Memento Mori |
Tras el festival |
Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día. Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo. Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes. Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir.. |
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Meses | OUTLINE |
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otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
Si que había hablado con su padre, si que le había dicho que no debía volver a intentar cazarla no a ella. Por eso estaba allí sobre el puente aquella noche, porque tenía otra cosa que hacer. Sabía que el sol acababa de ponerse, no sabía exactamente cuantos minutos hacía, ni si quiera si había llegado a pasar horas; pero tenía que quedarse allí. Por alguna razón mientras miraba el movimiento del agua bajo el puente algo le decía que tenía que quedarse. Pero esa no era la única razón por la que quería quedarse allí, porque aquella paz le tranquilizaba, porque en aquel lugar se sentía como debía.
Aun no sabía como sentirse con respecto a todo lo que le había pasado, a esa conversación que había tenido con su padre y lo cabreado que había estado porque él quisiera deshacerse de una misión, por primera vez había intentando acabar con lo que él hacía negándose por completo. Por todas esas palabras que le había gritado, todas las preguntas que le había hecho y las que se había negado a contestar. Ese sentimiento que le recordaba que no podría ir muy lejos sin sentir las palabras y sobre todo la mirada de decepción que su querido padre le había dirigido. Sin sentir las miradas de sus otros compañeros a sus espaldas murmurando sobre él, sobre lo que hacía, sobre lo que se creía que había hecho. Y ese sentimiento que lo acorralaba por dentro y le decía millones de cosas que se contradecían, que le hacían pensar en todo lo que había hecho; que le dolían en el fondo de su ser. Pero sabía que ya no tenía vuelta atrás, no podía cambiar lo que había pasado.
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Re: otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
Estuvo una semana completa en el hospital, lo que había pasado con el berkeser y todo en el trágico Festival, le había costado muy caro a todos. La locura de los vampiros había significado la muerte de mucha gente, de aliados y de una parte de ella. Tardó en despertar una semana completa, y al hacerlo, el cuerpo le dolía terriblemente, pero sólo de la cintura para arriba, el resto no lograba sentirlo, nada y eso fue lo más traumático para la joven.
Los médicos dijeron que su espada estaba rota, intentaron operar para recuperar el daño, pero sólo quedaría en ella recuperarse. Pero Alex parecía estar sumida en una gran tristeza, mezclada con rabia, mucha rabia que desataba contra cualquier persona. Y esa rabia veía desde su frustración por no haber podido hacer nada. Los vampiros habían manejado todo y envuelto a todos en una guerra sin cuartel. No quería que nadie la viera así, que nadie la ayudase porque debía salir sola de eso. Aquel berkeser le había roto el orgullo además de haberle roto la espalda.
A las dos semanas logró salir del hospital, pero no logró salir de pie, sino en una silla de ruedas que sus compañeros debieron empujar. Alex ya no daba más, su humor se había vuelto más bravo, hasta que simplemente quedó en silencio, recostada en una cama mientras miraba por la ventana, viendo como el invierno se iba yendo, y la ciudad de New York era sitiada.
- apareció, está en el puente - Eduardo, amigo de Alex apareció en la puerta de la habitación de la joven, ella no se inmutó, seguía mirando la ventana - Alex debes salir de aquí... ve a verlo.
- ¿por qué debo ir?- responde al final, mirandolo, los ojos de la hibrida se habían vuelto inexpresivos, duros como dos zafiros, helados y y con furia. El hombre se encogió de hombros, apretando un poco la puerta, sin saber si responderle o irse.
- digo que necesitas hablar con él... sabes que eso no esta cerrado, y vamos... te servirá para tomar aire, la primavera ya llegó y parece que todo mejorará... por favor Alex n me gusta verte así - se le acerca sentándose en la cama, y tomando su mano, la chica lo mira, sus labios se cierran, temblando su barbilla.
- no quiero verlo... dos meses sin que me buscara, sin que se preocupara de mí, pero vamos, salgamos, me terminaré muriendo si no salgo- sonrió la joven, y Eduardo la sacó de la cama, vistiéndola. Tenía aún las heridas a medio cerrar, las operaciones que debieron hacerle además del tajo que el berkeser le había hecho. Alex ya sabía que no podría ser otra vez modelo, su cuerpo quedaría marcado, para siempre.
***
Eduardo llegó cerca del puente, y dejó a Alex en un mirador, desde que todo había estallado, era poca gente la que quedaba en la ciudad, muchos se habían ido, mientras los vampiros endurecían las medidas de protección. Los hijos de Caían habían mostrado su cara y los gobernadores parecían no poder detenerlos, nadie parecía tener el poder de detenerlos.
