Una modelo muy especial(violette)

No me creía que fuera a ir a una sesión de fotos, de prueba, sí, pero al fin y al cabo era una sesión de fotos, yo, la rarita, la chica a la que no solían mirar mucho. No era lo que se dijera una belleza monumental, pero si al repipi le había gustado y quería destrozar su marca con mi imagen, no iba a decir yo que no, es más, estaba segura de que me divertiría en el proceso y además, quien sabía, quizá tuviera éxito y esto me llevara a alguna parte e hiciera algo con mi vida, aparte de tocar el garitos y drogarme por las noches. Estaba nerviosa, no iba a negarlo, era algo nuevo, y lo nuevo siempre asustaba, pero no importaba, porque iba a ir, e iba a arrasar, no importaba si de buena, o de mala manera.
Me había ido a acostar pronto, quería estar descansada, así que, una hora antes de la cita programada, me metí en la ducha. Se agradecía haber estado dos días sin fiesta, y poder dormir bastantes horas seguidas, estaba segura de que tenía buena cara, y un buen color de piel, sin ojeras. No quise maquillarme, y me dejé el pelo suelto mientras me enfundaba en el abrigo negro que iba a proporcionarme el calor para llegar al lugar de la cita.

Vi a Odisea a los 3 minutos de entrar, y fui hacia ella, escuchando su saludo. Se le notaba triste, fruncí el ceño ligeramente al escuchar lo de la mesa.
- Estas bien? Te han echado o algo así? -dije mientras veía como el repipi entraba y desabrochaba unos botones de mi chaqueta, aclimatándome mientras asentía con la cabeza.
- Vamos - dije intentando poner mi mejor sonrisa.
La sala era bastante más normal de lo que yo creía, una tela a un lado, y cachibaches. De esos tenía yo, bueno, y seguía teniendo, adoraba la fotografía, es más, estaba estudiando, y era una de mis grandes pasiones, así que me quedé mirando la cámara profesional que tenían ahí. Solté un suspiro y me quité la chaqueta cuando se ofrecieron a llevarla a guardar. Miré al repipi en busca de las intrucciones, pero tenía la cabeza en la expresión triste de Odisea, me gustaría poder ayudarla, pero, como?

Decía que no pasaba nada, que solo la habían rebajado la jornada. A mi no me sonaba tan mal, pero si en sus ojos no se veía bien sería porque necesitaba el dinero de la jornada completa, o cualquier otra cosa, quizá le gustara algún chico que trabajara ahí y le molestara no verlo todos los días, cualquier cosa, al fin y al cabo, yo a esa chica la conocía de un día y medio, como mucho, pero me caía bien, pese a ser tan diferentes habíamos conectado, y en ella podía ver a una posible amiga. Yo no tenía muchas amigas, no verdaderas, no sanas, y al menos, no vivas, asi que era de agradecer todo aquello, aunque esperaba que si algún día se enterase de lo mio no dejara de hablarme como tantisima gente había hecho.
- Si necesitas cualquier cosa..-comencé a decir mientras la seguía hasta el estudio y me presentaba a la fotógrafa, una chica peliroja, guapisima, que bien podría haber sido ella la modelo en vez de mi.

No dije nada mientras hablaban, me dedicaba a posar, a hacer esto, a hacer aquello, a ver como el repipi miraba esta foto, retocaba el color de esta, hacia nosequé con esta. No sabía que tendría que mirar tanto, yo era bien normalita. Escuché la pregunta de Odisea y asentí con la cabeza.
- Sí, me gusta, es más, estoy estudiando fotografía en la universidad...-mira a Janet y sonreí - claro que me lo tomo en serio, es mi pasión -me limité a decir mientras me ponía de perfil tal y como me habían mandado.
Seguía en el telar cuando el repipi se acercó a mi diciendo toda aquella palabrería. Realmente quería que yo fuera su imagen? No me lo podía creer, sinceramente pensaba que iba a mandarme a freir espárragos.
- Bueno, si me lo pides así no puedo negarme- dije mientras soltaba una alegre carcajada- seré tu nueva imagen- dije mientras miraba a Odisea con ilusión. Sin comerlo ni beberlo me acababa de convertir en modelo.

Abracé a la chica en cuanto ella lo hizo, y reí contenta, al menos conseguiría un extra que le ayudaría.
- Me alegro muchisimo pro ti Odi, es genial, enserio- dije mientras asentía con la cabeza escuchando sus palabras. Tenía razón, ahora con este nuevo trabajo no podría salir tanto, ya lo había pensado, pero podría reducirlo a cuando no tuviera sesiones, que tampoco sería siempre, solo iba a ser la imagen de una marca de jeans.
- No te emociones, no creo que tenga lo que hay que tener como para ir a Italia - dice más bien divertida, aunque la idea sonaba tentadora, era obvio que quería volver a mi lugar de nacimiento.

