l'incontro (Azuka)

VIII / VI / MMXIV

Aquella noche la vampiresa se ocupaba en ciertos asuntos de suma importancia, las cosas con el consejo, como siempre, había que manejarlas con la mayor sutileza posible, eran después de todo, vampiros ambiciosos, que ostentarían al poder en el momento en que se les dejase el menor acceso libre para ello… mantenía una reunión con los mismos, quienes hacían sus cuestionamientos sobre el nuevo vampiro para el que se había creado una lujosa mansión con cientos de detalles demasiado bien definidos, aquel pelirrojo del que no más llegar habían sentido el gran poder que guardaba, les causaba gran temor; le habían visto en reiteradas ocasiones de lejos solamente… pero una sola mirada que les dedicase les hacía temblar, y ciertamente alguien de tal nivel y con lo caprichoso que era, andando por ahí, ciertamente sacaría a relucir gran cantidad de miedos en todos los inmortales, especialmente en los más listos del clan…

-Damas y caballeros del consejo… sé perfectamente el motivo por el cual hecho llamar, y han de saber que sus temores están perfectamente bien infundados…

Hizo una leve pausa… ella iba a hablarles mucho más, pero uno de sus espiritistas había llegado hasta ella, interrumpiéndoles, ciertamente esto causó gran enojo entre los miembros del consejo, pues era una impertinencia de ese humano el entrar en una sala cerrada reunión de los más altos miembros del clan e interrumpir lo que su Líder les decía…. No obstante Azuka le había dejado pasar, pues sintió el aviso en la mente del humano, leyéndola, pero sería necesario que pasase a la estancia para dar por terminada la reunión gracias a su interrupción…. El espiritista sin saber que su mente ya había sido leída se acercó hasta la vampiresa, susurrándole lo que sucedía; claro que los agudos oídos de los miembros del consejo captarían perfectamente lo que le decía, pero ciertamente era esto lo que la vampiresa deseaba…

-Mi Señora, mi Lady Azuka... el perímetro ha sido roto por Luca Giovani, ahora mismo está siendo escoltado hasta su mansión exterior…

Al finalizar sus palabras se retiró del recinto, pero había sido suficiente para que los rostros de evidente fastidio en los miembros del consejo se hicieran evidentes… pues estaban más que informados del hecho de que ahora ese vampiro era el que había tomado el mandato de aquellos vampiros que consideraban simplemente indignos… la hermandad correspondía a un completo dolor de colmillos, y ciertamente la idea de eliminarlo ahora que se encontraba a su merced, en su propio terreno no tardó en aparecer en aquellas retorcidas mentes… pero la vampiresa sabía perfectamente que no se aventuraría en sus dominios a menos de que algo interesante cruzase pro su cabeza… así que le dejaría oportunidad de exponer sus puntos… y si no lograse ser lo suficientemente interesante, el cortarle la cabeza y convertirlo en cenizas tras quemarle no sería uno de sus problemas; así simplemente dejaría sin cabeza una vez más a la Brotherhood, desequilibrándoles…

-Si me disculpan… tengo un asunto más urgente que el lidiar con el temor de un puño que cobardes…. Pero aclararles la situación he de decirles que él es mi creador, Marius Alexander Jeremias Von Doom… y si su poder les aterra ahora… creo que será interesante el verles cuando retome su poder original… el de un hijo de los milenios….. buenas lunas…

Les dijo finalmente, dándoles la espalda, dejándoles pasmados mientras entre ellos comentaban todo esto, seguramente algunos acudirían hasta Jeremias para buscar su favor, pero lo que no sabrían es que el favor de aquel ser solamente lo tenía Azuka, su preciada hija… pero bueno, ya tendrían tiempo suficiente para caer en cuentas de cómo funcionaban las cosas realmente…. Sin más la vampiresa salió en marcha de la mansión en la que se encontraba, hasta la mansión donde Luca sería llevado, no tardaría más que un par de minutos a velocidad vampírica; de hecho estaría ahí mucho antes de que los autos hicieran su llegada…
Pronto el vampiro se toparía con la fachada de la mansión, tendría que pasar por el enorme portón metálico, y al entrar se toparía con gran cantidad de árboles de aspecto seco, aunque durante el trayecto antes de llegar ahí el panorama estaba cubierto de árboles alrededor de los caminos de pavimento; esto porque la líder cainita tiene un especial cariño hacia los parajes donde la naturaleza predomine; aunque esto parezca algo contradictorio en una ciudad donde el caos sea la que predomine… de hecho es probable que el territorio cainita sea el último sitio del planeta donde la naturaleza se desarrolla tranquilamente sin que los demonios la ronden…



