Memento Mori |
Tras el festival |
Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día. Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo. Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes. Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir.. |
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Meses | OUTLINE |
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Una taza más || Alexia dimitri
Una taza más || Alexia dimitri
19:30 p.m.
La chica de oscuros cabellos se quedó quieta, casi congelada en su lugar al sentir el leve toque de algo contra la piel desnuda de su espalda. Las luces eran reguladas a la perfección mientras su cabello era arreglado de tal manera que quedara bien en las fotos que le tomarían, Su vestuario consistía en un vestido color borgoña, largo y ligero que el toque de este contra su piel era casi inexistente. Los profesionales cambiaban rápidamente de posición alrededor de su cuerpo terminando los últimos detalles de su imagen para que todo saliera perfecto, al ellos acabar la tomaron de uno de sus brazos y la encaminaron hasta un gran espejo. La chica que allí estaba era diferente a la realmente era. Esa chica poseía las mejillas sonrosadas y definidas, ojos atrayentes y su cuerpo estaba perfectamente marcado por el vestido. Cualquiera podía decir que aquella chica lo tenía todo y era feliz en totalidad pero no era así en verdad, su corazón aún no sanaba de su dolorosa perdida aún cuando los años debieron curar la mayoría de la herida, pero el solo recordar todo hacía el que el dolor la llenara por completo, dominándola, poseyéndola y reclamándola suya hasta que el entumecimiento de sus acciones lo delatara y cediera paso hasta ocultarse. Caminó hacia el centro de la estancia e inspiró profundamente para adoptar su máscara antes las cámaras. Ahora comenzaba el juego al que se había acostumbrado. La máscara de felicidad ocultaría el verdadero sentir de su corazón.
[15 minutos más tarde...]
Se despidió sonriente de los últimos que quedaban en el set y salió a las calles del central park, la brisa le dio la bienvenida alborotando sus cabellos ahora atados en una cola de caballo en lo alto de su cabeza. Sin tomar en cuenta esto suspiró quitando un cabello rebelde de su rostro ahora inmaculado y limpio de maquillaje. Nunca le había gustado utilizar maquillaje en exceso pero en su trabajo debía hacerlo. Era su obligación o no servía. Servir...Cada vez que pensaba en aquella simple palabra se sentía como una muñeca de trapo, aquella que por su belleza e imagen era puesta en un pedestal para captar la atención de todos, pero cuando otra aparecía o esta ya estaba muy vista era sustituida tan rápido como fue honrada. Solo eso. Su belleza era solo un lienzo en blanco para plasmar allí las ideas de otros, pero ya debía acostumbrarse. Tomó con fuerza su bolso, que colgaba de su hombro, y cruzó la calle principal para adentrarse en un pequeño café al que seguido visitaba. No por solo beber ese delicioso líquido tostado, sino para no encerrarse nuevamente en su departamento y pasar allí el resto de su tarde. Alzó su rostro y vio como los rayos del sol retrocedían para darle paso a la oscuridad de la noche; dejando esa vista atrás entró al pequeño café. Sonrió levemente al sentir el aroma familiar. Para ella sería una bonita tarde, se suponía.
Invitado- Invitado
Re: Una taza más || Alexia dimitri
Luego de que mi guardia termino, camine a la salida del hospital con un gran nudo en la garganta, no tenia animos de llegar donde mi amo. El no era malo , pero hoy necesitaba la soledad de mi vida. Un poco de tiempo para mi. Necesitaba llorar esa perdida, esa primera perdida como profecional.
Camine por las calles de la ciudad absorta en mi mente, perdida en mis pensamientos, ya sin fuerzas entre a un café. No tenia muchas ganas de ensar en nada, vi alli a una de esas chicas que salian en la tele o algo asi. No le preste atencion. Me sente en una mesa, no queria ver a nadie, me coloque mis lentes negros, tampoco queria que vieran mis ojos rojos por las lagrimas.
Una seña y el mozo del lugar se acerco, sabia que no debia tardarme mucho, pero quizas un café podria tomarme y explicarle a mi amo - un capuccino por favor - dije haciendo gran esfuerzo por ocultar mi terribles ganas de llorar en ese momento
Invitado- Invitado
Re: Una taza más || Alexia dimitri
Elizabeth pensó por un par de minutos que decisión tomar hasta que se giró para dar un vistazo de reojo a la chica que en esos momentos había ocultado sus ojos de la gente con un par de gafas oscuras. Sin entender que sucedía con su cuerpo siguió un instinto fuerte y se levantó llevando de paso su bolso en su mano, sus pasos eran fuertes y decididos pero no así su mirada. Sus ojos habían adoptado esa mirada que hacía mucho tiempo no revelaba, esa de profunda preocupación y determinación para tratar de ayudar a aquella chica que estaba a punto de quebrarse emocionalmente en frente de la gente que seguía sus vidas sin tomar en cuenta nada. Se sentó en la silla libre de la mesa y dejó su bolso a un lado, dejó sus manos descansar sobre su regazo y habló.- Discúlpeme, pero en su mirada veo que esta preocupada.- su voz salió como un susurro por la vergüenza y la indecisión que la inundaban de ser rechazada por la chica.- Mis más sinceras disculpas si la molesto en estos momentos pero... desearía ser de ayuda si en algo puedo ayudarla.- El camarero que antes le había tomado la orden la buscaba con la mirada para entregarle su pedido, alzó la mano y trató de llamar su atención. Sin tener que hacer mucho esfuerzo el chico la divisó y le entregó su taza de café y la media luna. Los aromas mezclados aclararon su mente y le inyectaron algo más de seguridad para apoyar a la chica de rubios cabellos, si es que ella le permitía hacerlo.
Invitado- Invitado
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