado por casi media hora y ya iba siendo tiempo de que supieran lo que les esperaba, así que me hice sentir, cualquier ser tiene un sexto sentido que les advierte del peligro, me daba cuanta que un escalofrió subía por sus espaldas.

Los humanos aceleraron sus pasos, creyendo que era cosa de su imaginación, temblaban posiblemente, y no importaba de hecho lo esperaba, entraron en un sendero oscuro, tratando de acortar su camino a la salida y me dije que ese era mi momento de actuar, de mi muslo tome el arma de fuego y apunte a las rodillas del chico, al primer impacto cayó de bruces, la pequeña rubia se giro e intento ayudarlo, cuan conmovedor ella lo amaba profundamente. La cogí por detrás, era mucho más fuerte, la tome del cabello y el alce para dejarme libre acceso a su cuello.

—Una escena encantadora, eres capaz de dejar de correr por él. —que estúpida, pudo haber tenido ventaja pero la desperdicio.

—Por… favor… —tiempo de suplicas, tiempo de rogar por sus inútiles vidas que a mí no me importaba, la acaricie con mis colmillos, su temor se hizo más evidente, sabía lo que le esperaba su amor en el suelo nos contemplaba con los ojos abiertos, intentando en vano pararse me pregunte qué haría si lo consiguiera. —Roy… —era el nombre del hombre a mis pies, lo mire atentamente.

—Roy, Roy… —cantaba para él. —Puedes ayudar a tu dama, serias capaz de cualquier cosa, —dije animadamente, me miro con confusión como debía de ser, era claro que no creía una sola de mis palabras bien por él, aunque el miedo era evidente también.

— ¿Cómo? —balbuceo aun podía hacerlo.

—Dame tu vida por la de ella. —la comprensión ilumino sus ojos y bien podía decir que sí, pero el negó.

—No, después de todo a ella solo la quería por una sola cosa…— y el gusano se arrastraba lejos de nosotras, sonreí ante eso, a veces los corazones humanos eran tan débiles, el amor era solo una ilusión no eran más que feromonas y sustancias químicas que te hacen ser estúpido,

—Morirás sabiendo que no fuiste importante para aquel a quien le diste tu corazón. —dije antes de morder fuertemente, el grito que dio era música para mis oídos, luchaba por liberarse, queriendo alejarme, pero lo inevitable paso, poco a poco se fue quedando quieta, las lagrimas y sollozos eran cada vez menores, antes de que se desmallara por falta de sangre la deje y le desgarre la garganta, la tire mañana por la mañana seria noticias y verían que no había sido ningún animal el que la lastimo. Me gire a perseguir al hombre, sabía que podía escucharme, permití que escuchara mis pasos, en el silencio de la noche sus gemidos eran dulces, su miedo llamaba a los demás seres vivientes a alhajarse, su corazón latía frenéticamente, por el miedo, la adrenalina e incluso la esperanza de escapar, los juegos habían terminado y yo había ganado.

—Roy. Roy dejar a tu novia no fue sabio. —lo tome por el tobillo, trato de patearme y alejarse, le quebré la pierna, el gran hombre ahora lloraba como una princesita, cuando lo levante grito pidiendo ayuda nadie vendría, al menos eso podía apostar, no hubo nada ligero con él no hubo palabras de despedida, solo mordí como un animal haría. Causándole dolor y sufrimiento, cuando acabe con él lo deje como la basura que era. Lamí mis labios y mire al cielo, diciéndome que había sido suculento.

Habían pasado varias semanas de preparación… pero por fin, el golpe se había dado, y las Vegas se encontraba ahora bajo un nuevo régimen, el de los hijos de Caín, esa ciudad les pertenecía, gracias al maravilloso atentado de avión y algunos otros movimientos internos, sería realmente poco el tiempo que tendría que pasar para que los mortales cayesen en cuenta de que estaban siendo controlados, ahora Nueva York y los Ángeles serían los siguientes objetivos… y valla que tenía muchas puestas en marcha para conseguirlo…

La noche anterior luego de exterminar a aquellos seres, y regresar hasta la guarida de aquella ciudad, había decidido regresar a Nueva York, antes de que los humanos optasen por cerrar la ciudad, aunque bueno, no sería problema salir y entrar ahí nuevamente cuando lo dispusiera, ya que sus subordinados moverían hilos bajo su tutela en aquella ciudad, guiándola justo como debía ser… los humanos aterrorizados no saldrían de sus hogares por las noches… ahhh… presas cautivadas por el terror que infringían los suyos, y a la vez por la belleza inminente de sus depredadores.

