Borrando esos recuerdos (Temp)

20 de Abril|9:00PM|

Volvería a verla, a ella... a Temperance. Días sin saber que era de su vida, y además, la extrañaba, nunca estaba de más visitarla. Y más sabiendo que no estaba lejos a donde se alojaba ella, en la gigantesca casa del príncipe atestado por vampiros que la protegían, sólo que era yo quien más quería cuidarla y que no solo quedara en eso. En fin.

Suspiraba mientras caminaba hacía su habitación, muchos vampiros pasaban a mi lado observándome con cuidado. ¿Por qué lo hacían? Me parecía un poco sospechoso todo esto, pero le hacía caso omiso. Cualquiera que se atreviera a amenazarme o siquiera tocarme, se las vería muy mal. Aún así sea el mismo Everett. La pase muy mal en mi vida anterior como para sentir miedo de esta gente. Y era estúpido, a la larga, todos teníamos el mismo objetivo, si es que somos unos animales...

Llegué a la puerta donde estaba mi hermosa humana y toqué tres veces. Tenía su privacidad, y además estaba cerrada, no debía entrar así de la nada. Si algo me caracterizaba era la educación que me enseñaron mis padres hace más ya de un siglo, es algo que nunca se olvida y que hasta el día de hoy, mantengo intacto.

La ventana estaba abierta y la brisa de la primavera entraba por la ventana entibiando la habitación y haciendo vibrar, casi imperceptiblemente las cuerdas del cello que descansaba en su pedestal, siendo el único compañero de un alma que había perdido gran parte de las alegrías que conformaban su vida, y habían vuelto su sonrisa en un escaso bien que ya muy pocos podían decir que habían visto.

Pero Temperance no miraba su amado cello, sino que observaba por la ventana la clara noche que se dibujaba sobre aquella ciudad que intentaba sobrevivir a lo que parecía ser el fin de los tiempos. Apagada y triste lucia su claro rostro, porque no existía nadie que le dijese que deseaba verla sonreir, no había nadie ante el cual ella debiera actuar estar bien y haber olvidado. Su mano descansaba sobre su pecho, y suspiró porque la verdad es que su frialdad era solo un mecanismo para poder sobrevivir, y su cello, era el cómplice en esa oscuridad.

Pensaba en su amor, a veces, en las noches, le dedicaba pensamientos a Vladimir, pero luego lo odiaba, y se odiaba así misma también por no poder arracárselo del pecho, pero imagino que no podría ser, haba sido su primer hombre, su primer amor y su primera decepción. Debía esperar tan solo que todo terminara.

Miró su cama, estaba cansada, y su brazo le ardía, estaba lastimada desde hace días, pero aquel arañazo, no terminaba de sanar. Cerró los ojos y caminó a la cama, para sentarse en ella y sacarse las botas. Ya terminaba de sacarse la segunda de las botas cuando alguien toca a la puerta, ella arrugó el ceño, ¿quién podría ser? Resopló con molestia, dado que quería dormir, pero aun así fue hacia la puerta preguntando quien era, La voz de Christina sonaría del otro lado y abrió la puerta completamente, apoyando su mano en ella y sonriendole a la vampiresa. Era momento de actuar.

-¿ha pasado algo?- preguntó la joven, llevaba esa camisa blanca, y la faja que ceñía su cintura, y escondía el comienzo de su pantalón de cuero negro -es tarde...¿no?- bajó la mano y se quedó en la puerta, pero era una invitación para que pasara la chica. Temperance ya no era la chica de hacia un año, había cambiado completamente...

Mientras esperaba que abriera, varias cosas pasaron por mi cabeza. Muchos vampiros se estaban exiliando y largándose del lugar, queriéndose ir lo más lejos posible para alejarse de todo este desastre que rodeaba a Nueva York, y así poder vivir en otro lugar más "tranquilo" en el cual no hubieran pasado tantos desastres como el de que azotó el año precedente. ¿Haría lo mismo tal vez? No sola por lo menos, no sabría a donde ir. Lo más seguro sería a Europa, a mi país natal... pero era sólo una pequeña y tonta idea que caminaba con pasos vagos por mi mente.

