Peace is far! (Libre)

La noche estaba fría y silenciosa. Ya no se escuchaba el gentío en las calles, ni a los vendedores ofrecer sus productos. lo ocurrido en el Winter Festival habia aterrado al mundo entero, las ciudades estaban cerradas y los militares custiodiaban las mismas, los vampiros sólo podían andar de noche y los humanos de día. Todo se habia convertido en un caos total. Los brotherhood estaban preocupados, la alianza con los humanos ya no era tan fuerte, comenzaban a desconfiar de los vampiros. La paz que anhelaban se veía cada vez más lejos, gracias a los destrozos de los Cainitas.

Alesha por suerte no acudió a ese festival, quizás ahora estaria muerta, pues aún era débil, y no luchaba muy bien. Estaba preocupada, no sabía lo que sucedería de ahora en adelante..¿Que pasará con nosotros? se preguntaba una y otra vez. Tenía miedo, miedo a morir de nuevo.

Estaba sentada en uno de los bancos que se encontraban bajo un frondoso arbol, sus piernas cruzadas, y sus manos se posaban cruzadas en su vientre, y su mirada estaba baja, mostraba tristeza. El viento jugaba con su cabello, el silencio reinaba y por primera vez para ella, era aterrador. Una risa dulce se escuchó a lo lejos, al levantar la mirada, Alesha pudo visualizar debilmente la imagen de una pequeña niña correr hacia uno de los callejones del barrio. Se levantó casi corriendo detrás de la pequeña, al entrar al callejon donde aquella pequeña se habia adentrado no vio nada, siguió adelante pero era un callejón sin salida.

¿Su mente le hacía una mala jugada? ¿Estaba alucinando?. Decidió olvidarse del asunto, y dió vuelta atrás, cuando escucho un ruido proveniente del mismo callejón.

Antes de que Alesha pudiera girar para divisar la causa del sonido, la pequeña risa infantil volvió a escucharse desde la profundidad del callejón, seguida de una dulce melodía cuyo sonido hacía recordar las antiguas cajas de música a excepción de que, si ella lograba recordar la tonada, la balada no provenía de épocas pasadas si no de unas más actuales.

Spoiler:

Y así la música sonaba, invitándola a caminar hacia las profundidades del callejón cuando una mano suave y cálida la tomó por el antebrazo izquierdo. Al girar para ver de quién se trataba podría notar unos ojos hermosos que a primera vista parecían verdes, acompañados de un rostro angelical de labios abultados y un cabello negro que lo enmarcaba.

- Shhh- fue lo único que escuchó de ésta desconocida que justo en ese instante levantaba el dedo índice de su mano libre y lo colocaba sobre sus propios labios para hacer la seña universal del silencio- no debes despertar a los que no han ido a dormir aún.

Era extraño, pero el cuerpo de la muchacha despedía el aroma de un vampiro aunque Alesha podía escuchar como su corazón bombeaba la sangre a sus venas y percibir que aún despedía el exquisito olor a sangre humana… así que no había duda, la joven que aún la sujetaba de la muñeca seguía viva.

La risa volvió a escucharse, el silencio de la noche se habia espumado, una melodía familiar llegaba a los oidos de Alesha.Decidió adentrarse nuevamente al callejón, era como si la música la invitara a seguir. Una mano la tomó por el antebrazo, al girar su rostro pudo divisar a una hermosa muchacha, cabellos negros, ojos verdes y rostro angelical.

Alesha podía escuchar como el corazón de aquella estraña bombeaba sangre, como latia, casi como una canción. Las palabras de aquella joven muchacha la confundieron. ¿Despertar a los que no han dormido aún? Alesha frunció el ceño, y con delicadeza tomo la mano de la chica para quitarla de su antebrazo, se paró en frente de ella y preguntó con curiosidad:

-¿Quién eres?- no estaba alucinando, la pequeña que habia visto correr hacia el callejón, era aquella extraña mujer que ahora tenía en frente. Era extraño, pues aquella humana desprendía un aroma vampirico, aunque los latidos de su corazón afirmaban que era humana. ¿Que haces a estas horas aqui? Los humanos tienen prohibido salir de noche.- El tono de su voz se mantenía delicado, y sin muestras de nerviosismo.