Esa noche los mortales aún estaban algo conmocionados por lo sucedido en aquella ciudad vecina, pero, como siempre, si no les afectaba directamente, no pasaban de decir “pobres, espero que estén bien”… simple, “lo que no me afecta, no me daña”… el subconsciente colectivo era eso lo que dictaba; cosa un tanto estúpida, ya que, con un poco de previsión podrían al menos tratar de evitar lo que sucedería pronto… pero bueno, bien por aquella vampiresa, ya que así sus planes saldrían a como estaban previstos sin mayores problemas.

Para celebrar la victoriosa misión de la noche anterior, había dado espacio a los suyos para que hiciesen lo que vieran mejor… era una noche de fiesta no?... ah sí, según el cristianismo, la conmemoración del natalicio de su redentor se celebraba en esa fecha; los miembros del clan, que llegaron a enterarse del ataque, celebraban la perfecta gloria de su hazaña, y los que no, ciertamente encontraría alguna buena manera de pasar su tiempo… después de todo para el bienestar de los planes generales, se les había dado completa libertad de masacrar cuantas presas tuvieran gusto de aniquilar… después de todo, esas muertes serían fácilmente atribuidas a los brotherhood, lo que era beneficioso para ellos.

Ahora sería tiempo importante para estar al tanto de los movimientos de sus contrincantes al poder, ya que las acciones actuales traería repercusiones fuertes… se verían obligados a hacer algún movimiento importante para apaciguar a los mortales luego de el caos que tan deliciosamente habían disfrutado en crear hacía unas cuantas horas, la noche anterior… no obstante no les daría tiempo de mucha calma… ésta vez correspondía a Nueva York caer en cuentas de que las alianzas entre humanos y vampiros son una utopía estúpida… el equivalente para los humanos de aliarse con sus animales de granja… no eran más que bolsas de sangre… el dulce rebaño que debía de ser adecuadamente guiado, y si el camino que recorriesen estaba manchado en sangre, mejor…

Ella misma también decidió salir a celebrar… una buena presa caería bien a su paladar refinado, aunque a decir verdad la sangre vampírica que había probado la noche anterior fue un manjar… matar a aquellos brotherhood y licántropos, ¡como lo había disfrutado!... Salió de su lugar de residencia actual, luego de un delicioso baño de tina con aceites minerales, un vestido negro con algo de escote, de corsé en la cintura, con bellas cintas y encajes en rojo oscuro… sus aretes y collar en plata, con unos exquisitos rubíes labrados como adornos… su cabello elaboradamente recogido en un bello peinado… era una imagen realmente digna de apreciar.

Su andanza la llevó hasta el Central Park, aún esa noche abundaban los mortales celebrando… vestidos con esos ridículos trajes en rojo, llenos de lucecillas tintineantes y sombreros navideños, como les llamaban… se veían ridículos; la vampiresa estaba en busca de una presa especial, generalmente era bastante selectiva… pero con el sabor a sangre inmortal aún en su paladar, no sería cualquier tipo de humano el que llegaría a satisfacerla completamente esa noche, estaba siendo más selectiva de lo que usualmente era, pero… no era de extrañar bajo las circunstancias… la sangre vampírica es un bocadillo excelso, aunque prohibido según las viejas leyes.

Aunque ciertamente esto tampoco tendría demasiada importancia ahora… después de todo, hasta donde había podido investigar, actualmente ella misma era el vampiro despierto con mayor antigüedad, por lo que las viejas leyes es probable serían algo que los jóvenes ignorasen, con o sin conocimiento de ello… pero bueno, eran nuevas eras, ahora su existencia había sido revelada, por lo que las viejas leyes podían ser modificadas… claro, siempre y cuando fuese a los enemigos a quien engullese…

Al menos ella tenía el conocimiento crucial, para evitar las consecuencias de hacerlo… tenía muy en claro que sus habilidades se incrementaban increíblemente, pero también que el consumir sangre de otro vampiro podría resultar tremendamente adictivo, máxime si esta sangre era de un antiguo… la ventaja en esto es que los seres de los que se había alimentado no llegaban a los 200 años de edad, eran aún unos niños… su sangre no podría provocarle vicio alguno.

