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Sipnosis
Memento Mori
Tras el festival

Fue un mes de locura, el que transcurrió luego del Festival de Invierno, luego de los cepelios de las víctimas, el poder quedó en las manos del Gobernador, Everett Goodweatherm tendría el control total sobre la ciudad, pero Azuka había logrado parte de su objetivo: Los rumores de que el gobierno de Washington ya no estaba tan convencido de compartir el poder con los vampiros; la situación se estaba saliendo de manos, y los cainitas y garras rojas parecían estar ganando la partida. Pero ninguno de los artífices de la destrucción, pensaron que los berkeser se volverían un problema para todos, porque los vampiros que no fueron asesinado por ellos, se transformaron en berkeser, que se han transformado en una manada que deambula por las alcantarillas atacando a quien se les enfrente o quien esté en su menú del día.

Humanos y Vampiros ya no tenían una alianza tan sólida como antes, y las desconfianzas estaban surgiendo.

Mientras que en medio quedaban los licanos, o por lo menos, parte de ellos, Fenrir y Fianna, pero quien padeció la peor parte fueron los Fenrir que en el atentado perdieron a su líder, del que jamás encontraron el cuerpo. Quedaría en manos del nuevo líder de los Fenrir y de Gissiel Earhart, determinar el destino de su clan y tradiciones, pero entre los licanos, se sabía la atrocidad cometida por las Garras Rojas, comandados por Arthur Redclaw, que se habían vuelto muy fuertes.

Por su parte, los rebeldes, el pequeño grupo de disidentes ya no parecían estar tan solos en su lucha, el gobierno de Washington los contactaría extra oficialmente para conseguir sus fines: controlar la ciudad, de una o de otra manera. Etienne LeBlanc, tendría que decidir..

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Inside the Fire [Temperance]

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Inside the Fire [Temperance] Empty Inside the Fire [Temperance]

Mensaje por Invitado Mar Ene 29, 2013 3:15 pm

07/09
2014
Central Park - A solo unas cuadras de la Catedral...

¿De nuevo por aquí?

—Oye, pon atención en el camino.
—Sí si, ya te escuche la primera vez que lo dijiste.
—Entonces deja de vagar por tu pequeño mundo de fantasías.

"Ah, ni te imaginas lo que hay en mi pequeño mundo de fantasías".

O eso le hubiera gustado responder a la azabache, mas para entonces, hacia adelante, los perros del infierno se habían tomado algo de tiempo para precisamente venir a hacerle una visita a los nuevos huéspedes que pronto recibiría la Catedral.

—Hey, ¿no dijiste que estaría tranquilo?
—¿Eso fue lo que dije? Demonios, si crees que esto es bastante, deberías haber estado por aquí la primera vez que asome mi cabeza por este sitio.

Camille suspiro mientras alistaba sus armas. —Vamos, no son tantos y además tenemos quince minutos para cumplir el horario que prometieron los militares. —El día había comenzado con una misión importante, habían recibido un pedido de apoyo desde la Catedral que aún seguía alejada de las manos de los "endemoniados". Realmente fuera lo que fuera, Camille se sentía algo aliviada de salir por unos momentos del bunker, ese sitio le asfixiaba y no era el responsable de su buen humor, sino todo lo contrario, lastimosamente eran los demás los que sufrían por el mal humor de la cazadora, aunque ahora que ya se encontraba lejos de ese sitio, podía sentirse aliviada y tranquila...quizá también algo enérgica por lo que, matar algunos demonios, hiciera que perdiera algo de esa energía contenida.

—Danielle, no descuides tu espalda, ya no están lejos. ¿Puedes contarlos?
—Cuatro por la derecha y seis por la izquierda, aunque no vienen todos juntos, hay algunos que se han quedado mas atrás.
—Siguen siendo un número decente, no te descuides.

Ambas cazadoras alistaron sus armas, por su parte Camille atajo de su carcaj una flecha bendecida y la colocó en posición en su arco de titanio, su brazo estiró la cuerda y la flecha salió despedida hacia uno de los perros de la izquierda, dándole en la traquea y destrozando su cuello. Por su parte, Danielle extrajo dos pistolas glock y sin mas contratiempos, se encamino hacia la derecha, dándole de lleno a uno de los perros en la cabeza mientras que con la segunda pistola, apuntó a otro de los canes, atravesando sus costillas.

—¡No se te ocurra detenerte, ya no estamos muy lejos de la iglesia! —Le gritó Camille a su compañera mientras continuaban avanzando. Ella extrajo su sable japonés y agazapada, se movió hacia adelante, al encuentro con un segundo can del infierno.


15 minutos mas tarde.
En las puertas de la catedral.

—Si si, no fue nada.
—¿Estas segura?

Camille le entregó una nota al ángel que le había recibido a la entrada de la catedral. Como si este hubiese sabido que Danielle venía lastimada en un brazo, el ángel había salido a esperarlas, gesto que a la azabache realmente le reconfortó. El ángel había dicho llamarse Nelliel, había ayudado a la azabache a llevar a su compañera hasta una de las bancas de la zona de mas adelante en el interior de la iglesia. Era realmente extraño que todo estuviera tan tranquilo en el interior, como si el mundo exterior fuera completamente ajeno a la paz reinante en aquél lugar. La ojiverde se ajusto los guantes y dio un leve reconocimiento al lugar mientras se quitaba ahora el abrigo. Ese día había decidido salir vestida con una remera negra sin mangas y unos pantalones ajustados del mismo color, a los pies llevaba un par de botas que sin duda habían cumplido una de sus principales funciones (dejar aturdido a quien golpearan de una sola patada). Al cuello como siempre llevaba puesto un colgante con una cruz; esta vez había elegido una de sus favoritas, esta era de plata y tenía incrustaciones de rubí en todo el largo. Finalmente, la azabache llevaba su cabello suelto y los ojos apenas maquillados (definitivamente no era para nada amiga de los cosméticos).

Los orbes verde esmeralda de la cazadora se pasearon en dirección hacia su compañera que estaba siendo atendida mientras por Nelliel, no debía preocuparse, en manos del ángel seguro se sentiría mejor. Siguió mirando ahora hacia los alrededores, hasta que dio con una figura femenina esbelta y bien parecida. Para los ojos de Camille era imposible que mantuvieran a gente como ella en un lugar tan peligroso como este, pero dejarse llevar por las apariencias seguramente la llevaría a un total error, ahora que sabía de la existencia de híbridos, licanos, vampiros, ángeles y demonios, una cara bonita podía pertenecer a cualquiera de esas razas y demostrarle que no era tan débil como se veía.

