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Sipnosis
Memento Mori
Tras el festival

Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día.

Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo.

Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes.

Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir..

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Mensaje por Invitado Mar Dic 04, 2012 7:04 am

~Angel para un final~

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Escrito por Max.

Erase una epoca rodeado de guerras, a pesar de vivir en un pequeño valle, una aldea prospera de italianos evangelizadores cerca de los asentamientos Amish en Pensilvannia las noticias de las perdidas de los hijos varones en las Guerras Confederadas era pan de cada dia, la pena se llevaba entre nuestros vecinos de aquella epoca. Siempre le consultaba al Padre Alameida si algun dia los conflictos cesarian, y me conto que hubo una vez que 4 civilizaciones perdidas antes de los Sumerios en Mesopotamia tuvieron el mismo paradigma que los llevo a autoexiliarse de la historia, la quinta vez seria la definitiva, seria el momento en que el hombre encuentre el camino de la iluminacion y la paz.

A pesar de que las Guerras Independentistas habian cesado, muchos conflictos politicos se repercutieron por ello. El afán por expandir el territorio nacional hacia el oeste trajo consigo una larga serie de guerras y bajo el mandato de Thomas Jefferson compraron el estado de Louisiana a Francia, con las ganancias que le generaba los territorios ganados por cada batalla que para mi era algo totalmente sin sentido. Pero no les vengo a contar sobre mis opiniones politicas Norteamericanas, si no de un tema que es totalmente un secreto, un tema totalmente Tabu, algo que es intocable para mi mejor amigo John y lo se... escribo esto no para justificar sus acciones, si no para que algun dia tengan compasion de que realmente existe humanidad hasta en la mas negra de las almas. Tal como la flor de Loto florece en la inmundicia de los pantanos, esta historia es aquella Flor perdida en un mar de oscuridad dentro del alma de mi mejor amigo.

Erase el año 1809 en Pensilvannia, yo era un joven de 21 años, y John acababa de cumplir los 22, apenas nos faltaban cuatro meses para graduarnos de Teologia y Antropologia en la Universidad de Washington. Eramos estudiantes prodigios debido a la estricta enseñanza que el Padre Alameida nos inculco desde muy pequeños en la Parroquia de Nuestro Señor San Judas Tadeo. Yo sabia que John buscaba convertirse en un cazador prodigio, sabia del secreto de Alameida y pensaba superar sus habilidades ya que su osadia y perseverancia siempre lo llevo a practicar por las tardes la esgrima con las pesadas espadas que tenia Alameida en su estanteria, algunas reliquias de la Edad Media y las campañas Cruzadas, verdaderos pedazos de hierro que para mi pesaban una tonelada, pero para John y sus intrepidos impulsos apenas pesaba como una plma. A mi me encantaba una espada esculpida por una antigua familia escosesa de apellido McLeod que siempre guardaba con recelo el Padre Alameida. A pesar que John siempre insistia de que nunca podria levantar siquiera la empuñadura en ese tipico tono de burla. Al final siempre me desanimaba y me iba a estudiar sobre algoritmos y la proporcion aurea, era algo que me fascinaba bastante.

Era una costumbre que cultive siempre hasta cuando ibamos juntos a la Universidad, hubo un dia en que visite la biblioteca para tomar algunos libros sobre la Proporcion Aurea, por lo que llegue a tomar muy tarde el Tranvia de las 8 de la noche, mientras esperaba en aquel faro de plaza en la esquina de Lincoln con la Quinta Norte. Pude divisar la figura de una muchacha sentada en el parque de enfrente cerca de la laguna de los patos, sostenia con algo de ansiedad la sombrilla de encajes color pastel que llevaba sobre su hombro, era una muchacha de mediana estatura, de rasgos europeos ya que la claridad de sus ojos contrastaba con el color de su tersa piel de muñeca de porcelana, en un solo tono blanco, cuyo leve rubor se le demarcaba apenas tocaba el sol de la tarde sobre las copas de los arboles. Era una muchacha preciosa de cabellos pelirojos como el fuego, como la misma sangre, estaba vestida con esos costosos trajes frances de lino y seda directamente importados, yo tenia entendido que esa chica era la hija de una familia Francesa dueña de una fabrica manufacturera de textiles y de una cadena de restaurantes en Washington. Se llamaba Angelique Clémence Beauvoir.