Para Alesha separarse de su agarre fue relativamente fácil pues Angelique no pretendía mantenerla sujeta todo el tiempo. Más bien tenía intención de evitar que se adentrara en la oscuridad del callejón que la invitaba a avanzar y descubrir sus secretos. Pero hay secretos que merecen permanecer ocultos y en el olvido, sobre todo en esos tiempos en los que la sangre había manchado las calles pocos meses atrás, y ella (tan talentosa en sus artes como lo era) sabía que ni los vampiros eran lo suficientemente fuertes como para actuar en contra de ciertas fuerzas. El que la vampiresa no hubiera detenido sus pasos le hubiera significado no la muerte si no un gran tormento.

- ¿Quién soy?- preguntó la chica con voz tranquila y una sonrisa- si fuera tan fácil responder a esa pregunta, los filósofos no pasarían tanto tiempo debatiendo su respuesta… Me llamo Angelique- agregó al final después de dudar- y, aunque estoy al tanto del toque de queda, siempre hay exepciones a la regla… además… si mi señor me llama, es mi deber acudir a él en cualquier momento- fue durante esa última frase cuando Alesha pudo distinguir, si era que se le facilitaba reconocer a algunos integrantes de la brotherhood, que el aroma vampírico que Angelique emanaba no era otro si no el de Pietyr Von Abel.

Además, había algo másque era demasiado peculiar en esa humana: desde que habían iniciado su encuentro hasta ahora, Angelique no había apartado sus ojos de los de ella, parecía tener la costumbre de mirar a los ojos a todo aquel que se le pusiera enfrente, y tampoco mostraba temor alguno o humildad ante su presencia vampírica. Lo curioso era que no parecía ser una actitud altanera si no una forma natural de actuar ante el mundo entero.

- ¿Tu nombre es…? – dió pie a que se presentara.

Mientras la miraba y esperaba a que respondiera, la humana no pudo si no pensar que los vampiros realmente eran muy atractivos. No era sólo su apariencia física si no el misterio que los rodeaba y el peligro que significaban. La bebedora de sangre que tenía frente a ella era una prueba viviente de sus pensamientos: Su piel tersa, fría al contacto, su cabello oscuro, sus ojos… sus labios, todo en ella emanaba sensualidad y atractivo. No había duda en el motivo por el que los humanos solían caer rendidos ante sus presencias… pero el caso de Angelique era diferente.

Aquella chica no parecía tener miedo. Al hablar, el tono de su voz era tranquilo y dulce. Alesha la miraba fijamente a los ojos, casi sin parpadear. La respuesta de la chica le habia causado algo de gracia, y en sus rostro de formó una leve sonrisa.

Disculpe entonces, he formulado mal mi pregunta, señorita Angelique - dijo con tranquilidad- ¿Entonces es una vasalla?- susurró para si misma. La mayoría de los vampiros tenían vasallos, algunos poseían uno y otras más de dos. A Alesha no le gustaba mucho la idea de que los vampiros tuvieran vasallos, ella prefería la soledad, y si debía alimentarse, lo hacía con cualquier extraño que considerara interesante, aunque eso estaba prohibido en el Clan.

Mi nombre es Alesha Von Parker, un placer conocerle - "placer" no era lo que necesariamente le causaba conocer a una persona, menos al esclavo de un vampiro. Al enterarse de que aquella pequeña humana era la vasalla de un vampiro, aclaro la duda que tenía acerca de porque aquella mujer emanaba un aroma vampirico.

El sonido de la melodia era cada vez más fuerte, era como si se escuchara más cerca. - Tú, pequeña humana, me podrías explicar que has querido decir cuando mencionaste que no se deben despertar a los que no han dormido aún - aquella frases daba vueltas en su cabeza una y otra vez. El viento soplaba cada vez mas fuerte, jugando con los cabellos de aquellas dos mujeres, una humana y la otra vampira. ¿Quienes son los que no han dormido aún?- preguntó con curiosidad. No descartó la idea de que aquella muchacha estuviera loca, puesto que se alimentaban tanto de ella, quizás estaba algo traumada.