La azabache se frotó la cien. Bueno, no perdía nada con acercarse y preguntar, así se sacaría la duda y luego se pondría en movimiento para ver porque habían requerido ayuda. Dio un nuevo vistazo hacia la joven y entonces se encaminó hacia ella, anunciándose antes de llegar junto a ella: —Disculpa si te molesto, es que te he visto desde el otro lado de la catedral, vengo recién llegando y me gustaría que alguien me informara de la situación. ¿Eres un refugiado del lugar? —haciendo esa pregunta sería la única manera en la que pudiese averiguar por el motivo que había llevado a aquella joven a adentrarse en un lugar tan peligroso, aunque algo en los orbes de la misma muchacha le decía que ocultaba mucho más de lo que simplemente dejaba ver. —Uhm. —¿Quizá debiese presentarse? —Perdón por mi falta de tacto, vengo aquí y te interrogo sin siquiera presentarme. —La cazadora se rascó una mejilla antes de continuar. —Mi nombre es Camille, me enviaron los militares para...bueno, dijeron que requerían un poco de ayuda. Ah, nunca dicen nada de forma completa. —ella estiró su mano derecha hacia la joven. —¿Y tu eres...? —no podía quitarse esa forma tan directa que alguna vez mostraba su persona.


Última edición por Camille P. Valentine el Lun Feb 11, 2013 4:07 pm, editado 2 veces
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Mensaje por Temperance Brunswick Sáb Feb 02, 2013 7:34 am

Su casería, por lo menos por esa noche, había llegado a su fin, estaba cansada, pero eso se debía a la gran cantidad de demonios que había despachado al otro mundo, causando su ruina, si aún podía disfrutar en su paladar el dulce sabor de aquellas pequeñas victorias, pero aquel sabor estaba marcando su cuerpo pero por lo menos ya no era una rosa negra, sino que su piel se estaba transformando, y su cuerpo también. ¿hasta donde iría a parar? ¿en que se transformaría?. Se palpó con su mano derecha su brazo, y luego su hombro, toda esa parte de su cuerpo se estaba volviendo blanca y helada como uno de los vampiros.

Avanzó por aquella gran iglesia, recordó la primera vez en que entró en ella, había sido hace años, cuando su madre aún estaba viva, antes de ser una vasalla. Avanzó entre las bancas, con su mano rozando la madera ya húmeda y llena de polvo por el descuido, tal como lo hiciera cuando apenas tenía cinco años, su madre, Mathilde, le dijo que siempre que tuviera miedo, podría estar ir a un lugar así, porque Dios podía escuchar mejor las oraciones, y la protegerían de los espíritus malos. Desgraciadamente, a su madre no pudieron protegerla, nadie pudo protegerlos de aquella noche en que todo comenzó, y los vampiros fueron conocidos.

Apretó sus ojos, muy fuerte, sus pestañas estaban humedecidas y de estas una lágrima corrió, pero no sabía si aquella lágrima era de dolor o de tristeza, sólo había salía y hace tiempo que no lograba derramar alguna lágrima. Era como si el corazón se le hubiera endurecido en el pecho, y terminado con sus emociones y aquel constante dolor, fortaleciéndola y haciéndola de cada vez más y más fuerte; simplemente era todo cuanto deseaba en el mundo. Se quedó delante del altar y buscó colocarse de rodillas y con su mirada quedó puesta en el gran Cristo que pendía aún de la alta pared, al cual miraba como casi un desconocido, puesto que intentaba conocer al Dios que estaba detrás de todo eso, aquel arquitecto que mantenía ne funcionamiento el mundo, y que había permitido tal destrucción.

¿tenía fe aun?... ¿había algo en que creer? Los ángeles estaban, ella lo sabía y le habían dicho porqué razón estaban en ese mundo...

Gabriel...

"´preguntas mucho... pequeña" murmuró en su oído el ángel que tenía su mismo rostro, su mismo cuerpo, pero que las sombras lo cubrían.

-¿tú te mantienes siempre a mi lado?- le preguntó con un hijo de voz, tan suave que casi era un susurro, se giraría hacia la cara del ángel, pero él sólo la miró de una manera impasible, y se agachó, era extraño hablar con aquel ser, puesto que lo que ella veía no era más una proyección de aquel ser de las sombras, su capucha la rozó, y sólo eso producía un terrible frío en el espinazo de la joven, sin embargo sonrió.

"sabes porqué estoy aquí, y he optado por esto.. pequeña" respondió, pero su figura se deshizo cuando alguien irrumpió en aquel silencio, Temperance se puso de pie de golpe y vio a aquella humana, su aura era fuerte e irradiaba una energía enorme que la hizo sentirse un poco cohibida, claro, jamás había dejado de ser aquella niña tímida y asustadiza que se escondía detrás de las piernas de su protector, de su amo.

La joven de mirada intensa llegó hasta ella e hizo varias preguntas, demostrando una increíble confianza, seguramente porque Temperance era una humana, pero ¿que tal si era un demonio ? ellos sabían muy bien ocultarse. Suspiró, realmente se había vuelto terriblemente desconfiada, porque a pesar de ver el aura de la mujer que se acercaba, aún así desconfiaba de ella... y más lo hizo cuando dijo que había sido enviada por los militares.

Torció el gesto ¿si le decía quien era la atacaría? Después de todo, entre los humanos, su nombre y reputación era conocida, la vasalla que había escapado de los vampiros y que por la que habían abierto el primer de los portales. Era una espiritista que debía estar encerrada en alguna celda o mejor aún, muerta, por lo menos ese era el deseo del antiguo líder de los templarios. Había sido una desgracia su desapareción, pero por lo menos era uno menos que la quería ver muerta o presa.

Se colocó de pie, el cuerpo de Temperance era pequeño, no alcanzaba a medir 1, 70, y mantenía la delgadez de sus años de "muñeca", pero se había vuelto mucho más fibrosa, su cuerpo estaba siempre listo para atacar, para la batalla. Eran los estragos de tanto tiempo en la casería. Cabello suelto, un mechón cubría su ojo derecho, y el otro, con la pupila siempre más dilatada de lo normal, miraba con atención a la mujer, analizándola. Ya casi todo podía saber con su aura, sus emociones y como estaba su alma... esos colores y fuerza solo podían entregarlos la casería, una casería reciente.

-Temperance...- tomó la mano de la chica, menos mal que podía saludar con su mano que aún se mantenía tibia. -y no soy una refugiada, sólo estoy de paso, descansando un poco antes de volver a casa- le explica, en su cintura descansaba un cuchillo militar en su funda, apretando su muslo. Era evidente lo que era, esa chaqueta de cuero, esos pantalones negros, y el cinto rojo que cruzaba su delgada cintura.

-¿cazadora cierto? - miró hacia donde había venido la chica, ahi pudo distinguir las alas de aquel ángel -oh... acompañada de un ángel...- sonrió la chica, no habia podido hablar con otro ángel aparte de Gabriel, y él precisamente no calificaba como un ángel dulce de alas blancas, sino todo lo contrario.

