Noche Inmutable -LIBRE-

Lugar: Central Park
Fecha: Enero 27 del 2013
Hora: 21:47

Cerró sus ojos dejándose caer sobre esa cama cubierta con fina seda de la más alta calidad, cayendo sobre las múltiples almohadas de plumas que se encontraban sobre la misma… lo que resultaba un tanto irónico, tomando en consideración el hecho de que ella no podía dormir… se dejó ir hasta ese abismo infinito en su mente, regresando varios siglos atrás, hasta aquella época donde vio la luz del sol por última vez… recordaba aquella noche cuando aquel joven tan perfecto había llegado hasta ella, tantas noches más en su compañía; hasta que bajo el manto de una magnífica luna llena le había dado el abrazo, el dulce beso que la había convertido en lo que ahora era.

Recordó aquella sensación tan gloriosa, cuando sus orbes azuladas percibieron el mundo por primera vez de aquella forma que sus palabras mortales eran incapaces de alcanzar a describir, su padre la había mirado con una sonrisa en su rostro, como aquel artesano que se regocija con su nueva creación; esa misma noche la había bautizado, regalándole el nombre que llevaría por el resto de su existencia.

Esa noche la había llevado hasta una casucha de madera, en un evidente mal estado, que parecía abandonada; que se encontraba muy cercada a la mansión donde se hallaban… caminaron por un sendero que tenía una gran cantidad de rosas rojas y blancas a los lados, creciendo sin nadie que las detuviese… se dieron paso dentro de la pequeña casilla luego de un chirriante sonido de las bisagras de la puerta al abrirse… allí dentro, una pareja de gemelos, con sus grandes ojos café estaban envueltos en sollozos, y sus cabellos rubios caían sobre sus delicados rostros… aquella fragilidad llegó a encantarla de manera tal que como humana jamás hubiese sido capaz de comprender.

Miró a su padre, quien fácilmente comprendió lo que pasaba por sus pensamientos, y con un gesto de aprobación le hizo entender que aquellos niños eran un presente para ella; la sangre vampírica que recién corría por sus venas, llenando cada arteria y poro… despertaba los inminentes e imparables instintos… sus largos y perfectos colmillos blancos se hicieron presentes por primera vez, y su mirada en un rojo brillante pudo adivinar cada arteria de esos pequeños cuerpo frente a sí… y al avanzar hacia ellos escuchó como sus tiernos corazoncitos parecían querer salirse de sus pechos.

Lo que estaba escrito debía de suceder, esos pequeños se habían convertido en su primer sangre, platillo tan glorioso como ese difícilmente logró encontrar en los años venideros… se acercó hasta la estatua viviente frente a ella, y depositando un beso en sus labios le dijo “gracias” por brindarle lo que desde niña había deseado, y que hasta en ese momento comprendía por fin lo que era, sintiéndose infinitamente afortunada, porque él se hubiese cruzado en su camino, deseando en ese instante estar junto a él por siempre.

Respiró profundo, en un melancólico suspiro abriendo sus ojos… frente a sí tenía el blanco tejado de aquella refinada habitación de hotel, en ese instante deseó con fuerza volverlo a ver; ya que desde aquella noche cuando el descanso había llegado hasta ella, fue la última vez que le había visto… al despertar su féretro no se encontraba junto al suyo ya más.

-Alguna vez le veré nuevamente…

Se dijo casi como en una promesa personal… se incorporó, sentándose sobre la cama… volteó su cabeza levemente, con suma suavidad, de una forma un tanto tétrica, observando el pálido cadáver que yacía tirado sobre la alfombra de esa distinguida habitación de cinco estrellas.

La noche no había avanzado demasiado, y estando su sed satisfecha decidió dar rienda suelta a sus pasos… quizá la noche le traería alguna cosa interesante… salió de la habitación, dejando el cuerpo rígido de aquel joven justo donde lo había dejado caer al suelo luego de que cada gota de su sangre hubiese sido extraída… el valioso elixir de la vida que ahora teñía sus blancas mejillas brindándole un falso despojo de humanidad en su rostro de etérea belleza.

Con paso ligero y pretendiendo no llamar demasiado la atención, bajó hasta la recepción, había dejado la llave de la habitación dentro de la misma, salió del hotel, caminando hasta donde las vías deseasen llevarla, una hora más tarde, casi escapando de el bullicio y la infinidad de luces artificiales se vio caminando entre los arboles de aquel sitio… un oasis dentro de aquella árida ciudad.