Llevaba un rato caminando con paso ligero, divisando algunos seres, aunque de momento no tenía en cuentas ninguna que fuese digna… estaba en eso, observando y descartando, cuando un olor a sangre se impregnó en su nariz… su fino olfato le decía que cerca alguien se divertía… y lo confirmó rápidamente, centrando su atención en el sitio de donde provenía el olor a sangre, ya que ahí mismo el aroma y presencia inmortal estaban presentes… es probable que interrumpiría su cena… pero, dejando su presencia (que mantenía reprimida) surgir, comenzó a caminar muy despacio hasta donde se encontraba aquel otro vampiro.

Contemple el cuerpo de Roy, aun guardaba la expresión de completo terror, los ojos habían estado llenos de pánico, miedo, terror, ahora eran dos pozos azules sin nada que mostrar, había comprobado hace mucho tiempo atrás que un momento antes de morir los ojos muestran ese último instante, ese brillo de conciencia en el que la persona en cuestión se da cuenta de que esta por morir. Hay siete etapas pero la que más se disfruta es esa, como siempre primero venia la furia, seguida de la lucha, la aceptación cuando el humano se daba cuenta que iba a morir, el ruego, el llanto, el dolor y el momento final.

Había tratado de pintarlas pero siempre se me escapaba esa última mirada, nunca pude plasmarla, aunque no me rendía aun. Con Roy y su novia rubia me había saltado todo esto por el juego que tuve con ellos, era bueno cambiar de vez en cuando, me preguntaba si los debía dejar aquí o en un lugar más público, decisiones decisiones. Posiblemente lo segundo era lo mejor pero cargar con ellos era complicado, no quería que mi cara se convirtiera en algo que podían reconocer fácilmente, por lo menos aun no.

Perdida estaba en mis pensamientos, decidiendo que hacer, me tense había una presencia que se acercaba, por un momento me extrañe no contaba con que alguien viniera suspire acaso era un pequeño problema que atendería dependiendo de quién saliera, el aura que sentía era antigua y poderosa pero lo mejor de todo, lo que me permitía relajarme un poco, solo un poco fue que esa alma era oscura, si bien todas las almas de los vampiros son oscuras, supongo que algo que sucede con la transformación , esta lo era mucho más, aunque no había estibo de reconocimiento en mi. De las sombras salía un cuerpo femenino…

—Buenas noches, —no sabía como proceder, nunca había visto a esta persona pero sabia en algún lado que no me atacaría por el espectáculo que había a mis pies, me pregunte si era parte de los Hijos de Caín, estaba segura que no los conocía a todos, éramos demasiados. —No puedo invitarte un trago, lo siento. —el olor pudo haberla guiado aquí.

Caminó sobre un congelado lago, perdiéndose entre los caminos cubiertos de arbustos sin hojas, llegando hasta el sitio de donde aquella presencia y olor a sangre provenían, la aguda visión de la vampiresa pudo adivinar la figura de dos mortales, desangrados completamente, ahora ya sin vida… su corazón había dejado de palpitar, con una femenina figura de pie junto a uno de aquellos despojos que alguna vez fueron seres humanos.

En cuanto se hubo acercado un poco más, las figuras fueron mucho más claras, los que yacían en el suelo era una pareja, el hombre tenía rastros de una herida en sus piernas, al parecer se había arrastrado cobardemente, probablemente intentando huir, aunque, evidentemente no le había servido de nada, su destino había sido sellado con la muerte, otorgada por el ángel oscuro que estaba de pie ahora junto a su cadáver.

Aún a unos 100 metros de distancia comenzó a analizar a la inmortal que divisaba… piel blanca, característica de los suyos, cabellos largos, de un bello azabache, similares a los propios… ropajes oscuros, ideales para los mensajeros de la muerte, en fin, una joven y muy bella inmortal. Azuka se acercó aún más, al estar lo suficientemente cerca la escuchó pronunciar palabra, disculpándose, señalándole que las presas ya habían perecido… no obstante no había sido ese el motivo por el cual se acercó, si no su propia presencia vampírica…

Al divisar su rostro, éste se le hizo conocido… por un instante no supo de dónde, lo que no le agradó del todo… hasta que un vago recuerdo le dijo dónde lo había visto; en los archivos confidenciales a los que ella, y muy otros pocos de su confianza tenían acceso, donde se encontraban absolutamente todos los miembros del clan, sus historias, record de misiones, habilidades, posiciones sociales… absolutamente todo lo que fuese importante y a considerar de cada uno de sus subordinados, y junto con ese recuerdo llegó también su nombre, escrito como título en el documento “Natasha Vólkov”… origen, edad… todo se le hizo claro… tenía una excelente memoria…

La mayoría de sus subordinados no conocían el rostro de su líder… tan sólo recibían órdenes que eran enviadas por cadenas de mando, esto por motivos de anonimato estratégico, ya que, ya se habían dado caso de miembros de clan que eran secuestrados por licántropos o miembros de la hermandad, para torturarles y sacarles información… por lo que el hecho de que todos conociesen información sobre los altos cargos no sería conveniente.

