Reunión

Cuando Pietyr llegó a la alcaldía, más tarde que temprano, afiló bien la mirada. Hacía ya unos años que no procuraba estar entre la "sociedad" de la noche, y sólo fué por la invitación personal que decidió acudir.

Su chofer, estacionado afuera tendría tiempo para una breve siesta, como era costumbre cuando llevaba a Pietyr a reuniones importantes; que casi siempre duraban toda la noche. Ya sabía qué hacer en esos casos.

Para esa gala en especial, Pietyr había elegido algo más moderno para su vestimenta, y podía mezclarse con la sociedad actual mejor. Por supuesto que pensaba que los trajes contemporáneos carecían de estilo, líneas y colores como antes, pero sabía de la importancia de aparecer en público de nuevo. Público, era un lugar peligroso. Era ponerse un enorme "tiro al blanco" en la espalda, para las... sectas más radicales. A su vez, público era un mal necesario, y justo lo que Pietyr debía hacer.

Observando con detenimiento, pudo reconocer a varios de los que estaban presentes: funcionarios, equipos de seguridad, y sobre todo, al Príncipe de la ciudad, como siempre, rodeado de gente procurando su atención, o fascinados por su presencia. En fin, todo normal. En una inspección más a fondo, eran los rostros de aquellos solitarios los que le eran más pertinentes a Pietyr, pues le anunciaban, casi con certeza, que se trataba de otros bebedores.

Después de ese rápido vistazo, le ofrecieron los servicios del salón principal, mismos que rechazó y lo seguiría haciendo a menos de que le invitaran personalmente a hacerlo. Era un hecho de que para algunos, la "liberación" de los vampiros era placentero, pero muchos, como Pietyr, no habían olvidado las viejas costumbres, y preferían no exponerse a la ligera. No por el miedo, no... sino por la cacería, tan betada y tan prohibida últimamente.

Al final, se acercó a saludar a aquellos que de hace tiempo conocía, con amabilidad y reverencia. Eso lo mantendría ocupado por un rato, y su presencia sería notada...

El príncipe entro con paso sereno y actitud confiada, que fuese año nuevo no quería decir que hubiese descanso para alguien de su posición. Al contrario, aquella reunión de cortesía había sido organizada a primera hora. Junto con alguno de los gobernantes humanos provampiros, algunos miembros independientes y sus hermanos de la Brotherhood.

Saludó algunas personas en la entrada, con ese aire encantador y educado del que el príncipe siempre era portador. Un diputado humano le presento a un colega de trabajo y Everett, que ya lo conocía, lo saludo amablemente. Ah… Humanos, te presentaban a políticos, como si no los conociese ya a todos… Pocas cosas escapaban de su alcance y conocimiento en la ciudad de Nueva York.

Un vampiro en especial capto su atención Pietyr Von Abel, recientemente formado miembro de los Brtotherhood, pero no pudo acercársele a saludar, ya que algunos vampiros lo habían abordado con atenciones típicas de personas que quieren agradar a un superior, eso lo molestó. Frunciendo el ceño les regaló una excusa y continuó hacia las mesas.

Divisó algunos de sus hermanos más cercanos, pero siguió avanzando adelante hasta llegar a una de las mesas donde Zadsaquiel. Se sentó e hizo un movimiento con el que llamo la atención de un amable humano, que tuvo la consideración de servirle una copa de sangre caliente… ¡ah! Bolsas de donación… Decididamente no era lo mismo que alimentarse directamente de un humano, cuando la sangre estaba caliente por la vida y los nutrientes no se habían ido… Pero menos era nada ¿no es cierto?

—¡Zadsaquiel Stinfale! –dijo suavemente con tono complacido —Varias noches sin saber de ti, hermano… –lo califico con el titulo de la hermandad. Realmente lo que quería decir con eso es que llevaba varias noches sin verlo en persona… Pero no que no supiese “nada” de él. —¿Cómo te encuentras? –pregunto con convencido interés.

El gesto aburrido de Zadsaquiel era evidente, y lo comprendía de corazón, aquellas reuniones tampoco eran santas de su devoción, pero bueno… No eran totalmente libres de hacer todo lo que les vinieran en gana. La hermandad tenía algunas responsabilidades, pero las compensaba con tremendos beneficios.

