Todo ha cambiado

Otro anochecer que me deja esperando algún acontecimiento grande, NY era una buena ciudad pero la quería ver como Las Vegas, pero por el momento eso parecía un poco alejado. Salí de mi pequeño departamento, vestida con una falda de cuero, unas botas que decían que pateaba traseros y una playera de tirantes rojas, saldría a cenar ¿que seria para esta noche?, un joven, un hombre, un niño. Sinceramente cualquiera estaba bien, pero disfrutaba especialmente de aquellos que salían de noche, aquellos que se aventuraban a las calles cuando sabían que había predadores a la vuelta de la esquina. Que lo motivaba era mi pregunta constante. Pero no me daba tiempo para averiguarlo.

Después de todo, cene de una bella pelirroja, que pasaba por las calles oscuras cerca de Central Park, podíamos considerar que no era tan tarde, pasaban de las 20:00 una lástima ella no regresaría más a su habitación de fraternidad, o algo parecido. Me aventure dentro del parque, curioso pocas almas estaban aquí, sonreí el miedo infundido estaba haciendo de las suyas, los humanos poco a poco, se daban cuenta que confiar en aquellos que tienen los incisivos mas grandes era un error a grandes escalas. Eso era lo que se merecían, no había caras conocidas. Lo poco que veía era nada especial, el viento movía los arboles en una danza metódica y hasta hermosa, pero había algo mucho más hermoso, cuando nevara dejaría a mi presa desangrarse para que el contraste de blanco y rojo me deleitara la vista.

La iluminación era pobre, pero dejaba un sentido de seguridad, razón por la que hombrecitos paseaban con la intención de regresar a casa, había drogadictos esas bestias no entendían de peligros, recogían lo que se les daba la gana, y estaba en mi nunca beber de ellos, sangre corrompida, para esas abominaciones una muerte era lo que les esperaba, regresaría mas tarde para hacerlo, podía llevarlos a las bodegas y jugar un rato con ellos. Caminaba confiada de la vida y porque sabía que si me encontraba a alguien me voltearía a ver, era hermosa y lo sabia.

Que podía contestar a sus preguntas, soy Rusa y siempre lo sabrán porque bueno me he dado cuenta que sin querer las personas se aferran al pasado aunque quisieran olvidarlo en mi caso, mi nombre es el mismo desde hace años, a diferencia de muchos nunca lo cambie, y como era de esperarse muchas veces me preguntaba por qué. La vida como humana tuvo sus momentos y mi familia era parte de las buenas cosas, mis hermanos eran los hombres más maravillosos que he encontrado, pero perecieron. Sé que estarían de mi lado si me vieran ahora en lo que soy.

—Rusa, ciertamente es mi nacionalidad. Se nota demasiado ¿verdad? — era una pregunta retorica porque ambas sabíamos la respuesta a eso. —aunque contigo es complicado no podría decir a ciencia cierta de dónde eres. —Por el apellido tampoco podría decirlo, Francesa, holandesa, claramente europea pero una se puede equivocar enormemente. Sus palabras que siguieron a razón de mi pregunta, no me decía absolutamente nada, podía ser de aquí o de allá. O podría ser un vampiro independiente.

No tenía nada en contra de ellos, pero eran mercenarios y nunca se podía confiar en ellos, y con nuestros ideales en juego mantener la lealtad es todo lo que queda. Con ellos siempre tendría que ponerles un ojo en sima si no las sorpresas nos dejarían pasmado por un tiempo, mínimo los brothershood se comprometían con su príncipe, yo con los ideales y con el líder… pero ellos se comprometían con ellos mismo y eran los primeros en abandonar el barco cuando este se hundía. Valla que no tenía una muy buena vista de ellos. Pero que se podía hacer.

—Que puedo decir, tenía una cita pero el chico en cuestión se escabullo. —no era ninguna mentira el bastardo en cuestión se había salvado por esta noche, podría mañana ir a su trabajo y robar a las pobres almas que acudieran a él. Los abogados daban dolor de cabeza y estaba segura que él lo era. —Lo bueno, es que la noche es joven y bien podría encontrar a alguien más que lo sustituya. —y así lo haría cuando fuera mas noche. —Los aperitivos como bien dices deben venir acompañados con una pequeña actividad física. Que nos mantenga entretenida esta noche. Aunque el ocio y el tedio se hacen frecuentes, cada tanto. Los humanos siempre nos mantrendrán entretenidas de una forma o otra.

Hablaba maravillas de Paris, le envidiaba yo no podía hablar grandes cosas de lo que fue mi casa… ni siquiera la recuerdo. Por eso había viajado por diferentes partes del mundo para conocer y admirar, hasta que mi destino me trajo a NY. Las Américas eran un sueño de muchos, y alcanzados por pocos en aquel entonces. Pero con los vuelos trasnacionales eso a quedado en el pasado enterrado por las nuevas tecnologías.

—Valla, amas esa ciudad. Y tienes varias razones para hacerlo. Las calles son sorprendentes, y tiene demasiadas cosas que ofrecer. —le dije sincera. Era bella la ciudad, una de las mejores que había visto en este tiempo. Pero lo que vino después me dejo con la boca abierta, no literalmente pero si en mi mente.

La chica a mi lado le daba demasiada importancia a los humanos, nada podía hacer podía renegar de sus visiones pero quien era ella, los independientes también tienen sus momentos de debilidad, si les ofreces algo a cambio lo toman.

—Un punto de vista admirable. Ves mas allá de, pero déjame preguntarte, consideras a todos los humanos valiosos, que hay de aquellos que son violadores, asesinos, terroristas. Depredadores de los más débiles. Ellos también merecen la consideración que se les da —entre todo la sociedad siempre seria razón de discusión. —nunca te ha pasado por la cabeza, el comentario que dice “el mundo estaría mejor sin él/ella” —esa era mi justificación de lo que hacía, y nunca me arrepentía. Es decir no cambiaria de opinión hasta que el infierno azul estuviera sobre la tierra. Si por ello debía matar, lo haría con una gran sonrisa, torturaría a quien fuera necesario para conseguir el propósito del líder.