Tablero en llamas

Mayo 7
19:30 PM

¿El clima? el cielo presentaba algunas nubes y los rayos del sol penetraban a través de los espacios vacíos que éstas dejaban. Una ligera y relajante brisa de viento se paseaba por el lugar, agitando los pastos que había alrededor del asiento sobre el que me encontraba. El lugar estaba relativamente vacío ése día, cosa que me agradaba. Algo de tranquilidad en medio del turbulento conflicto del que la ciudad estaba siendo testigo. En parte ese era un tema que pretendía tocar durante la charla planificada para ése día, como todos los años, con Pietyr. Uno de los pocos vampiros que conocía y que no intentaba matarme por tener algunos pelos de más. Ubicaba las piezas sobre uno de los tableros de ajedrez ubicados en esa plaza, dejando las fichas negras en mi lado. Por algún motivo siempre me ha acomodado más jugar con ésas.

Por mi mente aún pasaban las imágenes de la matanza en el Winter Féstival. Los alcances que ese atentado había tenido en el ambiente social de la ciudad habían agitado los aires considerablemente. Algunas zonas ahora estaban inaccesibles para ciertas razas y el miedo de los humanos hacia los vampiros se había incrementado al punto en que el gobierno estadounidense había sitiado la ciudad. Los cainitas habían conseguido inclinar la balanza a su favor y ahora había que volver a ganar terreno para avanzar hacia un futuro que no sea regido por un montón de sangijuelas con aires de superioridad injustificados.

Spoiler:

Al caer la noche...

Aunque el panorama había cambiado, tanto en 1999 como después del Winter Festival, dos sujetos se seguirían viendo en el mismo lugar de siempre, el cuál constaba de una pequeña mesa y un par de sillas en una terraza en la plaza. Regularmente ese lugar lo ocupaban las personas en el día a día para sentarse a descansar de las actividades de The Greenbelt, pero cada año, estos dos individuos acompañaban el mobiliario con 32 piezas dispuestas a batirse en gloria, sobre el Campo de Batalla más Antíguo que se ha registrado en la historia.

Aunque aún habían rayos de sol visibles, Pietyr von Abel respondía al llamado especial de Marshall, un Licano con más astucia que pelo. Hacía poco se había enterado que él estuvo en el Winter Festival, debido a las grabaciones que tenían del evento, y por supuesto, eso era algo de lo que debían hablar. La información acerca de los seres "sobrenaturales" que eran independientes debía ser tratada con sumo cuidado.

Cuando llegó, aún con el leve ardor que le provocaba la luz del sol, le saludó como siempre, con una reverencia y prosiguió a tomar asiento en su lugar y acomodar sus piezas.

Todo comienza moviendo el primer peón.

- Los terrenos a veces cambian (comenzó diciendo) desde grandes murallas, hasta grandes navíos, o hasta grandes brigadas aéreas, pero finalmente se convierten en lo mismo. Cuadros y Piezas.

Recordaba ahora la afición de su amigo por el ajedrez. Y no era una mala afición. Como dicen, sólo te vuelves bueno cuando juegas contra alguien mejor. Así también era en la vida. No podías volverte un maestro de la guerra sino habías tenido que enfrentar grandes derrotas para clamar el título.

- El Winter Festival... supe que estuviste ahí.

Terminó diciendo, mirándolo a los ojos, aunque la remanente luz del sol quemara sus pupilas un poco. Daba lo mismo. Podía sentir casi en las venas la poderosa sangre Garou en el interior de su contrincante de ajedrez. El Gran Espíritu del Lobo.

Sonreí y asentí ante el comentario con el que se presentó, tras devolverle la reverencia con la que me saludó. - Así mismo un negocio, una competición o hasta una mera conversación puede resumirse en un mapa de 16 cuadros de largo y ancho - agregué a su acertada apreciación - el arte de la guerra puede aplicarse a cualquier ámbito de la vida. Se trata de resolver conflictos más que de derribar soldados. - Nunca me había llevado muy bien con el concepto de "autoridad". Siempre he sido de la idea de que quien pretende ejercer el liderazgo debe ganarse el respeto antes de ganarse el título, una de las razones por la que mis amigos desde mi infancia solían ponerme a la cabeza del grupo. El tipo que estaba ahora ante mí sería probablemente una de las pocas personas de quien estaría dispuesto a recibir órdenes, claro, no sin antes saber a ciencia cierta la finalidad de ésta.