Sintió las presencias ya en la fachada de la mansión, aquella lúgubre y gran construcción, en la que había estado el mismo Pietyr Von Abel algún tiempo atrás… noche aquella en la que algunas revelaciones fueron puestas ante los ojos de los inmortales, ambos aprovechando las noticias a su propio favor… sería algo a tomar en consideración desde esa noche en adelante…



Los vampiros que escoltaban al reciente líder de la hermandad recibieron ordenes mentales de la vampiresa para que le escoltaran hasta dentro, ahí esperaría en la estancia… el lugar estaba decorado con los más exquisitos detalles desde el techo hasta el piso…



Finalmente la vampiresa se hizo presente, no pretendía hacerle esperar demasiado… llevaba puesto un exquisito vestido completamente rojo, de corsé, y el cabello semi suelto en un recogido que caía por su blanca esplada…



-Buenas lunas Luca… espero haya sido adecuadamente tratado hasta su llegada hacia mi…

Dejó caer mientras bajaba por las escalinatas que daban hasta aquella sala donde el vampiro se encontraba junto a las escoltas de la vampiresa, el otro miembro de la hermandad y la humana que traía como su acompañante…

Una vez Azuka terminaba de hablar en recibimiento a Luca principalmente, tanto él, como la vampiresa de la hermandad quien lo acompañaba, y las escoltas reverenciaron; para luego el vampiro dar su debida presentación, agradeciendo por haber sido recibido de buena manera sin previo aviso en el territorio de los Hijos de Caín, respondiendo también a las palabras que ella le había ofrecido instantes antes… la vampiresa se deleitaba con el tono masculino y seguro de voz del vampiro, que iba perfectamente acorde con el lúgubre ambiente que ahí se respiraba… mismo se hizo mucho más ameno con el corazón de la humana que latía casi con taquicardia, ya que a pesar de estar evidentemente controlada por el inmortal con quien caminaba y de que su mente y cuerpo obedecían lo que él la decía; todo su cuerpo estaba temblando por dentro, gritando tras expulsar aquellas palabras con las cuales se ofrecía como sacrificio… ciertamente aquel pequeño cordero estaba deseoso de huir a toda marcha de ese sitio… pero no podría por más que lo desease, su voluntad y fuerzas no eran lo suficientemente grandes como para merecerlo si quiera.

Azuka había reverenciado luego de que Luca y Jackeline lo hicieron también, apreciando la presentación que el vampiro hacía a su mortal acompañante y los sutiles movimientos con los que recorría la delicada figura humana, misma que luego de reverenciar se ofrecía a la vampiresa… situación totalmente entretenida para la bella líder de los cainitas, no solamente por el hecho de cómo era tratada la humana; si no por el hecho de que el nuevo líder de la hermandad distaba mucho de los viejos pensamientos de Evereth… eso se le hacía demasiado claro, y era algo que ciertamente le agradaba. Por primera vez un líder la hermandad trataba a los humanos como lo que eran; simple ganado necesario para su subsistencia… juguetes manipulables para su diversión en el paso de las eras.

-Por el contrario Luca, ha sido más que amena…

Le decía mirándolo fijamente para luego regresar su mirada hasta el presente que él le traía… la bella humana que permanecía quieta, temblando por dentro y con un aura de evidente terror rodeándola… Azuka se acercó lentamente y con su típico andar felino hasta ella, sin quitar sus azules ojos de cristal de los de la frágil mortal frente a sí; acercándose lo suficiente su rostro de mármol a la cálida tez de Ania, bajando hasta el cuello de aquella niña asustada, aspirando su aroma para luego alejarse unos cuantos centímetros, pasando un par de dedos de su blanca y fría mano por la mejilla de la mujer, finalizando en la barbilla de la misma, la cual alzó un mínimo centímetro; para luego soltarla bruscamente esbozando una casi imperceptible medio sonrisa, rodeándola con un par de elegantes pasos, para quedar de espaldas a ella y frente a Luca.

