Agony of Angels

Tal y como lo predijeron los mayas, en el año 2012 d.C el mundo sucumbiría ante la catástrofe. Fuego y hielo, antiguos enemigos, se convertirían en congéneres aliados, y con su enorme fuerza destructiva arrasarían hasta el más mínimo ápice de vida. Desastres naturales, pandemias, locura...

Hambre, guerra, peste y muerte.

Los cuatro Jinetes del Apocalipsis se alzan de sus subterráneas tumbas para hacer de la Tierra un nuevo Infierno, un nuevo hogar para los mayores arcángeles oscuros.
Ha llegado el momento decisivo para la humanidad, ganar o morir en esta batalla sin cuartel por la supervivencia. Mas no estamos solos: de los cielos descienden los ángeles, preparados para luchar por lo correcto, por la existencia.

Comandados por Miguel, Gabriel y Rafael, los Tres Inmortales, y por los poderosos arcángeles del Círculo de los Doce, toda alma pura, sin distinciones de especie, raza, o ningún otro tipo, desenfunda sus armas.

¿Bien o mal?

¿Quién ganará?

Y tú... ¿de qué bando estás?



El cielo se vuelve gris poco a poco sobre el Refugio, las nubes avanzan lentamente, arrastradas por una fría y húmeda brisa que deja ácidas gotitas en las hojas de los árboles. La vida transcurre normal para las criaturas que habitan allí, convencidos de que están a salvo, los niños juegan fuera y los recién Ascendidos tratan de batir sus alas por primera vez. Lejos de allí, en los cielos, las voces se elevan y resuenan como el estruendo de una tormenta. Los Tres Inmortales y el Círculo de los Doce discuten acaloradamente sobre qué deben hacer. El Infierno declaró la guerra, pero... ¿qué es mejor, atacar ya o defenderse y esperar al momento adecuado? Miguel vota por la segunda opción, mientras que Gabriel y Rafael se muestran indecisos todavía, no saben qué hacer. Su prioridad es mantener a salvo al mundo, ¿cómo conseguirlo? ¿Arriesgarse a ser atacados, o arriesgar vidas atacando?

Calipso, en silencio, los observa discutir con una extraña sonrisa de medio lado. Sabe lo que va a ocurrir y aguarda el momento preciso en el que despegará sus alas y volará hasta el Refugio.

Algunos arcángeles tratan de presionar a la Encargada del Destino para que les ayuden, en vano. Alakxter y Dmitri comienzan a perder los nervios y sus poderes se desencadenan poco a poco, para diversión de Rhage y Rafael. Observando el mundo desde un espejo de agua, la joven Eileen hace caso omiso de sus compañeros arcángeles, cuando algo llama su atención. Detiene la discusión de golpe, usando su poder para paralizarlos a todos de dolor.

—Están atacando el Refugio.

Desgarradores gritos inundan el lugar, las calles, cuyo transito normal era tranquilo y lento, están abarrotadas de gente que desesperadamente busca huir. Algunos ángeles alzan el vuelo y tratan de escapar. Afiladas espadas los esperan en los cielos, y a la Lluvia de Dolor se une la sangre. Se oyen ruegos y oraciones a dioses totalmente incoherentes. La aniquilación llega al lugar más seguro de todos. El hospital se desploma, llevándose consigo cientos de vidas, los edificios tiemblan, los ríos corren con un agua teñida de escarlata. Pero, por encima de todo ese caos, una risa rebota en las paredes y daña los oídos, las malévolas carcajadas de Lucinda, creadora de semejante horror.

Los Tres Inmortales y el Círculo de los Doce llegan rápidamente... es tarde. Los cadáveres se amontonan unos encima de otros, los que no huyeron luchan contra el dolor por su vida mientras algunos valientes batallan contra el ejército de la arcángel oscura.

No hay tiempo para decisiones correctas, es hora de actuar. En un par de minutos, la Lluvia de Dolor cesa y los invasores caen y el orden se restablece poco a poco. Perseguida por Xamuel, Lucinda huye al Inframundo acompañada de lo que queda de su séquito.

Al cabo de un par de días, los heridos se recuperan y algunos muertos se levantan de sus tumbas gracias a Caliane. Pero nada cambiará lo sucedido en el Refugio, todo es diferente, la gente ya no sonríe tanto, los niños ya no juegan fuera, los ángeles no surcan los cielos. La guerra acaba de comenzar, no es tiempo de clemencia.

Los cuatro Jinetes del Apocalipsis, Muerte, Guerra, Hambre y Peste han despertado, y sus espíritus y poderes se adueñan de Lilith, Astaroth, Lucinda y Jeremiah; quienes aceptan su nuevo destino encantados, nada podía irles mejor a los cuatro arcángeles oscuros para cumplir su cometido: adueñarse de todo. Para ello, quieren declarar el Fin de los Tiempos para hacer de la Tierra un nuevo Inframundo sobre el que gobernar. Sus efectos comienzan a surgir entre la muchedumbre, vampiros y ángeles con no mucha fuerza de voluntad o recién Ascendidos no cesan de Caer en la Sangre. Tanto es así, que las consecuencias pronto se hacen ver. Los cazadores se convierten en la esperanza de la gente... algo que dura muy poco tiempo. El asesinato de Alexander Crusoe, líder de la Hermandad Ultionem, el mayor y más importante grupo de cazadores de todos, a manos de su propia hija Charity, una vampira recientemente Ascendida que Cayó en la Sangre a los pocos minutos, deja a todo el mundo conmocionado. Su primogénito, Nathan, se ofrece como líder, pero es demasiado joven, por lo que otro debe buscarse para el tan importante puesto. Gabriel decide retomar las riendas de la Hermandad que él mismo creó mucho tiempo atrás, dejando el mandato prácticamente en manos del Consejo, formando por los mejores y más experimentados cazadores, entre los que se encuentran dos de los hijos de Alexander: Nathan y Elianora.

El mundo comienza a arder y, si el incendio no es detenido, de las cenizas surgirá el Apocalipsis.