- bueno... ¿los atacaron los demonios? estuve fuera hace no mucho, el perímetro estaba libre... pero espera...- susurró, y se giró, dos fantasmas aparecieron -vayan y vean si hay enemigos por favor- les pidió amablemente a los fantasmas que desaparecieron en el acto, aunque claro, Camille no podía ver lo que estaba pasando -me avisaran si estamos a salvo, ¿han comido? tengo alimentos en este lugar - le dice encogiéndose de hombros, le era algo complicado relacionarse con otras razas que no fuesen vampiros.
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Mensaje por Invitado Dom Feb 03, 2013 9:52 am

Y entonces supo el nombre de la mujer. Temperance, no necesito ni siquiera un par de segundos para recordar, porque su nombre era bien sabido por la mayoría en la base...aunque bueno, se armaba gran polémica cada vez que se volvía a la raíz del problema que ahora estaban atacando y la verdad, ¿acaso ella no estaba ayudando ahora? Realmente ella era incapaz de juzgar a la humana por sus actos, primero porque sabía que el único con tal facultad era dios y segundo, porque en este mundo todos tenemos un plan de vida...y el plan de Temperance parecía estar recién comenzando. La azabache miró a la espiritista con cierta amabilidad y cierta pena. La vida le sería difícil, debería de pasar por mucho y debería de enfrentarse contra muchos, pero de todo aquello, estaba segura que saldría adelante. Después de todo, ella aún seguía aquí, de pie, fuerte y decidida...o al menos así la veía Camille.

—Es un verdadero gusto Temperance. Hasta ahora nunca me había topado con una espiritista. —Le respondió mientras sonreía. Ya no importaba lo que pasaba a su alrededor, ella siendo una humana sin ningún tipo de poder paranormal, no podía siquiera entender lo difícil que debía ser para alguien como Temperance el vivir día a día, pero no debía mirar con lastima a la muchacha, porque se veía que ponía todas sus fuerzas en lo que estaba haciendo. —Si si, ahora que me has dicho tu nombre, ya se que no eres una refugiada, pero tampoco pensé que te encontraría aquí. —Se disculpo por haberla confundido con una refugiada, pero esa misma negación también creo cierta curiosidad dentro de ella, ¿Que era lo que hacía ella por el lugar? Incluso si estaba de paso, eso significaba que se había estado moviendo por la zona cero.

Apenas se dio cuenta de la mirada de la azabache antes que preguntara por su ocupación. —Oh, si, fui enviada desde Escocia para ayudarles con el desastre. —Se arqueó de hombros como restándole importancia. El hecho de que Temperance se fijara en el ángel que acababa de dejar, le decía que ciertamente ella era muy observadora, quizá muy pocas cosas podían ser escondidas ante sus ojos. Eso hizo que la azabache se sintiera algo estudiada, aunque no era una sensación ciertamente incómoda. —Si, he tenido que solicitar la ayuda de Neliel. La compañera cazadora con la que fui enviada hasta aquí sufrió una pequeña lesión, y se que ellos son grandes maestros a la hora de la sanación. Realmente estoy aliviada de que contemos con la ayuda de ellos, eso me confirma que dios no se ha olvidado de nosotros. —Murmuró mientras observaba de lado hacia donde se encontraban algunas camillas con heridos, entre ellos pudo ver a Danielle quien esperaba por la ayuda del ángel.

Su vista se movió de Dan hacia Temperance en el momento que ella preguntó por si habían sido atacadas. Pensó en responder, pero su boca se cerró justo cuando ella llamo...¡A algo que no podía ver! Camille se quedó de una pieza en cuanto vio a la castaña dándole ordenes a la nada. Saber la naturalidad con que se tomaba aquello...era realmente espeluznante y a la vez le daba curiosidad. Sonrió mientras una pequeña risita escapaba de entre sus labios. —L-Lo siento, sé que no debo reírme, pero realmente, es fantástico que exista gente capaz de ver mas allá de lo que nosotros nos pintamos como realidad. —La azabache acomodó algunos de sus cabellos hacia atrás mientras respondía a la última pregunta de Temperance. Estaba de buen humor, solo por eso, antes de responderle a su pregunta, le diría su opinión de la situación. —Creo que tu eres el mejor ejemplo, de que los dones se pueden usar tanto para el bien como para el mal...y la verdad me alegra que estés de nuestro lado. No importa lo que hayas hecho en el pasado Temperance, lo que importa es lo que hagas hacia el futuro. Y puedo creer que nadie en esta catedral te juzga, todos hemos tenido una vida difícil, pero lo importante es salir a flote. —se entrecruzó de brazos mientras pensaba un poco en lo que acababa de decir y esperaba no haber metido la pata con nada. —¡Ah, rayos! Aceptaré tu invitación… aunque creo que mi compañera comerá algo mas tarde, Neliel aún parece estar con ella. Si resulta que hay algo más allá afuera, no pienso salir a enfrentarlos con el estómago vacío. —Murmuró mientras negaba con la cabeza débilmente.

Este iba a ser un buen día, algo se lo decía.
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Mensaje por Temperance Brunswick Dom Feb 03, 2013 10:49 am

Sus actos en el pasado.. sus actos en el pasado... esa frase hizo eco en la mente de la castaña, como un cruel recordatorio de su gran falta, el haber desoído la advertencia de Dafne, de haber pensando que podría con la situación, de no haber sido lo suficientemente fuerte como su madre y haber impedido que ese portal se abriese, si era culpable y de ahí su misión de erradicar a los demonios de ese mundo... Sin embargo sus aliados, amigos más que otra cosa, intentaban hacerle ver que no estaba en sus manos nada de lo cual se culpaba, no podría haber detenido a Russell, no podría haber impedido que luego este abriera los portales en toda las ciudades del país y de otros lugares. Los cainitas habían desatado aquella desgracia más allá de su propio control, aunque una había sobrevivido, una vampiresa que se ocultaba insistentemente en las sombras.

Temperance se quedó pensando, y quedó mirando a la humana, era extraño ver a un semejante y no sentirse parte de la raza, era una paría entre los suyos, porque incluso entre los vampiros, su imagen era cuestionada, por el simple hecho de ser una humana, ¿humana que no se siente humana? Sí, era posible, más cuando los que son de su raza le temen y habían intentado encerrarla para siempre en alguna cárcel especialmente creada para ella... Pobre Pietyr que debió negociar por su cuerpo lastimado y su mente perdida en el mar de un coma profundo, pero qe va, los humanos ya sabían que ella estaba con vida y que circulaba por la zona cero... Su nombre era recordado y estaba en los expedientes de muchos como un objetivo. Poder, poder, eso era lo que muchos deseaban, poder sobre las artes oscuras, sobre un alma poderosa...

Y ahora Gabriel estaba en ella..

-"¿te sientes culpable, pequeña? Yo no confiaría mucho, no me extrañaría que aun espere por ti aquella celda" susurró a su lado Gabriel, a lo que Temperance respondió con un silencio inmutable, pues, la joven azabache seguía hablando, y se asombraba de que ella simplemente hablara con los fantasmas que ya habían dejado la habitación, Temperance se encogió de hombros, se le habia hecho tan natural el conversar con los espíritus y que quienes la rodearan la vieran hacerlo, que había olvidado la sorpresa que eso ocasionaba. Levantó las cejas, e intento evitar volver a tocar el tema sobre sus "actos"...

Humanos...