-Buenas lunas… no se preocupe… hay mucho ganado entre el rebaño…

Le dice pausadamente, con su tono de voz gutural, pero femenino y sensual a la vez, esbozando una leve sonrisa con sus finos labios rosa luego, sin quitarle la vista de encima. La blanca nieve manchada con la sangre de aquel mortal lucía realmente encantadora, pensó por un segundo en aquella fabula infantil… pero la retorcida idea de verlo huir despavorido la alejó de ese pensamiento.

Una ráfaga de viento helado sopló con fuerza… moviendo el largo vuelo del vestido de la vampiresa… mezclando el olor a sangre con el aroma vampírico… una invitación a los cazadores en las cercanías… aunque, tomando en cuenta la fecha, es probable que hasta ellos estuviesen en busca de fiesta… o con demasiada rabia por lo ocurrido, pensando en asesinar cuantos vampiros se cruzasen en su camino… sea cual sea la alternativa, no le importaba mucho, si no se hacían presentes, sería una noche de buena cacería mortal… y si se atrevían a asomar sus rostros, sería noche de cazar al cazador… sea lo que fuese le resultaba bien.

Estaba encantada con lo que veía, era magnifico la mujer que estaba a unos metros de mi tenía una presencia que te llamaba, los modales que de ella desprendía era interesante, no estaba acostumbrada a ello, había crecido en un pueblo en donde todos trabajaban la tierra en mi condición de mujer no tuve la esperanza de educarme como me hubiera gustado, eso vino después, cuando abrase la noche. Pero esta peculiar figura decía que había nacido con privilegios y que sabía moverse en los mejores círculos. Su sonrisa exhibía aprobación, así que me dije que ella aceptaba esto, correspondí a su sonrisa con una propia, mis incisivos sobresalían debido a la reciente alimentación.

—Ciertamente, demasiados animales a nuestra disposición. —para que negar lo que sentía, y ella no me juzgaría, no sería como esos vampiros conspiradores que intentan que vivamos en paz, merecen las peores torturas que se pueda imaginar, recordé vagamente a las inquisiciones de las que había leído, me gustaría probar sus métodos con la hermandad y algunos cazadores, aunque los lobos también se estaban metiendo en el camino.

No había tenido contacto hacia tiempo con algún miembro del clan, a veces solo conversaciones de entrada por salida, nunca teníamos una amistad, solo era relaciones e ideales, o para mí de esa manera era, no cubriría las espaldas a menos que fueran necesario. No conocía a la cabeza del clan pero sabía que era alguien talentoso, y me gustaba como jugaba con los pequeños mamíferos que corrían por las calles.

El viento meció mis cabellos y agito el peculiar vestido que traía, muy victoriano, pero en ella eso solo era un detalle que la hacía resaltar, no podía quejarme de la noche era interesante, y esta reunión me decía que era para un futuro mejor, no sabía quién era mi acompañante y tenia curiosidad por descubrirlo, pronto lo haría, el silencio era cómodo, ninguna hacia esfuerzos por romperlo ella parecía tan calmada y etérea, sabía que era poderosa pero no había usado su fuerza para intimidarme de alguna manera ella era peculiar, su voz era tranquila y reservada, pero no perdía los matices de la feminidad que irradiaba, ciertamente era un personaje a considerar. Cosa que era un detalle en mi cabeza.

—Con quien tengo el gusto, —la educación, cortesía, diplomacia era lo de menos, pero en esta situación saber su nombre era algo que esperaba, al menos por el momento. Los eventos pasados, me han dejado intrigada, había escuchado rumores del pequeño atentado en las Vegas a un vuelo comercial y mi curiosidad me dejaba interesada en saber que más había sucedido. El líder se lucio, un mensaje claro y preciso a la hermandad, ellos eran un dolor constante, pero eventualmente tendrían su merecido.