Comenzaron a discutir sobre que foto era la que más les gustaba. No me importaba, ni un poco, que eligieran la que prefirieran y después ya me la encontraría, aceptaría cualquiera, al fin y al cabo tampoco tenía voz ni voto, sí, era mi foto, pero eran de prueba, yo no cobraba por ello, y si había venido había sido por Odisea y por probar algo nuevo, que tampoco era nada malo, y menos en los días que corrían, que hacerse visible era una manera de darte algún tipo de protección. Si eres una imagen pública, no pueden terminar contigo, al menos no sin generar algún tipo de revuelo, y aunque no lo hacía por ello, las ventajas siempre iban bien, aunque, el hacerse conocida también traía desventajas, como las drogas. Ya no podría estar tanto con ellas, no si quería tener una buena imagen, por ejemplo.
Solté un ligero suspiro, ya había terminado la sesión, no? Miré a Odisea cuando dijo lo del tinte y no pude evitar reír por lo bajo.
- Odi..estoy teñida,no nací así de rubia - dije con una sonrisa divertida en los labios.

Dios, sí, la cafetería, por favor. Miré suplicante a ambas personas, frunciendo el ceño ligeramente al escuchar el comentario del repipi sobre Odisea, e iba a volver a responder, con lo cual no tenía problema alguno, pero fui arrastrada, de nuevo, por la chica hasta la cafetería, donde me pedí un capuchinno con doble de nata. Quizá tendría que empezar a cuidar también mi alimentación, pero eso jamás había sido ningún problema, pero ya lo hablaría más tarde, o no, yo era feliz con mis dulces, mi nata, y mi azucar, a menos que me pusiera a engordar, no me preocuparía.
- No encuentro ningún alago para el repipi -dije mientras me giraba para saludar al recién llegado chico. Esbocé una de mis mejores sonrisas mientras él hablaba con Odisea, y luego le volví a mirar a los ojos.
- Oh, no quiero ser molestia, pero si insistes, aceptaré ese llavero con muchisimo gusto -dije dándole un beso en la mejilla al chico- Un placer Peter, como dijo Odi, yo soy Violette, y si todo va bien, trabajaré aquí, asi que nos veremos seguido -dije sin borrar la sonrisa de mis labios.

Me giré cuando nos dejaron los vasos con los cafés y pagué recogiéndolos y dándole el suyo a la rubia.
- Aquí tienes -dije soplando levemente en el mio, que, aunque hiciera frío, no tenía ganas de abrasarme los labios, lengua y paladar, además, estaba segura de que si me pasaba algo, Odisea terminaría llevándose las culpas, y no me apetecía que ella pagara mis errores.

off. siento el retraso y que sea tan corto!!!

- Tienes suerte de ser rubia natural, aunque, estoy bastante contenta con el color de pelo que he conseguido, no es natural, y se nota, y estoy orgullosa de ello- dije con una sonrisa divertida en los labios. No me arrepentía de lo que me había hecho en el pelo, aunque cuando llegué a casa mi madre puso el grito en el cielo y mi padre me castigó durante una semana, incluso había planteado en que me volviera a teñir, pero yo me negaba fervientemente, y así me quedé, con ese rubio blanco, que tanto había alarmado a mis padres, pero que terminaron acostumbrándose, y incluso haciendo bromas, llamándome de todo lo inimaginable. Sonreí con añoranza al pensar en ellos, realmente los echaba en falta, muchísimo, quizá demasiado también.
- No te preocupes, no me importa trabajar con él, pero prefiero realmente trabajar con Janet, es divertida, y a ambas nos gusta la fotografía -dije volviendo a animarme de golpe.

Negué ligeramente con la cabeza- No me tienes que agradecer nada Odi, gracias a ti me acabo de convertir en modelo, de jeans, sí, pero en modelo tia, es el sueño de casi todas las chicas del mundo- comenté entre risas, pero, la verdad es que era cierto. La escuché y asentí ligeramente con la cabeza.
- Oh, bien, dinero, eso siempre es bueno - dije divertida. Me alegraba saber que me pagarían la sesión, no porque necesitara el dinero para cosas importantes, pero nunca venía mal un pellizco de más, siempre era algo bueno.
Mi sonrisa se amplió cuando dijo lo de Peter.
- Pero que monos! -exclamé - ya se nota que es buen chico, es simpático y amable, me parece genial, me encantará poder encontrármelo por las mañanas, además, lo del llavero ha sido un detallazo de su parte, de verdad -dije mientras asentía con la cabeza.