- soy cazadora como tú - no pudo evitar responderle algo secamente, su desconfianza natural salió a flote, pero de inmediato recordó que aquella chica, a pesar de sus dichos, se había comportado de manera abierta, peligrosamente abierta -eh de asumir que ya no pende sobre mí orden de captura o muerte...- se encogió de hombros, si no hubiera dicho que era una cazadora, aquel cuerpo delgado y pequeño no reflejaría el menor peligro para nadie, y de hecho lo fue, lo fue por mucho tiempo...

-¿en Escocia está todo bien? ¿no se ha extendido el mal?- preguntó con un tono más melancólico, porque a medida que el mal se extendiera, nada podrían hacer. Gabriel se río, y ella giró su cabeza hacia él, como si preguntara ¿de que te ries?.

-" dile a la chiquilla que Dios no nos mandó, que nosotros bajamos porque quisimos..."- chasqueo la lengua y desapareció, por lo menos, su proyeccion, porque seguía dentro de Temperance.

-¿Dios los envió?- preguntó, aquella frase hizo que el ángel que las acompañaba se girara hacia ella, seguramente notaría quien estaba detrás de la Joven, aquel arcangel de túnicas negras, con la guadaña en su mano derecha.Temperance bajó la mirada, y procuró no hacer mayor comentario, la Fe era necesaria, no importaba si esta se sustentaba en una falsa, la fe debía continuar viva porque era la esperanza de sobrevivir.

- yo no estoy de ningún lado Camille, sólo sigo lo que encuentro correcto, en ese lado de la vereda me encuentro, y cabe la casualidad que por ahora... estamos del mismo lado, pero muchos como tú me han intentado cazar en el último tiempo- frunció sus labios, sí, recordaba cuando debía escapar de los tiroteos, pero jamás, jamás, se defendió de esto, sólo escapaba. Suspiró, y lamentó haber dicho su nombre, mejor hubiera usado otro, ilusa e inocente había sido... militares...

Emitió un suspiro profundo, y quedó mirando a la joven con una sonrisa un poco más relajada.

-hagamos una tregua, los fantasmas de la catedral ya están inspeccionando el lugar, y me avisaran si hay demonios cerca, eso... eso como muestra de que no quiero problemas- le extiende su mano para que la cazadora la tome -la comida va de regalo, tengo un poco de carne seca, agua fresca y frutos secos, no es un banquete, pero es mejor que esas barras de comida que los he visto comer - le dice sonriendo, esperando que la chica aceptara su propuesta.
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Mensaje por Invitado Dom Feb 03, 2013 4:13 pm

Debería decir que estaba algo sorprendida, primero por enterarse de que Temperance era una cazadora y segundo, por que había una orden de captura sobre ella...¿Era en serio?, ¿Donde rayos había estado parada los últimos dos años? Oh bueno, podía entender que no tuviera idea de aquello, después de todo, su relación con los militares no era tan buena (y no es que ella deseara llevarse bien con ellos tampoco) y ni hablar de la relación con sus superiores. Demonios, mantenerse alejada de sus compañeros si que le había privado de algunos pequeños detalles...pero bueno, no era tampoco que pensara llevarse a la muchacha...ni que pudiera, la verdad era que sentía cierto respeto por los espiritistas pero además de eso, era una cazadora solitaria, porque veía las cosas según sus propios ojos, se movía según sus propias leyes y en este momento, una corazonada le decía que intentar cazar a la castaña no iba a ayudar en nada a reparar el daño que se estaba tragando al mundo.

Camille tomó asiento sobre una de las bancas del frente de donde se hallaba la espiritista. La pregunto sobre el estado de su tierra natal solo fue respondida con una leve mueca, aunque luego de tomarse unos breves segundos para ella, murmuró su respuesta: —Escocia esta bien. Mi familia no es la única de cazadores y...bueno, también esta la milicia y los templarios. No he sabido mucho de ellos en este último tiempo, pero apostaría a que las cosas andan bien. Después de todo, dicen que las malas noticias son las primeras en saberse. —La azabache entrelazo sus dedos mientras que apoyaba los codos sobre sus rodillas. Por suerte el nuevo comentario de la castaña evito que comenzara a pensar en el resto de su familia...en sus dos hermanos mayores.

La cazadora sonrió y negó con la cabeza. —No, creo que no me expliqué bien. No me refiero a que dios los haya enviado. Dime Temperance...—miró a la muchacha a los ojos. —¿Tu crees en la conciencia? Esa profunda voz que nos intenta señalar el camino, pero que siempre es empañada por otras pequeñas voces...bueno, yo creo que dios esta ahí, en cada uno de nosotros, no pienso que el viva en un lugar determinado y creo que tiene un plan para todos nosotros, incluso para sus ángeles. —Camille le echo una breve mirada a los ángeles que se movían del otro lado de la catedral. —Ellos eligieron tener libre albedrío, tal como lo tenemos nosotros. Decidieron poder elegir y aquí están, por elección propia, pero aún así, dentro de ellos también tienen una "conciencia", una fuerza más grande de lo que cualquiera pueda entender, una fuerza que les guía. —Rió en tono bajo. —Se que suena como si dios fuera un niño pequeño que juega con todos nosotros, pero no puedo hacerme la idea de que el nos haya creado para simplemente vernos sufrir, no quiero pensar en él como un dios tenebroso. —Suspiró. —De cualquier forma, esa es mi forma de creer, quiero creer que este mundo va a mejorar y que los ángeles bajaron para cuidar de nosotros y no para condenarnos por nuestros pecados. —Terminada su explicación y escuchada la pequeña aclaración por parte de Temperance, supuso que debería darle su espacio a la muchacha...porque era obvio que desconfiaba de ella. Pero siendo que habían intentado cazarla antes, entonces podía entender claramente que desconfiara.

Luego de darse unas palmaditas en las rodillas, volvió a ponerse de pie, había visto por el rabillo del ojo a Neliel, alejándose de Dan. Posiblemente su compañera ahora estaría descansando así que la dejaría otro rato más, hasta que tuvieran que partir con nuevas instrucciones. El suspiro de Temperance volvió a atrapar su mirada. Realmente no podía decirle abiertamente que no tenía ninguna intención de cazarla, pero esperaba que a través de sus acciones se diera cuenta que sus prioridades eran otras. —Me parece perfecto. —Camille observó los alrededores de la catedral mientras sonreía. —No podría haber mejor sitio para hacer una tregua. —Aceptó la mano de ella mientras escuchaba acerca del banquete que le esperaba...y sobre las barras de comida, cosa que le hizo hacer una leve mueca. —Dios, no puedo creer que tengamos que comer esas cosas, ciertamente son lo peor, pero no nos podemos quejar, al menos nos quitan el hambre. —Ella se encogió de hombros mientras soltaba una leve risa.