—Yo soy Natasha… —mi apellido lo omití por ciertas circunstancias.

Observó a aquella vampiresa regalándole una sonrisa, con sus caninos disponibles a la visión, con algo de rastros de sangre sobre su blanco rostro aún; para luego disponerse a pronunciar palabra, afirmando con su frase lo que ella misma había dicho momentos antes… el dulce rebaño, amplio e inocente, estaba siempre a disposición de sus depredadores, inmortales hambrientos… la cena que era criada para los propósitos más sublimes… servirles de diversión y alimento.

Aquella mujer parecía un tanto absorta en sus pensamientos, mientras que su mirada manifestaba un recorrido minucioso por todo lo que sus orbes alcanzaban a observar de aquella inmortal frente a sí… la paz aparente de aquel ambiente fue interrumpido cuando ella volvió a expresarse, ésta vez cuestionando por el nombre de la vampiresa en la que había centrado su mirada desde que se había presentado frente a sí… y antes de escuchar la respuesta a su cuestionamiento se presentó, no tan ampliamente, tan sólo dando a conocer su nombre.
Azuka realizó una leve reverencia, sin quitarle la vista de encima, disponiéndose luego a finalmente responder el cuestionamiento que le había hecho momentos atrás.

-Puedes llamarme Azuka…

Le dijo, incorporándose luego, acercándose un poco más hasta ella, recordando un tanto los detalles que había visto en aquel archivo con su nombre en el mismo, sus ciento cincuenta años adecuadamente disfrazados con un bello rostro de veinticuatro años aparentes solamente… era magnifico como los suyos quedaban congelados en el tiempo, ella misma no aparentaba más que unos veinte años de edad, a la vista de quien pudiese admirarla no más que una bella joven mucho más pálida de lo usual, cuya textura de su piel se asimilaba muchísimo a una capa de mármol viviente sobre aquella carne incapaz de verse afectada por los estragos de las eras, sin una actitud perecedera como final.

Sus natalicios orígenes mortales estaba en una tierra por demás lejana a la propia, tierras helada de múltiples leyendas… dentro del clan habían seres demasiado variados, originarios de los distintos rincones del mundo… y estaba bien, así debía ser, después de todo los hijos de Caín estaban adecuadamente ubicados por todos los rincones del mundo, y sí, la sede principal se encontraba en Nueva York, pero solamente porque en la era actual era esta una de las más poderosas en el mundo, además, según los informes resientes, era donde la mayor cantidad de espiritistas se concentraban, esto a raíz, probablemente, del sacrificio años atrás de aquella mujer que al sellarse había evitado el surgimiento de Mamón, y con él, el fuego azul que traería como consecuencia el cumplimiento de aquella profecía donde los vampiros por fin reinasen sobre la noche, que se volvería tan eterna como ellos lo eran.

El objetivo primario era tomar el control de ésta ciudad, luego de esto el tomar el resto del mundo sería cosa sencilla, varias ciudades a nivel mundial ya se encontraban bajo su control, otras tantas, como la presente, estaba influenciada por las vanas esperanzas de igualdad que brindaban la hermandad de los brotherhood, el gobierno de los humanos erróneamente pensaba que el control del mundo se encontraba bajo su dominio… vana estupidez, hacía mucho que ellos gobernaban el mundo, eran los depredadores y seres que les guiaban desde época inmemoriales… sólo que lo hacían siempre desde las sombras, y moviendo hilos… ahora buscaban hacerlo desde la “luz”… ya que el secreto se había roto…

Azuka, repito en mi mente, un nombre un tanto extraño. Japonés quizás. Pero sinceramente no suena a un nombre propiamente dicho, un apodo, incluso un rango. No soy quien para decir que es exactamente. El pasado, pasado es, aunque gente se aferra a él sin querer. Muchos quisieran mirar hacia atrás y decir nunca paso lo de hace años, en donde nuestra existencia fue revelada. Era algo que tenía que suceder sin importar los demás, que chiste tenia las masacres, si nadie sabía quién las hacía, no había un enemigo a quien temer, ahora sí.

—Azuka… un nombre interesante, —no decía ninguna mentira para que, si ella no siento que es enemiga. —Suena japonés, tiene un significado especial. O es solo un nombre mas, como cualquier otro. Que surgió del momento…—porque no sonaba como nombre que hubiere usado cuando era humana.

