Ghost

Rifle ACR con sensor de movimiento, mira térmica y mira láser, adaptado para usar tanto munición normal como de plata y de luz solar.
Cuchillo de combate con hoja de plata altamente filosa y un largo mango con punta de madera.
Granadas de luz solar, granadas fragmentarias y granadas incendiarias.
Pistola USP 45 con linterna y silenciador, adaptada para utilizar tanto munición normal como de plata y de luz solar.
Kit de desactivación de bombas.
Intercomunicador
Municiones normales y especiales.
Cigarrillos
Linterna
Navaja suiza
Claleco Kevlar y protecciones en lugares clave del resto del cuerpo. Sus guantes tienen en los nudillos protecciones de plata al igual que en la punta de sus botas.
Todo su equipamiento tiene incrustadas partes de plata para evitar que algún hombre lobo las use.

¿Creen que están muertos porque alguna vez alguien les sacó toda la sangre de su cuerpo con una mordida que ni siquiera duele? No han probado sentir que les sacan el alma con una cirugía directo al corazón sin anestesia. Soy férreo creyente desde niño, hombre de fe, por lo que te puedes imaginar el poco cariño que le tengo a estas criaturas. Todo lo que me queda es mi trabajo y mi credo. El poco cariño que tenía lo perdí junto con mi familia. Mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis mejores amigos, mi esposa y mi hijo. Todos masacrados. Supongo que me lo merecía por mis años de trayectoria repartiendo cadáveres vampíricos, pero eso no les salva de recibir el mismo castigo que yo. Y mi castigo ese día fue mi propia vida. Mi muerte. De allí proviene mi nombre clave.

Un soldado. Sigue órdenes y está feliz de hacerlo siempre que éstas incluyan partir la cabeza de algún no-muerto. No suele mostrar muchos sus emociones, si aún tuviera, aunque todavía conserva algo de su sentido del humor. Es un hombre que al quedarse sin razones para vivir, ha ganado muchas razones para luchar. Razones que acompañan de cerca cada bala que dispara.

Algunas respuestas de aquellos que han pasado por el otro lado de mi arma me parecen hilarantes. Bueno, si fuera del tipo de personas que ríen, me reiría. En especial de los sujetos que asesinaron a mi familia entera. No eran tan rudos después de todo. "Me casé ayer" me dice uno. Acabé su luna de miel antes de lo esperado. "¿Crees que ésto es un juego? me dijo otro... y perdió. "Quiero ir a casa" exclamó el que parecía más joven, y cumplí su deseo, con un ataúd de regalo. "Ten piedad" me gritó otro. El asesinato en algunas personas es una de las mayores muestras de piedad. "Soy inocente" me dijo uno, a lo que le dije "ellos también lo eran". Uno de ellos, ya harto me gritó "para de torturarme", y obedecí. No más tortura. "Es mi cumpleaños" me dijo uno. "El último", le respondí. "Seré padre en unos días" me dijo el último justo antes de que yo aumente manualmente la taza de niños huérfanos en el país.

Ah sí, debería estarte contando mi biografía. El problema es que cuando me preguntan por mi vida, lo primero que recuerdo son los días próximos a mi muerte. El día en que una horda de vampiros atacó y asesinó a mi familia entera y a mis amigos. No se llevaron barata la victoria, y los sobrevivientes me pagaron lo que debían con intereses. Pasé mi niñez y juventud en una academia militar, en ese tiempo sin tener idea de las desgracias para las que me estaban preparando. Dulce ignorancia. Dulce conciencia que me trajo a esta ciudad. Mis superiores sabían de mi pasado, mi presente, y sabían así mismo que estaría más que dispuesto a ayudarles a escribir el futuro. Tras el Winter Festival, fui una de las primeras opciones que las Naciones Unidas barajó para enviar a contener la situación. Ante la invitación asentí sonriente. Bueno, con la inmutable sonrisa de la calavera en mi máscara.