Luego, escuché los pasos y la puerta se abrió, ahí estaba Temperance. Le sonreí con cariño y dulzura. -No, bueno... solamente quería ver como estabas. - Le dije mientras escuchaba su otra pregunta y pasaba por el gesto de la humana. -Bueno, si te parece que es tarde cariño, me puedo ir, no quería molestarte. Hace tiempo que no le hago caso a los horarios nocturnos. - Agregué esperando la respuesta de Temp. Y en ese momento algo vino a mi nariz.

-¿Te sucede algo, Temperance? - Le pregunté con tono más preocupado mientras me acercaba a ella con cuidado.

Christina tenía la asombrosa habilidad de leerla más allá de lo que la joven pudiera desear. No por nada era su mejor amiga y confidente, así que Temperance sólo pudo encogerse de hombros y mirarla con aquel gesto que tienen los niños cuando sus madres los han sorprendido en una travesura. Bajó el brazo, y la hizo pasar, jalando de su mano para que entrara de una vez por todas, además, debía reconocer que había sido muy descortez con ella, pero cuando la vampiresa se enterara que estaba lastimada, seguramente volvería a intentar persuadirla de que dejara esa locura.

-nunca molestas... Chris, sabes lo que eres para mí - le dijo a la chica, soltando su mano, y sentándose en la silla de su escritorio, vuelta hacia la chica. Mojó sus labios, y rozó casi sin tocar su brazo.

-nada importante... solo que me he lastimado, y no deja de doler - susurró la chica, y la quedó mirando, esperando que la chica no pusiera el grito en el suelo. Temperance, curiosamente, había reservado esa personalidad más frágil, más infantil por decirlo de algún modo, para su amiga, porque con ella se sentía más en tranquilidad, y podía no ser aquella mujer fría en la que lentamente se iba transformando.

-pero eso no importa... ummm ¿cómo has estado? casi no hemos hablado, aunque es mi culpa, paso poco tiempo acá - giró en su silla y se detuvo para volver a ver a la vampiresa a los ojos, en los que no podía leer lo que ella significaba para su amiga.

Sonreí, aunque el olor seguía presente en mi nariz. ¿En qué te habías metido Temperance? -También significas mucho para mi cariño, siempre que me necesites estaré acá. - Me acerqué a ella y le acariciaba un poco el rostro. Que preciosa era la humana, por favor. Me moví un poco por la habitación y me senté en uno de los sofás que esta contenía.

-Sabes que nunca dejaré de agregarle importancia cuando se trata de ti mi amor. Ahora... ¿qué te sucedió ahí en el brazo? - Le pregunté ahora con más seriedad que antes. En algunas ocasiones no sé porque Temp creería que en serio dejaría de cuestionarle sobre esas cosas que a la final sabiendo que son serias, me quiere ocultar. Evitando un regaño de mi parte o algo así, casi nunca pasaba. No me gustaba reclamar a la gente las cosas que hacía, cuando en mi momento hice muchas peores.

-Pues muy bien, yendo de acá para allá. Y tranquila, tampoco he estado muy presente acá en la mansión por eso mismo decidí visitarte ahora, tomando el riesgo de que no estuvieras. - Le comenté con algo más de tranquilidad. -¿Y tú, qué has hecho últimamente? - Le pregunté con sumo interés en saber sus recientes actividades que seguramente estarían ligadas a lo que le pasaba en el brazo.

La chica se movió nuevamente en la silla, girando y pensado si era conveniente contarle lo que le había pasado aunque conociendo a Chistina, iba a enterarse de igual forma. Así que como dicen, al mal paso darle prisa, ¿no?. De por fue donde su amiga y se sentó en el suelo, apoyándose en su rodilla, con esos grandes ojos viendo a la vampiresa con suma detension. Aun dudaba de mostar lo que le había pasado.

-no me regañes- susurro, desabrochando los botones de su camisa hasta liberar su brazo y mostar la venda que tenia. La comenzó a desenvolver, y a medida que la venda iba saliendo, esta comenzaba a mostrarse roja, la herida aun sangraba. Libero su brazo que tenia un color mas vadeando por el antiséptico que se había aplicado.

