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Sipnosis
Memento Mori
Tras el festival

Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día.

Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo.

Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes.

Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir..

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El que esté libre de pecado... |Amber Louise|

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Mensaje por Invitado Vie Jul 20, 2012 8:12 pm

Enero 25
23:07
Cae nieve y la temperatura desciende cada minuto


Una caminata nocturna lejos del barullo de Manhattan me ayudaría a organizar los eventos que habían marcado las últimas dos semanas, el común denominador en ellas eran las mujeres. Siempre resultaba ser que las féminas determinaban el curso del mundo, no importaba lo meloso que sonara ese cliché pues en todo el tiempo que tenía viviendo lo había corroborado. Por ejemplo con Temperance, otra cosa sería para el Príncipe si sus capacidades espiritistas estuvieran en un cuerpo masculino. Lo mismo para mí, no hubiera nacido en mí ese instinto protector por otra criatura más sublime que una mujer, no por nada son una restricción de tal índole para los hombres de Dios a los que pertenecí y en general para cualquiera se debe tener cuidado con lo que pueden llegar a provocar, no por nada se enuncian en más de uno de los mandatos del Señor.

Estaba también Odisea que en verdad prometía una serie de eventos de lo más adversos y favorables como su nombre indicaba con tal de llegar a merecer un alma tan pura. Ella si que era una bendición, alguien tan bello por dentro y por fuera que casi me sentía indigno de haber conversado con ella. Me arrancó una sonrisa recordarla y apareció en mi mente Dana, alejando el dulce recuerdo de Odisea.

Las sensaciones que me traía esa mujer y la mezcla retorcida de todas ellas en mi cabeza terminó afectándome de sobremanera, una molestia me obligó a aflojarme el nudo de la corbata, carraspeé una que otra vez pero no podría evitar lo que vendría. Había perdido la cuenta desde la última vez que bebí sangre y reconocer el tiempo en abstinencia me hizo sentir inquieto. El ardor en la garganta era insoportable. La sed... ¡Oh, cuánta sed! Me comenzaba a costar trabajo el respirar, se me nubló la vista y perdí la capacidad de coordinar mis pasos. Maldije por lo bajo y me recargué en un automóvil, proferí unos cuantos alaridos que pudieron asustar a cualquiera y yo deseaba que cualquiera apareciera para poderme saciar.

Alcancé a vislumbrar una sombra de corta estatura, menuda y con un aroma exquisito. Sonreí con perversidad, un gesto que sólo presenció la luna haciéndola esconderse tras las nubes y aprovechando la oscuridad que me regaló me acerqué velozmente a mi desafortunada víctima.
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Mensaje por Invitado Vie Jul 20, 2012 9:50 pm

Poco a poco me acercaba a las partes más visitadas de Nueva York, desde el punto en que me encontraba ahora tenía una vista del puente de Brooklyn que parecía salida de una postal, el cielo nocturno, las luces de los automóviles que no dejaban de transitar a pesar de la hora. Extrañaba el Instituto, seguramente las clases ya habían sido reanudadas después de las vacaciones por las festividades decembrinas. Si era posible volvería a la vida normal que tenía, llevaba poco de haber ingresado a mi carrera y quería terminarla. Seguramente mis padres hubieran estado orgullosos de que así fuera.

No podían culparme por querer saber qué se estaba cocinando todavía a raíz de la revelación de los vampiros porque el mundo que ahora me esperaba no se parecía al que ellos tuvieron y por culpa de esas mismas razones ya no estaban conmigo. También estaba Sarah que me inspiraba a buscar la paz que se nos fue arrebatada, sé que no vivíamos en un mundo perfecto pero al menos eran peligros que humanamente podíamos enfrentar.

-No hubo suerte tampoco ahora.

-No puedo quedarme a dormir con cualquier desconocido, Sarah.

-Busca entonces un hotel pero apresúrate, se ha hecho muy tarde.

-Ya no queda otra opción esta noche, creo que pasamos uno, volvamos.

-Amber... ¿Ves a alguien más en la calle?