-Es un digno presente, habré de disfrutarlo luego…

Le dijo al tiempo que daba su orden mental a uno de los vampiros que habían escoltado a Luca, para que llevase a la humana a una de las habitaciones, la diesen un baño en aguas aromáticas y la vistiesen apropiadamente, para que estuviese presentable para cuando la vampiresa requiriese de su “servicio”. La vampiresa no volteó la mirada mientras se llevaban a la humana, mirando a los vampiros…

-Creo su acompañante podrá esperarlo aquí, sígame…

Le decía con su voz fría y gutural, que tenía un deje de seducción en su tono… voz que parecía acariciar los sentidos cuando era soltada en el ambiente… pretendiendo que ambos líderes pudiesen entablar una conversación sin ninguna otra clase de personajes cerca de ellos; comenzando a caminar hacia las escalinatas, para subir a una habitación privada en la parte superior de la mansión… la dama de la hermandad sería correctamente atendida y vigilada por los sirvientes de la vampiresa.

Una vez hubieron cruzado aquellas preciosas puertas dobles, que fueron cerradas tras de sí, la vampiresa invitó al vampiro con un ademán que hizo grácilmente con su mano, a tomar asiento, para que el tema por el cual la había visitado aquella noche, por fin pudiese dar inicio, evitándose ambos tanto protocolo.

La amplia habitación adornada en tonos rosa tenía gran variedad de asientos, cuadros y algunas estatuas, además de plantas para adornarla, sin olvidar el candelabro y las gruesas cortinas… era sumamente amplia y muy acorde para que pudiesen llevar su plática en privado, y sin interrupciones… a menos claro de que un buen sorbo de sangre se les ofreciese, pero eso podría ser guardado para momentos posteriores a que lo importante fuese rebelado.

Sala privada:

-Por favor siéntase cómodo… estamos totalmente a solas…

Le dijo finalmente esperando por sus palabras…

La vampiresa escuchaba las palabras de Luca, que le instaba a tomar asiento antes que él, siendo ella quien lo guiaba, se aproximó hasta uno de los sofá esquineros, tomando asiento suavemente, esperando a que Luca lo hiciese también en cualquiera de los muchos sofá que habían alrededor de la pequeña fuente de agua artificial, la cual daba una sensación de falsa paz, por el agua corriendo de forma monótona en aquel cuarto de tonos pastel… el rojo vestido de Azuka resaltaba de forma apenas leve, casi mimetizándose con el rosa de las paredes y sofá… sobresaliendo solamente su negra cabellera, pues su piel bien podría de pasar como otra estatua más de las que adornaban la estancia, inclusive parecía una con la pequeña figura de una criatura en un cuenco, que estaba a sus espaldas.

Luca por su parte, vestido de colores oscuros, sobresalía completamente de la estampa, aunque al mismo tiempo, todo de él parecía pertenecer a este tipo de cuadro, algo victoriano, por unos segundos todo aquello podría de haber parecido una escena digna para cualquier pintor para ser preservada en el tiempo… irónico, pues aquel par de seres, estaban marcados por la maldición de su estirpe, siendo obligados, o más bien por gusto, a permanecer congelados en el tiempo por siempre… menos perecederos que cualquier cosa que les rodease en ese momento.

Le escuchó entonces halagar las instalaciones, y la verdad no la sorprendía el hecho de que se sintiese a gusto con la decoración, pues, a diferencia de muchos otros jóvenes inmortales que plagaban la tierra; ellos habían vivido sus orígenes en edificaciones con aspectos similares a la que ahora les rodeaba… y bueno, hasta cierto punto, todos los vampiros sienten algo de complacencia al estar en sitios que les recuerde al pasado que ya se ha perdido en el tiempo, preservado más que todo solamente en sus recuerdos de forma vívida… y también claro en su forma de vestir, que generalmente iba acorde a lo que alguna vez fueron; lo cierto es que para un ser que físicamente no cambia, el hacerlo mentalmente también resulta algo abrumadoramente dificultoso.

