Pesadillas a media noche {privado}

Fines de Septiembre.
tercer mes de embarazo...

Era angustioso, no había otra forma de tratar el asunto, de vivirlo, angustioso, porque la relación con Luca se había vuelto tormentosa para la joven embarazada, sólo discusiones, recriminaciones de un lado y del otro, llanto y puertas cerradas de golpe, habían días en que no se hablaban para nada, y en las noches, ella buscaba dormir lejos del vampiro, y aunque en algún momento pensaron que podrían pasar de mejor manera esta crisis, las discusiones seguían, incluso después de que Temperance le regalara a Luca el fuego azul que había sido creado luego de la desaparición de su madre... Temperance sólo podría orar y esperar que Luca encontrara la paz... pero parecía tan lejano, asi como Luca que a pesar de que le dijo que con ella intentaría no volverse frío, la verdad es que se había distanciado de ella, y de su humanidad incluso...

También pesada sobre los hombros de la joven los actos de Luca, ella había entrado en esa bilblioteca luego de que él se alimentara de su mayordomo y debió atender al pobre hombre que estaba al borde de la muerte por desangramiento. Había tenido que pedir ayuda para llevarlo donde los médicos y tratar su anemia extrema.. Eso le rompió el corazón y era ella misma la que se distanciaba más de Luca, durmiendo en cuartos separados, siendo una sombra que escapaba de la luz de los ojos del vampiro, evitándolo... sufriendo en soledad...

Lo amaba, lo amaba con todas sus fuerzas, pero... ahora era un ser distinto del que se enamoró, era un ser... oscuro, frío, no sólo fisicamente, sino un ser que emanaba esa frialdad terrible de la muerte. Gabriel no ayudaba mucho, murmuraba en su oído que eso era lo que pasaba cuando se relacionaba con vampiros, que ellos jamás traicionarian su naturaleza, sólo jugaban con las emociones... ¿jugar? ¿cómo lo hizo Vladimir?... no Luca no era así... él no jugaría con ella, la amaba... pero la parte que la amaba estaba escarchándose por lo que sucedía...

Se miró ante el espejo, su vientre estaba desnudo y podía verlo abultado, eran solo tres meses, pero ya se notaba el embarazo, los médicos decían que los bebes crecían demasiado rápido, que tenían el porte de fetos de cuatro meses, y que todo indicaba que el parto se adelantaría más de la cuenta.... ¿un parto?... Tocaba y acariciaban su vientre, abrazándolo con fuerza -son mis hijos... nada les hará daño...- murmuraba la joven, soltando sentidas lágrimas que saltaban de sus bellos ojos verdes, tan tristes en el último tiempo.

Sintió bulla afuera, en el pasillo y corrió hacia la puerta, para cerrarla, no estaba de ánimos para hablar con nadie, y mucho menos con Luca... él sabía que ella había estado rechazando su sangre, de hecho, la última vez que había bebido algo de él, había sido la última vez que hicieron el amor, aquella noche en que ella le regaló el fuego azul y pensó que todo iría bien... pero las cosas no son como uno piensa, y la verdad es que ambos cada vez se alejaban más y más... quién quisiera separarlos y sembrar la discordia entre los dos lo estaba logrando con creces, y eso era lo que más indignaba a Temperance, que echó cerrojo a la puerta, y se fue a la cama, el sueño era una buena manera de evadir la realidad, y sumirse en una inconsciencia necesaria..

Dormía gran parte del día, los bebes consumían sus energías y ahora, sin sangre, su vida, ella sólo podía dormir, y esperar que un milagro la salvara de la muerte, Haziel era ese milagro, un ángel que había tomado el estandarte de salvarla de la muerte y que escuchaba sus llantos en la noche, junto a su hermana Aniel. Dios la estaba escuchando, pero aún así, se sentía débil y cada vez notaba más como su piel se enfriaba. Sus hijos, nueva vida, requerían un acto de sacrificio mayor de su parte... pero habían espiritistas que habían sobrevivido, eso ella lo sabía, y aún no perdía las esperanzas, debía ser su madre... porque solos los bebes no podían quedar, más el varón, más él, porque no tendría a nadie en este mundo que velara por él...

