Haley Wright

Era un día como otro cualquiera, allá por el 1995. Un policía; sin más pasado que nacer en una familia de poco nivel adquisitivo, saltar de casa en casa según cada nuevo novio que se echaba mamá, ir dando tumbos entre colegios e institutos públicos y que finalmente, independizado, labrado su propio futuro, que volvía a casa, a reunirse con su mujer, descansar de un fatigoso día de trabajo. Un día que acabó convirtiéndose en el recuerdo más fuerte de un hombre destrozado por la culpabilidad; el día en que la persona más preciada de éste fue asesinada por una banda de adictos a sustancias de dudosa legalidad, en busca de joyas valiosas que vender para poder pagar su adicción. Ese fue el comienzo de lo que sería un hombre que pasó a tener una tendencia suicida por enfrentarse a diversos cuerpos narcotraficantes en venganza; sumergido en las mismas sustancias que procuraba destruir, y repleto de alcohol en sangre, acabó masacrando diversas bandas; y cada persona que lograba amar como la primera mujer, acababa muerta de un motivo u otro. Él siempre era el superviviente, a pesar de sus esfuerzos suicidas por que fuese él el que cayese. Y cuando Asuntos Internos le echó el guante encima, le obligaron a acabar con algunos intendentes corruptos de las entidades que habían jurado proteger los intereses y la integridad civil. Expulsado del cuerpo (aunque no acabó en cárcel gracias a ciertos hilos de los de Asuntos Internos, después de que Haley hubiese acometido lo que ellos querían), fue dando tumbos de motel en motel, consumiendo el poco dinero que le quedaba en alcohol y drogas, y finalmente obligándose a buscar trabajo - aunque fuese una mierda - para poder subsistir y seguir costeándose sus vicios, alejándose del contacto con cualquier persona, por miedo a que, si vuelve a querer a alguien, acabe muerto en sus brazos.