Los Beauvoir se asentaron a vivir a Lousiana, sin embargo tenian todos sus negocios en Washington, para tramitar la nacionalidad de sus miembros decidieron mudarse a esta ciudad mientras algunos colonos Frances continuaban viviendo dentro de aquel Estado. Angelique era la menor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres respectivamente. Una famillia ascendosa y prospera, al menos ella se le veia asi cuando solia jugar Polo en el equipo de la Universidad, ademas de ser una prodigiosa Economista tenia talento como centro izquierdo en la formacion de ese equipo ecuestre. Esta fue la ultima foto que encontre en el cajon de John ese dia antes de que se llevara a cabo el funeral de Alameida...

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Nunca entendia la expontanea aficion a los caballos que John habia adquirido hace un semestre atras, cuando comenzo el año Universitario, tambien me extrañaba ver que hace tres semanas ya no solia ensayar con las espadas de Alameida durante las tardes libres. Todo parecia calzar cuando vi llegar a John tras los arbustos de juncos detras de la laguna, traia tirando de las riendas a un pura sangre azabache, lo que me sorprendio es que como fue capas de conseguirse pedazo de caballo si era un tipo tan pobreton como yo. Apenas pagabamos la Universidad con los diesmos que nos daba la Iglesia, y el trabajo en la carpinteria que teniamos los fines de semana en uno de los pueblos Amish, y ya tendriamos para pagar un caballo asi. Era algo totalmente inverosimil y ridiculo, me causo algo de gracia cuando se acerco con el caballo hacia la chica mientras ella parecia evocar una ligera risita de cortas carcajadas al verlo tironear la bestia con poco tino.

Esa noche me subi al Tranvia y antes de verlo avanzar vi que John y su evidente sonrisa parecia pasear el caballo al rededor del parque mientras la chica se montaba sobre este gracias a su caballerosa ayuda. Perdi aquella imagen mientras el Tranvia comenzo a avanzar y las copas de los arboles taparon paulatinamente mi vision dentro de aquella carroza.

No dude en comprar un par de botellones de cerveza esa noche, ya que en algunas ocaciones saliamos a tomar cerca de los Establos donde nos habian encontrado cuando niños. Esa noche estaba estrellada y deje los libros de la Proporcion Aurea sobre mi divan en mi habitacion y sali con los bebestibles, alli estaba John tocando el tambor bajo ese lecho de cesped justo al lado de un Sauce que parecia cubrir la figura sonriente de mi amigo tras los halos de luz de la luna llena que se reflejaba en las aguas del riachuelo de mas abajo. Le extendi uno de los botellones y me agradecio mientras lo depositaba justo al lado del tambor como si siguiera el ritmo de aquel compas con una mano y desdoblara su atencion para dejar el botellon a su lado con la otra, lo acompañe y tome la guitarra para cantar estupideces y blasfemias, tal como solia decir Alameida cuando ensallabamos con esos instrumentos dentro de la Capilla. Al final de algunas risotadas comenzamos a beber un poco, no dude ningun segundo en decirle que habia abandonado las tardes de espadas y esgrima por cabalgar en caballos de Polo. Desde que vendiamos verduras en el Mercado Central junto con Selene cuando eramos niños que no lo habia visto tan bonachon, antes era un burlon adolescente que siempre sacaba de quicio a Alameida con sus bromas y la expontaneidad de sus ocurrencias tan locas, y ultimamente... sus diferencias en puntos de vista bastante ideologicos, algo que ha provocado mucha discusion en la Parroquia... en cierto modo eso me mantenia triste, pero cuando lo vi con el rubor en las mejillas aquella noche luego de comentarle aquella frase senti que era un momento de tregua en nuestra guerra interna dentro del hogar.