Observó el firmamento nocturno, al igual que ella permanecía inmutable a través de las eras; y esa misma noche, era igual a la de la noche aquella cuando la inmortalidad había tocado hasta su puerta… pensó una vez más en su padre, en la profundidad de sus ojos azules, al tiempo que seguía caminando un poco más… se detuvo instantes después frente a uno de esos congelados lagos de los muchos que habían dentro de aquel parque… observando el reflejo de las estrellas y la luna sobre el hielo, que parecía ser un bello espejo natural.

La vampiresa se encontraba un tanto abstraía en sus pensamientos, no obstante sus sentidos se encontraban siempre alerta sobre todo lo que sucedía en sus alrededores… no había pasado mucho tiempo cuando sintió una presencia humana aproximarse, no era demasiado tarde… pero aún así ese no sería un sitio que los humanos normalmente optasen por visitar durante tal horario… a saber qué tipo de mortal sería aquel que avanzaba en su dirección…

Conforme sentía aquel cuerpo más cerca, podía escuchar su corazón latiendo arrítmicamente, de una forma totalmente contraria a la que una persona normalmente tiene; pero no era la primera vez que topaba con un corazón que danzase a ese son… solía darse en mortales que hubiesen consumido alguna clase de psicotrópico que alterase por completo su metabolismo, tomando en consideración esto, el ritmo inusual de su corazón sería algo natural.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca, pudo divisar con el rabillo del ojo a una joven mujer de rojiza melena… pensó que pasaría de lado, puesto que el sendero a sus espaldas era lo suficientemente amplio, y además la vampiresa se encontraba casi fuera del mismo, frente al lago congelado a sus orillas… pero caso contrario, la joven dama en un acto quizá torpe (cosa de comprender tomando en consideración las drogas en su organismo), chocó con la vampiresa.

Acto siguiente le dedicó una mirada… es probable que el traje un tanto renacentista que vestía no sería natural, nunca lo era, pero Azuka no era natural, así que, ¿para qué pretender ser una oveja de aquel rebaño?... con una sonrisa en su rostro aquella pelirroja sacaba un cigarrillo, cuestionando posteriormente si tenía fuego… la vampiresa simplemente la miró fijo a los ojos; no solía fumar, ni mucho menos… su vicio era otro, más natural en los de su estirpe, pero su sed estaba saciada de momento.

-No pequeña, no lo tengo…

Respondió a su pregunta, abriendo su boca con suma delicadeza… dejando escapar esas palabras que parecieron cortar con la serenidad del ambiente, con su tono de voz usual, frío y gutural, pero sin dejar ese deje femenino y sensual a su vez…

Con sutileza la vampiresa comenzó a analizar a la mortal frente a sí, recorriendo su cuerpo con la mirada, de la manera más disimulada del mundo, tanto que sería imposible que se percatase de que lo hacía… la mujer era físicamente bastante atractiva… su forma de vestir ciertamente no era muy conservadora que digamos… y tomando en consideración lo helado de la noche, es probable que sus ropas no la cubrían lo suficiente, pero afortunadamente para ella las drogas que corrían por sus venas cumplirían con el papel de abrigo.

La mirada de la chica sobre la vampiresa era en demasía evidente, con una mueca de su rostro sacó un encendedor, al parecer el preguntarle por uno fue solamente una excusa para acercarse a su inmortal figura. Con una sonrisa un tanto peculiar le preguntaba por su atuendo, que al parecer si le había parecido algo un poco inusual para la época, poniendo el cigarrillo en sus labios rosa, tratando de encender el mismo… diciéndole lo obvio, que sí tenía fuego consigo; su falta de memoria podría perfectamente atribuírsele a su dopado estado, no obstante podría jurar que lo hizo adrede.

Se dio cuenta de que la chica estaba coqueteándole… lo que le pareció interesante, ya que su aspecto ciertamente era agradable, así que se decidió a seguirle el juego… la verdad era una joven sumamente apetecible, aunque el estado alterado de su organismo probablemente alteraría el sabor de su sangre, no obstante, la idea de probarla comenzó a rondar su mente… figurándose en qué clase de sabor tendría su sangre alterada por los psicotrópicos.

-He estado por aquí mucho más tiempo del que puedas imaginar…

Dijo respondiendo a su comentario, ciertamente no parecía de esa época, su existencia había comenzado ya varios siglos atrás, por lo que los ropajes similares a los de la época en la que había habitado en sus primeros años de inmortalidad serían sumamente normales en ella… ya que bueno, para alguien que jamás podría cambiar exteriormente, el hacerlo interiormente también resultaba un tanto dificultoso. Ellos cambiaban con el tiempo, pero solamente en poder… haciéndose mucho más poderosos, fuertes y sabios con el pasar de los siglos.

