Pureza de Alma {privado Luca}

El agua caía sobre ellos, relajaba a la joven muchacha que aun perdida por la sangre y lo que había pasado, se entregaba sin restricciones a sus instinto más básicos, a su sentimiento más intenso en ese momento. Sus ojos verdes con pupilas dilatadas, se abrieron y buscaron los claros ojos del vampiro, en donde encontraba la tranquilidad máxima, el sosiego de un alma atormentada tantas veces, giró su cabeza para recorrer suavemente el sendero de su piel, de su cuello, y sus hombros, buscando con sus dedos tocar aquel cuerpo al que sentía suyo... Sí, ese vampiro, ese amor, era suyo, le pertenecía y ella, ahora al fin, podía decir que también le pertenecía, porque así lo había decidido, así lo quería... Cerró nuevamente sus verdes ojos, y con sus manos zafaría el cinturón que cubría las piernas de su amado.

La prenda caería, estaba manchada de sangre y el hilo de sangre se iba con el agua. Su mano tocó la piel lastimada del vampiro que aún no terminaba de sanar, y buscó sus labios, para fundirse en un intenso beso, en donde buscaría quitarle el aliento al vampiro, claro, si este tuviera aliento. Jugando con sus dedos en el cabello mojado de él, y con su boca entretenida bailando con la boca de él, se apartó y buscó ahora tocar su sexo, apretarlo con la suficiente presión como para volverlo loco, como para que sólo pudiera gritar su nombre...

-no temo ahora amarte... Luca... y es lo que hago... te amo... te amo...- gimió en su boca, con sus labios muy juntos, muy suaves, y fue descendiendo por el cuerpo del vampiro, besando lentamente su pecho, su abdomen marcado, y su ombligo, besó y sus manos bajaba por su espalda, hasta quedar sujetas de su trasero, apretando. Una mirada realmente lujuriosa fue la que le lanzó en ese momento, hacia arriba y sus labios entreabiertos, como si deseara hacer algo travieso...

- te llevaré al cielo Luca... - murmuró y sus labios hicieron contacto con su sexo, un beso, otro beso justo antes de que este entrara en su boca. Lamio y disfrutó, gemía y apretaba su piel, enterrando sus uñas, y haciendo que la excitación de él creciera en su boca. Más y más lamió, chupó para hacerlo sentír solo los infinitos deseos de tomarla y hacerla suya de una vez por todas. Habían estado antes juntos, sí, habían hecho el amor, pero la chica mantenía un espacio de su mente y corazón en otro lado, pero ahora... ahora no, estaba todo ella ahí, de cuerpo presente y buscando entregarle aquel placer negado en tantas noches por el miedo de que odiara su cuerpo transformado.

Gemía y apretaba su sexo entre sus labios, fuerte, sí, fuerte, y cuando consideró que era suficiente y que él estaría deseo de tenerla, se separó de su cuerpo, y fue subiendo lentamete, su mano sujetaba su miembro húmedo, y sus movimientos mantenían su placer en la cúspide.

-ya no hay más negaciones... ya no hay más peros.. sólo tú y yo... aquí, juntos al fin, amor mio...- y lo besaría con tal pasión, con tal intensidad que empujaría al vampiro contra la pared , sintiendo el roce de su sexo contra su intimidad -hazme... el amor...- gimió en su oído, jalando de su cuello para que bajara hacia ella, y mordería su cuello, justo después de haberle dado un beso más tierno -Luca...- susurró, subiendo su pierna y acomodándola a la altura de su cadera, para continuar tocándose y ahora dejar que el vampiro actuara, si deseaba hacerlo... ella estaba entregada, y quizas si no estuviera aún con la sangre de él corriendo en sus venas, no se comportaría de esa manera, o quizás no, la verdad es que Temperance deseaba a Luca antes de cualquier otra cosa, y su deseo era tal, que aunque su cuerpo doliera y apenas pudiera con el peso de su alma, ella necesitaba entregarse así a una persona que la amara y que no tuviera miedo para hacerlo... era aquella fuerza la que necesitaba, y ahora ella podía entregarse en igual manera, sin miedo a ser traicionada...

-te amo...- murmuró más suave, más tierna, mirándolo a los ojos y sonriendo como si nada estuviera pasando, como si ambos estuvieran solos en el mundo.

La pasión no tenía control, los cuerpos de ambos seres sucumbían al poder del amor y del deseo más pudo de unirse. No importaba ser de razas distintas, no importaba que sus pieles fuesen de distinto color y de temperatura, sólo importaba sentirse el uno al otro, aferrándose a ese sentimiento que se había anidado en el pecho de la joven y que el vampiro había conservado por tanto tiempo. Se miraban a los ojos y compartían la complicidad de ese momento, de sentirse tanta cerca y transformados en uno. Temperance subiría su pierna y ataría con ellas la espalda del vampiro, sintiendo como se iba hundiendo lentamente en su interior haciendole sentir el placer máximo de por fin hacerse completamente de él.

Temperance gemía, gemía muy despacio, pero cuando el la jaló y la pegó a la muralla del baño, su gemido se intensificó y hundió sus uñas en los hombros de él, aferrándose ahí de su cuello con fuerza, atándolo como si fuera un gesto de soberanía sobre el cuerpo de su amado, lo dejó entrar con toda su fuerza, con la violencia que la hacia gemir. Dijo su nombre y repitió de nuevo que lo amaba, susurrándole al oído que lo hacía, y era que lo sentía, en su pecho, el nombre del vampiro se encontraba, y entregada a ese amor que se había vuelto eterno, quería hacerlo feliz... enormemente feliz...