Angelique había sido demasiado descuidada. Era extraño que las palabras brotaran de sus labios sin analizarlas y aún a su pesar así había sucedido. La línea delgada sobre la que avanzaba constantemente estaba a punto de ser cortada y la verdad estaba a punto de salir a la luz… y sin embargo aún había salvación.

Más allá de la dulce melodía que las acompañaba, Angelique podía escuchar una voz suave y femenina que le hablaba al oído, susurrando secretos y salidas a la trampa en la que ella misma se había metido. A veces le resultaba difícil escuchar a los espíritus al mismo tiempo que entablaba conversación con alguien terrenal, pero hasta ahora se las había arreglado para no demostrar ni siquiera el más mínimo gesto de pérdida de atención que la delatara y ésta pequeña plática que tenía con la vampira no era la excepción.

El viento juguetón comenzó a arreciar provocándoles caricias a ambas y causando un vaivén en sus cabellos, por lo que la jovencita trató de contenerlos detrás de sus orejas con un movimiento sutil de la mano derecha. Entonces sonrió para Alesha de una forma sincera y coqueta.

- No estoy muy al tanto de los acontecimientos pero una de mis locas abuelas decía que en éste callejón no había que aventurarse después de cierta hora, sobre todo entre las 3 y las 5 de la madrugada- y no estaba mintiendo, era Alice la que le había informado del extraño infortunio de aquel sitio-antes los vampiros no creían en éste tipo de historias, algunos aún no lo hacen pero… si creen en espiristas seguramente creen en espíritus… -nuevamente clavaba la mirada sobre ella- los que no duermen son aquellos que viajan en el mundo sin un cuerpo físico… claro que eso no lo sabremos a menos que encontremos una persona con el don de ver espíritus… o un espíritu demasiado fuerte como para que se muestre ante los ojos de aquellos que normalmente no pueden verlo- de pronto se encogió de hombros y fingió desinterés- son sólo leyendas… aunque nunca está de más decir que si el río suena es porque agua lleva, la pregunta es... ¿qué crees tú?

Alesha tomó con delicadeza su cabello y se lo coloco a un lado de su cuello, encima de su hombro. Escuchaba con atención a la chica, el viento cada vez soplaba más fuerte, quizás hacia frío también, pero ella no sentía nada pues su cuerpo estaba acostumbrado a aquellas temperaturas.

El padre de Alesha siempre le contaba historias de fantasmas, seres que no podían descansar ya que tenían asuntos pendientes, y se quedaban en la tierra para resolverlos, y otros que simplemente eran tan malos que les gustaba atormentar a las personas, pero Alesha nunca había creido en eso. Siempre creyó que después de la muerte no había nada más, no existía otro mundo. Escucho con atención a la chica, y sonrío también para la chica, mostrando algo de confianza.

Mi padre siempre hablaba de fantasmas y esas cosas- dijo encogiendose de hombro- Pero la verdad, es que nunca he creído en ellos. No creo en lo que no veo, ni en lo que siento. No puedes ver el viento, pero puedes sentirlo, sabes que esta allí, pero como creer en fantasmas si nunca los he visto, nunca los he sentido. No creo que después de la muerte, haya otra vida, que exista otro mundo donde las "almas" - recalcó esa palabra- esten libremente, o descansen en paz, pienso que cuando el cuerpo muere, simplemente muere lo demás. tomó una bocanada de aire, y soltó un suspiro. Ella no respiraba, pero le gustaba hacer eso para relajar su cuerpo. Aunque a estas alturas, no sé que creer. bajo la mirada, y coloco una de sus manos sobre su frente, frotandola suavemente.

La forma de pensar de Alesha le parecía una paradoja dada su naturaleza. Cada quien tenía derecho a pensar como deseaba y normalmente éstos pensamientos eran resultado de las vivencias personales, pero aún así Angelique quería cuestionarla un poco así que ladeó la cabeza y mordió el lado derecho de su labio inferior.