Mi contendiente había optado por dar el primer paso con un peón, a lo que yo respondería moviendo la única otra pieza aparte de ésta que puede moverse sin que las demás le estorben. El caballo, una ficha cuya mayor gracia posiblemente era que su avance no puede ser interrumpido poniendo algún súbdito sacrificable en su camino. Al hacer jaque con ella desde una posición en que el oponente no puede comerla, el rey está obligado a moverse. Cosa que me llamaba la atención por mi afición a ganar con la menor cantidad de bajas posibles para ambos bandos. Razón por la cual mi arsenal no estaba compuesto usualmente por armas destinadas a matar de un tiro, sino que a inutilizar o símplemente ganar tiempo. Matar era mi última opción.

- Correcto - le contesté a lo siguiente. No pensaba entrar de lleno al plato fuerte tan pronto, pero no me incomodaba. No le había visto en el evento, y desconocía el hecho de que Charlotte se hubiera encontrado con él después de desaparecer de mi vista. Podría decirse que estaba más preocupado de sacarme de encima al berzeker que por poco me mata dos veces, sin contar el camión que ya había estado a nada de lograrlo poco antes. No había muchas maneras en que pueda enterarse de mi presencia allí más que haberme visto en el momento. No compartíamos muchos contactos en común y de hecho nuestros mundos estaban bastante separados. Supuse que probablemente me había visto (ya que si yo no pude olerle, difícilmente pudo ser al revés) o tal vez algún registro de mí había quedado. Registro visual seguramente. - Me imagino que debes estar más al tanto que yo de lo que pasó ése día - agregué mientras esperaba que hiciera su jugada - o al menos tienes acceso a más fuentes que yo, que estoy limitado a acudir a la lógica. -

Resolver conflictos. Esa era la verdadera victoria.

Justamente, el Caballero, era la pieza perfecta para infiltrar las filas enemigas y poner presión donde se necesitaba. La forma de jugar de Marshall era muy bien apreciada por Pietyr.

En lo que respecta a la plática, prosiguió:

- La pura lógica podría salvarnos de aprietos respecto al Festival. Pero afortunadamente contamos con otro recurso. Pero repasemos la lógica primero (Pietyr ahora movió a un Alfil, estando libre de las ataduras del peón movido anteriormente, podía aprovechar su potencial). ¿No te parece inecesario detonar un explosivo, después de haber causado tanta destrucción "a mano limpia"? Eso es lo que me ha dejado más confundido. ¿Qué necesidad tienen nuestras razas de usar artilugios tan simples y despersonalizados para causar devastación?

Y esa era una pregunta que aún no se respondían, pues con todos los recursos que tenían, detectar y analizar los explosivos llevaba tiempo.

- Pero no te dejaré preguntándote. Me enteré de tu aparición en el Festival gracias a que vi tu rostro a través de "las grabaciones". Reventar el hidrante fué una elegante y ejemplar ejecución del berserker, a decir verdad (dijo, con ello reiterándole que conocía de lo qué le hablaba)

En efecto, era algo que me había preguntado pero que, a falta de medios, no había logrado indagar mucho. De todas maneras, no me sorprendía del todo. Cuando se trata de los hijos de caín o los garras rojas, no existe el concepto de "demasiado daño". Tal vez hasta lo hayan hecho para hacer farol, pensé. Tal vez piensen que hay cosas que jamás pasan de moda. De todas formas, no contesté. No tenía forma de responder directamente a la interrogante que planteaba, pero era evidente que estaba meditando al respecto.

Avancé un peón dos cuadros, aquel que está ubicado justo al frente de la reina para liberar el paso de mi alfil sobre cuadros blancos mientras escuchaba lo que me decía de la vez que hice volar el grifo. En el momento no buscaba tanto verme bien como sacarme de encima a la bestia y evitar que nos alcance a Leyla y a mí, pero no pude evitar soltar una leve risa gutural al oír su apreciación. - Grazie, pero en realidad no me resultó muy costosa la jugada como al sádico tipo que saltó a acuchillar al pobre animal, - dije refiriéndome a James, a quien le había aventado mi cuchillo para que le de el fatality al berserker - el sujeto por poco pierde el brazo, pero supongo que era un precio que muchos habrían estado dispuestos a pagar a cambio de la supervivencia. - Pensé en que más tarde probablemente le podría pedir las grabaciones donde salía yo para reírme un rato viendo la serie de jugadas estilo Matrix que había ejecutado.