Al fin había llegado al lugar, bajé de mi típica limusina, mi chófer me hizo la señal de siempre y bajé para entrar al salón donde se había acordado la reunión para empezar el nuevo año. Iba con mi vestimenta típica para estas ocasiones, nada formal, un pantalón de vestir, una franelilla sin mangas junto a una chaqueta por encima negra.
Me doblé los brazos en el pecho y sonreí mientras varios de los presentes me saludaban, habían algunos en la entrada antes de llegar a la mesa en la cual nos reuníamos. No dije ni una sola palabra

Entré al lugar y observé a tres vampiros... Everett Goodwheather, el príncipe de Nueva York, era obvio que debía estar aquí, tenía días sin verlo. Mientras no tuviéramos una necesidad relevante no había el porque, todos estábamos regados por la ciudad protegiendo y cuidando nuestras creencias, además de a los humanos de cualquier tipo de amenaza que pudiera caerles sobre ellos. Zadsaquiel Stinfale, otro de los más famosos de nuestro grupo también presente, me había cruzado con él un par de veces antes pero nada relevante que contar. Y Pietyr von Abel, era el único que no conocía pero también había escuchado un par de cosas.

Me acerqué a ellos, principalmente del príncipe mientras me senté a su lado y agarré una copa que estaba en la mesa, la llenaron con sangre de una vez. Directamente de las bolsas de donaciones, por lo menos no intentaban entrar en fines lujosos. -Everett Goodweather, un gusto como siempre, cariño. - Lo saludé mientras me colocaba la mano en el hombro en gesto de cariño con una sonrisa. -Zadsaquiel Stinfale, ¿cómo te ha ido? Espero que bien. - Volví a hacer la incógnita mientras mi vista se posaba en el otro vampiro. -Y Pietyr von Abel, un gusto conocerte! lamentablemente no nos habíamos cruzado antes pero nunca es tarde para nada. - Le hice una seña amistosa. Tomé un poco de la sangre que había en el vaso. Divina como siempre. A ver que decían los otros vampiros haciendo tiempo esperando a los demás que faltaban, si es que se aparecían.

Pietyr, después de ser invitado se puso en marcha de inmediato. Como imaginó, la reunión era motivo, no solo de celebración, sino de fines más profundos. Era lo correcto por hacer.

El se acercó con calma, y antes de tomar la ofrenda de sangre, saludó cortésmente a Zadsaquiel agradeciendo su invitación.

- Habla Usted con la verdad (dirigiéndose a Christina), pues recordaría haber estado en la presencia de tan hermosa dama (al mismo tiempo que hacía un ademán con la cabeza)

Finalmente, al presentarse ante el Príncipe, lo hace con una inclinación y una reverencia más formal y con más énfasis. Toma finalmente la copa, y se dedica a escuchar lo que cada quien decía.

- La noche resulta ser de lo más prometedora (dice, rompiendo su silencio) la reunión parece estar tomando efecto inmediato. Tan solo unos pocos se encuentran distantes de este centro (haciéndo notar que ellos se encontraban dispuestos así)

Pietyr, aunque sostenía la copa, no había dado un sorbo. Esperaba que eso no fuera a ser tomado como una ofensa, pues pocas veces bebía de la manera "moderna" su sustento...

Everett alzó su copa a la par que Zadsaquiel y bebió un sorbo. Los deseos del príncipe poco importaban ahora, aunque este estuviese muriendo de ganas por abandonar la reunión que tan “encantadoramente” los humanos habían propuesto para ir a cazar. O simplemente para poner en orden asuntos más relevantes de la hermandad. Saludo a Christina con una gran sonrisa. ¡Ah! Que hermosa iba siempre aquella vampira. Giró el rostro mirando al vampiro de apariencia adolescente y asintió. Nada podían decir contra él pues Zadsaquiel era cuidadoso y prudente con todo lo que hacia.

— Así es, hermano. Siempre lo hacen. –hablo con amabilidad y sonriendo. Le gustaba estar entre vampiros, que sus colmillos se vieran al sonreír o hablar, evidentemente, no incomodaba a nadie. Era una lástima que los humanos fuesen tan aprensivos. Zadsaquiel hablaba con la verdad, la ciudad parecía querer entrar en caos por si misma, pero ahí estaban los Brotherhoods para impedirlo. —Estamos hacienda un buen trabajo con los contratiempos que van surgiendo… –llamar contratiempos a los hijos de Caín o a los rebeldes podía resultar gracioso.

Everett brindó con el soltando una disimulada carcajada, y casi hubiese dicho “Amén” a las juiciosas palabras de Stinfale sobre las frivolidades humanas. —Puedo decir que estoy bien… Nada que un buen día de descanso no repare, la política a veces es desquiciante…–dijo respondiendo a Zadsaquiel.