—Siento no poder pagar con nada lo que me estas ofreciendo, pero ciertamente he salido con las manos vacías. —Suspiró. —Todo lo que llevo encima son mis armas y un abrigo bastante dañado. Pero si nos volvemos a encontrar, prometo darte algo a cambio. —Ella le guiño un ojo. —Y...no diré una sola palabra a...bueno...ya sabes. —Esperaba que Temperance le entendiera, que se refería a que no diría una sola palabra. Es que como siempre, no podía sacarse esa desconfianza del entorno que a veces movía sus acciones. Se aclaró la garganta. —Ahora que lo pienso, me gustaría un trago de agua. No hemos traído y la verdad, siento la garganta algo seca. —Una de sus manos se movió hasta su cabello, moviendo algunos mechones hacia atrás y los costados. Esperaba que las ordenes llegaran el algunos minutos...que esperaba no se convirtieran en horas. Seguramente moverían un pequeño grupo hasta un punto clave para ser despejado, aunque dudaba mucho que las criaturas infernales se dejaran matar tan fácilmente.

Entonces se le vino a la cabeza alguien. El agua y la tregua momentánea lo trajeron a su mente. —Temperance, ¿Tu crees que los demonios pueden...humanizarse? —preguntó a la espiritista mientras le daba la espalda. La vista de la cazadora ahora se encontraba sobre un mural de "La última cena" que se hallaba en una de las paredes. No sabía porque le estaba preguntando aquello...o no, si lo sabía, era porque pensaba que la castaña teniendo mejor "vista" que ella, podría tal vez saber algo más acerca de los demonios cuyos cuerpos ahora eran humanos, algo que la cazadora desconociera.

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Mensaje por Temperance Brunswick Jue Feb 14, 2013 4:30 pm

Admiró la energía de la mujer, aunque también hubo un dejo de envidia, aquellos ojos intensos y esa sonrisa presta a ser regalada a cualquiera, le hicieron recordar que rara vez sonreía, solo cuando realmente sentía felicidad, o cuando estaba con Luca. Suspiró con un dejo de tristeza, porque le gustaría ser tan alegre como la chica que estaba viendo delante de ella, que se veía tan segura de sí misma, tan llena de brios y comprendió una vez más porque deseaba proteger a las personas, porque deseaba detener aquel mal, no solo por sus lazos con los vampiros, sino por las personas como Camille, aunque salvarla a ella también significaría salvar a aquellos que la deseaban ver muerta.

Le entregó con gusto la comida y en silencio aguardó todas las cosas que debía hablar, la chica hablaba mucho, y ella se encogió de hombros, siempre era de pocas palabras, incluso con Luca tenía pocas palabras, y claro guardó sus comentarios cuando mencionó a los Templarios, sabía que el líder en New York había sido uno de sus más fervientes cazadores, deseaba verla muerta, ni siquiera bajo el control de los humanos, muerta porque era un peligro para todos y no era menos cierto... lo era, era un peligro si ese poder que contenía era usado para el mal, como en su momento fue usado.

Se alejó un poco de ella, para ir hacia donde estaban los pilares y le pidió que la siguiera, sabía que había una llave en una de las cocinas que aún funcionaba, se fueron entre las sombras hacia una de las puertas en donde la joven se detuvo antes de entrar.

-sólo te puedo decir una cosa, si Dios no quisiera que los ángeles estuviera aquí, ellos no lo estarían.. y yo vi... el infierno, lo sentí dentro de mí... por completo recorriéndome, y luego de sentir eso, necesito creer... que existe un Dios y un cielo, a veces sólo podemos creer en algo superior, niño o un anciano, es lo que necesitamos para no perder la cordura y las esperanzas - mientras hablaba miraba al piso, recordar cuando fue usada en aquel portal, era una experiencia terrible y que la había dejado profundamente marcada, porque rememorar aquellos hechos la hacía sentir de nuevo el calor del infierno abrazándola - y... quizás no elegir vivir o no en este lugar, en este mundo, pero podemos elegir como vivir este tiempo, y tú y yo, hemos decidido... luchar, como ellos, como muchos otros que necesitan escuchar a esa voz que dices - mira a la chica y le sonríe, estaba sonriendo, pero esos ojos seguían siendo tristes y melancólicos.

-y no te preocupes...- fue a la puerta y la forzó echando su cuerpo sobre esta para poder abrirla -no necesitas pagarme con nada, sólo con el hecho que no deseas ponerme una bala entre los ojos, me siento pagada - la puerta cedió y la abrió, salió algo de polvo y olor a humedad, y la chica entró -aquí hay una llave que debe funcionar, creo que está conectada a una vieja noria, - sacó unas cosas, unas cajas apiladas, y dio con la lleva dándola, el liquido demoró en salir, primero unos rugidos y luego un chorro café, pero el agua cristalina no tardó en salir.

-Bingo!- extrañó Temperance, y puso sus manos para mojarlas y limpiar su cara -uy deliciosa... muy deliciosa...- dejó que la chica se mojara y escuchó su ultima pregunta, ¿los demonios?, Se encogió de hombros, no sabía, y movió la cabeza de lado a lado - y sobre los demonios... la verdad es que no sé, la mayoría son seres oscuros y terribles, pero hay quienes... que en verdad son seres pensantes que quizas puedan desarrollar algún sentimiento... algo... si los humanos se humanizan a medida que están en este plano, no veo porqué no... pueda pasar eso con un demonio, libre albedrío no... - le dijo la chica, sintiendo a Gabriel cerca de ella, arrugó el ceño.

- Hay muchos demonios... cerca pequeña...- susurró el ángel, Temperance suspiró aliviada, pensando de que venía a buscar algún alma - y me gusta que te relaciones con humanos, siempre estás rodeada de vampiros...- el ángel que compartia cuerpo con la mujer se rio.

-estamos rodeados de demonios - exclamó Temperance y saltó sobre la lacena para mirar por una de las ventanas y ver lo que estaba pasando, podía ver que habían muchos zombies que chocaban contra la protección santa de la iglesia. -no podremos salir de momento de aquí...¿dime, tienes compañeros que te buscaran?- preguntó mirando a la chica, de nuevo con esa oscuridad en sus ojos.
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Inside the Fire [Temperance] Empty Re: Inside the Fire [Temperance]

Mensaje por Invitado Miér Feb 27, 2013 10:14 am

—Hace mucho que no probaba algo de esto. —Murmuró la cazadora mientras se echaba uno de aquellos frutos secos a la boca, al principio el sabor fue algo agrio, pero luego cambio a un dulce bastante agradable. Siguió a Temperance en el momento que esta se lo pidió. Otro de aquellos frutos ahora era saboreado por Camille, ciertamente cualquier cosa era mejor que aquellas barras de comida que les entregaban antes de cada salida, la azabache las odiaba, sobre todo las de verduras, pero no podía quejarse, sabía bien en la situación que estaban, tener algo para comer ya era un lujo dentro de todo aquél caos al que estaban expuestos. La espiritista se detuvo delante de una puerta hacia el lado menos iluminado de la catedral, Camille supuso que ahí debían de tener algo de agua, porque si no se trataba de eso, no se le ocurría por más la cazadora de demonios la hubiese llevado hasta allí. Luego de un corto momento en silencio, Temperance volvió a hablar, esta vez para responder ante su comentario sobre los ángeles y también, le revelo un par de detalles sobre como ella vio los hechos ocurridos. Estuvo completamente de acuerdo con ella, sobre que necesitaban algo sobre lo que cargar aquella fe, para no morir ahogados en la locura y el miedo, para no pensarse completamente abandonados a su suerte.

