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Sipnosis
Memento Mori
Tras el festival

Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día.

Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo.

Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes.

Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir..

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Mensaje por Invitado Miér Ene 23, 2013 7:14 am

05/02
2014
08:30 AM
Bunker - Sala de entrenamiento


Por fin un día en el que pudiera reponer las fuerzas que había perdido tras los últimos días buscando las napas de agua que habían fuera del fuerte. En realidad era culpa suya el lucir tan cansada, luego de que su padre los enseñara a sus hermanos y a ella a dormir ligero y estar "siempre alertas", ahora resultaba que cualquier mínimo ruido acababa con sus sueños y la despertaba de manera agitada. Al menos ahora que la habían designado a la protección del bunker momentáneamente, podría intentar reponer sus fuerzas. El bunker no se le hacía el sitio mas cómodo del mundo, pero mas que nada era, por que se sentía como los topos bajo metros y metros de tierra. El pensamiento de sentirse rodeada de tierra hizo que se estremeciera levemente. Esa mañana había ido por un café y luego se había encaminado hacia la sala de entrenamiento (que a esa hora de la mañana debía estar completamente despejada pues los entrenamientos de los nuevos reclutas no comenzaban hasta entrada la tarde ese día). Iba vestida con unos shorts grises, una remera negra sin mangas y un par de botas cortas del mismo tono grisaseo. A su cuello llevaba como siempre un colgante con una cruz gótica. Su pelo iba suelto y liso tras la espalda y su rostro iba despejado de cualquier maquillaje. No había necesidad de llevar armas, aunque ella misma admitía sentirse algo extraña con la ausencia de su daga y sus demás implementos.

Entonces se le ocurrió, que un poco de entrenamiento quizá diera rienda al sueño o la terminara por despertar completamente (admitía que la primera razón para ir a la sala de entrenamientos tan temprano, había sido el buscar algún rincón ausente de cualquier sonido para poder dormir en paz). No llevaba con ella ni su carcaj ni el arco, pero eso no hacía falta. Al llegar al lugar, abrió las puertas y —tal como había creído— el sitio se encontraba completamente vacío. Encendió las luces —que funcionaban gracias a los generadores— y cerró las puertas tras de sí. Adentro había varios implementos para poder entrenar, pero lo que tomó la inmediata atención de la cazadora, fueron algunos blancos que se encontraban de pie contra la pared del fondo. Hacia allí se dirigió. Tomó de la mesa de un costado un carcaj y un juego de flechas para así moverse hasta la posición de tiro.

Mientras ajustaba la flecha contra la cuerda, no podía evitar pensar en su familia, particularmente en sus hermanos, que habían sido enviados a...vaya a saber ella donde, su padre no le había comentado nada al respecto, todo lo que sabía era que habían sido enviados temporalmente a algún lugar de Europa. Ella era bastante apegada a los dos mayores, después de todo siempre habían estado allí para apoyarla durante los entrenamientos y cuando había surgido algún problema, ellos siempre habían estado para sujetar de su mano. Soltó la flecha y esta salió despedida contra el blanco que se encontraba a unos ocho metros de distancia. La flecha dio en el centro mas pequeño de color amarillo. El último tiempo las cosas habían estado algo mas "tranquilas" —si es que se podían llamar así—, pero no por eso debía pensar que los ataques finalizarían, no cuando había vidas de civiles en juego. Una de sus manos se movió hasta la altura del carcaj que sostenía tras su espalda, tomó otra flecha y apunto nuevamente hacia el mismo blanco. Su padre se había molestado por la repentina falta de interés que había surgido en ella por exterminar a la raza vampírica y era que para Camille, ninguna raza debía ser juzgada por los actos de unos pocos...excepto los demonios, ellos aún estaban a prueba, su juicio no podía aceptar que criaturas nacidas de la maldad absoluta decidieran simplemente que no eran tan malas. No, esas eran simplemente mentiras. Eran el susurro corrupto que constantemente dominaba a los humanos.

On the shore we sat and hoped
Under the same pale moon
Whose guiding light chose you
Chose you all.


(The Poet and the pendulum - Nightwish - 5:50 )

Cantó con voz suave antes de lanzar la flecha. Seguramente si no hubiera "elegido" la carrera de cazadora, habría entrado en alguna academia de artes en Francia para estudiar canto, pero ahora estaba allí en ese burker y no había nada de lo que se arrepintiera. Su brazo izquierdo flexionó hacia atrás, sintiendo la cuerda estirarse contra la piel de sus dedos. Fue entonces que un sonido proveniente desde la puerta de entrada, tomó su atención y la flecha que iba a lanzar ahora descansaba junto al arco sostenido por sus manos, a la altura de su vientre. —¿Quien es? —llamó mientras se giraba para ver en dirección hacia la entrada al lugar.
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Mensaje por Invitado Jue Ene 31, 2013 3:25 pm

Despertó ante la alarma de su reloj y miro a su alrededor, sobre el buro la lamparilla iluminaba tenuemente la habitación, aunque aún seguía entre penumbras. Bostezó mientras se sentaba en la cama, la alarma aun sonaba desde algún lugar del piso, amortiguada por algún pantalón o alguna camisa, suya o de Etienne. La joven abrazó las rodillas contra el pecho mientras la frialdad del bunker calaba por sus huesos y no pudo evitar extrañar al dueño de aquella habitación. Notando un pedazo de papel sobre la mesa, lo tomó y leyó en silencio.