Cerró sus ojos, e intentó encontrar un sueño en donde no existieran pesadillas ni sueños, no creía en ellos ya...

El sueño pareció ser demasiado pesado, sus ojos, sellados por un repentino cansancio que iba aumentando a medida que su embarazo progresaba. Eran horas en que ella perdía consciencia del mundo y de cierta forma eso le ayudaba mucho a sobrellevar su distancia de Luca... lo amaba, lo amaba locamente, pero ya no sabían quien era aquel vampiro, porque algún rastro del vampiro que amaba y que le decia al oído que ella era todo, era bastante poco lo que quedaba... sus ganas de continuar se iban mermando y por eso se entregaba sin mayores protestas a ese sueño que la apartaba de la realidad.

Pero en medio de las sombras oníricas de un descanso son imágenes, la imagen de un ser oscuro se mostró, su aura tan roja y potente comenzó a atormentar su descanso, y más cuando comenzó en medio del sueño a perseguirla, ella corría, sujetando su vientre, sus piernas se teñían de sangre mientras aquel ser seguía detrás de ella, y fueron sus ojos... sus ojos celestes teñidos de rojo la que la hicieron reaccionar..

-no... no Luca! no me hagas daño!- gritó con todas sus fuerzas sentándose en la cama, y lo vio en la ventana, observándola, esa misma aura era la que había atormentado su sueño, y aun conmocionada por aquella pesadilla, buscó las ropas para cubrirse apartando la mirada del vampiro, estaba temblando y un sudor helado la cubría -tenía... una.. pesadilla...- murmuró en un tono muy bajo, su cabello castaño cubría su rostro y con una mano temblorosa intentó arreglar detras de su oreja -¿qué haces ahi?...¿ha su... sucedido algo?- no levantaba la vista para verlo, hacerlo, le recordaba aquel terrible sueño que acaba de tener.

Dolía su vientre, y tocó con su mano este., y con miedo buscó su entrepierna, ¿y si habia sangre?, pero no la había sus bebes estaban algo asustados, pero bien, y ella seguía sujetado las cobijas cubriéndose el pecho como si sufriera de un repentino pudor ante lo ojos oscuros de aquel vampiro.

La angustia se manifestaba con violencia y comprimía su corazón que sufría día con día la distancia que tanto procuraba mantener con aquel vampiro al que amaba con todas sus fuerzas, pero se que iba transformando en aquel ser... un ser al que podría llegar a despreciar, a odiar... Guardó un instante de inmaculado silencio, aún la aflicción de la pesadilla la acosaba, sentía el miedo que erizaba sus vellos, y el corazón que se resistía a latir... Imaginó que la había escuchado, que en esa pesadilla, era él el que la lastimaba, el que buscaba matarla. Ladeo su cabeza unos segundos sin escucharlo, buscando no sentirlo, porque hacerlo la haría sufrir.

Y él habló, su voz varonil la hizo recordar la pasión desatada que mostraba entre sus brazos, en su cama, en donde se entregó sin restricciones.. sin miedos.. y ahora ra lo que más había en su ser... miedo... miedo por el futuro, miedo por sus hijos, miedo por aquel vampiro que se sentaba a su lado, y cual ángel de muerte y desesperanza, guardaba su rostro de piedra, en el cual sólo habían vestigios del hombre que sintió, de los latidos de su corazón que imaginaba al apoyar su oreja sobre el pecho desnudo del que fuera el dueño de sus pensamientos y de su futuro... Aguardó, paciente, su silencio podría alejarlo de ella, y cuando levantó su mano, ahora tan cerca de ella, para tocarla, ella en vez de esperar ansiosa su caricia, bajó la mirada y ocultó su rostro bello.

