Max Morrison

• Mucha ropa de segunda mano o vintage.
• Una colección de al menos unos veinte libros mal apilados en su habitación.
• Un amuleto de la suerte que le regaló su hermano. Lo usa como collar.
• Una bicicleta estilo inglesa.
• Gas pimienta anti idiotas que quieran robarle o molestarla.
• Cigarrillos.
• Un morral marrón algo viejo.
• Vinilos de colección; The Beatles, Ramones, Sex Pistols, Joy Division y cds correspondientes.
• Una entrada de un viejo recital de The Strokes en CBGB.
• Dinero guardado de sus padres.
• Su gato, Nox.

Como estudiante de periodismo, siempre se vio muy metida e interesada en su entorno, en la política, en las problemáticas que se suceden. Aunque cree que le costaría demasiado cerrar su boca si en algún momento tiene la posibilidad de escribir aunque sea en la columna de algún periódico.
Mantiene una postura interna bastante reacia a todo lo que sucede. Pero es muy callada, intenta no llamar demasiado la atención por su condición de Espirista, algo que aprendió con el pasar de los años. Internamente es algo revolucionaria y cree que, en algún momento, el humano debería volver a dominar el mundo.

Mal humorada, testaruda y algo huraña. No es de tener muchos amigos, más bien es de aquellas con un libro en mano y un cigarrillo en la otra, sentada en algún lugar solitario. Su condición de Espirista siempre de alguna forma u otra la aisló de los demás por sus comportamientos extraños y eso de “hablarle a la nada” le ganó unos cuantos castigos de su padre o la llamada de la asistente social de su escuela primaria.
Bastante listilla, pero a la vez muy cobarde, por lo cual, eso de hacer “justicia” por los demás o írselas de rebelde le cuesta bastante. Aunque cree que anónimamente podría dominar muy bien varias mentes para convencerlas de lo que viven, debería ser cambiado y por ende, crear una revolución.
Le cuesta confiar en la gente, no le gusta ser utilizada, por eso anda con mucho cuidado en decirle a alguien lo que puede hacer o lo que puede ver. En general, eso no lo sabe nadie más que su hermano. Y a pesar de la fachada de carácter fuerte y mal humorado, Max es bastante tímida. No le gusta estar rodeada de muchas personas, porque se siente algo intimidada, a menos que sea por fuerza mayor.
Algo impulsiva, se deja guiar mucho por sus emociones, algo que se reprime todo el tiempo, tratando de ser más sensata y pensar “que habría hecho mamá…”

Nacida en Brooklyn, allá por el ’92, con un hermano tres años más grande que ella y un matrimonio muy bien formado. El padre, jefe de una Cátedra en Brown y su madre una artista francesa bohemia, dedicada a la fotografía y a la pintura, con innumerables exposiciones en galerías Neoyorquinas y en España.
Eran los años dorados para los Morrison. Tenían dos hijos magníficos y tan inteligentes. Ambos aprendían todo con mucha sencillez y no se caracterizaban por ser alborotadores, de hecho, casi nunca peleaban. Su hermano Frank, siempre había sido su gran compañero de aventuras infantiles. Aunque no todo pintaba de color rosa…
A los seis años, Max apareció con su primer amigo imaginario llamado “Vincent”. Vincent tenía unos veinte años y vestía de forma antigua. Aseguraba ser un Sir. Su madre no lo veía preocupante, porque creía que era un indicio de la creatividad de la pequeña Max. Mientras que su padre, intentaba ignorar a ese amigo imaginario, creía que no era adecuado seguirle el juego, como solía hacer su esposa, lo cual generaba varias disputas y descontentos entre ambos, a lo cual, Max se sentía culpable.

Con el pasar del tiempo, Max entendió que estaba mal hablar con Vincent. Por lo cual le ignoraba, aunque este se volvía algo insistente y a veces violento. Entonces, decidía hablarle solo cuando estaba completamente a solas. Pronto, descubrió que Vincent no era el único y que esas personas, por alguna extraña razón, acudían a ella con sus extraños problemas existenciales (o no tan existenciales porque estaban muertos).

Ya con siete años y dentro de la escuela, la vida se volvió más complicada y dura. Con un “trabajo” de medio tiempo de escuchar a espíritus todo el tiempo apareciéndose de la nada a su lado e intentando buscar la solución para que pudieran pasar a otro “portal” o “mundo” no podía describirse como la niña más normal. Era como si tuviera que encargarse de la desaparición de esos seres sobre la tierra. Muchas veces la ponían en aprietos porque hablaba sola en clases. Luego, por consiguiente, llegó la llamada de atención de los asistentes sociales de la escuela y todo terminó en malditas sesiones psicológicas. Una mierda.

El único que la apoyaba, extrañamente, era su hermano Frank. Aunque miraba con desconfianza hacia el lugar que su hermana señalaba en donde se encontraba el muerto. Claramente él no veía nada. Pero no dudaba de su hermana ni mucho menos creía que estaba loca. Después de todo, había presenciado sucesos algo extraños en la presencia de Max.

Todo se confirmó finalmente con la llegada del año 2000, los vampiros al poder y una verdad realmente atemorizante. Max ahora confirmaba que no estaba demente y que, en definitiva, tenía un extraño poder que podía ser la perdición o el triunfo de otros. Tenía que irse con mucho cuidado, el mundo estaba demasiado hostil como para ella. Y sus padres sabían que su hija representaba una especie de caja de Pandora…El problema es, si existía ella en esa condición, ¿también había otros? En definitiva, sí.

Años duros, oscuros y desoladores. Su hermano a los 18 años se enlistó en el ejército militar, Max con quince, se encontraba bastante abrumada y temerosa de lo que la rodeaba. La verdad se sentía como la mierda…No le gustaba estar en casa con sus padres, no le gustaba recibir visitas indeseables en busca de ella, no le gustaba en definitiva que extorsionaran a sus padres.
Pero la peor de sus pesadillas, tendría lugar el 18 de Febrero de 2013. Max, con 21 años, una mujer más lista y precavida, más sin embargo inmune ante un Cainita y ni hablar sobre una multitud de ellos. La masacre de ese día se llevó consigo la vida de sus padres, mientras que ella fue salvada por su hermano, donde permanecieron en un refugio, mientras Frank tapaba su boca y las lágrimas de Max escapaban de sus ojos.

Desde aquel entonces, Frank es su protector. El único al que frecuente y confía. Sabe que allá afuera todo es diferente…Pero debe mantener una capa de frialdad e indiferencia. Debe intentar sobrevivir y no parecer diferente al resto…Sin embargo, no puede evitar preguntarse cada día, cuando demonios terminará aquello…