- me enfrbete a un devorador y me lastimo así, pero pide aabar con el y ss amigotes- miro a la chica a los ojos, viendo la herida que estaba aun abierta, pero parecía comenzar a sanar, tenia ademas un hematoma entorno la herida como si la hubieran golpeado.

- cuando me Ataco, caí pero desde el suelo despeje su espíritu inmundo al infierno.- le sonrió a su amiga y se puso de pie, necesitaba limpiaras.

- tengo varias marcas en mi piel, si me vieras ahora.. No te gustaría - agregó en un susurro, y se fue al cuarto de baño para buscar el desenfectante y las vendas que guardaba en la comoda que estaba cerca e su cama.

¿Qué no la regañara? Suspiré fuertemente mientras esperaba su explicación. Ay Temperance, ¿cuando dejarás de ser tan necia algunas veces? Pero lo peor es que no pude hacer nada para evitar que le sucediera eso en el brazo. Maldita sea. Se apoyó en mi pierna mientras se sentaba en el suelo, y yo le empecé a acariciar el cabello con cariño mientras observaba sus ojos y me decía todo.

Cuando se quitó la venda, observé la herida horrorizada. -No es cuestión que pudieras acabar con los demás, sólo que no debes enfrentarte a un devorador tu sola, Temperance. Y lo sabes. Pudo haber sido peor. - Agarré su antebrazo con cuidado mientras veía el daño que le había causado esa maldita bestia.

Ella fue hacía su cuarto de baño para buscar con que desinfectarse y así echarse en la herida junto a otras vendas para que se curará mejor con el rato. -Nunca digas eso preciosa. Siempre me vas a gustar. - Le sonreí. -¿Te ayudo con eso? - Le pregunté intentado calmar mi frustración. -Sabes que siempre que quieras hacer algo puedes acudir a mi para ayudarte mi amor. Yo siempre te querré proteger a toda costa. - La observé a los ojos. Ahora me sentía culpable. -Te juré protegerte y, te pasa esto, debía por lo menos saber.

Recordó su promesa, en aquellos oscuros tiempos en donde ella era incapaz de hablar y defenderse; aquella vez fue una de las tantas veces en que abusaron de su cuerpo intentando alcanzar su alma. No se sentía orgullosa de haber tenido que depender tanto de una persona, y de su protección, como lo hizo de Everett y haber despertado la lástima en otros que confundieron por amor.

Luego de tanto pensar y meditar, había llegado a la conclusión que Vladimir no la amó realmente, que lo que sentía él fue más pena y lástima que amor. Que en realidad jamás cubrió las expectativas del vampiro y que al final del día, era más una preocupación y una manera de alimentar su ego de príncipe de armadura y caballo.

La miró con un lánguido gesto y le pasó la bandeja con las vendas y el anticético, esperando que ella comenzara a limpiar su herida. Se quejaría, solo un poco, mordiéndose el labio inferior y mirando a la chica a los ojos, esperando que siga curando su herida,

-sabes que no tienes obligación... de cuidarme, ¿no es cierto Christina? - con su mano sana acarició su mejilla con el dorso de su mano -es más no quiero... que lo hagas, amiga, no quiero despertar más la pena en otro, y menos entre mis amigos... ya he tenido demasiado... de eso, - se encogió de hombros y bajó su mano.

-sólo... seamos dos buenas amigas, que se quieren... no me veas como un ser indefenso, no toleraría que me vieras con los mismos ojos de antes, ahora que he luchado tanto pot cambiar y ser sólo yo, yo contra el mundo...- espera que la vampiresa comprenda sus palabras, mientras Christina cura sus heridas.