- Antes los humanos creíamos que no existían los vampiros porque no podíamos verlos o no los sentíamos y sin embargo aquí estás parada frente a mí- respiró profundo- si la muerte fuera absoluta tu no hubieras regresado de la tuya... porque para ser lo que eres debiste haber muerto al menos una vez...

Su afán no era cuestionarla o molestarla con sus comentarios, pero Angelique era de esas personas que trataban de llegar a lo más profundo del pozo por más hondo que éste estuviera. Ésa era su forma de conocer al mundo.

Había demasiado viento y para ella un viento tan repentino sólo podía significar una cosa: Los espíritus estaban demasiado cerca. No temía por sí misma (hacía mucho tiempo que había dejado de temer a éste tipo de cosas) pero sabía que si Alesha no era bienvenida tendría que controlarlos y la verdad era que esa noche ya había hecho demasiado uso de sus propias habilidades. Estaba cansada...

- Por cierto... ¿a qué has venido a éste sitio?

Ciertamente antes Alesha no creia que los vampiros existieran, y ahora ella es uno de ellos, un ser "oscuro" que camina entre las sombras, maldito, destinado a beber sangre, más que todo humana para sobrevivir. Lo que Angelique le dijo, la puso a dudar sobre si existian o no los vampiros. ¿Acaso habia otro lugar al cual el alma va al morir? ¿Por qué en las horas, en las horas que estuvo muerta no sentía nada? Y si era cierto que habia otro lugar para las almas, esperaba que su padre, su madre y su hermana estuvieran en uno hermoso.

Entonces tú si crees que hay vida más allá de la muerte..-dijo en un susurro, se cruzó de brazos y camino un poco para salir de aquel tenebroso callejón. Yo escuché a una niña reir, e incluso vi su reflejo caminar hasta acá, por eso decidí seguirla, pero al llegar aqui no vi a nadie..Si eso es lo que preguntas. Soltó un leve suspiro, y le dio una media sonrisa. El viento estaba más fuerte. Alesha hizo una seña a la chica, invitandola a seguirla para salir ya de aquel lugar.

Me agradas- dijo- Me gustaria conocerte más, y saber como es que una chica tan inteligente como tú, es esclava de un vampiro.

El término vida más allá de la muerte a Angelique le parecía muy limitado o bastante ambiguo, sobre todo cuando se trataba de fantasmas y espíritus, pero esa era la manera en que las personas identificaban esa clase de temas así que no era motivo de debate.

Ante la seña de Alesha, la joven bruja avanzó hasta su lado y la acompañó durante su caminar sin sorprenderse al escuchar que había visto a una niña pequeña pues uno de los motivos por los que Angelique quería apartarse del callejón era precisamente ese pequeño espíritu.

Al final sonrió por las palabras de la vampiresa, sí.. probablemente si alguien le hubiese dicho, algunos meses atrás, que seria la vasalla de un vampiro seguramente se hubiera echado a reír. No era algo que estuviera en sus planes inicialmente y sin embargo la necesidad de un aliado la había llevado ante él.

- Creo que es precisamente porque él confía en mis capacidades– le dijo con una sonrisa de lado- y porque yo confío en las de él – agregó tras pensarlo con detenimiento- si al final iba a terminar como vasalla de alguien es un alivio que al menos sea alguien que, más que necesitarme, confía en mí… al final incluso los matrimonios o noviazgos son una especie de trato amo-vasallo, aunque a veces nos toca ser los amos y a veces los esclavos.

No lo había pensado con detenimiento hasta ahora pero en verdad era un alivio haberse encontrado con Pietyr, un vampiro que más que su amo era una especie de compañero de investigaciones.

Al hablar, el velo del vaho de sus labios se perdía en la inmensidad de la noche y poco a poco, conforme se alejaban de aquel sitio, se podía notar que el viento y la temperatura se volvían más amables.

- ¿Sabes? – agregó antes de que Alesha pudiera decir algo- tienes unos ojos muy bonitos, pero algo tristes… ¿por qué alguien como tú se transformó en una ama de la noche? ¿cuál fue la historia que te ha traído hasta tu presente?