Miró con seriedad y una leve sonrisa a Pietyr, sus 180 años no habían pasado apenas pues en su reverencia se encontraba los modales de la época, y el respeto a los superiores. Eso era agradable de revivir. —Querido hermano, la noche puede resultar muchas cosas… Y prometedora es atribuirle grandes atributos, después de todo no olvidemos que es una reunión más bien… de cortesía… –dijo dirigiéndose a Von Abel.

Observo a Christina y evocó el recuerdo de la ultima vez que había ido a oírla cantar, todo un privilegio ciertamente. —Siempre esta esplendida, sobre el escenario Christina… Encandila no solo a los humanos, sino también a los vampiros… –dijo sonriéndole.

El vampiro había sido citado para aquella reunión, él debía ir, ya que por más que fuese distanciado de la hermandad, aún tenia cortesía así que decidió ir a aquella reunión. Como habitualmente pasaba él no podía darse grandes lujos, así que un simple taxi sirvió para que estuviese en un par de minutos en aquella reunión que no tendría idea de que sucedería.

Los fuegos artificiales habían cesado ya, eran las 2:00 AM ya todos los humanos estaban finalizado de hacer su típico festejo al terminar un año y comenzar el otro. Los edificios estaban todos, absolutamente todos adornados con luces, guirnaldas, parecían árboles navideños por todos lados, pero la única diferencia era que estaban hechos de hormigón y vigas que sostenían las anchas paredes de la parte inferior. Una fuerte frenada hizo que el rostro de el vampiro quedase a milímetros de la cabina del conductor — ¿Qué rayos le sucede? — dijo con un tono fuerte y cortante. — Rápido, que ya voy tarde y es importante — el taximetrista aceleró nuevamente sin decir una sola palabra, ni un solo sonido. El cuerpo del vampiro volvió bruscamente hacia atrás provocando que una goma de mascar que en su boca residía saliese de allí y quedase pegado en el vidrio Maldición lo que me faltaba, últimamente nada me sale bien pensó y miró al lado derecho, percatándose de que había llegado al sitio donde la reunión se realizaría.

El vampiro bajó lentamente, de cierta forma se arrepentía de estar allí, ese tipo de reuniones eran aburridoras, y un chico de 20 años con tanta adrenalina no aguantaba ese tipo de eventos. Se dirigió a la ventanilla delantera y pagó los 5 dolares que había costado su viaje, luego de esto el taxi desapareció rápidamente por el horizonte dejando una nube de vapor suspendida en el aire debido al aire caliente que el caño de escape soltaba en aquélla noche fría.

Levantó su mirada y se deslumbró a ver tan lujoso lugar, Arquelao era muy simple eso era mucho para él, pero bueno, repetidamente las reuniones solían ser allí. En la puerta dos guardias serios como mulas, su rostro no esbozaba ni una mínima sonrisa, parecían momias, solamente que sin vendas, ni cuerpo desintegrado.

Entró a paso rápido, no quería que muchas miradas se centrasen en él, pero por mucho que pudo el sentía que tenia miradas que provenían de todas direcciones, hasta te arriba. Caminó por un largo pasillo mirando a ambos lados reconociendo catas que veía habitualmente , saludando individualmente a cada uno de ellos, diciéndole generalmente. Hola ¿Qué tál?...... ¿Todo bien? esas eran generalmente las palabras que su boca emitía.

A su lado divisó un rostro irreconocible, el príncipe Everret, el vampiro no era de esas personas que iban lamiendo el culo a los de cargos altos, mas bien los trataba como unos simples amigos, o hermanos de la Brotherwood. Hizo un movimiento con la cabeza indicando un saludo al príncipe y al estar a su lado le dijo — Buenas noches príncipe Everett, que tenga un muy buen año nuevo. — luego de haber emitido esas palabras bajó la mirada y siguió caminando a una mesa algo alejada del resto de la gente, en esa mesa habían otros vampiros de clase media/baja por los que los saludó normalmente — Buenas noches hermanos, feliz año nuevo — y se sentó en la silla que a su frente se situaba.

De su bolsillo derecho obtuvo un MP4 que había traído como "salvador" para el aburrimiento que obtendría en la reunión. Desplegó los auriculares desenredando los cables poco a poco y enchufandolos en el MP4 y luego colocándoselos en sus orejas. Encendió dicho aparato y la música comenzó a recorrer su cabeza, y su pie marcaba el pulso de la canción. Allí quedó sin emitir una sola palabra y esperando que otras personas llegaran.