Sus palabras me impresionaron. En serio había cambiado Temperance y para bien, MUY bien. La chica débil de hace un año y poco más estaba desapareciendo, se veía que la verdadera humana estaba saliendo a la luz y eso me alegraba notablemente. Todo estaba cambiando para mejor en ella. Que bien, ya se lo merecía. -Yo sé Temperance, pero me gusta hacerlo. Y no despiertas pena en mi, es sólo temor a perderte como he perdido a muchas personas en mi vida, jamás sentí pena por ti. Siempre supe que eras una chica muy fuerte que necesitaba un empujoncito para darse cuenta. - Le dije mientras le terminaba de curar la herida y le sonreía.

-Nunca te vi con distintos ojos, siempre con ojos cariño y comprensión. Y nadie puede contra el mundo, siempre vas a necesitar ayuda a la larga, como por ejemplo con los seres que te hicieron estas heridas. - Me reí un poco mientras me levantaba y me sentaba cerca de ella de nuevo. -Yo te quiero mucho Temperance, no es cuestión de pena, es cuestión de que no quiero perderte y de que se que eres muy valiosa, y algo me dice que tú serás la que nos ayude a sobrellevar todo esto que anda pasando en el mundo, la que nos sacará de este hueco. - Agregué mientras le comenzaba a acariciar la mejilla observándola. Es tan hermosa...

La vampiresa hablaba, y comenzaba a entender que la mujercilla que conoció hacia años había cambiado tanto, que de ella, era poco lo que quedaba, y en su lugar era una mujer fuerte que ahora la miraba a los ojos, y a pesar de su fortaleza, sus ojos conservaban la ternura que viera cuando se conocieron, aquel verde que era tan transparente en sus emociones. Cerró los ojos y fue donde su amiga abrazandola con fuerza. La mujer era mucho más alta que ella, y Temperance podía apoyar su cabeza en el hombro de la vampireza.

-a veces siento que podemos perder demasiado, aunque no lo deseemos.. te juro que no me expondré, no haré cosas realmente estúpidas, pero sigo insistiendo que es algo que necesito hacer sola - se separó de la vampiresa, con sus manos sujetando los hombros de Christina y mirándola a los ojos, recordó aquella noche en que se besaron y se preguntó si volvería a no sentirse asqueada si alguien la besaba.

-Christina...¿me besarías? - preguntó sonrojada, separándose de la joven - es que cuando... supe lo que significaba un beso, fue contigo... y me pregunto si... si vuelvo a besar no me sentiré tan incómoda- mojó sus labios, y se separó de ella yendo hacia la ventana - disculpa... olvida lo que dije, era una tontería- se puso de espaldas a ella, encogiéndose de hombros.

Asentí con la cabeza su deseo. No se expondría tanto pero eso que hacía era cuestión personal de ella, así que no me meteré en ese asunto. Mientras no fuera una cuestión de vida o muerte, la dejaría ser en ese ámbito. Algunas veces podía ser muy controladora, me frustraba a mi misma pero es que, desde hace un tiempo sabía que sólo siendo así podría proteger a la gente que en serio aprecio. Y ahorita no hay casi ninguna, pero la especial es Temperance.

-Bueno, si ese es tu deseo cariño. No seré más necia y dejaré que resuelvas eso tu sola, veo que es una cosa personal. - Le sonreí mientras observaba fijamente los ojos de la humana. Me perdía en ellos por lo bellos que eran y junto a su rostro hacían una combinación que rozaba la perfección.

Luego su pregunta me sorprendió. La vi asombrada y luego la reacción de su misma respuesta. Me soltó y se puso en la ventana viendo hacía afuera. -Claro que sí te besaría Temperance... - Le respondí mientras me acercaba a su espalda y le agarraba el hombro para hacer que se volteará. -... las veces que quieras te puedo besar cariño, además, si eso te hace sentir mejor. Perfecto para mi. - Le sonreí y le abracé para luego observarla fijamente mientras mis labios se acercaban a los suyos, de nuevo.

Había una ignorancia de parte de ella sobre los sentimientos de la joven pr ella, para Temperamce, aquel beso había sido un affeir, un juego, pero que la mismo tiempo significaba un importante momento para la joven que descubrió en ese beso la intensidad de un gesto así y como el cuerpo podía reaccionar y sentir cuando era tocado adecuadamente. Christina se iría donde la joven y la tomo de los hombros para hacerla girar y verla, Temperance estaba sonrojada ahora, con sus pupilas dilatadas en donde la vampiresa se podía reflejar.

