Armory Williamsburg{Robyn}

Desde que había llegado a "Armory Williamsburg", la tienda de su padrastro, no había parado de hacer papeleos tras papeleos, llamadas tras llamadas algo que ya le tenía bastante desgastado pues no conforme con eso también tenía que revisar en contaduría que todo estuviera en orden y si había alguna anomalía también tenía que solucionarla.Después de tanto ajetreo decidió salir a relajarse un poco, fue a la cafetería mas cercana y pidió un café espresso pues aveces, aun que no siempre, le ayudaba a mantenerse despierto y además le gustaba el aroma de éste, regresó a la armería para terminar lo que había dejado pendiente y en efecto mientras el había salido una chica llamada Robyn se había comunicado a la tienda para hacer una cita con el dos horas mas tarde,sin pensarlo ni un segundo recordó a aquella chica de ojos verdes que había conocido hace poco tiempo cuando se unió a la rebelión, era una chica guapa y aun que aveces no le daba muy buena espina, como era de costumbre Kendal trataba de no hacerse prejuicios además de que Robyn le daba curiosidad, le parecía una persona misteriosa...sin duda le encantaría conocerle mejor.

Se paró de la silla en la que estaba sentado para acercarse a una ventana y entonces sacó un cigarro de uno de sus cajones para prenderlo y darle un toque, no era costumbre que Kendal fumara pero cuando se sentía muy tenso recurría a hacerlo.Pasaron dos horas mientras terminaba de despejar asuntos de la empresa cuando llegó Robyn, un empleado entró a su oficina para hacerle saber que la cita que se había hecho antes había llegado a la tienda, salió de su oficina para llegar donde se encontraba Rob y entonces le dedicó una pequeña sonrisa mientras se acercaba a ella y alzaba una mano para saludarla-Robyn, no me imaginaba tenerte por aquí, sin embargo, siempre es bueno ver una cara conocida-dijo amablemente mientras se acercaba para poder saludarle de la manera adecuada, una vez que se acercó lo suficiente depositó un beso en cada mejilla de Robyn pues desde pequeño le habían inculcado el saludar de esa forma...algo que a la gente le parecía extraño en muchas ocasiones mas sin embargo a él no le importaba mucho-Bueno, si te parece mejor, podemos hablar en mi oficina o en donde te sientas mas cómoda-comentó señalando hacía su oficina pues Robyn no había dejado asunto para la cita aun que claramente tenía que ver con el negocio pues de otra forma se habría contactado con él personalmente.

Caminó hacía su oficina siguiendo a aquella mujer de tan hermosos razgos, Robyn resultaba ser una chica bastante atractiva físicamente para Kendal, tenía un "algo" que le gustaba, en ocasiones anteriores había cruzado palabras con Robyn y le parecía una chica dulce aun que quien sabe tal vez estuviese equivocado.Una vez dentro se acercó al mini bar que se encontraba detrás de Robyn, Kendal no se consideraba como un chico briago pero le gustaba compartir una copa cuando se trataba de negocios...lo sentía como una forma de amenizar la plática, cerrar un trato e incluso en muchas ocaciones le había servido para ayudar a convencer a algún cliente. Después de mirar durante unos minutos las variadas botellas que se encontraban dentro de la vitrina la abrió y tomó la joya mas preciada que se almacenaba ahí, una botella de Dalmore, se sirvió una copa con hielos y bebió, le encantaba aquel sabor intenso a madera que le dejaba en la boca aun que últimamente tenía el sentido del gusto más agudizado de lo que normalmente estaba y esto le molestaba mucho al comer, cada día todos los cambios físicos que tenía solo le recordaban más el hecho de que se le terminaba el tiempo pues pronto se convertiría en aquella criatura que actualmente odiaban todos los humanos, algo que haría que se alejara de las colonias humanas y con ello también de sus padres.

Se giró hacia Robyn sonriendo al escuchar su comentario y es que era verdad, de todo NY Kendal era de los mejores haciendo negocios pues se le facilitaba mucho y con razón después de tantos años de ver a su padre dirigiendo aquél lugar no era de sorprenderse, además de que se había ganado la confianza de cada una de las personas que habían visitado su tienda...al menos las que hacían pedidos "grandes"-Te puedo asegurar que en eso no te mintieron guapa, estás con la persona correcta si se trata de armas-contestó modestamente mientras dejaba el vaso de whisky en la mesa y le señalaba las botellas de su mini bar-Si te apetece puedo servirte algo, de seguro tendré algo que te guste-dijo amablemente mientras se recargaba en la barra y miraba a Robyn con expresión de serenidad, a Kendal no le gustaba solo hacer negocios, le gustaba conocer a quién le vendía sus productos por lo que nunca tenía prisa cuando se trataba de un cliente-Bueno, soy todo oídos-dijo a la chica tranquilamente, aun que claramente aún no sabía que era lo que iba a decirle Robyn, estaba ansioso por escucharle pues siempre tener clientes nuevos era emocionante.