Su mirada se centró en la copa que el príncipe levantaba, pero lamentablemente en su mesa no había ningún tipo de trago, por lo que cambio su mirada de rumbo haciéndose el tonto.

Al sentarme me gustó el gesto de Zadsaquiel agarrando mi mano con cuidado y moviendo la silla para poderme sentar de manera más cómoda. Le sonreí por ello. -Muchas gracias, me gusta saber que aún existen vampiros tan caballeros como tú, cariño. - Agradecí con afecto al vampiro con aspecto más joven de nosotros pero eso no le quitaba la experiencia que pudiera tener en el mundo de nuestra raza. -Si, la verdad, ahora me conoce más gente! aunque no creo que sea por ser vampiro, digo más por las pequeñas presentaciones que hago en todo el estado de Nueva York, le gusta a la gente como las hago y ahora soy medianamente más famosa. No todos deben de saber lo que soy. - Le comenté al mismo vampiro entre risas.

Lo que dijo el príncipe también me halago y más que viniera de él mismo. -Muchas gracias Pietyr y Everett, me alegra saber eso, que logró buenos efectos para ambas razas. ¡Eso es lo que más quiero! y que raíz de ello logremos traer paz de una vez por todas al país y al mundo, que no haya destrucción. - Tomé un sorbo de la copa con sangre mientra la saboreaba cuidadosamente para disfrutar de su sublime sabor.

Quería ir al grano de una vez. -Me alegra saber que estamos acá reunidos.... - Iba a continuar pero vi a otro vampiro que llegaba... Su nombre era Arquelao, lo conocía, pero muy poco. Observé como se sentó y se puso sus audífonos junto al MP4 para escuchar música. Admito que esto me molesto...¿qué creía que hacíamos acá, jugar cartas? Me levanté de la mesa con cuidado mientras tomaba otro pequeño sorbo y dejaba la copa en la mesa. Sin que el vampiro lo notara me puse cerca de él y le quité los auriculares. -Buenas noches... y sabes, creo que es mejor que escuches, porque la reunión ya empezó, iremos poniendo al tanto de lo que hemos hablado. - Intenté decirlo de la manera más pasiva posible mientras me dignaba a hablar esta vez y a dar mi opinión sobre todo lo que sucedía.

-¡En fin! - Exclamé esperando a ver si Arquelao quería prestar atención. -Los contratiempos cada vez van siendo más Everett, poco a poco han encontrado la manera de lograr quitar la calma que existía hace poco, y sabes como son los humanos, que generalizan en todo caso aunque de igual manera no los culpo. - Tomé aire. -Díganme...¿qué creen que debemos hacer para detener a los Hijos de Caín? no sé porque tengo el presentimiento de que cada vez se están volviendo más fuertes y que unen más a su causa. Es mucho más fácil para vampiro recién convertido unirse a ellos que a nosotros. - Finalicé con semblante serio mientras tomaba asiento de nuevo y alcanzaba la copa para tomar lo que quedaba. Seguro ahorita me lo llenarían de nuevo.

Partida:

- Hijos de Caín... (dijo Pietyr con resignación, pero Zadsaquiel le había hecho una pregunta, a lo que respondió). Seguridad... es lo que sobra de momento. Estando parados a la luz de los medios sólo haría más fácil un asalto, pero eso es ahora irremediable. Además, parece que Gustav hace un buen trabajo, pero lo tendré en mente, hermano.

(los eventos de esta Reunión anteceden al Winter Festival, y por ende, aún existe "cierta" percepción de confianza)

Pietyr se había quedado pensativo, pues aún habían várias incógnitas sobre las que reflexionar.

- Acerca de los "Cainitas"... no podemos detenerlos sino conocemos su identidad. Es cierto que sus números pueden crecer con los recién creados... pero así de fácil éstos mueren. Por fortuna, el entrenamiento adecuado lleva tiempo. Entonces, salvo su mejor opinión, yo no consideraría encontrarlos y detenerlos como opción. Pueden estar en cualquier parte. Hemos hecho nuestro movimiento al formar tratados de paz, y es ahora su turno para hacer una jugada... yo esperaría que provocaran un "incidente" antes que mostrar la cara y pelear de frente.