Lo siento. Reunión… No quería despertarte, descansa un poco” reconoció la letra de Etienne, firme y concisa, aunque muy elegante, (la suya quedaba como la de un niño de primaria a comparación). Sonrió levemente y se levantó de la cama, suficiente tiempo había pasado en ella, quizás no durmiendo, pero de alguna manera se sentía con más ánimo para el resto del día. Tomó una ducha rápida y se apresuró a salir de la zona de dormitorios sin hacer mucho ruido; explicar el porqué se en aquel lugar no era algo que deseaba explicar realmente.

En pocas semanas había aprendido a movilizarse por el lugar, como si lo conociera de años, después de todo, era mucho más fácil que moverse por Manhathan. Ni siquiera tenía que pensar la ruta que debía llevar, era como si sus pies tuviesen propia memoria, mientras Robyn sólo pensaba en la organización de las rondas de patrullaje de la tarde… y si tendría algo de tiempo libre.
Tonta…– murmuró para sí con voz burlona, reprochándose esa clase de pensamientos; fue quizás gracias a ese pequeño momento de desconcentración que un tarareó llamó su atención. La puerta frente a ella era el único lugar que tenía la luz encendida en aquel momento, enarcó una ceja y miró su reloj en silencio, apenas pasaba de las ocho y media, no creía que hubiese entrenamientos aun, y sabía que Etienne habría mencionado algo en la nota que le había dejado.

Posiblemente no era algo de qué preocuparse, pues no se escuchaba algún ruido especialmente extraño en el interior, más que apagado canturreo, pero no estaba de mas averiguar si algo sucedía y después de todo, pasar por la sala de entrenamientos, acortaba su salida del Bunker.
Con cuidado, movió la puerta, tratando en lo posible de no hacer mucho ruido; pero su intento no fue muy exitoso, pues enseguida escuchó una voz femenina, preguntando por su identidad. Robyn sonrió levemente enojada por ser descubierta, aunque culpaba a las bisagras de la puerta por su poco disimulo; y tan sólo entró a la sala con paso calmo.
Teniente Wilson– indicó con voz calmada, mirando a la chica con arco y flecha en mano –Tengo entendido los entrenamientos comienzan hasta las 1200 horas– miró el lugar vacio y sonrió levemente.
Supongo que no eres civil… no cualquiera esta aquí a esta hora, a menos que seas parte de los Solaris– y no pudo mirarla detenidamente por unos momentos, tratando de encontrar algo en ella que le indicará algo como eso –¿Y tú eres? – enarcó una ceja con curiosidad.
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Mensaje por Invitado Vie Feb 01, 2013 2:47 am

Sus orbes verdes se concentraron en la nueva figura femenina que había entrado a la habitación. Al parecer ya habían comenzado a moverse alrededor del bunker, quizá no podría entrenar mucho más antes de que comenzara a sentir pasos moviéndose por fuera de la habitación, con aquello sería bastante incómodo el continuar entrenando, no andaba con ganas de llamar la atención de nadie.

—Buenos días teniente. —Pensó en sí la conocía de antes, pero tras un par de segundos, no dio con ningún recuerdos de la castaña. Esta debía ser efectivamente, la primera vez que se encontraban. La azabache asintió al escuchar sobre el horario de los entrenamientos. —Sí, estoy enterada de que los entrenamientos comienzan a esa hora pero...—le dió una ligera mirada a la habitación vacía. —No hay nada como un poco de entrenamiento matutino para calmar la ansiedad. —No sabía bien si era ansiedad lo que le despertaba cada noche, pero de darle un nombre, ese era el que mejor le iba a su estado. Escuchar de los Solaris, le hizo recordar al hombre que los comandaba, aunque no tenía el privilegio de conocerlo, simplemente lo había visto de lejos en alguna ocasión que ya apenas recordaba. Fue mientras pensaba en aquello, que la última pregunta de la teniente llegó hasta ella. —Cielos, siento mis modales. —sonrió levemente antes de responder: —Mi nombre es Camille Valentine. No pertenezco a los militares, fuí enviada aquí desde Escocia para servir como apoyo. Soy una cazadora. —Dijo con cierta modestia mientras estiraba su mano derecha hacia la teniente.