Camille observó a la cazadora por unos momentos, notando como su expresión parecía cambiar levemente ante los recuerdos. La azabache se preguntó por cuantas cosas podía pasar una persona antes de perder la esperanza, pero por como Temperance le hablaba, aún parecía tener esperanza y deseo darle una palmada de animo en la espalda, aunque aún no se sentía con la confianza suficiente como para realizar aquella acción. Era cierto, ellas habían tomado una decisión y esas mismas decisiones habían acarreado consecuencias que deberían ser cargadas por ellas mismas, habían decidido tomar el camino de la caza, era su forma propia de ayudar de alguna forma con el nuevo mundo que se les venía encima. La azabache le devolvió la sonrisa a Temperance, aunque la cazadora ciertamente decía mucho mas con sus ojos de lo que decía con aquella sonrisa. Era un hecho que muchos humanos habían salido heridos de la abertura de los portales, pero no todos físicamente, sino que sus mentes, habían sufrido serias heridas y las heridas del alma...eran ciertamente mas complicadas de curar.

—No veo que matar a alguien sea una solución. —Murmuró la mujer de orbes verdes mientras observaba como Temperance forzaba la puerta, al final esta cedió y se abrió ante las dos cazadoras. Adentro parecía haber algunas cosas apiladas, pero lo importante, era que al parecer contaban con algo de agua, claro, teniendo heridos a los cuales atender, era de vital importancia el contar con algo de líquido. El sonido de algo subiendo por la cañería le hizo sonreír, la llave pareció temblar justo antes de que el líquido comenzara a salir. Rió al ver como la cazadora de demonios disfrutaba del agua primeramente. Era curioso como un recurso del que habían disfrutado cómodamente durante décadas y del que nunca realmente habían agradecido, ahora fuera como tener la bebida mas exquisita del mundo. Al dejarle Temperance que ahora la utilizara ella, mojó primero sus manos y luego su rostro, para finalmente juntar ambas manos bajo la llave y llevar un poco de aquél líquido hasta su boca, lo que realmente se sintió refrescante. Para ese momento Temperance le respondía a la pregunta que había formulado sobre los demonios...bueno, aunque en realidad a ella solo le importaba uno. La respuesta no fue mucho más de lo que ella se imaginaba, pero le dejó satisfecha, no era imposible, pero no todos los demonios podían acceder a ello, fin de la cuestión, ahora debía olvidarse de ese tema.

Tomó algo de papel que había en una caja junto a la llave y se secó el rostro, cerrando la llave y girándose para agradecerle a Temperance por el agua, aunque la encontró observando hacia otro lugar y con una expresión algo molesta. No pasaron mas que un par de segundos de aquello, para que escuchara malas noticias. —Oh, vaya mierda. —La cazadora se cruzó de brazos mientras observaba como Temperance se arrimaba sobre una de las cajas para poder observar por la pequeña ventana que daba hacia afuera. La nueva pregunta de la cazadora le hizo suspirar. —A menos que se enteren por alguien de que estamos rodeados, no vendrá nadie. Se suponía que debíamos recibir ordenes en un par de minutos, pero el grupo de militares debe haberse retrasado por culpa de alguna otra orda y creo que así es mejor, no quisiera que te hayaran. —Camille le sonrió a la cazadora de demonios con total sinceridad, aquella mujer que debía tener una edad semejante a la suya...no podía imaginarla encerrada o hasta ejecutada, no, la muerte no era sería la correcta respuesta. —Bueno, supongo que de momento lo mejor que podemos hacer es vigilar la entrada. Con la protección de este lugar no creo que se atrevan a pasar y si lo hacen...—la azabache tronó su cuello como utilizándolo aquél movimiento para decir "les damos paliza". —Se las verán feas. —Camille le guiño un ojo a Temp (ya le había puesto apodo, aunque no se lo diría por respeto, quizá mas tarde cuando ganaran algo de confianza entre ambas, se lo revelara.) mientras se adelantaba, observando ya como algunos ángeles reforzaban la línea de sal de roca por los rincones de la catedral. Una de sus manos rozó la katana que llevaba colgada a un lado de su cintura.
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Mensaje por Temperance Brunswick Dom Mar 03, 2013 2:40 pm

Apoyada contra la pared, y mirando por la ventana, intentaba saber cuantos eran los demonios, pero en realidad no podía saberlo, parecían moverse tal como las sombras, rodeandolos, algo estaba pasando... Ella tocaría su pecho, sentía esa opresión terrible, algo... -AHHH!- gritó de dolor, casi sin escuchar a la chica, agarrando su cabeza con las dos manos, el dolor era tan intenso, era el dolor que había sentido cuando su alma fue usada como portal, y reconocía a esa maldad intensa... esa destrucción...

-está aquí...- pálida como la nieve la joven se levantó y se movió hacia la cazadora, nada podría detener a aquel ser, nadie de los presentes, ni siquiera los ángeles uqe habían, se estremeció con violencia y jaló de la mano que estaba marcada por la muerte que se extrendía por el cuerpo de Temperance, la cazadora la sentiria helada como la muerte, como un vampiro, pero ahí, jalada, podía sentir la sangre fluir en ella, y aquellos intensos ojos sobre la cazadora, tan verdes, tan profundos como un gran bosque de misterios impenetrables. - es un jinete... - alcanzó a decir antes de que se escuchara una explosión y los gritos de los que estaban fuera de aquel cuarto.

Temperance correría a la puerta para abrirla, y el olor a sangre y a polvo le provocaría escosor en su garganta, e intentó ver que sucedía, las puertas de la catedral estan destruidas, una fuerza las había hecho reventary los humanos intentaban ayudarse y sacar a ls heridos, mientras que el ángel que antes había visto iba hacia la puerta para intentar defender... pero no habría nada que defender... EL poder oscuro se extendia por todas partes... destruria a todos...

-lleva a todos al altar... queden detras de la cruz.. ahora!- le dijo a la chica, corriendo hacia la entrada, a lo lejos podrían ver la energía del demonio superior, su fuerza hacia retroceder la santidad del lugar y los demonios podrían entrar sin ningún impedimento, nada... Se quedó en medio de la entrada, el polvo aún no se asentaba y sus ropas eran agitadas por una brisa cargada de muerte y destrucción. A lo lejos se podía ver un caballo negro, levantándose en sus patas traseras, relinchando y soltando vapor por sus fauces. Sus ojos, rojos como la sangre, eran tal como los ojos de aquel demonio de negro completo, alto y con el estándarte de la muerte, a su alrededor, un ejercito de demonios, de zombies que rasgaban las piedras.

-padre... santo...- murmuró la joven al ver aquella destrucción y la muerte demoniaca delante de ella, el mal hacia que su pecho doliera...

- hay que actuar.. - murmuró Gabriel.

-¿deseas que peleemos?- preguntó asustada la chica, alzando la voz.