Si, Pietyr había dicho "pelear", pues su mente se enfocaba a esas cosas. Instintivamente se dirigía hacia esos términos, pues era de lo único que podía hablar con más certeza.

- Tal y como sucedió en 1999, será algo público y brutal, pues es la única manera de actuar de esos individuos. Quizás... (dice con un suspiro) la pérdida de vidas sea inevitable.

La Reunión continuaba, con temas más serios poco a poco.

Everett bebió de su copa un largo trago, la sala cada vez estaba mas llena y este se giro levemente contemplándola. Podía reconocer el 90% de los olores de cada uno, pero claro… siempre había alguien que se le escapaba. Un neonato que apenas debía llevar 2 años siendo vampiro entro a la sala. Las diferencias de un vampiro de hace casi dos siglos y otro que ni siquiera llegaba al lustro eran más que evidente. Aquel muchacho, Arquelao, se comportaba como lo que era, un jovencito mal educado del año 2012. El príncipe frunció el ceño. ¿Qué demonios se creía que estaba haciendo ese joven? Pero no pudo decirle nada, ya que la magnífica Christina había intervenido. Everett se reclino sobre su asiento contemplándolo con agrado. Al menos el neófito tuvo la decencia de saludar.

Dejó que ella se encargase, era mucho mayor que aquel pazguato mal educado. Y se giro a Zadsaquiel y frunció el ceño.

—Hermano Stinfale, ellos tienen actitud de superioridad… Pero eso no quiere decir que lo sean. Su grupo está siendo compuesto por neófitos mayoritariamente, como entran mueren… Aun están en su lugar, relegados a la oscuridad y las cloacas, escondidos, confabulando en nuestra contra. Sus golpeas han escocido, han atemorizado a los humanos y es donde nosotros hacemos un buen trabajo… –objeto el príncipe.

Zadsaquiel le dedico unas palabras al neonato y Everett asintió de acuerdo con él. Quizás era una buena idea que lo empleara y lo metiera en vereda. El era un vampiro que sabía lo que hacia.

—Lamentablemente los humanos no se tomaran bien nuestra presencia al mando del gobierno… Al menos hasta dentro de… ¿otra década? Pero para que su visión sobre nosotros este limpia los cainitas deben desaparecer. No hay otra salida. Y su líder es tan escurridizo… –Everett alzó la cabeza en un principio su cara parecía oscura y malhumorada por la interrupción, pero enseguida alzo la cabeza su rostro, experto en mascaras, su sonrisa radiante pareció querer agradecer a los humanos tamaño honor.

Entonces Zadsaquiel menciono el tema de los espiritistas y el rostro de Everett se oscureció recordando el suceso de Staten Island de hacia 12 años, en el que Delancre convocó a Mammon y Mathilda Brunswick desapareció en otra dimensión llevándose consigo a Mammon y a Delancre, aquel fue un gran sacrificio, le preocupaba que Temperance afirmase oír a su madre…

—Para el hermano Von Abel habrá algo mas especial que ser parte de la seguridad e la hermandad… –insinuó el príncipe. — Pero eso es algo que veremos más tarde.

Everett asintió con resignación a las palabras de Pietyr, a si era… Se conocía la identidad de menos del 60% del Clan de los Hijos de Caín. —Me temo que así será y debemos estar preparados… Ellos deben pensar que estamos siendo confiados, descuidados, pero mi posición de gobernador de la ciudad ayuda a más de lo que pensáis, hermanos.–Everett terminó el contenido de su copa, y pidió que la volvieran a llenar. —Algunos caerán, pero no dejaremos que esos traidores se salgan con la suya –sentenció con fiereza.

Escuché con atención a cada uno de los presentes en la sala, viendo que decían y pensando en cada palabra que decían mis amigos vampiros. Hacía mucho que conocía al Príncipe, siempre había sido un buen compañero; por desgracia a los demás no los conocía del todo pero ya los consideraba como tal. Teníamos la misma manera de pensar y de razonar. Proteger a los humanos y tener que deshacernos de los Hijos de Caín, vamos, lo de todos los días. -El detalle Everett, que aunque estén en el submundo queriendo buscar la manera de derrocarte o destruirnos junto a la raza humana, es que cada golpe que han asestado ha sido bastante relevante y fuerte. Aunque suene casi imposible tenemos que adelantarnos a los futuros hechos. Por muy buen trabajo que estemos haciendo siempre las perdidas humanas son las suficientes como para que el mundo entero se altere y quiera atentar contra nosotros. - Le comenté al Gobernador de la ciudad. Era algo imposible lo que quería, pero como me encantaría que se pudiera.