No dudo en confesarlo y contarmelo, yo sabia que tenia la costumbre a veces de ir a bares clandestinos para jugar dados mientras fumaba algunos habanos con hombres mayores de edad, quizas viejos borrachos veteranos de la Guerra de Independencia. Esa tarde habia comprado una caja de Habanos nuevos antes de salir de la clase de Cosmovisionalidad, al cruzar los campos de juego se topo con las caballerizas, alli se puso a hablar con un paje de costumbres mal educadas ya que le gustaba masticar y escupir tabaco cada dos por tres y por eso le quedaba los dientes tan amarillos. Tenia que abrirle el porton del Establo para escapar a la calle, y ahi se topo con la muchacha mientras sacaba a uno de los corceles, un accidente que provoco que la cola con la crin algo crecida de ese pura sangre le asestara de lleno en la cara a John y le destrozo la caja de los habanos en la caida. Angelique se habia deshacido en disculpas mientras le ayudaba a levantarse de los cumulos de paja que le estropearon el masculino traje, evidentemente sabia que John se enojaba como endiablado si se le destrozaban los habanos.

Una vez el Padre Alameida encontro un par luego de que dejara tirada la chaqueta cerca del comedor, un sermon de responsabilidad le cayo encima a John mientras Alameida le destrozaba los habanos, el porsupuesto le contesto iracundo, diciendo que era evidente que no queria transformarlo en un Templario por ser un hijo bastardo. Alameida se quedo en silencio mientras John escapo de la cena y no volvio hasta tarde aquella noche... desde entonces, siempre tenia ese problema de que se le hierve la sangre cuando algun accidente les pasa... aunque aquella vez en esa Caballeriza evoco apenas cuatro grocerias en una exclamacion que le puso la cara roja de rabia mientras la chica casi se le destrozaba el corazon, alli se dio cuenta de que debia controlarse, el tambien se sumergio en disculpas intentando explicarle el por que de su expontaneo enojo, al final el muy astuto concreto una cita para las 5 de la tarde con tal de ir con cierta discrecion a comprar habanos nuevos al Mercado de Washington con los peniques de la mesada que ella le entregaria al concretar esa reunion. No me lo esperaba menos de este bribon, siempre fue oportunista...

Desde entonces se veian todas las tardes, aunque el me confeso que ya la habia visto en algunos partidos de Polo, alguna que otra cabalgata alrededor de los prados del Campvs de la Universidad, para el fue un golpe de suerte que se le hayan destrozado la caja con habanos en la Caballeriza aquel dia, por que quizas, despues de ese hecho fortuito, hubiera tenido que admirar las destrezas de Angelique en las graderias de cada partido, o detras de las rejillas de madera que separaban los campos llanos de la casa central de la Universidad.

Me contaba que el caballo se lo consiguio con ese paje luego de regalarle algunos habanos, el viejo loco se termino por masticar el tabaco que llevaban en su interior. Asi se fue cabalgando desde las Caballerizas hasta el Parque frente al paradero de los Tranvias, que locura. Al menos me confeso que valio la pena, me conto que se fueron cabalgando hasta la casa inmensa de veraneo que tienen en un campo al sur de Washington, gracias a su ayuda Angelique llego tarde a casa sin que la descubrieran aquella noche, mientras se trepaban por la ventana.

Asumi que este mequetrefe ya se la debio haber tirado hasta el amanecer, y comence a agachar la mirada mientras me reia. El sacudio sus manos con nerviosismo, dijo que apenas pudo besarle los labios antes de salir por la ventana luego de que inmediatamente la haya ayudado a entrar. No se atrevia siquiera a pedir un paso mas alla sin antes de... me mostro un pequeño cofrecito de terciopelo y supe de que se trataba por que ya dejo los bares clandestinos. Tenia intencion de comprometerse, volvio a sorprenderme una vez mas, por que siempre lo vi dedicado a divertirse y a ser un libertino, en cierto modo admiraba esa parte de el. Aunque para algunas cosas realmente era eso un problema.

Nunca crei que alguien como el adquiriese un compromiso asi, guardo raudo el cofrecito de terciopelo azul, pense que lo veria con la mirada encendida y los ojos brillantes, le pregunte que pasaba, senti que podria tener miedo al rechazo. El lo nego, solo asintio al decirme que unos Inmigrantes de Rumania visitarian la casa de Angelique, el señor Beauvoir cerraria un trato millonario que pondria un buen status sobre su fabrica de textiles y restaurante... se trataba de BD Bloch. Un misterioso banquero Rumano que tenia ciertas costumbres poco usuales, ya que usaba un bloqeador solar hecho de zinc que solia untarse toda las mañanas para que no se le irritara la piel a la luz del sol, ademas usaba una ostentosa sombrilla color purpura que le cubria siempre la cara en los actos publicos que rendia, fuera de ello siempre se ocultaba en su mansion cerca de la Casa de Moneda, y solia salir con su sombrero de copa y baston a montarse sobre su carruaje todas las noches, costumbres poco usuales en epocas de guerra.