- ¿encuentras otro camino?... - Gabriel no se burlaba, parecia demasiado serio, lo que implicaba que aquella situación era realmente peligrosa. Las alas se extendieron en ese momento grises y bellas, y las sombras cubrieron el cuerpo de Temperace por completo, hasta crear aquella capucha negra, creciendo en porte y en oscuridad. La guadaña se formó en sus manos dando paso a la existencia misma de Gabriel, aunque las heridas y el desgaste sería sufrido por Temperance, aquello valdría la pena si se lograba salvar aquel lugar. Gabriel llegaría hasta la salida de la iglesia, y estab dispuesto a pelear contra el jinete, aunque se supiera en inferioridad de fuerzas...
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Mensaje por Invitado Miér Mar 06, 2013 3:23 pm

Abrió los ojos asombrada mientras observaba a Temperance. La cazadora de demonios había proferido un grito de dolor por el que Camille se movió cerca de la espiritista, mas le permitió algo de espacio. —Hey...¿Que te pasa, Temperance? —la azabache la observó con atención, no sabía si Temp sufría de algún tipo de enfermedad o si se trataba de algo que ella no pudiera entender, algo de "espiritistas", mas la respuesta a sus dudas que recibió de la cazadora fue un extraño aviso y el nuevo acercamiento de la espiritista. Camille realmente no pensaba que debiera moverse mas de la cuenta si se sentía indispuesta, pero la cazadora de demonios la sorprendió con aquél frío contacto contra una de sus manos y luego con la declaración de que un jinete era lo que se acercaba. Un jinete...esa entidad dio vueltas en la cabeza de la cazadora mientras recordaba uno que otro pasaje que había leído sobre aquellas criaturas del Apocalipsis, aunque nunca había visto uno y la verdad, no era que deseara encontrarse cara a cara con uno tampoco. Cualquier pregunta que hubiese querido hacerle a Temperance, quedó dentro de su garganta pues el sonido de una explosión acompañado con la fuerza del impacto sobre la zona frontal de la catedral, hizo que instintivamente se cubriera la cabeza.

La azabache observó a Temperance mientras la misma abría la puerta y le siguió hacia el exterior, primero observando como la puerta principal estaba completamente destruida y seguidamente de aquello, como muchos ángeles trasladaban a los humanos que se encontraban allí hacia la parte trasera del edificio. El polvo que cubría el aire a su alrededor hizo que le picaran los ojos, pero su atención se movió nuevamente hacia la enorme abertura en el frente de la catedral. Su nariz pareció dar con un fuerte aroma..."Azufre", lo identificaría la cazadora justo antes de que la orden de Temperance le hiciera moverse de su lugar. Aquella muchacha parecía haber pasado a la seriedad que se necesitaba para el momento y Camille debía de hacer lo mismo. —¡Todos atrás, ahora! —pronunció fuerte y con autoridad la cazadora mientras tomaba a uno de los humanos que quedaban entre las bancas y que intentaba ponerse de pie sin lograrlo. Lo cogió por el brazo y lo cargo hasta donde se encontraba otro de los ángeles, dibujando una estrella sobre el piso, aunque curiosamente, bajo los escombros y las bancas tiradas, podía ver una serie de líneas blancas que no se habían borrado. Se preguntó de que se trataría, mas lo realmente importante en aquél momento era mantener a todos protegidos y eso incluía a Temperance quien (luego de dar un vistazo hacia atrás) pudo comprobar que seguía detenida frente a la entrada, observando hacia afuera.

—Te los encargo. —Le pidió la azabache a uno de los ángeles que cuidaba de los humanos que ahora se refugiaban en una de las capillas recubiertas del fondo. El ángel asintió y ella se giró para dirigirse hacia donde se encontraba Temperance, aunque lo que vio fue realmente extraño para ella, tan extraño como la primera vez que había visto el brillo tenebroso en los orbes de Lucian. La muchacha espiritista que había conocido momentos atrás, ahora se encontraba cubierta con una extraña oscuridad en forma de capucha y...aquellas alas, por no mencionar la guadaña que ahora portaba entre sus manos. ¿Quien era realmente ella?

La azabache desenvainó su katana y caminó hasta donde se encontraba la espiritista. Claro que su mirada primero fue hasta aquella enorme sombra que se erguía al frente de toda una horda de demonios menores...y aquél caballo. Esto era nuevo para ella, o al menos el encuentro con el jinete lo era. —Espero no estorbarte. —Sonrió hacia la muchacha mientras se alistaba para el enfrentamiento.

—¡Camille! —Desde atrás escuchó la voz de Danielle, aunque al mirarla vio que era sostenida por otro de los humanos que se encontraba en el lugar. La azabache le sonrió. —¿Tienes alguna idea de hasta donde llegan las fuerzas de esa cosa? —Bueno, ella conocía cierto porcentaje de las fuerzas de Lucian y podía decir que algo sin cuerpo propio como la bestia que había allí afuera, no debía llegar a tales extremos, pero no por eso sería un rival fácil, aunque claro, ella no se dejaría ganar. Pertenecía a una familia de cazadores y era una de los mejores en lo que hacía. Su confianza y su valor estaban intactos. "Cuida de los heridos y permítenos salir con bien de este encuentro cara a cara con la muerte", aquella plegaria fue lanzada mientras aquellos seres comenzaban a moverse hacia la catedral, aunque ella no permitiría que siquiera se atrevieran a poner un pie en el interior.
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Mensaje por Temperance Brunswick Miér Mar 13, 2013 2:47 am

Gabriel, que ya había tomado control de Temperance, extendía sus alas, era completamente consciente que solo no podría con el jinete, ni siquiera con la ayuda de Camille, ni usando el cuerpo de Temperance, nunca pensó que encontraría su fin de esa manera, porque a pesar de que era un espíritu, estaba vinculado a la vida de la espiritista y si esta muere, correría el mismo destino que ella... Claro, es un secreto que ha mantenido incluso apartado del conocimiento de Temperance, así la alejaría de las hazañas suicidas que antes realizaba, y cuidara más su vida... curioso, el ángel de la muerte cuidado la vida de una mortal, de todas formas llegado el momento, no sería su vida la que reclamaría, sino todo su cuerpo.

El caballo demoníaco levantaba sus patas contra a barrera de energía santa que protegía la iglesia, y hacía temblar aquella protección. Gabriel era consciente que no era posible perder más lugares santos, sino la fuerza que alimentaba a los ángeles se mermaría.. contrario a sus costumbres, tendría que intervenir, no por salvar a los humanos que había en ese lugar, sino por salvar el santo lugar en donde aún quedaba esperanza... y mantener así el equilibrio al que estaba llamado proteger.

Giraría su cabeza hacia la chica, Camille, era una humana simple y corriente, con una jovial alma, su fuerza vital era enorme, y se giraría completamente hacia ella.... no tenía olor a muerte... sino a vida... aunque apestaba a demonio...