Alex miraba el río, el olor a la primavera le sacó una pequeña sonrisa, pero cuando miraba sus piernas sin movilidad y todas esas vendas que recorrían su cuerpo, no podía recuperar su brillo. El dolor la acosaba, no había día en que no sintiera dolor en sus caderas, en su piel, pero ya comenzaba a acostumbrarse a él, como habían dicho sus amigos, estaba viva, y todos esperaban que así se mantuviera por mucho tiempo más.
Eduardo por su parte, había vuelto a buscar a Lucien, dando con él, no le costó reconocerlo, Alex le había mostrado una fotografía de él. Se acercó hasta llamar su atención.
-¿ Lucien?- lo llamó por su nombre de pila, se acercó un poco más, mostrando ambas manos - eh.. soy Eduardo, amigo de Alexandra... - espero que el hombre no lo lastimara o algo - ella está... está mal, su alma, su cuerpo, pero no te asustes, está viva, pero... sabes siento que deberías hablar con ella.- se gira y le señala donde estaba Alex, sentada en la silla de ruedas mirando el río - está allá, ten cuidado por favor, estaré cerca, por si me necesitan - le dijo, y esperó que el cazador fuera en busca de la joven rebelde.
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Re: otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
Había deseado poder tener una piedra en la mano para tirarla al agua que corría tranquila, ajena, bajo sus pies. Pero no había ninguna a su alrededor. En lugar de darse la vuelta para encontrar algo que pudiera perturbar la tranquilidad de aquel líquido que corría bajo él; Lucien se topo con un desconocido. Había esperado escuchar palabras de cortesía, preguntas sobre un lugar al que quisiera ir o algo por el estilo; jamás había pensado, ni imaginado, escuchar lo que había oído.
Alarmado ante las palabras del desconocido, confundido, desvió la vista hasta la silla de ruedas que no se encontraba muy en la lejanía. Se había podido quedar de piedra al ver todo aquello que había temido, al sentir aquel escalofrío que lo había recorrido lleno de temor. -Ella no quiere verme. No creo que lo desee...- Podía sentirlo, desde la ultima vez que había estado juntos, no dejaba de repetirse el hecho de que ella jamas querría tenerlo cerca; igual que interiormente él no quería recordar lo que había pasado entre ambos. Por eso había quería alejarse, salir de allí y no volver a verla; como había hecho todo eso otro días atrás. Pero en ese momento sabía que no podía huir, no antes de hablar con ella una ultima vez. -Gracias.- Le había llegado a decir al desconocido antes de marcharse en dirección a Alex.
Había llegado hasta ella despacio, por alguna razón no se había sentido con la fuerza suficiente como para enfrentarse a ella. A cada paso que daba lo único que quería era huir. Nunca le había justado ver a una persona destrozada por la guerra, nunca había soportado los hospitales por la gente herida que los abarrotaba. Pero aquella mujer, aquella que estaba en aquella silla había representado para él algo importante. Así que se obligo a avanzar hacía ella, aunque fuera a trompicones. -Hola.- Se había sentido tentando a gritar, a preguntarle como estaba, a volverse loco de preocupación ante su situación; pero no quería hacer algo estúpido por lo que intento calmarse y centrarse. No se había enterado de lo que había pasado en el festival, sabía que había habido ataques pero no de cuales o cuantas habían sido las bajas; nunca le había gustado enterarse de esas cosas.
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Re: otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
Sus compañeros, en especial Eduardo y Kendal, no se le separaban, asustados de que se me ocurriera hacer una locura que la pusiera en peligro. Alex no lo podía negar, ahora mismo, podía ir hacia la orilla y arrastarse para caer al agua y ahogarse, pero eso seria un tontería, seguramente flotaría y podría nadar usando sus brazos. Si se iba a quitar la vida, que fuera de otra manera, se dijo, pero ya no pensaba en eso, no desde que Kendal estaba en su vida, peor comprendía que era una carga para él, y a pesar de haberle dicho lo que sentía, había un pasaje en su vida que no estaba ni claro, ni mucho menos cerrado.
Lucien... si alguien dijo que no se podían amar a dos personas, es que no comprendía ni un poco lo que una mujer podía sentir, y como su corazón puede volverse loco entre el primer y antiguo amor, y otro amor que nace en medio de la necesidad. Así estaba Alexandra cuando pensaba sobre Kendal y Lucien, pero lentamente iba a sumiendo que Lucien estaba en el pasado, que todo había sido mucho para ambos, y por mucho que lo amara, él había desaparecido, y su corazón se había roto.