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Todo fue evidente ante mis ojos cuando me nombro las evidencias, BD Bloch era seguido por nuestro maestro Alameida desde Rumania, ya que buscaba asentar una camarilla en Washington a toda costa, este negocio con los Beauvoir seria una estupenda fachada, John me conto que tendrian una cena de gala en la mansion de Bloch y que Angelique asistiria, pensaba que en dos semanas podria infiltrarse en la mansion sin el consentimiento de Alameida y podria sacar informacion para darle caza a esos vampiros y darles muerte, antes de que se lleve a cabo la cena de camaraderia. Le replique que eso era una locura ya que atacar asi a unos vampiros seria una desproligidad para el Vaticano y los caballeros de la Orden del Temple. Pero testarudamente siguio con su plan... testarudamente...

John se hizo pasar por uno de los vasallos de Bloch, en pocos dias tuvo acceso a su mansion mientras veia festines con copas con sangre, un cuarto secreto y cenas aristocraticas que a el realmente le desagradaba, estar rodeado de gente siutica, algunos vampiros y otros socios de negocios bancarios, todos entrelazados en una hermandad a la que se le hacian llamar La Cofradia, dentro de poco la hermandad recibira a sus nuevos socios para "Conquistar al Nuevo Mundo" la familia Beauvoir se gano un puesto en tan prestigioso club.


De manera paralela, mientras me dedicaba a pulir las estacas y las escopetas de doble cañon, las hacahs pequeñas de doble empuñadura y las bombas de agua bendita hechas con caucho animal, John se dedicaba a visitar todas las tardes a Angelique, siempre lo veia partir con una rosa roja entre sus manos, me contaba sobre las mierdas ricachonas de la Cofradia, y luego de desahogarse y ayudarme con las estacas bendecidas, se retiraba con una rosa roja entre sus manos, decia que a ella le encantaban aquellas flores por que los petalos se parecian al color de sus cabellos...

El dia llego finalmente, me dije a mi mismo que seria la ultima vez que ayudaria a John a robar las armas de nuestro maestro el Padre Alameida, y elaboramos un plan para entrar por la puerta trasera de la mansion de BD Bloch a una cierta hora de la noche luego de una pequeña señal.

La Cofradia se reunio aquella noche de luna llena sobre el firmamento tan oscuro como las copas de los arboles que rodeaban aquella tremenda mansion victoriana, supuestamente John ya debio haber entrado oculto entre los vasallos. Estaba entre los arbustos del lado sur cuando senti que la puerta de servicio se abrio, entre tan raudo como pude al recibir la seña de mi amigo parado sobre el umbral de aquella puerta, sin decir palabra le entregue unas estacas y una guadaña hecha de pino oregon mientras nos camuflamos por el ala este, entre susurros me comento que anoche Angelique le dio el si, y luego confeso que vivio una noche inolvidable... no sabia por que me decia eso mientras estabamos ocultos en la cocina en direccion al cuarto secreto de Bloch eso solo hacia que me desconcentrara de mi mision.

Al cruzar la sala pudimos ver a la familia Beauvoir entrar al salon principal siendo recibidos por Bloch y otros integrantes de la Cofradia, sin embargo nos detuvimos de golpe al encontrarnos con un par de esos chupasangres justo en el momento en que estaban abriendo el cuarto secreto de Bloch y los zarpasos no nos hicieron mella, no retrocedimos ante sus siseos y de manera salvaje le partimos el torax en un forcejeo descomunal, luego le cercenamos las cabezas para que estos no pudieran volver a la vida, sin embargo tanto tumulto llamo la atencion, y una decena de ellos se nos avalanzaron en direccion hacia el pasillo, perdimos de vista el salon principal mientras nos camuflabamos en la cocina dandole de estacasos a cuanto no muerto se nos cruzaba, ya me estaba agotando cuando senti que salimos al jardin, alguien me jalo de uno de los brazos y me tiro al carruaje que rapidamente escapo de la mansion, John habia robado el transporte de algunos vasallos cuando le perdi la vista al correr por aquel pasillo. Los monstruos nos siguieron hasta llegar a la Casa de Moneda, habian oficiales de Policia y Serenos de la Guardia Montada, pudimos ocultarnos bien en aquel edificio gubernamental mientras lentamente se alejaban los siseos, John parecia molesto por que casi descubrimos lo del cuarto secreto, pero mas que nada por que se preocupo bastante, los Beauvoir seguian en la mansion, John no escucho mis gritos y regreso al lugar despareciendo entre los callejones. Siempre me hacia enojar con sus imprudencias.