Se quedó parado a un lado del mini bar hasta que se hizo silencio entre Robyn y él, parecía ser que no era del todo sociable cosa que le incomodaba un poco a Kendal, sin decir nada más se acercó hasta su escritorio con el vaso en la mano y tomó asiento, la chica estaba sonriéndole aun que no sabía muy bien por que le sonrió de la misma forma, era agradable saber que después de tanto ajetreo en aquél lugar podía tener una persona con la cual platicar y despejarse un poco, además no nunca era suficientemente tarde para conocer a alguien del grupo, seguro que podrían intercambiar opiniones del movimiento.

Escuchó la pregunta de la chica y soltó una risa tan corta que pudo haberse confundido con tos si no fuese por la sonrisa que salia de sus labios. Le parecía gracioso pues Kendal no era un tipo de "espia" o algo así, era una persona...o mas bien Dhampir, común y corriente pero aquella chica tenía algo de razón, Kendal no acostumbraba vender a quien no conocía mas sin embargo tampoco se metía en la vida de la gente pues no le parecía apropiado-Yo sabré lo que tu quieras que sepa, no acostumbro meterme en la vida de las personas...no es algo que me gustaría que me hicieran-dijo alzando los hombros pues era cierto, Kendal tenía un tipo de vida en el que no le gustaba meterse en demasiados problemas y meterse en la vida de los demás significaba un arma de dos filos-Aun que tienes razón, siempre investigamos un poco de los antecedentes de cada persona que pisa este lugar...es solo por solicitud del gobierno...sabrás no podemos vender a cualquier persona, pero eso sucede hasta que haces una compra-dijo sonriéndole de nuevo para darle un poco de tranquilidad, pero entonces volvió a formular una pregunta y se sonrojó un poco al darse cuenta de que no se refería a la tienda-Vaya...pensé que te referías a...todo esto...perdona, aveces no paro de pensar en todo esto, creo que me esta volviendo loco-dijo señalando con la mirada todo el lugar y entonces tomó un poco del trago, en realidad no sabía mucho de aquella chica, los compañeros del grupo siempre le contaban sobre las personas que eran de nuevo ingreso pero solo lo suficiente pues a Kendal no le gustaba chismorrear-Sé que cuidas a los humanos tanto como Etienne a los del grupo y que eres más peligrosa de lo que pareces-respondió notando el nerviosismo de aquella chica, podía notar un rubor en sus mejillas y seguía sonriéndole como si su cara estuviese paralizada, de verdad que algo se traía esta mujer pero bien sabía que Etienne le tendría en el grupo por una buena razon y que jamás les pondría en riesgo-Supongo que desde hace mucho tiempo dejé de guiarme por los rumores de las personas, aveces trae muchos problemas el creerse todo lo que te dicen los demás. Además ya eres parte del grupo, no tendría porque desconfiar de ti-comentó recargando sus codos en el escritorio mientras le miraba con cautela, podía ser que esa chica fuese tan peligrosa como tenía fama pero dudaba que fuese tan tonta como para hacer algo en aquél lugar, además no parecía que quisiera armarse un lío ahí, tal vez solo quería conocerle un poco...quien sabe.

-¿Solicitud del gobierno?- murmuró la joven mientras la sonrisa caía de su rostro, por un momento se sintió realmente desanimada, porque si lo que el mencionaba era una obligación… bueno, no era algo muy atrayente que su pedido apareciera en los registros del gobierno.

Desde que había empezado a vivir en el Refugio había aprendido que las cosas no podían ser gratis, que tampoco era bueno esperar a que los demás te diesen lo que quisieran, que lo mejor, era salir a buscar las cosas por ti mismo, y si podías ayudar a los demás. La primera vez que había robado, tenía 18 años; había sido en un supermercado, y no había sido mucho, un paquete de galletas y un jugo; nadie la había descubierto y poco a poco se había hecho más osada; aunque jamás había robado a quien tenía menos que ella. Eso siempre había sido su regla; así como repartir lo que conseguía con cuantos pudiera en lo que ahora llamaba casa; por eso se había acostumbrado con rapidez cuando todos empezaron a llamarla Robín Hood… De alguna manera se sentía así.
-¿Qué dirías si te dijera que realmente no encontraras nada de mí en los antecedentes?- dijo con una sonrisa, confiada de que su nombre jamás aparecería en los registros de la policía, o en cualquier registro en realidad… o quizás sí, pero definitivamente no sería ella la persona de la que hablarían ahí. Suspiró y miró hacia una de las paredes con gesto pensativo.

-No sabía que me consideraban peligrosa- dijo con una sonrisa más tranquila, un poco mas sincera y casi avergonzada. Suspiró y miró de nuevo al hombre frente a ella, ciertamente muchos robos tenían su nombre y firma, pero hasta aquel momento no había manchado sus manos de sangre por alguno de ellos; las únicas ocasiones en la que se había atrevido a disparar contra alguien era cuando estaba en peligro directo, o cuando alguien del Refugio lo estaba.

-Entonces… confías en mi por estar en el mismo bando- la chica lo miro directo a los ojos azules y sonrió –Por ese voto de confianza, te dije como me encontró el jefe… Me atrapó robando una joyería- su sonrisa se hizo mayor y notó como el chico se tensaba levemente en su silla, tan sólo por un segundo, pero sólo se rió mas –No te preocupes, no le robaría a uno de nosotros… En realidad… Vengo porque busco protección…