-Así es… y, antes de hablar un poco más profundo sobre esto, permítame felicitarle por la obtención del liderato de la hermandad… a mi parecer, finalmente alguien digno toma el control…

Le dice brindándole una sonrisa de medio lado, hablándole con su tono de voz usual, sumamente femenino, seductor y gutural a la vez, totalmente único y que solamente ella poseía…

-Razón por la cual está usted aquí… ambos sabemos que las condiciones de subsistencia de nuestra estirpe son sumamente inestables en estos momentos…

Hizo una leve pausa para observarle al rostro, sus expresiones casi imperceptibles, sus ojos, mientras continuaba con sus palabras, dejadas caer en el ambiente… llevadas por una ráfaga de viento inexistente en ese ambiente encerrado.

-Es absurdo batallar entre las facciones cuando un enemigo en común acecha, amenazando con acabar lo que somos y representamos…

Le dijo finalmente, sin necesidad de leerle el pensamiento ella sabía por una lógica excepcional y lo poco que había inferido sobre el vampiro cuando tuvo oportunidad de verle con anterioridad, que sus pensamientos sobre lo que sucedía eran singularmente similares a los de la vampiresa… con algunas diferencias representativas de cada bando; aunque, la acción de traerle aquel obsequio que estaba siendo preparado, dejaba muy en claro que la manía de protección a los humanos había muerto junto con Evereth… y ciertamente ella esperaba que esta absurda necedad de algunos compañeros de estirpe desapareciese por completo… porque si no ella misma se encargaría de que desapareciese… cuando les diese la muerte verdadera…

Los candelabros de la estancia iluminaban la absoluta obscuridad que se colaba por la ventana abierta, siendo absolutamente innecesarios, pues los seres que moraban la estancia en esos instantes podían ver a la perfección en la oscuridad más perpetua y absoluta; como cazadores nocturnos que por naturaleza eran el adivinar a la perfección y poder observar lo que les rodea mucho mejor que si bajo la luz del sol se estuviesen, les resultaba simplemente natural.

La vampiresa le escuchaba hablar con atención, disfrutando su elegancia al pronunciar palabras y los sutiles movimientos que realizaba… brindandole una medio sonrisa ante todo lo que la decía, porque ciertamente la especie vampírica estaba en riesgo, si los humanos desapareciesen, por ello era más que necesario el mantener al ganado sano, de hecho era una imperiosa necesidad el reproducirles a gran escala, repoblar con humanos… pero aunque esta fuese la situación, si cualquiera la pidiese el no alimentarse de humanos, es probable que simplemente se mofaría por tan absurda idea… un vampiro necesita alimentarse, y solamente de sangre humana, la de animales a ella le daba inclusive asco… esa idea estaba por demás fuera de discusión, la sangre humana seguiría nutriendo su perfecto cuerpo de marmol ahora y para siempre.

No obstante, la vampiresa claramente no era un ser de baja inteligencia, y sabía reconocer cuando ciertas medidas eran necesarias de tomar para preservar la especie; sin importar la situación que se presentase, la supervivencia de ellos, la raza superior que había gobernado al planeta desde las tinieblas desde siempre debería de ser primordial para todos los vampiros, y por obvias razones también para ella… razón por la cuál se había visto obligada desde la apertura de los portales a nivel mundial a tomar medidas de contingencia; aunque claro, esto no sería algo que nadie, además de los hijos de Caín conocían; y es que ella había dado el decreto de no matar humanos, a menos de que haya una orden de por medio; alimentarse de ellos sin quitarles la vida, de hecho el máximo de sangre que podían quitarle a un humano era solamente de dos litros de sangre, pues es esta la cantidad máxima que un cuerpo humano aguanta a perder sin que sus organos colapsen hasta la muerte.