- siento que ya no puedo sentir calor, a veces me despierto agitada, con las imágenes de Ursula y ese vampiro abusando de mi... Y también com la imagen de Vladimir... Que luego de tener sexo conmigo... Se largaba com otras mujeres y me decía que no... que no era suficiente para el...- la vampiereza estaba cerca de ella inclinandose sobre la joven que semicerraba los ojos, sintiendo el perfume y aliento de la mujer que iba por sus labios.

Temperance quedo en silencio, y cerro los ojos, para besar a la chica, rozando sus labios, y luego fundiendose en un beso mas intenso, alzando los brazos para abrazarla y jalaría mas contra ella al son de un beso que no tenia nada de castidad, sino que rozaba en la pasión que la joven sentía que no tenia, un baile sutil pero cargado de fuerza y con su respiración agitada a medida que sus labios seguían tocandose y sus manos buscaban abrazarla con vehemencia.

Antes del beso escuché sus últimas palabras, e hicieron que la sangre que corría (no literal a estas alturas) por mis venas empezarán a hervirse. Malditos aquellos que abusaron y se aprovecharon de Temperance, ya no dejaría que pasara eso. Pero ahora, sólo quería complacer su deseo y que ojalá, por ese deseo se logrará ganar algo más entre nosotras, que era lo que más anhelaba y quería. Suspiré y nuestros labios se unieron para luego empezar a sentir emociones correr todo mi cuerpo a la velocidad de la luz y sentir sus brazos sobre mi cuello mientras me movía presionando a la humana contra el vidrio.

Continuamos con el tan apetecible beso sin detenernos ni un segundo, levanté sus piernas para que las rodeara sobre mi cintura y así poder cargarla por toda su habitación. La dejé en su cama separándome de sus labios por un par de segundos mientras volvía a ellos acostándome sobre ella y así poder atraparlos de nuevo entre los míos y seguir con el momento que cada vez se tornaba más erótico. La humana tenía un aroma que parecía un perfume, un perfume de muy alta y buena calidad. Su sabor, jamás lo querría averiguar porque si fuera así, no podría dejar de probar su sangre.

Aun sorprendida por el besó intenso que se estaban dando, Temperance, la seguía abrazando y dejando atrás las sensaciones caóticas que sentía cuando pensaba en ser tocada. Christina también parecía ansiosa por besarla, y la jaló de las piernas, para llevarla a la cama, tomándola como si careciera de peso, rastrando su cuerpo hacia la cama, y colocándola bajo de ella. Ahora la tenía sobre de sí, la rubia buscaba de nuevo sus labios, y Temperance le respondía, con sus manos en las mejillas de la bella mujer, acariciándola, y estirando su cuello para que la mujer bajara por este.

Pero no podía seguir haciendolo, Christina mostraba demasiado interés en besarla, en tocarla, Temperance se agitó, su corazón dolía, y fue deteniendo a la mujer, hasta poder abrazarla con fuerza, acogiéndola entre sus brazos, temerosa de lo que fuese a decir, ahora que ella misma la había detenido.

-perdón...- susurró, abrazándola con fuerza -perdón.. pero no puedo seguir... aun pienso en él... no puedo quitarmelo de la cabeza... y.. y... me dijo que volvería por mí... aun lo espero...- era lo que decía entre lágrimas, Vladimir había partido en busqueda de su hijo, lo que Temperance no sabía que el vampiro había conseguido buena compañía femenina para acompañarlo en su soledad, y que ella, se aferraba a una idea que jamás se concretizaría.

-no estoy lista.....- se va separando de la vampiresa, quedando sentada en la cama, encogida y aturdida, sujetando su pecho con fuerza, porque aunque no quisiera, lo amaba y eso dolía. Derramaba lágrimas, y estas rodaban por su piel -como desearía olvidarlo... arrancarlo de mi pecho.. y que su recuerdo se extinguiera... deseo que desaparezca... de mí mente - suplicaba -oh Dios.. de todas las torturas, esta es la peor... - sollozaba y se tendió en la cama, desarmada, ya no valía ningún tipo de armadura ni de fingimiento, las lagrimas, su pena y rabia eran palpables, y Christina era su única compañía en ese momento.