Si se analizaba a profundidad la escena, no sería difícil percatarse de que había aprovechado la obvia atracción del tipo hacia la sangre al considerarlo como primera opción en el instante que me percaté de que no estaba en condiciones de huir ni de atacarle decentemente sin dejar a Leyla vulnerable. James había llegado a mi lado blandiendo un brazo cercenado como arma emitiendo comentarios sobre lo "divertido" de la situación, cosa que no me causó mucha gracia. En consecuencia, cuando vi la oportunidad de usar su insana entretención a favor de mis objetivos (acabar al berserker sin descuidar a Leyla), la tomé. Irónicamente, por poco le costó su propio brazo. Intercambio equivalente, una de las leyes que rigen mi actuar. Así mismo posteriormente me aseguré de que tanto él como Leyla reciban tratamiento a sus heridas. Tampoco tenía intenciones de dejarlo desangrarse.

- Yo tengo mis teorías pero he de suponer que si tienes acceso a las cámaras del evento, sabes donde estaba ubicada la bomba, ¿ne? ¿no? - le pregunté todavía con la mirada perdida en el tablero - además de tener identificados ciertos sospechosos. - Aprovecharía que el tema de las grabaciones estaba en el aire para preguntarle algunas cosas que puedan ser de utilidad para reafirmar o refutar mis suposiciones antes de contarle sobre éstas.

Pietyr movía ahora a la Reina, fuera de la protección de los peones, hacia la batalla.

- Tenemos en pantalla, con muy buena claridad, los rostros de varios individuos que no son humanos, y que participaron activamente en la masacre. Algunos de ellos fueron confirmados por los sobrevivientes que les vieron en fotografías. De acuerdo a algunos análisis por parte de la Brotherhood, y claro, gracias a que te conozco, determinamos que no todos eran vampiros.

Pietyr pausó un poco, y continuó.

- Pero acerca del explosivo... los resultados no son concluyentes todavía. Posiblemente el artefacto fué colocado con antelación, ya que del epicentro en Times Square, no hubo nadie que se acercara que hayamos visto. Tenemos que revisar las grabaciones de días anteriores para cerciorarnos y eso está llevando más tiempo de lo que pensé.

Estaba recargado en uno de los descansos de la silla, de lado. El ardor en sus ojos iba disminuyendo a medida de que el sol se ocultaba por completo. Aunque era incómodo para él, celebrar una reunión entre Licanos y Vampiros justo al anochecer era una manera "cordial" de expresarse entre ambas razas. Quizás era hasta ritualístico. Quien sabe.

- Además de eso en video, estamos cruzando referencias por entre los papeles y bases de datos de los militares, para dar con el paradero de los responsables, pero el Gobierno no lo está haciendo fácil. He puesto a investigadores privados a llevar una averiguación por aparte, y ha rendido unos cuantos frutos.

Ahora, se quedaba callado. Era el turno de Marshall para hablar.

(Sorry por la demora xD debía corroborar algunas cosas para saber como plantear mi post de ahora)

Escuchaba atento todas sus palabras, extrapolando lo que significaba cada una de ellas. Por un momento llegué a dudar sobre si realmente podría ser una ayuda, pues parecía que me llevaban bastante ventaja. Mi posición sólo me permitía suponer cosas, pero no me dejaba muchas opciones para interferir directamente. Tenían los rostros de los presentes y sus acciones registradas. Vale decir, seguro vieron al sujeto. Por mi parte yo tenía su olor, cosa que jamás olvidaría y que tras aquel evento no había vuelto a percibir, ni siquiera en el velorio pagano donde habrían asistido parte de cada tribu, coordinado por la líder de los Fianna, para despedir a los caídos en tal masacre. Aquel día estuvo presente el jefe de los garras rojas con su séquito entre los asistentes.