- vaya... ¿tú ayudando? ya creía que estabas haciendo pacto con los demonios, mujer - exclama agitando sus alas, el jinete seguía luchando con destruir aquel templo, Gabriel entornó los ojos, y a pesar de que odiaba intervenir y darle más ventajas a una persona de las que merecía, agarró la mano de Camille, zarándeandola en el proceso.- ahora harás algo productivo... no es tu muerte hoy - le dice, jalándola, y colocando su brazo sujetandolo y apresándolo con su brazo, Camille, sentiría las telas de sus ropas, eran como sombras, realmente eran sombras, y el tacto de su piel, era helado, como el de los vampiros.

- callate !- le ordena, y con su uña, abriendo su palma, le dibuja una estrella de david, lastimando su piel, y haciéndola sangrar - espero que lo uses correctamente - la soltó casi empujándola, la chica sentiría la herida, y la sangre brotar, pero cuando se vio, esta se estaba cerrando dejando la cicatriz. El ángel no le explicó nada, ni hizo declaración alguna más. Extendió nuevamente sus alas, y dejó a la chica con aquella marca...

Camille sentiría un poder, primero como un cosquilleo, luego como un fuego por dentro, que causaría dolor primeramente, mientras lograba controlar eso, los ángeles de las cercanías ya estaban presentes, y luchaban junto a Gabriel, usando sus espadas, y atacando al jinete que los golpeaba con violencia, los demonios también atacaban a los cinco ángeles más Gabriel que estaban presentes, y se escuchaban sus gruñidos cuando eran cortados por la mitad por las espadas santas...
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Mensaje por Invitado Miér Mar 20, 2013 6:20 am

Aquella criatura que ocupaba el cuerpo de Temperance, también se había dado cuenta y dado que Lucian le había dado de beber de su sangre, para un ángel cualquiera de seguro era muy fácil reconocer el oscuro perfume del vitae del demonio que aún le permitía moverse por la zona cero con algo más de libertad que la mayoría de los otros cazadores y militares, aunque ni siquiera eso podría ayudarle en esta ocasión; ciertamente aquella criatura…el jinete, era una figura que irradiaba miedo y desesperanza. Aun así no podía creer que el final le llegara de aquella forma, no, no podía ser así, aún tenía muchas cosas por las que luchas, muchas que proteger y personas amadas a las que volver a ver. No respondió al comentario de aquella fuerza espiritual que controlaba el cuerpo de la espiritista, sin embargo sus orbes verde esmeralda se mantuvieron fijos sobre Temperance…o sobre el ser que ahora hablaba a través de ella, el cual ahora se había girado en su dirección. A su alrededor, el ruido de la tierra sacudida por el jinete y su cuerpo golpeando contra una barrera invisible, espantaba a los humanos que se encontraban en el interior y a la cazadora, le hacía pensar que la misma barrera no resistiría por mucho tiempo más, aunque algunos de los ángeles se mantenían en los costados del edificio, susurrando palabras en latín que ella no alcanzaba a entender.

Para sorpresa de ella, el ser se agito hacia adelante y tomó fuerte uno de sus brazos, apresándolo contra uno de los de Temperance. Fue en ese momento que pudo sentir la frialdad de aquel ente, la extraña composición de sus ropas y lo gélido de su piel, era como la piel de un muerto…pero Temperance estaba viva. Algo extrañada hizo fuerza para intentar zafarse del agarre, sin embargo el ángel dijo que ahora haría algo productivo, aunque con eso solo terminó por abrir la viva curiosidad que dormía dentro de ella. ¿A qué se refería el ángel?; La respuesta llegó tan pronto como había sido formulada. Primero sintió una punzada sobre su mano y luego la carne abriéndose, la sangre escapando. Abrió los ojos como platos mientras observaba el dibujo que el ángel ejecutaba sobre la palma de su mano, tiñendo el mismo con su sangre. Camille sabía lo que era aquél signo, una estrella de David, la conocía porque su madre siempre había sido muy devota además de estudiosa de la angeología. Apenas emitió un quejido al ser soltada hacia atrás, gracias a su equilibrio no terminó sobre el suelo, pero su atención ahora recaía por aquella estrella que tenía en su mano, la cual había comenzado a cicatrizar, sin embargo, la marca prevaleció, manteniéndose firme sobre su piel…y curiosamente, pudo sentir una extensa energía cosquilleando a través de su brazo. La misma energía emitía una extraña sensación semejante a la quemazón…sí, era eso, ardía dolorosamente desde el interior de su palma hacia afuera. —¿Qué es esto? —pregunto la muchacha hacia el ángel, aunque no recibió respuesta del mismo.

Por un lado de donde se encontraba ella, llegó Neliel, el ángel que había recibido en un principio a Danielle y había tratado su herida. El ángel era realmente bello, una muchacha de cabellos dorados y orbes tan celestes como el cielo y aunque en sus orbes se hallaba la justicia en persona, toda su persona irradiaba calma. El ángel camino un par de pasos mientras extendía dos espadas, una en cada mano, las dos bendecidas por su padre, para batallar contra las fuerzas del mal y para cuidar la asa que ahora se había transformado en refugio y esperanza. —¡Atacan la casa de mi padre! ¡Que osadía! —bramó el ángel con total seguridad en su voz. La misma figura angelical extendió sus alas y dio un salto hacia adelante, moviendo las espadas en forma de “x” dando contra el pecho de la bestia. Lariet, otro de sus hermanos, también llego a la escena, el ángel agito una larga espada que debía tomar con ambas manos; esta misma cortaba apenas al tacto, ese era el regalo que su padre celestial le había otorgado a su arma, un filo infinito que nunca se desgastaba ante las sombras de la muerte. Neliel se había dado cuenta de la presencia de Gabriel, sin embargo, en aquél momento no había tiempo para detenerse a hacer preguntas, Haziel no se encontraba en la catedral y por muy rápido que se moviera, no llegaría a tiempo, por lo que el lugar que estaba bajo su protección, ahora era responsabilidad de los ángeles que se encontraban en el edificio, así como también las vidas de los humanos que se mantenían en el mismo.

Camille observó a los mismos ángeles, ellos luchaban con plena convicción, sin temor, sus auras rezaban calma. Fue ese candor que sintió en su mano, lo que la sacó de sus pensamientos, la misma energía que ahora recorría su brazo, la hacía sentir segura, dueña de una fuerza que nunca había imaginado y aunque aquello fuera un simple acto de su mente, podía estar segura de que efectivamente, ese no sería el día en el que moriría. Tomó la katana con la mano en la que aquél sello había sido depositado y fue en ese mismo instante, que sintió aquella energía, navegar hacia su arma, posesionándola, bendiciéndola y brindándole el filo y la fuerza necesaria para atravesar la piel de la bestia. Fue todo tan extraño, que por momentos pensaba la posibilidad de estar en medio de un sueño. La única forma de saberlo, era moviéndose y atacar, y así lo hizo. Los demonios menores no esperaron más para lanzarse también sobre la barrera invisible, que a cada golpe parecía menos resistente, y la cazadora les salió al paso, moviendo su arma en un certero golpe horizontal, el cual cercenó la cabeza de uno de los demonios. Aquello no era un sueño y tampoco podía detenerse, debía proteger aquél lugar, a Danielle, a Temperance, a los ángeles que habían abandonado el cielo para ayudarlos.

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