Seguía besándola, acariciando todo su cuerpo mientras esperaba que tomara más vuelo el momento y se pudiera llegar a algo más fueran pasando los minutos. Quería saber si Temperance en verdad estaba bien emocionalmente por otra parte. Al estirar su cuello, lo besé por unos momentos deleitándome con el sabor que tenía su piel perfecta y que parecía de cristal, pero en eso... Ella se detuvo. Suspiré mientras ella intentaba soltarme de mi, yo no mostré resistencia alguna. Luego escuché sus palabras sin interrumpirlas en ningún momento.

Realmente aún amaba a Vladimir. Maldito seas vampiro. De tantas mujeres, ¿por qué tuviste que dañar así a Temperance? por lo menos te pudiste quedar con ella. La verdad es que somos lo peor y causamos daño en todos lados. -Espera... espera... No. Tú me tienes que perdonar a mi. - Ladeé la cabeza. No dejé que se tendiera en su cama la abracé de nuevo mientras le quitaba las lagrimas que caían por sus mejillas de manera continua. -No llores más bella, no vale la pena. Sé que lo amas, sé que duele como nada. La única cura que existe para eso es el tiempo. Y el tiempo es sabio, si hace que demore en irse es porque vendrán mejores cosas en un futuro. Pero no llores más, por favor... - Se me fue la voz a mi también mientras me unía a su sentimiento. -Nunca te dejaré sola. El día en que ya no me quieras ver, lo decidirás tú. Pero por ahora, no te dejaré que te sigas hundiendo en eso sola y sin nadie a tu lado como hace tiempo. - Me sequé las lagrimas mientras la intentaba levantar de la cama con cuidado. -Mejor es que te vayas a bañar. - Agregué. Siempre era una buena medicina para el llanto. El estar en la ducha te hacía pensar.

Como una verdadera catarsis, Temperance lloraba, hasta ese momento no se lo había permitido, por lo menos, no en compañía de otra persona que fuese testigo de su sufrimiento como ahora lo era Christina. La pobre estaba ahí, para consolarla, pero al mismo tiempo, comerse sus deseos, una dificil posición para alguien que quería tanto a Temperance.

La espiritista temblaba de las lágrimas, y se giró cuando sintió el cuerpo de la vampiresa envolverla en un tierno abrazo y susurrarle cosas al oído para poder calmarla, un poco de aliento a una joven que se sentía abandonada y despechada. Temperance se giraría y buscaria acurrucarse en el pecho e su amiga, su cabello quedaría revuelto sobre las mantas, como quien hubiese vertido chocolate.

tiempo... tiempo... es precisamente tiempo lo que no tengo...-- murmuró la joven levantando su rostro hasta poder ver la cara de la vampireza. Sus ojos se habían enrojecido por las lágrimas no quiero rme a dar un baño, tengo un frío ahora, solo... solo quiero dormir, y que mañana sea un día menos de esta tortura - besó delicadamente los labios e la vampiresa y se sentó en la cama para comenzar a desnudarse, la camisa primero, luego los pantalones. Christina podría ver los hematomas en la espalda de Temperace, era como si le hubiere golpeado muchas veces, y tenia arañazos en su omoplato, que cuando se sacó la camisa, se quejó de la molestia que esas heridas le producían. Sus piernas tambien tendrían marcas similares, hematomas, arañazos, en los muslos.

estoy cansada...- se quedo apoyada en la cama, sentada con las manos al borde de esta, como si fuese a levantarse o se pondría de pie, aun no lo habia decidido.

Escuchaba las palabras de la humana, todo lo que decía era con tono de tristeza. ¿Cuando podría Temperance superar al vampiro que se encargó de romper su corazón en mil pedazos? Ella aún lo amaba con toda su alma, y no era para menos, si en verdad la hizo soñar de tal manera en que podrían ser felices juntos para siempre. La tristeza también inundaba mi alma, ¿por qué intenté aprovecharme de ella en una situación tan vulnerable? Maldita sea.