Luego de una breve pausa recibió una invitación a cenar por parte de la joven… algo que le pareció hilarante, pues de ir a cenar con aquella joven y bella mujer, ella terminaría convirtiéndose en su cena sin lugar a dudas… esto a su vez le confirmaba que la chica estaba interesada en la vampiresa, aunque es probable que no se hubiese percatado de su naturaleza vampírica aún, su estado actual difícilmente la dejaría ver detalles importantes, como la mirada penetrante de Azuka, o la fina extensión de mármol viviente que era la piel que cubría su cuerpo… la vampiresa probablemente había pasado ante sus ojos solamente como una bella jovencita de diecinueve ó veinte años con gustos un tanto anticuados para vestir.

-Inesperada propuesta pequeña…

Dijo con suavidad… hablándole con el mismo todo de voz que había usado ya con anterioridad… sin quitarle la vista de encima, arqueando una ceja de una manera demasiado sutil, de forma casi imperceptible…

-Pero me agradaría invitarle a cenar…

Con esto la vampiresa hacía su movida… la jovencita era sumamente apetecible, así que divertirse un poco esa noche con ella no sería algo que descartaba, necesitaba aún ver como se desarrollaba la noche… pero de momento pintaba interesante para sí…

La joven dama frente a la vampiresa seguía desprendiendo humo de aquel cigarrillo, mientras se cruzaba de brazos en un inicio… la psicología en los mortales demostraba que esta simple expresión del cuerpo, era dada en la mayoría de los casos al encontrarse ante un tema que no le agrade, o como forma de protección; por lo que era probable que la joven sentía disgusto, o estaba en desacuerdo con algo, por otra parte, esos simples movimientos podrían ser atribuidos a los psicotrópicos que corrían por su torrente sanguíneo, no obstante, la primera alternativa seguía siendo la más viable, porque, generalmente al estar drogada, una persona suele volverse más descarada, sin tomar en conciencia lo que realmente dice o hace.

Luego de ese simple movimiento, comenzó a reír… efecto de las drogas ciertamente, divagando en sus propios pensamientos algo le había causado esa espontánea risilla que había emitido… comenzando a caminar ambas acto seguido, sin pronunciar palabras de momento. Los mortales desviaban sus miradas hacia ambas, era claro que llamaban la atención, por separado lo harían sin lugar a dudas, ahora juntas eran presa de las vistas recurrentes de los mortales con mucha más facilidad, pero, la vampiresa no se inmutaba por ello… estaba concentrada en su acompañante, observándola de reojo, mientras mantenía su vista al frente… eso sí, sin bajar la guardia en cuanto a lo que sucedía alrededor.

Luego de unos momentos de caminata, la joven finalmente pronunció palabra, evidenciando que era lo que le había molestado en un inicio… era ella la que pretendía invitar a la vampiresa a cenar… lo que le pareció un tanto hilarante, tomando en consideración que ella no podía ingerir alimentos; aunque ciertamente esa bella joven si estaba en posición de invitarla a cenar… su sangre sin temor a equivocarse, sería un suculento manjar, más ahora que las drogas en su organismo parecían ir disminuyendo su efecto… al preguntarle qué, que le apetecía, estuvo tentada a decirle que ella… pero un joven que por poco arrolla a la joven la interrumpió, máxime porque la dama que se había presentado como Amy fue tras él para demostrarle su molestia, causando un poco de tumulto entre las personas.

Azuka por su parte, observaba la escena en la misma esquina donde se encontraban justo antes de que aquel ciclista les interrumpiera de forma tan inesperada y un tanto abrupta… la joven finalmente había optado por alejarse de la multitud, regresando donde la vampiresa aguardaba, sacando un cigarrillo, con ademán presente para encenderlo, deteniéndose, para guardarlo luego, adjudicando que era mejor para prolongar su vida, y su salud el guardarlo… y claro, estaba en lo cierto, el cigarrillo era simplemente nocivo para su salud, aunque… todas las drogas que metía en su organismo también lo eran, el cigarrillo sería el menor de sus problemas si lo que deseaba realmente era prolongar su vida.

La vampiresa comenzó a andar nuevamente, en dirección a un motel que tenía un acogedor bar en el piso inferior, sería un buen lugar para ir a “cenar”… al menos permitiría que ella se alimentase antes de permitirle “invitarle la cena”, así la comida en su estómago ayudaría a mermar aún más el efecto de las drogas en su organismo.