A la mañana siguiente me levante raudo, y vi el periodico de una sola plana de aquella epoca, que siempre se repartia por cada casa, un ataque de Ingleses arremetio en Washington en la casa de un connotado banquero Rumano. No podia creer que estos insensatos hayan culpado a unos espias ingleses por la bataola que armamos la otra noche. En seguida un diacono de la iglesia entro a mi habitacion desesperado llamandome ya que tenia un mensaje muy importante de parte del Padre Alameida.

Partimos tomando el primer Tranvia de la mañana hasta el Hospital General de Washington. Corri tan rapido como las piernas me daban por los pasillos del hospital, topandome con una sala en solitario... Ahi estaba John sobre una camilla, el brazo izquierdo totalmente vendado, el labio partido en un hematoma, las mejillas hundidas, sus ojos hinchados como si muchas lagrimas le hubieran desbordado toda la noche, unos vendajes le cruzaban casi toda la frente, era un hombre destrozado no solo por lo fisico, sino por dentro tambien, miraba perdidamente la ventana de aquella sala. Me adentre aventurero para caminar hasta su camilla, pero Alameida me detuvo el paso sosteniendome de un hombro, me dijo "Hijo, ahora no... no es el momento..."

Caminamos a una pequeña sala de espera, estaba desconcertado en cierto modo, le pregunte a nuestro maestro que habia sucedido con John, por que estaba totalmente herido y malogrado de esa forma. El cura cerro los ojos en un profundo suspiro mientras nego con la cabeza levemente. Al alzar la mirada me pregunto que hicimos anoche, y le relate todo desde un principio, todo, incluyendo lo de Angelique, ya que parecia estar enfocado en saber que sucedia entre John y esa muchacha. Abrio los ojos de par en par y lo entendio todo mientras escuchaba, me dio las espaldas mientras comenzo a hablar mirando a la ventana con esa larga gabardina negra que solia usar sobre sus habitos.

John entro al tumulto que se armo en la mansion, pero se encontro con los Beauvoir en un instante en el largo comedor mientras cenaban junto a otros miembros de la Cofradia en total normalidad, como si ocultaran el hecho de que una emboscada mal realizada se llevo a cabo esa noche, le relato que dos de las hijas no estaban presentes, Angelique y su hermana no las pudo encontrar por la mansion...

Cuando ya habia amanecido y los invitados se habian retirado junto a la Cofradia BD Bloch le pidio a John que limpiara el desastre de los cadaveres vampiricos frente al cuarto secreto, luego de haberlo hecho entro a aquella habitacion, de manera entrecortada describio un lugar cubierto de baldosas similar a este hospital, habian baules de aluminio superpuestos uno sobre otro de manera ordenada en una pared, una hoguera con una puerta de hierro en una esquina, y unas bandejas de aluminio sobre unas mesas amplias que tenian una coladera en medio, sobre las paredes colgaban cadenas con ganchos para colgar carne de vacuno, se notaba que la ventilacion era pobre, habia un hedor latente en el ambiente y los hongos se esparcian por cada rincon, era algo espantoso, sin embargo eso no fue lo mas espantoso que describio.

Habian cuerpos de hombres y mujeres colgando por los ganchos de aquellas paredes, les atravesaban un hombro, algunos la mera testa, los mas desafortunados los colgaron de la boca misma mientras suplicaban por ser liberados, que tenian hijos que cuidar...

La sangre se les escurria hasta que chorrearan sobre el piso en charcos de coagulos que le dieron escalofrios, las bandejas de aluminio poseian extremidades desmembradas rodeados de moscas, John retrocedio dos pasos para salir de aquel lugar cuando se percato que las coladeras de cada mesa amplia daban a parar a estanques de sangre hechos de hierro a las afueras de la mansion, cerca de la cocina.

