"El hombre más Buscado". {privado}

Un día común y frío para Rachel en esa enorme ciudad.

Casi aburrida e impaciente se sentó en una banca cercana del jardín botánico, aquel que despedía olores tan desagradables para ella como La cicuta, aquel perejil de lobo que odiaba tanto. Pero para su mala suerte, se encontraba en ese lugar: porque había prometido esperar a Thomas para que llegara a recogerla, pero este por supuesto: no aparecía desde hace unas horas y no había dado señales de hacerlo.

Aveces le molestaba las acciones de su hermano. Siempre impulsivas y nada concretas: la diferencia entre ella y el eran muy grandes. Puesto que ella se consideraba una versión mejorada de su padre:el líder de las Garras Rojas. Aquella manada que ella estaba dispuesta a obtener en cuanto se le presentara la oportunidad, pero claro, sin lastimar a su padre.

Entre sus pensamientos. Rachel acomodo sus libros dentro de su bolso a y comenzó a caminar por el lugar. camino entre varios lugares hasta ver a lo lejos un kiosko, un lugar que no habia visitado. A si que con cautela camino hasta el lugar con la bolsa en su hombro. Cuando un aire conocido cruzo su rostro, aquel que dejaba ver una mezcla de el olor Lican con el humano, algo no muy conocido para Rachel.

Miro detenidamente a la gente presente: humanos, mas humanos y al parecer un híbrido. Eso la dejo pensativa mientras se sentaba en la mesa cercana a la chica, mirando disimuladamente el libro que leeía, le sorprendia que por lo menos ver a un Lican que se preocupaba por saber de cultura en lugar de pensar solo en matar.

Cuando un aire nuevo golpeo la nariz de Rachel. Anunciando desde lejos, como un vampiro pasaba tranquilamente a unos metros. Lo suficientemente cerca para olerlo. Haciendo que Rachel lo miraba con recelo, tratando de ignorar su presencia en un lugar publico, pues era bien sabido que la chica quería cumplir el objetivo de su manada: romper los tratados con los vampiros, pero no revelarse ante los humanos.

Rachel aun mantenía la mirada en ese ser, por lo menos hasta que este giro en una esquina y despareció ante su vista. Regreso su atención a una mesa cercana y tomo asiento con delicadeza, puso su mochila aun lado de ella y aquel olor dulce cruzo nuevamente su nariz. Miro instantáneamente el numero de personas en el lugar.

El olor de aquella chica la tenia confundida, pero mantenía la mayor paciencia posible en sus acciones ya que estar rodeada de humanos, provocaba se distrajera con sonido tanjante de su sangre corriendo por sus cuerpos. Comenzaba a sentir hambre y necesitaba distraerse ante eso.

Cuando el sonido de un tacón ligero se escucho cerca de ella. Un paso tras otro entre el frío piso de mosaico. Y un aire conocido, cruzo nuevamente su nariz: alertando su cercanía. La chica de ojos celestes se sentó a su lado, hablando con ella con un tono tan amigable y seguro, que Rachel dudo por un momento en contestarle. Pero la chica necesitaba tener mas amistades últimamente. A sí soltó una ligera sonrisa y hablo.

-Me molesta mas de lo crees... y si me gustaría - le dijo con un tono amigable mientras se acercaba un poco a ella para evitar ser oída por los de a su alrededor. Miro detenidamente las facciones de la chica enfrente de ella; piel de nieve, ojos celestes y por supuesto, sin ningún rastro de ataque hacía ella.

-Mucho gusto... Mi nombre es Rachel ¿Que tienes planeado?-
Le pregunto con un tono de emoción al imaginar, irse por un momento del lugar o tomar alguna bebida en especial. Ademas por ultimo recordó el libro.

-¿Te interrumpió mi olor?- pregunto.

La chica miro detenidamente cada gesto que la chica hacía, uno tras otro, parecía ser solo manías de ella. Pero algo le decía que la sangre de la chica estaba corriendo muy rápido debajo de su piel: en pocas palabras, percibía la adrenalina gracias a su presencia y bueno Rachel debía admitir que se sentía alagada, pues tal efecto no era mas que visto en humanos. Aquellos que eran tan fáciles de engañar antes de ser su comida.