-Los humanos son muy abnegados consigo mismos, jamás se tomarán bien un gobierno que no esté comandado por ellos. No es el problema, puesto a que han pasado doce años así y Manhattan a dado un cambió para mejor. - La líder de los Hijos de Caín. Azuka. Era la causante de todo esto, de que el mundo se estuviera volviendo loco en su totalidad y exista esta Guerra Civil entre los Vampiros, incluyendo otras razas con las que confabula. Luego no entendí el punto de Pietyr. -No te entiendo amigo. ¿Quieres esperar a que ellos hagan el movimiento? - Le pregunté mientras me llenaban el vaso de nuevo.

Luego el Príncipe volvió a hablar y eso me hizo sonreír. -Me encanta tu convicción. Admitir que habrán muchos caídos de nuestra parte y de parte de los humanos es bastante sincero, porque sabemos que es inevitable con esas bestias. Aún así, no serán en vano, poco a poco irán pagando lo que han hecho. - Agregué mientras tomaba de la copa.

-Pero lo que más me temo es en el momento que ataquen. Tal vez en ese momento el país completo se termine de volcar contra nosotros y quieran intentar algo ellos también contra ti Everett y contra cada uno de nosotros. - Dejé el vaso en la mesa por unos momentos mientras pasaba ambas manos por mi rostro. -Y eso sumando en que todos están en contra de los que queremos paz por irónico que suene, sería un golpe bastante fuerte. - No quería que pasara. Pero era estúpido evadir lo inevitable.

-Lo que pienso es que debemos enfocarnos cada uno en algo distinto. Tareas diferentes y que abarquen la protección de toda la ciudad, la seguridad de nosotros y de la gente humana que vive en ella. Dividiéndonos en varios lugares del Estado y no en uno para así poder abarcar más. No solo es Manhattan, también los daños abarcan Queens, Brooklyn, el Bronx y State Island. Sé que ya existe seguridad en ellas, pero reforzarla más todavía, como en la Gran Manzana. ¿Qué opinan? - Les pregunté buscando ideas en los demás. Era algo que venía pensando y planeando de hace tiempo, ojalá les agradara.

Pietyr escuchaba las reacciones de sus compañeros. Era de esperarse, sino había explicado lo más esencial en su manera de pensar, acerca de este conflicto.

Cuando Zadsaquiel los invitó a cambiar de ubicación, accedió gustoso, pues era un lugar demasiado público para hablar con suficiente seriedad. Procedió hacia la limusina, y cuando todos estuvieren dispuestos, entonces habló.

- Compañeros, comprendo su preocupación por mis comentarios. No los he explicado en su totalidad: verán, yo no creo que los Hijos de Caín estén en guerra la Brotherhood. Bueno, somos oponentes, pero no somos el enemigo a vencer. Esta es una guerra librada bajo el ojo humano, y su vencedor obtendrá los corazones de los habitantes mortales como recompenza. Si fuéramos nosotros los enemigos a vencer, bastaría con tan sólo venir aquí a buscarnos, pero no han procurado un enfrentamiento frontal por esta razón. Ellos buscan vencer a quienes quieren dominar. Por eso pienso que, su siguiente jugada será más un atentado contra los seres humanos que una batalla entre inmortales por la supremacía. Tomando eso en cuenta, no hay manera de proteger a todos los mortales del peligro que seguramente los acecha.

Y si las palabras de Pietyr resultaban confusas, él hacía una recapitulación, soportando su argumento:

- En 1999, el evento más importante que aconteció no fué el intento de traer a este mundo a algún ser infernal, como según se dice. Fué la revelación de nuestra naturaleza a los humanos. Los grandes esfuerzos de la Brotherhood por mantener el orden surgieron por consecuencia. Si los mortales supieran lo fácil que le resultaría a 7 billones de ellos extinguir a nuestra "raza"... Pero ese es otro punto. Lo que quiero decir, al final, es que la suerte de nuestra organización no dependerá de nuestras facultades para encontrar y matar a otros inmortales rebeldes... sino en preservar la paz entre mortales e inmortales. Para ese propósito, los Cainitas deben preparar ataques coordinados contra los humanos, pero en su dilema, bien podrían incitar la furia de los que llaman "ganado" y todo el mundo ardería.

- Esta no es una guerra que se gane en un combate a muerte. Va a requerir de mucha mayor sutileza y pericia de nuestra parte...