¿Zona segura? Zona de caza. || Schmetterling Reichmann

Sonríes, impune; tu figura vil se alza imponente de entre las sombras de aquel callejón, y al son de un cuchillo, acabas con una vida y extraes un alma bajo tu filo atroz. Tu camisa, oscura como la noche, se mancha de sangre.¿Por qué lo haces? ¿Por qué no cesar ya con todo eso? Pero no; conoces bien tu trabajo, y sabes que será de por vida. Si es que a los de tu condición se les puede seguir considerando vivos. Sabes que estarás condenado a hacer eso por los siglos de los siglos, pero no te hace ningún mal; ya te has acostumbrado al asunto, y lo que es peor, te encanta. ¿Qué ser, por más vil que sea, podría encontrar diversión en las tareas más atroces habidas y por haber? Una masacre es como la navidad de los tuyos; especialmente de aquellos iguales a ti, que disfrutan de cada gota de sangre enemiga derramada. Especialmente si por tu causa, esa sangre es derramada.

Te envuelves en un manto de sombras luego de beber la sangre de tu víctima, que termina muerta, inerte donde nadie jamás la buscará. Te adentras en el sector donde nadie te verá, donde serás la muerte hecha un susurro. Pero estás aburrido, ¿no? Sí, se te nota en la cara; aquellos colmillos pueden estar llenos de sangre, pero tu expresión no refleja la misma satisfacción de siempre. ¿Qué te pasa, James? Oh, entiendo. Quieres jugar; jugar con tu próxima presa, la cual seguramente ya está muy cerca, y ésta ni siquiera se ha percatado de ello.

Corres por los techos, como una sombra que se ha quedado sin dueño, a una velocidad propia de los de tu raza; en un abrir y cerrar de ojos, te adentras a la ciudadela; aquel lugar donde los tuyos no son bien recibidos. Pero, ¿en qué parte sí lo son? Quizá los vampiros sí sean aceptados en ciertas comunidades integradas por los mismos, pero tú no; tú eres un caminante, un desbandado; no perteneces a ningún lugar, ni ningún lugar te quiere en él. Estás solo, y te es indiferente; pero yo sé que no es tan así, sientes odio, esa cólera acumulada...que piensas descargar en la primer pobre alma que te encuentres.

Te apoyas en el filo de un techo, justo en el borde; agazapado, como un león antes de saltar sobre una presa. Y allí la ves; tu próxima víctima. Te relames; parece suculenta. Debe serlo; ansías probarla. Oculto por las sombras de una medianoche, la Luna es la única testigo de tus actos; nadie más está en la calle. Desapareces del techo; tu velocidad y tu camuflajes te ayudan siempre. Te mueves, sigiloso, como el susurro del viento que te acompaña; y finalmente, te plantas frente a ella, frenandole el paso. - ¿No es muy tarde como para caminar sola por la calle? - Sonríes, con una sonrisa cálida y radiante; falsa como tú solo puedes esbozarla. Con la sonrisa, has mostrado por error los colmillos, que relucieron a la luz de la luna, todavía manchados de sangre. Tus ojos, analíticos, se posan en su figura, expectantes; quieren ver qué hace. Esperan que haga algo, y seguramente lo hará.

¿Estás feliz? Bajo esa capa, bajo esa máscara de emociones que tú mismo te has construido es difícil saberlo. Pareces feliz, lo que deja una incógnita. ¿Por qué? ¿Acaso has gozado el momento en el que ella se sorprendió de tu presencia, de tu aparición? Sí, seguramente sea eso. La miras de arriba a abajo una vez más; anotas mentalmente todo su ser, mas por costumbre que para lograr un fin útil. Tus ojos se posan en ella; y en lo que hace. ¿Qué es lo que tiene en la mano? ¿Acaso es una insignia? Sería muy tonta de usar una cruz para alejarte; estás seguro que ya sabe que eres un vampiro. No, no es una cruz, no tiene nada de parecido a un rosario...parece un medallón. Enarcas una ceja, no entiendes qué tiene que ver un medallón en toda esa situación. Escuchas su próximo comentario, más por obligación que por interés, y simplemente lo dejas pasar.

Notas que está nerviosa, lo que solo te pone de mejor humor. ¿Siempre has sido tan así, James? En una época no, pero esos días han terminado, ¿verdad? Te vas a tu mundo imaginario, pensando en qué hacer con ella, cuando te devuelven a la realidad; ella se está yendo. No puedes permitirlo, no una vez que has salido a la luz. ¿Qué harás? ¿Agarrarla del brazo, tirarla al suelo y romperle la garganta con tus colmillos? Demasiado sangriento. Sí, hasta tú crees que es demasiado sangriento, y por eso no lo harás. Recuerdas a qué viniste; a jugar. Lástima que no te planteaste cómo antes de venir. Cuando por fin te decides, ella ya pasó por al lado tuyo y se dispuso a irse.

- Es muy tonto pensar que un vampiro te dejará ir así sin más... - Das media vuelta y te dispones a seguirla. ¿Que hará, correr? Eso es lo que deseas, armar un escándalo, que las cosas se agiten y poder salir de una vez de la monotonía. Pero ella parece menos emocionante de lo que pensaste estando en el techo. ¿Te has equivocado de presa, James? No parece fuerte; no opondrá demasiada resistencia. Es atractiva, y lo sabes. Pero en ese momento deseas satisfacer otra necesidad, no justo ésa; no te es útil. La idea de eliminarla en ese momento no te es agradable, sería muy aburrido. - ¿La tocas bien? - Te ríes disimuladamente de tu propio doble sentido, pero te refieres a la guitarra, la cual hasta ahora has notado; en su espalda yace aquel instrumento, que tú nunca has aprendido.

En el otro extremo de la calle, justo adonde estás yendo ahora, ves a un grupo de como diez personas, charlando animadamente. Tus ojos se posan en la multitud, y luego en ella; viendo qué hará. ¿Pedirá ayuda? No, debería saber que eso significaría suicidarse. Te acercas un poco más a ella, casi quedando a su lado, pero un poco más atrás, a unos pocos centímetros de distancia. Te inclinas un poco hacia adelante, tu boca quedando al lado de su oído. - Te propongo algo... - Susurras, lenta y claramente. - Luego de que la plebe de allí delante se vaya, me iré y te dejaré en paz, pero solo si me muestras antes tu habilidad con la guitarra. Pura curiosidad. - Dices, pero mientes en casi todo lo que has dicho. Pero claro, ella no podría saber que has mentido. Caminas a su par, esperando alguna respuesta, deseando que no sea la correcta.