Me mantuve pensativo unos cuantos segundos tras su silencio, tomando al peón que le tapaba el camino a mi alfil sobre cuadro blanco, ordenarle avanzar dos cuadros. - Bien... como esperaba, estás mucho mejor informado que yo - comencé diciendo mientras aún sostenía el peón en el aire, jugando con éste haciéndolo girar mientras observaba el tablero, como pensando donde dejarlo - el asunto de la bomba es cuestión de tiempo, nada más que eso. Seguramente ya lo habrán pensado pero lo primero que se me viene a la mente si ya tienen la imagen del contenedor del explosivo, el registro de la magnitud y la forma en que se distribuyó la explosión, los residuos que dejó en el lugar y todo eso, pueden averiguar la naturaleza del explosivo y la cantidad utilizada mientras alguien de confianza revisa los videos. - Enfaticé las palabras "alguien de confianza" alzando las cejas mientras la pronunciaba y marcando un poco más la voz. Gente confiable, cosa difícil de encontrar en éstos días y aún más en los complejos pasillos por los que solía transitar mi viejo amigo.

- Si bien no es concluyente, por mientras pueden usar esa información para reducir el campo de probabilidades. Rastrear proveedores clandestinos o especializados en caso de que se trate de algo muy complejo, y así dar con posibles responsables. No se mucho de explosivos, pero es una posibilidad. - Finalmente puse el peón en el lugar que tenía pensado, mientras en mis ojos perdidos podía notarse que mi concentración estaba enfocada en varias cosas, pero no por ello descentrada. Por mi mente pasaban imágenes de aquel día, cuando estaba sentado en el sofá de mi departamento meditando sobre si debía ir o no. Algo me impulsó a ir e incluso al llegar me alegré de haberlo hecho. Por alguna razón no barajé la posibilidad de que el evento tan publicitado por los Brotherhood fuera a ser blanco de la espada cainita. O tal vez sí pasó por mi mente e hice oídos sordos, cosa poco probable. Probablemente tenía mis sospechas y me vi en la necesidad de asistir para confirmarlas. Tal vez por ayudar o tal vez por el orgullo de decir "lo sabía". Tal vez por ambas. - Si funciona, habrán conseguido un avance. Si no funciona o resulta ser un explosivo de fabricación casera, al menos podrán decir sin miedo a equivocarse que han hecho todo en su poder por resolver el acertijo. - agregué mientras me rascaba el cabello en la nuca.

- Por otro lado, volviendo a la lógica, tengo buenos motivos para sospechar que los cainitas no fueron los únicos involucrados en la masacre - dije tras una pausa de un par de segundos que utilicé para sacar una de mis mentas y echármela a la boca de un vuelo. Más de 100 años de vida inmortal, atravesado épocas, habiendo viajado por el mundo y vivido mil experiencias... sin dejar jamás mi único vicio. Los formatos variaban... a veces eran pastillas, hojas naturales... o hasta el licor que lleva su nombre y sabor, pero siempre traía conmigo menta. - Si bien en un principio, al proyectarse el noticiero en las pantallas gigantes, todo apuntaba a que el lugar se convertiría en un baño de sangre cortesía de los Hijos de Caín. Un asesinato en vivo y en directo para el mundo entero con un mensaje bastante explícito, y luego la liberación de las bestias. Todo aparentemente claro, pero hay una pieza que no calza en el rompecabezas. El conductor del camión que por poco me mata, para luego liberar a las bestias y huir sin problemas. -

Inhalé fuertemente e hice un ademán señalando mi nariz con mi dedo índice, mirándole por un par de segundos buscando en su mirada algún indicio de que me estuviera entendiendo. Sea cual sea su expresión, proseguiría con mi explicación. - Su olor. Su aroma era el de un licano. Estoy seguro de ello. - continué, apoyando mis codos sobre mis rodillas para apollar mi mentón sobre una de mis manos, masajeando mi mentón y mi casi imperceptible barba. - Inicialmente podría pasar como poco más que un "dato curioso, pero me deja varias interrogantes... - dije como dejando inconclusa la frase mientras comenzaba pensar como plantearle a Pietyr estas interrogantes, con expresión de concentración en el rostro, nuevamente mirando al tablero. Mientras alzaba un poco las orejas atento a alguna respuesta de mi interlocutor, esperando que tal vez él llegue por su propia cuenta a la misma conclusión que yo. Si no, pues ya habría ordenado mis pensamientos para comenzar a explicar el juego de probabilidades que danzaba por mi mente. Además, necesitaba tomar aire. Rara vez soltaba tantas palabras de un vuelo. Solía decir a lo más dos frases juntas, sin considerar que siempre olvidaba presentarme.