-He de cargar con el pecado cometido por mi predecesor, al dejar descubierta a nuestra especie… lo cierto es que el velo fue roto ya hace mucho; y en el mundo actual volver a una mascarada no es ya posible…

Hizo un ademán, tocando su pecho por unos instantes al tiempo que seguía con sus palabras hacia el líder de la hermandad.

-Aunque ciertamente es una exquisita utopía…

Entrecerró sus ojos levemente mientras hacía una pausa, para mirar al vampiro fijamente de nuevo.

-Soy un ser sumamente viejo, y mis principios lo son aún más; remontandose al principio de los tiempos… soy digamos, tradicionalista…

Seguía hablando de forma elocuente y pausada, con el mismo tono de voz mezcla un sonido gutural y seductor a la vez, sin perder de vista los ojos ajenos por un solo instante.

-Pero hasta yo me he dado cuenta de que, si no evolucionamos, y nos adaptamos… el fracaso caerá sobre los nuestros.

Azuka pausó sus palabras por un instante, y en ese instante solamente el agua de la fuente corriendo era audible para los oídos de ambos inmortales.

-Razón por la cuál desde la apertura de los portales distintas medidas han sido tomadas; por ello, en cuanto a lo que repercute a los humanos, mi clan aún se alimenta de ellos… pero con una restricción a la cantidad de vitae que pueden tomar de los mismos; he prohibido el matarles… será una ley que mantendré hasta que la población mortal sea estable nuevamente…

Ahora finalmente respondería a la proposición que le había hecho el vampiro instantes atrás sobre unir fuerzas… unir poder por el bien de la estirpe, del linaje que todos tienen en común; algunos más cercanos o lejanos de los originales que otros; tal propuesta la veía venir, pero no pensó que fuese tan pronto… pero esto dejaba claro que el vampiro comprendía a la perfección lo que era necesario hacer por el bien de su especie; ahora que su superioridad sobre las demás razas era amenazada por los demonios que plagaban el planeta.

-Para mi también es claro que una alianza entre las facciones es lo más optimo si deseamos que nuestra raza… la superior siga dominando; máxime si deseamos acabar con la amenaza demoníaca que nos acecha…
.
Con estas palabras la vampiresa estaba claramente aceptando la propuesta del líder de la hermandad… y para celebrar dicha unión, lo mejor sería disfrutar de un suculento bocadillo; por lo cuál, la vampiresa mentalmente dio el aviso a uno de sus subordinados para que trajesen a la preciosa humana que la había obsequiado Luca; que ahora ya debería de estar preparada apropiadamente para que Azuka la disfrutase; pero no lo haría solamente ella, pues en aquella habitación la disfrutarían ambos, sin que nadie les interrumpa… mientras que la humana era trasladada hasta aquel salón donde los vampiros se encontraban, la vampiresa se disponía a escuchar nuevamente las palabras del vampiro.

Finalmente la dama llegaba a la estancia, usando un precioso vestido blanco muy acorde a la época… pero la vampiresa esperaba que Luca no interrumpiese las palabras que pronunciaba sobre lo que ella le había dicho por la nueva invitada a la estancia, que caminaba guiada como en un trance que parecía una danza perfectamente calculada, aunque sus ojos llorrosos evidenciaban los gritos que por dentro de sus ser se estaban promulgando… la niña mortal caminó, hasta posarse en uno de los sofá, con los brazos extendidos y una sonrisa en sus labios, aunque sus ojos y su ser gritasen desesperación, terror y dolor.

La vampiresa escuchaba atentamente las palabras del vampiro, y lo que la proponía de una mascarada dentro de los suyos, para que los humanos llegasen a creerlo en algún momento, le pareció algo innecesario, ¿para qué regresar a eso?, ahora todo había cambiado, y los cambios eran mucho más fuertes, y cada vez más evidentes… si era una utopía, pero una ya extinta, y ahora, la visión apocalíptica del mundo, se transformaba en una nueva utopía, una que deberían de lograr doblegar para que se convirtiese en el nuevo paraíso terrenal, donde ellos, los inmortales vampiros fuesen nuevamente la raza suprema que reinase por sobre todo, y todos!!... ¿ya alguna vez había sucedido algo como esto?, en épocas del pasado, cuando los humanos les descubrieron; hubo una era donde fueron reyes y reinas, siendo toda la humanidad sirvientes de su estirpe, conscientes de lo que eran, idolatrándoles por el evidente poder que representaban… dioses en la tierra, eso eran… y eso deberían de volver a ser una vez más.