Su carne se abrió cuando él mordió y el liquido rojo y tibio entraría en la boca del vampiro, Temperance no podría soportarlo, era tal el placer que sentía que se vendría en ese momento, un regalo para el vampiro, uno de los tantos que ella podía darle en esa noche, mientras se entregaba sólo a él. Nunca antes había sentido tal placer ante una mordida, sabía que eso que pasaba entre los dos... era distinto y único...

-cada... espacio de ti... lo deseo... lo deseo...- gimió con fuerza, y echó su cabeza hacia atrás, el agua cubría la espalda del vampiro, y ella buscó su boca para cogerla y besarla apasionada, alocada... -se siente... delicioso... sigue... quiero más... más... ah... Luca...- pidió, suplicó porque le siguiera dando de esa violencia caldeada, y su entrepierna se volvía húmeda y caliente, y aunque al principio dolió un poco, ahora, era sólo humedad y calor, mucho calor. Luca la presionaba contra la pared, y alzaba su cuerpo ligeramente con cada embistiéndola.

-vamos... a la cama... - sugirió, y luego de que el siguiera embistiéndola, la bajaría para salir corriendo, ella primero, agitada y traviesa hasta dejarse caer en la cama, esperándolo con ansias. tendida en la cama, mojada y caliente, abrió sus piernas, y sus dedos recorrieron su vientre plano y su jugosa entrepierna -¿deseas mis orgamos?....- preguntó, gimiendo y echando su cabeza hacia atrás, esperando que su amante la volviera a tomar con fuerza, jalando su cuerpo de sirena, y la poseyera ya sin tapujos, sin historia, sólo él y ella.

Se sentaría en la cama, y jalaría la mano del vampiro para tenderlo sobre ella, y acomodándose para hacer que entrara,- oh... sí... sí...- murmuró la joven, mordiendo su cuello, y jaló de sus hombros para recostarlo sobre su claro cuerpo, como amaba sentir todo su peso, todo su cuerpo. y lo atraparía de nuevo con sus piernas, recibiéndolo con su humedad de golpe, ese orgamo que le había prometido, y que le quitaba el aliento,. La presión era deliciosa para el vampiro, y más los movimientos de la joven, que agitaba sus caderas al mismo tiempo de las embestidas del vampiro - ¿me... me sentiste?- preguntó con la voz entrecortada, y sus mejillas sonrojadas, dejando en claro que ella deseaba mucho más, deseaba esa noche, todo lo que su amado deseaba dedicarle, porque ella le retribuiría en la misma medida, en la misma intensidad de amor y de deseos.

El oleaje de aquella pasión reventaba en aquella playa que se había transformado el lecho de aquella pareja. Amor y fuego que calentaba el helado cuerpo de aquel vampiro que buscaba demostrar con sus frenéticos movimientos el deseo intenso de tenerla entre sus brazos y azotar su temple hasta calentarla hasta hacerla gritar su nombre y solo su nombre. Gemiría en su oído su nombre, mientras lo jalaba de sus cabellos justos antes de que descendiera por su mojado vientre, y pasara por sus pechos erizados... Temperance gemiría nuevamente y sus dedos apretarían la piel clara de su amante que buscaba darle aún más placer, encender la fogata que estaba preparando.

El placer reventó, su entrepierna se humedecería, y por entre los pliegues de su sensualidad, su esencia descendería hasta los labios del vampiros que bebería de su orgasmo y de su sangre que se mezclaba. Era ese sabor, esa energía la que hacía lentamente al vampiro adicto a su esencia, a ese aroma a amazona y a rosas que le pertenecía. Gritaría su nombre, y le suplicaría que la poseyera... Deseaba que la empalara con su sexo, y que en ese acto, la creara de nuevo, una mujer de verdad, plena y sensual, que se deshacía entre sus brazos y su sangre. EL vampiro poseía al fuego en que se había transformado su mujer, y ahora más que antes, puesto que se le montaría cuando él jaló de sus muslos, y la colocó sobre su cuerpo.

Gimió, y arañó su pecho, sus uñas lastimarían la piel del vampiro, y ella pasaría su lengua por su hombre, para sentir el sabor de su adictiva sangre. Y esos ojos verdes, intensos como la vida y como la muerte, lo desafiaron, porque ahora era ella quien tomaba el control absoluto del momento, de los movimientos del vampiro, de su cuerpo y sus manos apretarían su garganta, exigiendole que no se atreviera a terminar, aun no, y no era una petición, era una orden.

Sus alocadas caderas se batieron sobre él, adelante y atrás, la humedad extrema de su sexo hacía que sus caderas se balancerán sobre las caderas de él, haciendo que el sexo del vampiro entrara y saliera justo en el limite antes de salir por completo y luego para que entrara en todo su interior. Gemía más y gritaba, ya olvidando que los podrían encontrar, que importaba, ella deseaba a aquel vampiro en cada uno de sus limites y comienzos, en cada sentido que lo creaba. Y dentro de ella, el fuego máximo de su placer le entregaba un orgasmo tras otro, más y más y más humedad que no dejaba de emanar de su esencia femenina.

Se inclinaría sobre él, y le diría que lo amaba, que sólo podía amarlo a él, y de eso ya había certeza. En su basto corazón si bien estaba el amor que había sentido por Vladimir, este había mutado en un aprecio latente, a una protección necesaria, a un cariño imperecedero, pero por el vampiro que ahora la tomaba como suya, oh, por ese vampiro sólo había amor intenso, caliente como mil fogatas... sólo para él..

-no quiero dejarte jamás... Luca... quiero ser solo tuya y... y... ayy... y que seas sólo mio... ah... cásate conmigo...- murmuró la chica, y sus movimientos rápidos y calculados por el calor del momento, los hicieron unirse en una boragine de intenso deseo que se volvía eterno y firme.