-Bueno, entonces... Lo mejor será que duermas. - Sentí el beso pero no reacciono ante el. ¿Qué le podía decir que se sintiera mejor si yo misma también tenía el alma tan rota como ella? Como ejemplo, una persona adicta no le puede decir a otra con la misma adicción que deje de consumir sustancias. Era hipocresía pura. Observé sus golpes, morados o hematomas en la espalda, o en todo su cuerpo. Me dolía verla así, pero no quería agobiarla más a la humana. -¿Quieres que me quede hasta que duermas o me voy? - La situación era sumamente incomoda para ambos pero haría lo que me pidiese. A pocas personas le preguntaba que era lo que quería que hiciera, por no decir ninguna.

La miró de reojo, aquellos ojos lánguidos mostraban toda lo vulnerable que se sentía en la intimidad y complicidad que la compañía de Christina le brindaba. Levantó su mano clara para acariciar la piel de porcelana de la mujer y deslizar con delicadez su pulgar por esos labios que instantes antes la estaban besando. Meditó... las sensaciones que despertaba en ella era distintas a las de otra persona, similares a las que despertaba Vladimir, pero que no los podía llamar amor. Y la chica sonrió de medio lado ¿acaso era lesbiana?, no, solo que no se lo había preguntado ni cuestionado hasta ese momento, sólo habia deseado besarla y sólo había sido besada por ella, y acariciada... ¿eso la hacia bisexual por lo menos? quizás, pero jamás alguién le habia gustado por su sexo, sino por como era, y ese era el caso, Temperance nunca se había enamorado del físico, hombre o mujer, sino de la belleza que irradiaba, nada más. Cerró los ojos y su mano cayó sobre su vientre, en una pose de abandono, resignada al dolor que carcomía su corazón.

- quédate por favor, no quiero estar sola...- indicó, y se colocó de costad, su cabello estaba desparramado sobre la almohada, y cada hebra parecía caer con gracia por el borde de esta -me pregunto como estará la chica a la que embrazó, seguramente debe estar asustada.... su hombre es Amber, y es espiritista... ahora debe estar casi en su último mes seguramente... me pregunto si la estará cuidado, si... si están siendo felices juntos - mordió su labio inferior, la rabia volvía a su cuerpo, ella debía ser la madre del hijo de Vladimir, no aquella chica... no, pero la realidad es que ella estaba sola, y Vladimir sería feliz con otra mujer, con un hijo que no había salido de sus entrañas ahora vacías.

- pero deseo que sea feliz... sin embargo me duele que lo sea...- confesó al aire, cerrando los ojos y apretando sus puños. Su espalda dolía y debió acomodarse mejor, para ver a la chica -debo ser una mala persona... amiga- murmuró como si confesara un pecado.

Las palabras de Temperance: "quédate por favor, no quiero estar sola" atravesaron mi alma como una lanza. Aún a pesar de sus palabras quería irme de la habitación. Pero no podía hacerle eso a ella, y menos en su estado, tenía que acompañarla. Algunas veces he pensando: "¿Será que soy muy generosa con las personas?" pero luego me doy cuenta que el daño que hice en mi pasado, el gran daño nunca va a dejarme atrás así arregle el mundo. Una lástima en realidad. Sonreí un poco.

Me acomodé a su lado pero en vez de estar acostada, me encontraba sentada mientras mi espalda estaba contra la cabeza de la cama y observaba a la humana también acostarse. -Bueno, más le vale que esté con la chica si la embarazo. - Fue lo único que dije y un poco de tono de amenaza. -Ya deja de pensar en eso Temperance, intenta no hacerlo. Despeja tu mente. - Le dije en tono relajado mientras le comenzaba a acariciar el cabello con cariño para que se durmiera y ya descansara. -No lo eres cariño, tranquila. - Me terminé de acostar para poder verla directamente a sus ojos.