Al retroceder se topo con Bloch, quien le tomo por uno de sus hombros, ofreciendole un abrazo eterno con mucha alegria, para recompensarlo por todo este mes de leales servicios. Se acerco a una de las bandejas con partes humanas desmebradas mientras le explicaba que la sangre del ganado humano le daria la vitalidad y la inmortalidad, la fuerza para ser un rey.... un verdadero Dios...

Y le mostro divertido el contenido de aquella bandeja de aluminio ensangrentada, las manos y piernas de una mujer joven, alguna que otra viscera, la cabeza de Angelique... su angel del cielo, palido y sin vida, con los ojos cerrados como queriendo dormir eternamente manchado su cutis con pintas de sangre coagulada. La chica ofrecida en sacrificio como ritual de iniciacion junto a su hermana, para entrar a la Cofradia y a su enorme poder adquisitivo, a su enorme influencia.

Y John miraba la bandeja sin evocar expresion... por dentro la demencia le tomaba por asalto los sentimientos como si fuera un cruel ladron que comenzo a destrozarle la razon y el corazon de un solo movimiento, y los ojos se le pusieron brillantes al ver como se sorprendio Bloch al revolver un poco de las entrañas de su amada y encontrar un pequeño feto de dos centimetros. "Esto parece un bocadillo dulce, menudo regalo!" y lanzo el pequeño feto del tamaño del pulgar hasta las fauces de Bloch, solo lo trituro en dos mordidas mientras se reia gustoso cuando le chorreaba la sangre por el labio inferior.

Dice que tal fue la emocion que a John los ojos negros se le pusieron, aguanto con total odio los zarpazos del vampiro y las mordidas que le despedazaron el cuello al chico mientras aprisionaba al cruel banquero en un abrazo de oso para embestirlo contra los vidrios de aquella ventana polarizada cayendo tres pisos desde aquella planta mientras el cuerpo del vampiro parecia explotar en sucesivas llamaradas que le rostizaron el cuerpo al sentir apenas el contacto con el sol de la mañana evocando alaridos desgarradores cuando finalmente su cuerpo quemado impacto el cesped amortiguando a un ensangrentado John que termino por reventar el cuerpo de Bloch a tremenda altura y de paso reventar su propio brazo en un impacto certero...

Dicen que John camino al hospital luego de estar tirado tres horas sobre el jardin, la gente lo miraba espantado caminar con el cuerpo totalmente quebrado y despedazado, hasta que perdio la conciencia en un desmayo al caer a la entrada de la sala de emergencias.

Cuando Alameida termino el relato enmudeci por completo, afirmo que alli fue que le avisaron sobre John en el hospital, asi que contacto a algunos viejos amigos de la Orden Templaria en New York para investigar la mansion de Bloch antes de que llegara la guardia montada. Encontrando el cuarto secreto, era una morgue improvisada la cual desbaligaron de inmediato mientras perdian el rastro de la Cofradia, algunos ya sospechaban de que regresaron a dispersarse por Europa o la India...

Alameida reafirmo que nuestra imprudencia fue brutal, ya que impidio deshacer aquella Camarilla y muy pronto el malestar del Vaticano se haria sentir tarde o temprano, pero ese no era un porblema bastante grave, sino que me recomendo mantenerme alejado de John, me dijo que su alma estaba de luto...

Yo tenia miedo de que el alma de mi amigo en realidad no estuviera de luto, sino que tanta tristeza le haya hecho perder la cordura. Apenas le dirigia palabra cuando lo trasladaron a la Parroquia. Hasta que una noche se levanto a duras penas de su descanzo para irrumpir a mi habitacion con una fingida amabilidad, me preguntaba con mucha ansiedad sobre los grimorios que nuestro maestro mantenia oculto en su estanteria, sabia que yo tenia una nocion de donde se encontraban, me insistio con tanta behemencia que tuve que indicarle la ubicacion de la estanteria, desde entonces el miedo empezo a consumirme, intente detenerlo pero no parecia mostrar remordimiento al destrozar la estanteria y tomar el Libro de Erebus, el Necronomicon y las Claviculas de Salomon.

me dio un empujon cuando a duras penas tomo los libros mientras parecia reirse en carcajadas nerviosas y entro raudo a su habitacion. Comence a escuchar algunos ruidos dentro de algun rato... me pregunte que seria y no dude en dirigirme a la habitacion de John para entreabrir ligeramente la puerta, podia ver velas negras y rojas, un pentagrama dibujado en azufre sobre un circulo transmutatorio al lado de la camilla...