-Instinto de supervivencia… aunque tendrás que hacer mucho más si es lo que deseas…

Musitó con suavidad, con el mismo tono de voz… frio y gutural, sin dejar de ser femenino y seductor, que era natural en ella… volteando su azulada mirada para observar a la joven dama… al tiempo que ya se vislumbraba el edificio al cuál se dirigían.

Durante el camino hasta aquel bar y motel ambas estuvieron en silencio, hasta que la joven irrumpió aquella sepulcral paz para preguntarle a la vampiresa que caminaba apacible e inmutable a su lado si realmente deseaba entrar a aquel sitio, a lo que claro, la vampiresa no respondió con palabras, tan solo asintió suavemente con una medio sonrisa en sus labios, al tiempo que la joven pasaba su mano con suavidad por la espalda de su acompañante, a lo que la misma no alegorizó protesta, dejándola hacerlo con tranquilidad, avanzando hasta finalmente entrar en aquel recinto de ebriedad y des estrés para los mortales, sintiendo la lascivia en la mirada ajena, disfrutando de la misma.

Al cruzar el umbral de la puerta de aquel sitio, la vampiresa se percató de que no había demasiada actividad dentro del mismo, lo que no era de extrañarse dada las horas avanzadas de la noche… lo más probable es que los clientes ahora estarían disfrutando ampliamente de las habitaciones en la planta alta del lugar… pero el hecho de que la música resonara baja, y el lugar estuviese vacío lejos de perturbar a la vampiresa, le agradó, pues estaría mucho más cómoda sin las miradas pervertidas de todos los mortales sobre su níveo cuerpo, tratando de desnudarla con su simple vista… aunque, se daba cuenta de que su compañera esa noche, estaba cercana a hacer lo mismo, pero de ella, eso no resultaba incomodarle, por el contrario, era complaciente para la vampiresa este hecho.

Al entrar, ambas se dirigieron hasta la barra, donde divisó a un alto rubio atendiendo… la vampiresa hubiese preferido una mesa apartada, pero ya que la joven tan diligentemente optó por la barra, ella decidió acompañarle sin poner oposición a ello; observando cómo una vez allí, las miradas del joven tras la barra se fundía en una danza con las de su exquisita acompañante, logrando cautivar su atención lo suficiente…. Azuka conocía muy bien aquella danza, el dulce y preciado juego de la seducción, del que ella misma era experta, y del que siempre salía victoriosa. Pero ahora, era la pelirroja a su lado la que conseguía una victoria, aquel rubio frente a ellas les había obsequiado un par de tragos, de a saber que fuera eso que ordenó… de todas formas, no afectaría el alcohol a la vampiresa, y el sabor al paladar resultaría siendo mínimo.

La chica exhortaba a Azuka a que tomase asiento, diciéndole que ya pronto traerían las bebidas, sintiendo casi al tiempo de tomar asiento, el contacto de la mano ajena sobre la propia… era divertido ver como la experta en seducción, estaba enredada en aquel juego, donde al parecer era la presa; estar en esa situación le pareció interesante, y la disfrutaría mientras durase, aunque, es probable que en determinado momento sus instintos hablarían por ella, dando la contrapartida en aquel juego tan singular.

La vampírica doncella, disfrutaba del ver como su acompañante de rojiza cabellera, tentaba y flirteaba con el camarero, tan solo para obtener lo que deseaba, su alimento… era, básicamente lo que ella misma hacía, seducir y engatusar lo suficiente, para conseguir una apetitosa cena… era una mujer interesante la que estaba a su lado, no podía negarlo; y estaba sumamente decidida a disfrutar de ella aquella noche, aunque la pondría a prueba, de gustarle lo que probaría, quizá optase por dejarla con vida, para disfrutar de ella una vez más en alguna otra oportunidad.

-Cenar… a ti…

Musitó con suavidad, mostrándole una sonrisa lasciva, acariciandole la mano (cubierta la propia por un guante de encaje que disimulaban lo frío de su piel), mientras la observaba fijamente a los ojos… es claro que estas palabras eran demasiado directas, pudiendo ser identificadas como simplemente satisfacer un deseo carnal con la joven… y era así, pero era mucho más que eso… la vampiresa literalmente cenaría de aquella joven… aunque con anterioridad ya se había alimentado, por lo que sus instintos estaban bien controlados, y no tenía la urgencia de comer, sería por simple placer que bebería de ella.