Pero Kendal estaba, y con su dedicación había cuidado de su corazón, tanto más de lo que hacia con su cuerpo, protegiéndola. pero ¿lo amaba por que lo necesitaba?, No podía saberlo, y era algo que había rondado su cabeza desde la noche en que estuvieron juntos. Porque a pesar de eso, en su corazón remendado, aún faltaba el pedazo que había dejado con Lucien, y la imagen de cazador era una sombra en sus sueños y pensamiento.
Pero un aroma a traeria de vuelva, un aroma demasiado familiar que llegaba cual sueño del ayer, Ella se tomó de los brazos de su silla y se giró antes de que el cazador apareciera. Ahí su corazón latió con violencia, tanto que llegó a doler. Lucien, cual invocación , estaba en cuerpo presente delante de ella, con un gesto de preocupación y un cansancio que Alex podía leer perfectamente. Quedó sin aliento a chica para responder, pero luego recordó las cosas que habían pasado, y su espíritu se colocaría la coraza para que Lucien no la lastimara más.
-si vienes a cazarme, hazlo rápido, no estoy para juegos, - miró con desdén su silla y de ahí, llevó de nuevo sus ojos al hombre
-ahm y mi hermano está bien, para desgracia de ustedes - también cobraba esa, habían lastimado a su hermano, intentándo cazarlos. Se cruzó de brazos, y luego puso sus manos en la silla, haciendola rodar, pero no sabía usarla bien y era poco el control que tenía con ella -ah!--- rayos!- desesperada, por no poder moverse, golpeo su rodilla, y llevó sus manos a su cara, que impotencia sentía al no poder moverse -¿y bien?... ¿vas a cazarme?- reclamó con ira, pero era más la pena la que sentía dentro de ella hacia el cazador.
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Re: otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
Se había quedado estupefacto, tanto por las palabras de Alex como por sus propios pensamientos. -No estoy aquí para hacerte daño.- Había murmurado; había intentado buscar las palabras adecuadas, pero sabía que incluso aquellas podían doler. Sino a ella, a él mismo. Pues él jamas sería capaz de dañar la, eso lo había aprendido duramente. Se quedo en silencio mientras ella se descargaba sobre él, o al menos una parte lo hacía; pero no como él sabía que ella podía llegar a hacer. Y la observo con la misma impotencia sin saber muy bien que podía hacer. Nunca le había gustado aquellos momentos incómodos; jamas había aprendido a consolar a nadie, porque nunca se había podido consolar así mismo. -Ya te he dicho que no quiero hacerte daño.- Repitió pero esta vez elevando algo más la voz. No lo haría, estaba totalmente seguro, jamás sería capaz de hacerlo. Porque no era lo que realmente deseaba, nunca lo había deseado. -No se lo que hicieron te lo prometo, yo no sabía nada.- Aunque esa no era una excusa, Lucien solo quería hacerla comprender que no había tenido nada que ver; que nunca se había enterado de aquellos planes. Que no había vuelto a hablar con su padre hasta después del incidente.
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Re: otra oportunidad que no se si funcionara — Alexandra Asimov
-¿cómo puedes aparecer simplemente y decirme que no sabes nada? Lucien por favor !- alzó su voz, su intento de calma no había servido para nada, sus mejillas comenzaba a teñirse de rojo, y sus labios, cuyas comisuras tensas era la prueba fehaciente de que su actitud no iba a ser de la mejor -¿cómo mierda vienes y me dices eso?! ¿acaso no viste el Times Square? está todo en ruinas, con un olor a muerte que aún no se le va, ¿dónde carajos has estado?... sabes, mejor no me digas nada, ¿te están siguiendo? no quiero que sepan que soy una presa fácil, por lo menos quiero quedarme con algo de mi orgullo- puso sus manos en las ruedas y comenzó a retroceder, pero no podía maniobrar bien y sólo lograba moverse hacia delante y retroceder.
-ah... mierda!...- ya exclama, más que alterada, y voltea su cara roja de rabia hacia Lucien, con una expresión intimídante, de aquellas que hacen retroceder, pero al verlo, así, tan fijamente, su babilla tembló, y se quebró su fiero gesto porque sus ojos se humedecieron, y llevó sus manos a su cara, que volteo para que no la viera.
- en serio...¿a que vienes? ¿quién te avisó?... odio que me veas así, tú más que nadie...- se encogió de hombros, y buscó a Eduardo con la vista, sin moverse demasiado, podría llamar a Kendal para que la fuera a buscar, pero si lo meditaba no era la mejor de las ideas, no quería a Lucien y a Kendal juntos, ya suficiente tenía con tenerlos mezclados en el corazón.-¿dónde has estado?...- terminó preguntando en un susurro pequeño, frágil, como ahora se sentía.
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