Tras el saludo se movió un poco, apoyando la punta del resistente arco sobre el suelo y sobre la otra punta, dejando apoyadas sus manos. —Realmente no se si esta permitido venir aquí fuera de horas, pero no teniendo nada mejor que hacer, pensé que sería bueno estirar un rato los músculos. —Ella se arqueó de hombros mientras mantenía la sonrisa en su rostro. —¿Que dice Teniente? Seguramente a usted también le gusta entrenar cuando no hay nada mas en su agenda. —Volvió a levantar el arco y se movió apenas girando hacia donde se hallaban los blancos. —La verdad es que este sitio me ayuda a liberar tensión —Acepto mientras observaba hacia uno de los blancos en particular, era el mismo al que ya había dado con una flecha. —Teniente, ¿Puedo preguntar por su nombre de pila? —sonrió mientras preguntaba aquello. Lo cierto era que no se sentía tan cómoda con las formalidades de los militares. Ella prefería ser mas directa...o sería que su condición de cazadora simplemente le había dado la opción de mostrarte como era...alguien que no quiso aspirar a la milicia, que siguió simplemente el destino de su familia y abandono el hogar para dirigirse hacia la "cuna del miedo".

—Me disculpará si sigo entrenando mientras la escucho...o si quiere, también puede unirse. —Realmente no sabía hasta donde llegaban las libertades de la milicia, simplemente sabía que tenía mucha energía contenida y debía liberarla...no, no era energía, era tensión en su estado mas puro y no desaparecería hasta que la guerra con aquellas criaturas infernales se acabara...o bueno, tal vez ni siquiera entonces la guerra terminara, después de todo, quienes habían empezado todo esto no habían sido los demonios. "Vampiros" pensó la azabache antes de volver a calzar la flecha en su lugar y apuntar hacia el blanco, nuevamente la mano que sostenía la cuerda rozó uno de sus oídos y seguramente, todo lo que sintió fue el acierto en el círculo amarillo mas pequeño, justo a un lado de la flecha que había lanzado antes. Sonrió tranquila.—Siento aprovecharme de que esta aquí Teniente, pero no suelo tener mucha compañía. Según usted, ¿Cuanto cree que pueda tomarnos el resolver la crisis que esta aquejando a este país? —Y con "crisis" se estaba refiriendo al obvio problema con los demonios.

Movió la mano hacia atrás y extrajo del carcaj, otra flecha. Su mirada volvió a posarse en la castaña mientras esperaba una respuesta de su parte.
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Mensaje por Invitado Vie Feb 01, 2013 10:17 am

Asintió levemente a sus palabras, pues entendía aquella sensación que recorría el cuerpo de uno sin que pudiese ser detenido a menos que se pusiera en movimiento. Había sufrido por aquello, las noches que habian seguido a festival de Invierno, más de un año atras, y tambien hasta poco meses antes, donde se había debatido por horas sobre lo que sentía y lo que quería.
-No esta prohibido, en lo absoluto- sonrió con calma y miro a su alrededor -Y si, me gustaba entrenar en mis tiempos libres... Aunque ahora no tengo muchos a decir verdad- no era del todo cierto, ni una mentira, simplemente sus tiempos libres solía dedicarlos a actividades menos... militares... Aunque muchas veces físicas.

Tratando de no pensar en ello, se concentró en Camille y aceptó que si ella se había presentado con su primer nombre, ella podía hacerlo tambien. Despues de todo, lo prefería de aquella manera.
-Robyn- dijo con calma -Mi nombre es Robyn, y no, no me molesta que sigas entrenando...- se detuvó un momento analizando sus palabras y se avergonzó un poco aunque no lo demostró -¿Te molesta que te hable de tu?- preguntó viendo como se preparaba para lanzar, la calma con lo que lo hacía y cuanta presicion había en su tiro. Sonrió levemente, disfrutando del silencioso exito de la chica y sólo se cruzó de brazos, apoyandose en una pared.

Su pregunta la dejo pensativa por un momento, era dificil hablar de algo que ciertamente no podían controlar. Inconsientemente, un suspiro cansado escapó de sus labios y miro el techo de la estancia, mientras otra fecha rasgaba el silencio entre ambas.
-Hablar de tiempos sería algo muy dificil- susurró, su voz era apenas audible, pero esperaba que la pelinegra la escuchará. Decir que no sabía cuanto tiempo les tomaría arreglar todo, era decepcionante y muy frustrante; al punto que había noches en que sólo deseaba esconderse bajo las sabanas y llorar con fuerzas, hasta que el cansancio la hiciera dormir y no despertar.