Mas ante el cumplido dicho hacía su nombre: Rachel sonrío de forma orgullosa.
- Gracias...-
Solo se digno a decir, estaba a punto de confesar que los ojos de la chica le parecían hipnotizantes, incluso que su cabellera castaña tan oscuro como la noche hacía un juego perfecto con el contorno de su cara, pero aunque Rachel lo consideraba un cumplido, muy difícilmente expresaba sus sentimientos.

Cuando se acerco tanto a ella, extendió su mano y sonrió con tanta amabilidad que detono un tono de alegría en su voz.
- ¿Algo en ti me resulta tan familiar? - Exclamo orgullosa y tomo la mano de la chica con tanta naturalidad que parecían ser amigas, ignorando el hecho de que tenía minutos de conocerla. - Podemos comer lo que sea... el hambre esta presente en mi organismo hoy- mordió su labio inferior riéndose un poco, mirando la gente a su alrededor con un poco de malicia.

Sentía su mano tersa, casi como el algodón fino de unas sabanas caras o aquella sensación suave de un piel perfecta: ¿cuantas veces había tenido Rachel la posibilidad de eso? Nunca.
Siempre rodeada de hombres, de su manías, pesada, nunca rodeada de un figura materna.

-Ese aroma es molesto... casi en mayor cantidad como los fríos pero es fácil de ignorar - dijo la chica mientras miraba a su alrededor, optaba por tomar su bolsa y comenzó a caminar.
-En realidad no tengo un lugar en especial ¿Tu si?- pregunto ansiosa de terminar por alentar el dia aburrido que se le había presentado. Tomo aire rápidamente, para llenar sus pulmones de aire limpio.

Rachel sintió como su brazo se juntaba con el de Alma, provocando una sensación de calor confusa debido al cruce de ambas razas.
Realmente nunca había tenido una cercanía total con alguien, había crecido solo con su padre y su hermano: y realmente eso nunca le había molestado. Crecer rodeada de hombres no era tan malo, pero el cariño nunca estuvo del todo presente. Los tres se definían como sanguinarios y frios: sobretodo Thomas, quien le reprochaba constantemente la muerta de su madre y la hacía sentir menos querida, pero la figura femenina y maternal nunca le falto: Rachel había crecido con ese aire femenino sin necesidad de pedirle consejos a nadie. Pero aun así: ella parecía disfrutar de tener una nueva amiga.

- Pero aun así... ¿Como es que has nacido sin ser una Licana completa? si me permites preguntar- La curiosidad de Rachel iba creciendo de modo que olvidaba las reglas de privacidad, no era usual pero tenia un aire tan familiar y amigable, que olvidaba por completo comportarse de forma discreta. Miro los movimientos de la chica para pronto encontrarse enfrente de un puesto de algodón, tomo amablemente el suyo y comenzo a comerlo igual que la chica.

-Muchas gracias... - La peliroja comenzó a comerlo des preocupadamente mientras sentia el dulce deshacerse en su boca. Poco a poco comenzó a terminárselo, producto del delicioso sabor y el hambre que tenía la chica. Mas esperaba aun hacerle unas preguntas a la bella castaña.
Mas cuando se termino el ultimo pedazo de algodón y se dispuso a guardar el palillo en su mochila, la mano de la pelinegra la tomo de forma apresura y comenzaron a correr por el sendero, dejando ver con su vista periférica el movimiento de la nieve volar debido a su paso.
Miro con una sonrisa la escena y la siguió sin problemas. Mas su ultima pregunta hizo que aun desplazándose rápidamente la chica le susurra solo para ambas.

-Soy la hija del Líder Garras rojas automáticamente sabrás mi lealtad- era la primera vez que se presentaba como tal, siempre decía solo su manada aquella de la que estaba tan orgullosa de forma. - ¿Cual es tu manada?- pregunto curiosa y formula otra pregunta antes de llegar a su destino. Ademas aun tenia curiosidad de la procedencia de la chica.
-¿Porque aun no te han convertido en una Lican completa?- era bien sabido para ella que aun siendo ella una Lican completa: era susceptible a ciertas cosas. ¿Que acaso no sabrían sus lideres que en estos tiempos: serian mejor protegerla en todo sentido?