Podía ver su aura, podía ver los colores de esta, podía ver que hacia poco se había alimentado, la sangre brotaba de su aura, y la imagen del vasallo casi al borde de la muerte se le vino a la cabeza... ella era una simple humana al final del día, y él, podría clavar sus colmillos en su cuello, y segar su vida... después de todo, era una humana, una humana más... ya ni hogar podía encontrar en esas paredes... y el sueño de una convivencia entre humanos y vampiros se destruía a medida que ambas razas, y la pareja misma, se iba distanciando...

-Luca...- mencionó su nombre, sus labios se quemaban al mencionarlo, y los deseos por su sangre nublaban a ratos su raciocinio. Llevaría su mano a su frente, sus hijos exigían la sangre del vampiro, pero ella se resistía a esto, sus dedos sentirían el sudor helado que la cubría, y soltaría un cansado gemido, regalandole la primera de las miradas en días. -quizás el destino se resiste a que estemos juntos... quizás... intentamos ir contra este al estar juntos... y siempre buscará la forma de... de apartarlos... de hacer de nosotros dos infelices...- habló, su voz no se quebraba, a pesar de que en su garganta un nudo se formaba.

-estás ahíto de sangre...- entorna sus ojos, -puedo verlo en tu aura... la bestia... interna... esta... regocijándose...- sus labios se fruncieron, y desvió sus ojos para ir hacia la almohada u abrazarla con fuerza -han pasado días desde que no nos vemos... a la larga ya no lo necesitaremos... Luca- apretó con fuerza la almohada, y sus ojos se humedecieron - pero como saberlo... cómo... sólo sé que deseo seguir durmiendo...- apretó sus ojos, sentía la debilidad que estaba haciendo mella en ella, y que ese sueño se haría cada vez más duro volver.

-¿me amas aun Luca?...mejor dicho...¿que parte de ti me ama?... si es que hay amor... o sólo queda posesión... como todos los vampiros... que han sucumbido a las sombras... - apretó sus labios, su pudiera romperlos, liberaría la rabia que sentía -podría... desaparecer con tal de que no cambiaras... podría... muchas cosas... con tal de que no dejaras de ser quien eres... Luca... peor n sé cuanto queda del que amaba... y cuando ha pasado a ser como uno de ellos... Luca, Tienes la misma aura... de un cainita... y eso me destruye... guardo odio en mi corazón hacia ellos, pero a ti... amor mio... ¿como odiarte?... - ocultó su cara entre las almohadas, acongojada, triste a no poder más y con el corazón roto...

Ambos amantes eran azotados por las circunstancias que parecían vencerlos y cavar una fosa enorme en donde ambos enterrarían su amor y lo que quedaba de la humanidad del vampiro y la esperanza de la humana. ¿quién iría al sepelio? ¿quién bailaría en la tumba? Todo aquel que disfrute de aquella tarde triste y de muerte, todo aquel que deseaba ver al vampiro transformado en el ser oscuro que debería ser, el aquel ente de sombras capaz de igualar en crueldad a la señora de la noche... a Azuka Von Doom. Temperance movía su cabeza de lado a lado, y deseo volver a cerrar los ojos para sumergirse en un sueño del cual no despertara sino para dar a luz a sus pequeños hijos que crecían y se aferraban a la vida que su madre les entregaba...

Pero no estaba durmiendo, y no podía huir... nunca lo había hecho, y no era momento para hacerlo aquel, en donde aquel vampiro intentaba reanudar los votos con ella... se amaban... no había forma de negar aquel amor, y él, en un magnánimo intento de consolar a su amada y de entregarle las esperanzas que había perdido en algún lugar de sus almohadas, repetía cual mantra sagrado cuanto la amaba, cuanto la deseaba a pesar de las hirientes palabras de aquella mujer que cual estatua de hielo evitaba regalarle siquiera una mirada tibia, una caricia suave o un beso furtivo en medio de la noche que los cobijaba y esperaba impaciente el desenlace de aquella guerra de corazones rotos y esperanzas perdidas...