Pero el mundo seguía girando, y sus lagrimas no harían ningun cambio. Lo único que podía hacer era luchar y no darse por vencida.
-Desearía decir que resolveremos esto en un año, o menos. Pero no creo que sea posible, nuestras fuerzas son menores...- "Estamos en desventaja" pensó, pero se obligo a callar ese comentario, el sólo pensarlo era algo que la enojaba -Pero no debiles...- añadió mirandola, y estaba convencida de ello.
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Mensaje por Invitado Vie Feb 08, 2013 11:31 am

Sonrió al escuchar el nombre de ella, Robyn era un curioso nombre, hasta el momento nunca había conocido a una mujer que llevara ese nombre por lo que la teniente se ganaría en su memoria ese lugar. —No, no me molesta que me trates de "tú" y de hecho sería mucho más cómodo para las dos...creo. —Dijo al tiempo que lanzaba la nueva flecha hacia el blanco. Esta vez la flecha se había movido un poco, por lo que fue a clavarse en el segundo círculo amarillo más grande. Aquello hizo que la azabache hiciera una leve mueca, pero por las siguientes palabras de la mujer de ojos verdes, quitó su atención del blanco y volvió a observarla. Ciertamente hablar de tiempos cuando se quería referir a lo que podría llevar solucionar una situación como por la que estaban pasando era algo casi imposible. No eran otro país con lo que estaban lidiando, no eran humanos sus enemigos, no eran nada que hubieran enfrentado antes y eso volvía las condiciones de este enfrentamiento un tanto caóticas. Por supuesto ellos tampoco estaban solos, la presencia de los híbridos y (por lo que había escuchado de otros cazadores) la de los ángeles a su favor, intentaba equilibrar las cosas...con respecto a los vampiros, bueno, a pesar de que Camille no les odiaba como el resto de su familia, se negaba a sí misma el opinar sobre ellos. Su vista fue a parar hacia un punto invisible en el medio de la habitación. Sin duda para todos, aquellos acontecimientos habían marcado un antes y un después en sus vidas.

—Entiendo. —Fue su única respuesta ante en susurro de la teniente. Era innegable que hablar del tema les resultaba a todos ciertamente difícil, ya habían perdido a mas de un líder y el tiempo seguía pasando. Encerrados entre aquellas paredes, el mundo se consumía a sí mismo, los demonios avanzaban y los recursos escaseaban. Casi instintivamente la azabache se llevó la mano libre hasta el colgante con forma de cruz que pendía de su cuello. La fortaleza que buscaba nunca le había sido negada al recordar lo que buscaba, un equilibrio, una paz que nunca habían alcanzado, pero que seguramente algún día sucedería, quizá cuando ella ya estuviese muerta...pero al menos daría todo de ella para contribuir de alguna forma. Su formación como cazadora no sería un desperdicio.

Un año desde la perspectiva de cualquiera sería muchísimo tiempo, pero al ver las criaturas que ahora recorrían las calles de algunos estados del país, era más que aceptable que un año era insuficiente. ¿Cuantos mas se necesitarían? Y mas importante aún...era saber si de verdad deseaba que él se fuera. Cerró los ojos apenas por un segundo, corrigiéndose a sí misma, claro que deseaba que se fuera, después de ver lo que se escondía en aquél sótano, después de atestiguar la crueldad que se escondía tras esos orbes dorados, lo menos que podía desear era que volviera al lugar del que había salido, que saliera de sus recuerdos y de su mente.

Camille pestañeó olvidando el tema y respondió a la teniente: —Así es, el tiempo ahora parece colarse entre nuestros dedos, Robyn. Pero sea el tiempo que sea que lleve esto, no hay que perder la esperanza. —La ojiverde sonrío mientras extraía de su bota derecha una pequeña daga guardada en su funda de cuero negro. —Dime, ¿eres nativa de este país o naciste en el extranjero? Ya he conocido a algunos otros que vienen de afuera. Creo, que es la primera vez que este país se ve en la necesidad de pedir refuerzos...Curioso ¿no? La primera potencia del mundo, el primer blanco en ser tomado. Desde joven siempre había visto como Estados Unidos se involucraba en otras guerras...y ahora le toco llevar la peor de todas en su propio hogar. —No hablaba con rencor hacia el país, mas que nada, era un simple comentario sobre la situación actual. Ella misma había pertenecido al grupo de cazadores Escoceses citados para viajar y unirse a las fuerzas estadounidenses. —Si este país pierde la guerra, creo que sería un gran golpe para todo el mundo. Pero con la ayuda de aquellos que se nos han unidos, no creo que estemos cerca del fin. —Camille cerró los ojos mientras sonreía hacia la teniente. —Hablo mucho ¿no?...me pregunto si será porque todo esto también me pone algo nerviosa. —Apoyo una de sus manos en su cintura mientras con la otra sostenía el arco. Tener a su familia lejos...a sus hermanos, era una de los principales motivos que la intranquilizaban cada noche mientras intentaba dormir.

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