Inevitable

20 de abril de 2013
4:25 a.m.


El cuerpo le temblaba tanto que a penas y podía sostener la botella de agua mientras la destapaba. Aquella noche ni siquiera había encendido la luz de la pequeña cocina al entrar en ella pues sentía que las penumbras la protegían con mayor intensidad, después de todo todavía quedaba una hora para que dieran las 5:30 a.m. y hasta ese entonces ni siquiera la luz era un alivio.


Al fin llevó el cuello de la botella hasta sus labios y bebió un poco, tenía el cuerpo perlado de sudor, el cabello mojado y las pupilas casi completamente dilatadas, pero ella no parecía notarlo, estaba demasiado metida en sus propios pensamientos.

- Alice ¿tú lo sabías? – preguntó a la sombra que la miraba acurrucarse en uno de los sillones cercanos.
- Hay cosas que ni yo puedo decirte Angelique- le explicó el espíritu sin inmutarse.
- Cuatro días soñando lo mismo… y cada día con mayor intensidad… - susurró para sí misma mientras ocultaba el rostro entre sus rodillas.
- Fuerza, decisión y fe… es lo que siempre te he inculcado
- Alejar el temor del corazón para que fluya la fuerza y el control- repitió la chica sin elevar el rostro, como si aquellas palabras fueran un mandamiento arraigado en su mente- ya no queda mucho tiempo.
- El tiempo es nada, lo que importa es lo que hagas con él.

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23 de abril de 2013
14:25 p.m.

Se las había arreglado para enviar a Pietyr un cuadernillo, casi completamente lleno, con la información que él le había solicitado. Al final, como una nota extra, también le explicaba que no todos los espíritus reaccionarían igual al contrato y que la duración de su fuerza y su habilidad para permanecer de pie a través de un cuerpo no vivo dependía directamente de la fuerza no sólo de él si no de ellos mismos. Pero la joven bruja se las había arreglado para escribir un pequeño ritual que podría mejorar éste lapso de tiempo si el vampiro se comprometía a suplir la energía espiritual que hiciera falta con su propia fuerza supernatural.

Además anexaba una pequeña carta, donde le explicaba que necesitaba verlo lo antes posible pues tenía que explicarle en persona ciertos acontecimientos que seguramente serían de su interés. La verdad era que la situación le parecía demasiado delicada como para ser tratada a través de una carta o por teléfono.

Avanzó con paso apresurado entre la multitud, tratando de abrirse paso entre la gente que bajaba las escaleras hacia el subterráneo, aunque era bastante complicado pues su mochila estaba completamente repleta y se atoraba en los pequeños espacios que se formaban entre los cuerpos de las personas que iban en sentido contrario.

- ¿Acaso todo Nueva York decidió tomar el subterráneo precisamente el día de hoy?- se preguntó a si misma en voz alta y avanzó con mayor rapidez pues a lo lejos, alcanzo a ver cómo el tren se detenía en el andén y abría sus puertas para que lo abordaran.

Casi no alcanzó a llegar, pero por fortuna logró entrar justo cuando cerraban las puertas y al fin pudo darse un respiro al hallar un asiento solitario.

Y ahí estaba ella, con la mochila en las piernas, cubriendo levemente su desnudes, el corto vestido blanco cuya falda caía con suavidad a los costados y las mangas de la chamarra de mezclilla arremangadas. Había girado el rostro hacia la ventanilla, aunque no había más que oscuridad a través de ella, y permanecía con la mirada perdida.

- “No tengo otra opción… después de pensarlo mucho… creo que el sello es mi única solución”- pensó para sus adentros.