Cold in my bones (Libre)

Hay un algo purificador en la lluvia, cuando cierro mis ojos ese sonido arrullador puede transportarme a una habitación tibia inundada por el aroma del chocolate recién hecho, estoy sentada junto a la ventana viendo hacia fuera donde un hombre cruza a prisa la calle sosteniendo un periódico abierto sobre su cabeza para desaparecer tras la puerta de un Café, todo parece tan correcto, tan limpio y acogedor que no puedo evitar preguntarme como puedo volver allí?, quiero regresar a aquel lugar y observar el mundo a través de un cristal cargado de gotas de lluvia y empañado por mi propia respiración, no quiero ser esa chica parada a mitad de una calle obscura, con la ropa y los cabellos empapados, sintiendo el frío pegarse a sus huesos y la culpa corroer su alma.

El anhelo por la sangre vampiriza me controla, arrastrándome a obscuras calles en espera de un solitario y hambriento chupasangre dispuesto a compartir algo de su sangre a cambio de tanto como pueda beber de la mía, me he convertido en algún tipo despreciable de furcia de la sangre, mas esta noche ni siquiera he obtenido la preciada bebida que hace mi estomago retorcerse dolorosamente y debilita todos mis principios en tanto el tiempo se prolonga entre una dosis y otra.

Mis pasos se vuelven vacilantes conforme el temblor de mi cuerpo se acrecentar, apenas entonces noto el odioso castañeo de mis propios dientes, en el fondo soy conciente de que incluso los vampiros prefieren resguardarse en aquel clima, pero debo buscar aquello que da alivio a mi cuerpo y mi mente.

Un hueco en la calzada, oculto por un charco, engulle mi taco provocando la dolorosa torsión de mi pie izquierdo, tan confiable como un reloj suizo, la mala suerte me acompaña, su fidelidad podría conmoverme si el dolor de mi tobillo no me dejase al borde de las lagrimas.

Avanzo ahora cojeando hasta una vieja parada de autobuses, el desagradable aroma a orina humana me disuade de intentar sentarme sobre la banca, pero permanezco allí bajo el precario resguardo que ofrece, esperando que su apariencia de completo abandono no signifique que por allí ya no pasa ningún autobús… ahora sólo quiero volver a casa y hacerme un ovillo mientras inútilmente espero a que aquella sensación horrible se vaya por si misma.