- ...eso significaría que... (Pietyr pensó un momento) que las manadas... ¿siguen llamándoles manadas, verdad? Pues algunas de éstas, están desviándose del camino marcado por sus ancestros, y que ahora pretenden hacer pública su existencia.

Pietyr ahora movió un Caballero también.

- Adicionalmente, quizás inclusive estén coordinados con los Cainitas. Pero se me antoja un absurdo, pues si bien es posible interactuar pacíficamente entre ambas razas (hace un ademán con la mano, haciéndo énfasis en el juego de ajedrez que estaban teniendo), es curioso que dos facciones tan... violentas puedan concordar en algo.

Puso una mano en la sién, como si hubiera hecho un mal movimiento con el Caballero. Pero estaba hecho.

- Será la voluntad de sus ancestros que se unan a la pelea... o se habrán desvirtuado tanto esos Licanos como para causar la muerte de humanos sin sentido...

Así pues, lo decía. No había cubierto el tema tácticamente, sino con esa reflexión de las tradiciones, que parecían estarse perdiendo últimamente. Y no eran exáctamente boberías. Las tradiciones como esas, perduraban precísamente porque eran una gran necesidad para sus razas. En fin... el juego continuaba.

En realidad, aún no se me había ocurrido analizar la perspectiva que Pietyr había tomado para evaluar el tema. No soy un lobo de tradiciones, eso era algo de lo que cualquiera podría percatarse tan solo con hablar conmigo sobre actualidad o sobre mi modo de vida. Otro de los motivos por los que había decidido no afiliarme a una manada. Tenía bastantes amigos humanos, me movía mejor en ambientes urbanos que en bosques, era bastante cercano a la tecnología, no obedecía a la voz de un líder, etc. Lo que sí me esforzaba por mantener era mi mascarada. Al menos, al vivir solo, las transformaciones súbitas a causa de la luna no me ocasionaban mayores problemas. O tal vez sí, pero se me facilitaba el trabajo. Asentí con la cabeza cuando mi amigo hizo la pregunta sobre si las manadas aún mantenían tal denominación. Entrecerraría los ojos intentando, como siempre, predecir los efectos a los que se enfrentaría la comunidad licana si efectivamente nuestra existencia saliera a la luz pública. Pensando, no me percaté del gesto de pietyr tras mover el caballo.

- No se que tan al tanto estés sobre la comunidad garou en la actualidad, pero desde mi perspectiva no se me hacen tan difíciles de imaginar los puntos en los que éstos bandos puedan concordar - respondí al punto que mejor me permitía tomar el tema desde un punto de vista estratégico. No era que me pareciera menos importante el asunto de las tradiciones de mi raza, pero no era lo que más me inquietaba. - Y no se si estás al tanto de que al poco tiempo después del winter festival, se celebró la boda con tintes de Alianza de dos líderes de manada. Gissiel, de los Fianna y Dante, hermano del difunto líder de los Fenris. Éste último falleció durante el Winter Festival. - Aún seguía mirando el tablero, pero no había alzado mi brazo para tomar ninguna ficha.

- Por otro lado, es sabido que los Garras Rojas comparten ciertas similitudes con los Cainitas. Si bien ambos se repudian por sus razas, ambos también comparten la misma metodología, los mismos intereses con distintos fines, y tienen un enemigo en común. - Me erguiría mientras pronunciaba las últimas palabras, para quedar con la mirada puesta en él, sonriendo de medio lado y lo señalaría alzando ambos brazos quedando éstos rectos hacia él, con las palmas extendidas. - Gente como tú es lo único que los detiene. - Bajé los brazos para apoyarlos sobre mis rodillas antes de proseguir, retomando un poco de la seriedad en mi rostro. - Para ambos, sacarse del camino entre ellos no es una necesidad tan inmediata como la de acabar con la influencia de los Brotherhood en la sociedad actual. A su vez, según se, los brotherhood tienen cierto pacto de silencio con los Fenris, que ahora están aliados con los Fianna. Si el trabajo coordinado de ambas facciones, de manera voluntaria o involuntaria, logró los efectos que apreciamos en sólo un día, imagina lo que podría pasar si... - Dejé la frase inconclusa para que visualice el tema por sí mismo. De un vuelo tomé el alfil que había librado en la ronda anterior para hacerle avanzar algunos cuadros, sin dejarlo al alcance de la reina enemiga.