La líder cainita estaba atenta a cada palabra expresada por el vampiro y a cada pequeño gesto y movimiento que ocasionalmente acompañaba a aquel tono seductor que el vampiro la regalaba al hablar.

-Aplicar algo como eso en éstos momentos podría ser productivo, no obstante, ahora mismo los que están a la cabeza de los mortales, no son tan ingenuos como para caer en tal treta.

Le decía rememorando en los reportes donde hablaban de Victor, el nuevo comandante de los humanos, y sus subordinados, algunos sobrevivientes de las Vegas; y si bien ellos se estaba enfocado prioritariamente en los demonios; según sus informes los laboratorios de Pentexpor alguna razón les estaba proporcionando adaptaciones para mejorar sus defensas contra inclusive, ataques telepáticos, lo que no la agradaba mucho, pues los pondría a otro nivel, menos de corderos sacrificables e indefensos y más de presas con garras… pero después de todo presas; todo aquello olía a demonio, un humano por sí mismo no poseía las capacidades de crear algo de estos alcances; y la única manera existente por la que un ser infernal ayudase a los humanos, sería porque sacaría algo de ellos; ¿pero qué?, sus almas, sus servicios, o quizá… una posible amenaza para los vampiros; la mente aguda de la vampiresa había ya repasado todas estas posibilidades; tomando en cuenta también a la nueva generación de templarios… humanos, híbridos, cazadores todos ellos, unidos a los humanos en ésta guerra de nunca acabar… no, aunque así lo desease una mascarada ya no era factible.

El vampiro agradecía propiamente el halago que su acompañante de la misma especie le regalaba, y es que no era para menos; pues Azuka no es de los seres que obsequien cumplidos a la ligera, ¡no!, por el contrario, el escuchar unas palabras de tal atención por parte de ella no era nada frecuente, pues era ella un ser demasiado viejo y frío; y de dar un halago lo haría solamente a quien ella considerase realmente digno y merecedor de algo como esto; como era ahora el caso con Luca.

Ahora que su acompañante terminaba con sus palabras, regocijándose con su presente unión, era tiempo de sellar aquella alianza; y era para ello que esta bella y joven mortal había sido traída hasta donde ellos se encontraban, completamente a solas; la joven poseía ahora una apariencia demasiado exquisita y tentadora; estaba ahí para ser disfrutada a plenitud por ambos líderes que no sufrirían interrupción alguna, pudiendo ambos dejar aflorar sus más suprimidos instintos salvajes; entregándose a plenitud a ser las bestias, los demonios elegantes que eran.

-Es tiempo de sellar nuestra alianza.

Le dijo esbozando una sonrisa un tanto lasciva, poniéndose en pie con suma tranquilidad, atrapando con su azul mirada la ajena una vez más; esperando que él la siguiese hasta el lado de la tierna criatura que aterrorizada los esperaba; esa noche no sería necesaria una copa de cristal, pues el cálido cuerpo de la pequeña sería el cáliz con el cuál esos dos inmortales se embriagarían.
-El terror en su cuerpo la hace un dulce bocado.

Dijo una vez que con velocidad abrumadora, mucho más aún de la velocidad vampírica habitual, estuvo al lado de la humana; quedando el rostro de Azuka a un par de centímetros de la cálida tez mortal; poniendo su dedo índice en la barbilla de la chica; irguiendo su espalda un poco para buscar el rostro del vampiro, dedicándole una sonrisa donde sus blancos y perfectos colmillos perlados se hicieron presentes, sobresaliendo levemente de sus labios color rosa; al tiempo que ante la vista de Luca, los ojos de la vampiresa dejaban su azul habitual, cambiando al más intenso rojo infernal.