AVE DAEMON SATANAE EXELCIS

Parecia recitar a viva voz mientras estaba completamente desnudo frente al pentagrama, estaba con la mirada perdida, los libros sobre la camilla estaban abiertos en determinadas paginas y con una daga comenzo a dibujarse en muecas de dolor el mismo pentagrama en medio de su pecho.

Hijos de Puta!!! por que no aparecen???!!! Quiero que me transformen en un Dios!!! HA HA HA HA!!!

Estaba paralizado detras de la puerta, retrocedi un poco cuando senti temblar la habitacion, unas manos negras atraparon mis pies haciendome tropezar, y pude ver aquellas manos que se multiplicaban repletando el pasillo, desprendiendose por doquier mientras evocaban lamentos que te conmovian el alma, asi agachado comence a alejarme de la habitacion cuando vi la figura cadaverica y delgada de un ser que parecia salir del pentagrama, cubierto completamente de moscas...

Angelique 8c1799b4ff8b009a
Lo siento John... soy Mammon...mi papi Satan no esta disponible, pero yo puedo convertirte en Dios si me ayudas a cruzar a este mundo, que me daras a cambio???

Un Dios sin alma es un Dios sin existencia, toma mi corazon que ya no lo necesito, no quiero sentir mas mierdas con este pedazo de musculo, Llevatelo!!!

Decidi alejarme defintivamente y correr sin escuchar nada mas que los lamentos que provenian de todos los lugares, apenas me voltie cuando la mano de aquel ser parecia incrustarse en el pecho de John mientras parecia gritar y una serie de sombras negras parecian adentrarse a su cuerpo, y le extirpo uno de sus organos, dejando su piel intacta sin pentagramas de por medio mientras algunas gotas de sangre caian al piso y John caia arrodillado ante el monstruo que comenzo a desaparecer dentro de aquel circulo perdiendose por completo...

Desde aquel dia nunca mas le dirigi la palabra, ni lo volvi a ver, al dia siguiente me enrolaron en el Ejercito para combatir a los Ingleses del sur del pais que se negaban a abandonar las tierras, durante una de esas campañas, recibi una carta... fue la noticia mas dura desde aquella noche donde John se quito el corazon...

Icabood Alameida fallecio, dicen que luego de que abandone la parroquia lamentando mis errores, Alameida encerro a John en rituales de exorcismo que nunca se concluyeron ya que el mismo le extirpo con las manos el corazon a nuestro maestro. Cuando los diaconos me relataron esto no lo pude creer, deposite unas rosas rojas en la tumba de Alameida mientras le pregunte por John a uno de los diaconos de la Parroquia.

El chico nego con la cabeza lamentando no darme un paradero claro, solo se sabe que John escapo y nunca mas se le volvio a ver en Pensilvannia... escapo hacia los bosques del Oeste para alejarse del mundo. El diacono me pidio un ultimo favor, si volvia a ver a mi viejo amigo alguna vez despues de la guerra Anglo-Estadounidense le entregara una medalla bendecida de la imagen de San Judas Tadeo... el santo de las causas perdidas...

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Han pasado nueve años desde la ultima vez que lo vi, y aun no puedo entregarle aquella medalla, siempre quise saber que paso con el, como esta y que fue de el... pero nada fue posible averiguar al respecto, las campañas militarizadas para avanzar hacia Florida me han mantenido bastante ocupado. No intento justificar los actos de John, pero la tristeza de su alma fue tal que le dio permision a su demencia para realizar tales actos macabros, no se si algun dia alguien podra ayudarlo, si alguien leera esta carta, algun descendiente de su angel que amo alguna vez y que nunca habra de mencionarlo de nuevo por su propia boca, quizas pueda leer esta carta y entregarle la medalla. Por que es posible que ahora mas que nunca la necesite...



Massimiliano Antonio Nemanjah Kojic
Soldado de la 4º division del Ejercito Confederado
Noviembre 23, 1818; Estado de Florida




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