Busqué por los alrededores pero estaba muy oscuro, inclusive algunas lámparas estaban fallando, sumado a eso las nubes bloquearon la luz de la luna. A pocos metros de ahí estaba una tienda de víveres ahora cerrada pero ni un alma estaba pasando.

-No, creo que debería apresurarme.

-Sabes que no es mi intención alarmarte pero...

Ya sabía como terminaría esa frase, curiosamente Sarah tenía una habilidad para ver vampiros que no sabía si envidiar o temer. Me puse tensa pensando en la oscuridad que nos envolvía e intenté anticiparme a la advertencia de la fantasma.

-Dime hacia donde debo andar.- le pedí intentando controlar la respiración. Bien podría tratarse de alguien como Zadsaquiel y las cosas no resultarían trágicas como me alarmaba considerar tratándose de vampiros pero siempre había una primera vez y por alguna extraña razón sentía que esa sería.

Una presencia rápidamente me asaltó por la espalda, me puse rígida, sentía una respiración angustiada muy cerca de mí.

-¿Hay alguien ahí?
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Mensaje por Invitado Jue Jul 26, 2012 9:32 pm

Por el tono que utilizó aquella criatura exquisita de aroma irresistible para cuestionar alguna presencia me di cuenta de que estaba asustada, que temía algo malo aproximándose a ella sin poderlo evitar. De haber estado en mis cabales hubiese sentido pena por ella pero su condición la colocaba a merced de la mía, así de simple, ella tenía eso que me daba la oportunidad de seguir de pie, por sus venas corría lo que a ambos nos daría vida.

A unos pasos de distancia se agudizaron mis sentidos y su perfume natural destilando por cada poro podía atravesar todas las prendas que llevaba encima por ser vulnerable al frío en su piel de humano, piel que seguramente sería una delicia rozar, rasgar y saborear. Escuchaba el desbocado latir de su corazón que preparaba un plato fuerte para mí, la dama no iba a salir ilesa de ese encuentro pero debía contenerme lo suficiente para no asesinarla. No sería la primera vez, tampoco la situación menos favorable para mí, tenía un poco de autocontrol todavía y tenía que usarlo mientras siguiera ahí.

La hermosa muchacha se mantuvo inmóvil, ,me percaté de su belleza cuando la luna volvió a salir y dio de lleno con su pálida luz en el rostro de finas facciones de aquella rubiecita de corta estatura. Sus desorbitados ojos me buscaban pero en realidad no me quería encontrar. Qué lástima, me tenía a unos pasos detrás suyo y con una serie de instintos que se iban a descargar en ella.

En silencio pero rápido llegué a posarme a su espalda, con un brazo rodeé su cintura para atraerla de un sólo movimiento hacia mí y velozmente le tape la boca con la otra mano que me quedaba libre, mi palma izquierda ahogó sus gritos pero la vibración hizo emerger los colmillos en una sonrisa algo perversa. Recuperó la movilidad en el cuerpo que quizá la hubiese salvado de haberse echado a correr antes, ahora sólo se retorcía como pez fuera del agua, moviendo las caderas, la cintura, todo lo que podía en círculos o hacia adelante para liberarse. Intentos vanos, coloqué una pierna en medio de las suyas para que dejara de crear tanto alboroto.

-Shh, shh,shhh.- susurré mientras la dejaba respirar un poco.- No voy a pedir que sea por las buenas.- dije con voz gutural, sin luz en la mirada, totalmente transmutado en ese monstruo que solía adueñarse de mí.- No voy a pedir nada, sólo lo voy a tomar.

La asustada chica negó varias veces pero en ese instante eché la cabeza hacia atrás, moví la suya hacia un costado, descubriendo su cuello sin imperfecciones, liso y perfecto. Sin más que las ansias que me provocaba la necesidad y el deseo clavé de una buena vez las armas que me dio la maldición para subsistir, penetrando aquella piel de un tajo y dejando que fluyeran ríos color carmesí por su propio cuerpo mientras el calor, la textura y el sabor de su sangre me incitaba a clavar más profundo, sujetarla con más fuerza para saciarme.
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