Y la espiritista guardó silencio, un duro silencio que aplacó el intento de su maldad de atacar nuevamente al vampiro, rechazando otra vez sus palabras, arrojarlo aún más a las sombras en las cuales ella se encontraba perdida. Entornó sus ojos y sus mejillas quedaron ahítas de rojo, iba a responder, iba a escupir más veneno para escosar las heridas que entre ambos se habían formado... pero no, ahí, en silencio como una rosa roja apunto de abrirse, lo miró profundamente, esos ojos podían causar miedo incluso en los vampiros, esos ojos que habían visto a la muerte y al infierno, sobreviviendo a aquello...

- ya no te pertenezco- marcó cada silaba, cada sonido de aquella cruel frase -no... lo hago...- guardó otra vez silencio dejando en vilo al vampiro... estaba molesta por el pacto que había hecho con los cainitas, estaba más que molesta, estaba furiosa... sentía que era una traición directa a ella, eso de relacionarse con los causantes de todos sus males, de su vida, de la muerte de su madre, de sus marcas, ellos, los artífises del mundo destruido y de las sombras que ahora engullían a Luca... y a ella... toda su maldad... brotaba por sus poros, a pesar de que caminase sobre el agua.-le pertenezco a mis hijos.. Luca- murmuró menos drástica, menos cruel, y sus ojos se suavizaron porque en una madre no cabe tanto odio, ni tanto desamor, pero si cabe toda la desesperaza y el desconsuelo de vivir un embarazo solitario.

-y necesitas sangre... eres vampiro... pero lo que queda en tu aura es la forma en que la tomas... casi mataste a tu mayordomo, eso antes jamás lo hubieras hecho...- mordió su labio inferior, no estaba acelerada ni abrumada por sus pensamientos, al contrario, estaba pensando demasiado rapido y líneal -y no pretendo que no te afecte, que dudes que... odies si es preciso, pero cuanto más pelees, cuanto más patalees, cuanto más protestes, no cambiará el hecho que seré madre de dos bebes, y que uno de ellos no nació de su sangre, sino de la mía.. y punto, es mi hijo, su padre no estará presente, y ni si quiera sé si deseo que esté presente, mi hijo tiene una madre, que lo protegerá de todo, hasta donde mis fuerzas puedan cuidar de ellos, y mi hija, también, ambos son mis hijos y daré la vida por ellos, ahora y después, por eso digo que ya no te pertenezco, aunque mi amor por ti es eterno... Luca... soy madre... no puedo pedirte que comprendas o recuerdes que significa eso, sólo te pido que... medites... tus pasos, porque si te transformas en uno de ellos... de esas bestias sedientas de sangre a los que llamas aliados, te juro que no me volverás a ver en tu existencia, ni a mi, ni a mis hijos... - apretó sus puños, había sido dura y ahora estaba temblando de la conmoción que sentía al haberle hablado tan golpeado a Luca.

-si me preguntas que haré... no sé.. sólo sé que deseo cuidar de mis hijos, y que desearía que lo hicieras a mi lado... y que cuidaras de nosotros Luca, la hermandad ha cambiado, ya no son los mismos ideales, sólo son pocos los que aún creen en ellos, los demás... los demás han sucumbido a su orgullo y a su arrogancia, ya no siento que este sea mi hogar... y apenas puedo encontrarlo entre tus brazos porque siento el rechazo hacia mi hijo, y eso duele Luca, rechazas a mi sangre a mi hijo... es como si lo odiaras sin haber nacido y él... él menos que nadie es culpable de todo esto, de haber venido al mundo en mi vientre, si quieres culpar a alguien, cúlpame a mí, odiame a mi, pero no a mi hijo... y no te apartes de tu hija... que ella te extraña- sus ojos se llenan de lágrimas, y toma su mano, con miedo a que la rechazara, a que saliera como una flecha de esa habitación dejándola abandonada...