Irónico, muchos no nos entendían cuando se preguntaban que alguna vez fuimos humanos, como aquellos a los que atacamos. Las cosas no son tan sencillas, la sociedad humana ha perdido demasiadas cosas a lo largo de los años, que es necesario que alguien venga a corregir los errores de ellos. Y quien mejor que la especie dominante.

—A veces los nombres dan poder…- decía como sí nada, pero sabía que era verdad. Los mismos eran temas controversiales en los círculos negros… en esa ciencia oculta tener un nombre hacia posibles muchas cosas, historias mas bizarras decían que daban poder.

La vampiresa escuchaba con atención lo que su congénere decía… había acertado en ambas cosas, si era un nombre de origen japonés con un significado especial… lo cierto es que no fue un nombre elegido por ella misma, y mucho menos a la ligera, milenario padre lo había elegido para ella en aquella noche de luna donde la sangre inmortal había corrido por sus venas por primera vez, dándole aquello a lo que había estado predestinada desde el momento de su nacimiento en esa frágil vida, que terminó rápidamente.

Era poco realmente lo que recordaba de su antigua humanidad, fragmentos… su nombre, el que le había sido otorgado en aquella otra vida, no lo recordaba ya, ¿para qué además?, no eran si no despojos de algo que jamás volvería, y que ciertamente despreciaba… recordaba no más que la ostentosa vida que tuvo, y no tanto por recuerdos de su humanidad, si no porque durante un tiempo continuó con la charada, hasta que el momento de partir a nuevas tierras al lado de su padre le había llegado.

Azuka sonrió con suavidad ante su último comentario… ah sí, claro que sí… los nombres daban poder, y las palabras podían ser muy peligrosas… aunque claro, la fuerza de voluntad ciertamente era un punto clave en esto; sea como sea, hay cosas que simplemente no se dicen a la ligera. Recordó por un instante el hecho de que los suyos eran llamados fríos, y lo eran, claro que lo eran… en varios aspectos; su piel más fría de lo usual, y su forma de ser, siempre distante, siempre calculadora, ¡sí!, fría… pero, mal gastar las palabras era algo que se aprendía a no hacer…

-Si lo tiene… me fue otorgado por razones especiales…

Dijo esto rememorando una vez más la noche aquella en que le había preguntado el origen y significado de su nombre, aquel bello inmortal con mucho “amor”, si es que se le puede llamar de esa forma, le había explicado… “Decisivo”, sí, eso había tenido que ser, lo que vio en ella también había sido eso, entre otras cosas claro… por lo que ese otorgarle un nombre con ese significado ciertamente resultaba ser lo más apropiado…

Nombres, nombres… anteriormente era una costumbre que al otorgársele una nueva vida a un ser, darle “el abrazo”, también se le diese un nuevo nombre, aunque claro, esta tradición solamente corre en los vampiros milenarios, de los que ahora se saben dormidos… su padre lo era, por lo que el cumplir con una tradición tan básica como ésta no escaparía de realizarse… una pena realmente que no solamente ésta, si no muchísimas más tradiciones de la estirpe habían sido enterradas en un sueño inesperado junto con los vampiros que les portaban… razón por la cual ahora los vampiros creían cosas tan absurdas como la paz con los mortales… ¿paz, con el ganado?... vamos… un absurdo total… las guías eran simplemente necesarias… y hacerlos regresar al camino correcto así sea por la fuerza era ahora una prioridad….

Su congénere parecía realizar un análisis de las palabras que la vampiresa decía, para luego pronunciar algunas palabras, bastante ciertas… generalmente las cosas consideradas especiales poseían una historia para respaldar el porqué de su condición… al menos no pretendía conocer dicha historia, muy prudente de su parte… eso claro, evidenciaba que trataba con otra inmortal, y no con una humana, pues eran ellos primordialmente los poseedores de una inminente sed de conocimientos, buscando siempre respuestas a cada una de las preguntas con las que se topasen…

Por su prisa por encontrar una respuesta a los cuestionamientos, terminaban generalmente apresurando conclusiones, dando con las respuesta erróneas, esto lo había visto suceder infinidad de ocasiones en el pasado, y es algo que solían hacer desde tiempos inmemoriales… razón por la cual su sociedad estaba edificada sobre bases totalmente falsas en su mayoría… pero bueno, el tiempo para que la realidad cayese sobre ellos estaba demasiado próximo… muy pronto se darían cuenta de que realmente nunca han tenido el control del planeta que han creído dominar desde hace tanto tiempo atrás.

Se dio cuenta de la mirada que le daba al cadáver a sus pies, la vampiresa casi como un acto reflejo les observó de reojo, notando que su piel había cambiado de color, tornándose a un tono azulado, totalmente característico de los cadáveres luego de un tiempo, y bueno, el frío del ambiente ayudaba a darles tal apariencia… es probable que a la mañana siguiente alguna persona se traumaría al toparse con ellos, o tal vez no, pues era algo que se convertía en común para los mortales… después de todo los cainitas tenían la vía abierta para alimentarse tanto como quisieran… acto seguido llamarían al 911, pronto llegarían forenses y policías al “lugar del crimen”, los trasladarían y en la autopsia de los cadáveres diría… muerte por desangramiento …

Los reporteros harían su trabajo, y en la siguiente edición de todos los periódicos saldría la gran noticia… “se encontró cuerpo de pareja desangrado, ¿los vampiros atacan nuevamente?”… varios títulos similares a ese, probablemente con un análisis estimado de todas las muertes que recurrentemente ocurrían, cada vez con mayor aumento, y las declaraciones tanto policiales como de las personas que se habían encontrado el gran premio tirado en aquel callejón.

-Así es mi Lady… todas la tienen…

Dijo haciendo una leve pausa para dejar su vista nuevamente en su acompañante vampírica.

-Es un placer conocerle… ¿le gustaría acompañarme a dar un pequeño paseo por este amplio escape natural de la ciudad?...

Cuestionó situándose de medio lado, dejando caer una mano suavemente en dirección al camino de donde había llegado, en una evidente invitación.

Escuchó lo que decía, sin lugar a dudas era sumamente cierto… todos, mortales e inmortales poseían recuerdos e historias que preferían mantener como un efímero recuerdo… en muchas ocasiones tratando de escapar de ellos, en otras tantas manteniéndolos ocultos para todos, dejándoles solamente como una advertencia personal de algo que debían procurar no repetir nuevamente, la segunda opción era la más sensata, claro… aprender del pasado era ciertamente la alternativa con mayor sabiduría sobre sí, evitando de esta forma recurrir una vez más en algo que lamentasen terriblemente.

Pero los recuerdos no eran solamente estigmas de malas experiencias, no solamente las malas historias del pasado eran enterradas en la memoria, para no ser compartidas con nadie… en el caso de los vampiros, era sumamente común el enterrar recuerdos amenos del pasado, pues, el hecho de perder generalmente, a todos los seres con los que se pudieron haber topado y compartido en el pasado, resultaba siendo algo un tanto difícil de tolerar al recordarlos, por lo que la alternativa de enterrar esos viejos recuerdos resultaba siendo simplemente necesaria.

Aunque para evitar el tener que enterrar recuerdos considerados positivos, la gran mayoría de inmortales había aprendido que el evitar los sentimientos y los lazos para con seres de naturaleza perecedera era sumamente necesario…

-Dígame… ¿se ha saciado?... o ¿le gustaría buscar alguna otra presa?...

Cuestionó comenzando a caminar hacia los arboles de donde había salido anteriormente… la verdad la idea de ir a cazar algo con ella había surgido hacía un momento, pero era un plan que le parecía ciertamente divertido… tenía mucho tiempo sin compartir una cacería con otro inmortal… y esa noche sin luna era ciertamente una digna para hacerse de algunas buenas presas.

Aunque al ser aquella noche la que los humanos llamaban navidad, la noche buena había sido la noche anterior… era probable que presas dulces y de buen corazón (que solían tener muy buen sabor), no se encontrasen rondando las calles… aunque, muchos humanos buscaban celebrar con sus amigos para esa fecha… después de todo eran las “fiestas”, así le llamaban en todo el mundo a esos días del año… y festejar era lo que buscaban la gran mayoría de jóvenes… y aquel par de inmortales y bellas vampiresas festejarían, con ellos…

Tendrían que moverse un poco, ya que encontrar algo apetitoso en medio de Central Park a esas horas de la noche y en especial la noche de navidad sería un tanto dificultoso, pero, nunca se sabía con exactitud con lo que se toparían bajo el manto nocturno… siempre habían jovencitos imprudentes que buscaban la soledad y la oscuridad de la noche para drogarse o mantener algún encuentro íntimo con sus parejas, ciertamente no sería la primera vez que sucediese.