Me quedé pensativa cuando me ofreció ir a cenar, pero, porque no? hacía tiempo que no cenaba acompañada, y me hacía ilusión, incluso me pareció gracioso el detalle del compañero del piso.
- Me encantaría ir a cenar contigo, y no eres una chica aburrida, es más, eres muy divertida -dije mientras le daba un ligero beso en la mejilla- y será genial conocer a tu compañero, siempre es bueno ver a chicos guapos- dije soltando una ligera carcajada- yo..también suelo cenar sola, más que nada porque vivo sola y esas cosas -dije mientras me encogía de hombros, ya me había acostumbrado a cenar sola, era algo normal, eso si cenaba, porque dependía del día ni me preocupaba por ello, no solía cocinar tampoco, pedía algo por telefono y ya, mi nevera estaba vacía de comida, llena de alcohol.

Me quedé mirando al exterior mientras ella hablaba. Horroroso. Vampiros. Sangre. Un escalofrío me recorrió toda la espalda, y cerré los ojos durante unos segundos. No quería pensar en ello, no más. Esbocé una sonrisa fría.
- Sí, conozco a algunos..-aunque no diría de que. Me encogí de hombros ante su afirmación, no me interesaba mucho saber de vampiros, no por el momento, al menos. Cuando sacó el tema de la cena de nuevo salí de mis pensamientos y me relamí.
- Claro que vengo, además, me encantaría venir contigo a la oficina siempre que trabaje- dije volviendo a sonreír. Me encantaba ver en Odisea a una posible amiga, y ya sentía bastante confianza en ella.

Escuché su anécdota sobre el color rojo y no pude evitar reirme, era bastante divertido imaginarse a Odisea con otro color de pelo que no fuera ese rubio natural tan bonito. Sí, sin duda sus padres tendrían que haber flipado nada más verla, era como pasar de cero a cien en un segundo.
- Nunca, y repito nunca, debes hacerte caso de lo que un chico te diga, tu eres preciosa tal y como eres, y hazme caso, a mi un chico que me gustaba mucho me dijo que tendría que ser menos...yo, y bueno, poco después conocí a un chico perfecto que me quería tal y como era- dije mientras sonreí con dulzura, recordando a ese chico el cual decía que era perfecto, aunque me hubiera abandonado vilmente.

Ladeé la mirada cuando volvió a hablar de Raven, realmente ahora me sentía con ganas de conocerlo, parecía un chico majo. Solté una ligera carcajada.
- Vale, ahora tengo bastantes ganas de conocerlo- admití mientras terminaba y tiraba el bote de café vacio cuando terminé y me quedé mirándole intensamente.
- Sí, yo también me siento como si fueras mi hermana mayor, aunque nos conozcamos de hace poco, sabes escucharme, y eres muy interesante -dije mientras terminaba de apartar la mirada de las vitrinas, sin mucho interés, ya no tenía ganas de volver a pensar en vampiros, en asesinatos, en como sacaban la sangre de personas inocentes. Negué con la cabeza con tranquilidad.
- Bueno, no podemos hacer nada con ello -dije mientras me encogía de hombros.

Ladeé mi mirada cuando se fué y me quedé observando como la gente caminaba por la cafetería, charlando alegremente, como si el asesinato no hubiera ocurrido, ya era normal, quizá demasiado,y era horroroso como nos habíamos acostumbrado a ello.
No tardó mucho en volver, hablando de una sorpresa, haciendo que mis ojos se iluminaran, adoraba las sorpresas, era lo mejor del mundo, en ese aspecto parecía una niña pequeña.
Las horas pasaron bastante rápido, enseñándome sus libros.
- Eh, estoy totalmente segura de que lo conseguirás, eres buenísima! -dije mientras veía como se acercaba Peter y nos daba nuestros llaveros.
- Muchas gracias Peter -dije mientras ponía mi llavero en mi juego de llaves, y me despedía con la mano.

- Claro, vayamos a comprar- dije mientras recogía mis cosas después de su idea de ir a comprar - oh, si, me muero de ganas de encontrarme a tu compañero de piso desnudo- dije entre risas.

Estaba atenta a la musiquilla de fondo de todos los supermercados, escuchando lo que Odisea decía, mirando los productos, y señalé mi champú, aquel que olía a flan.
-Mira, este es el mio, huelo a flan- dije con una sonrisa casi infantil. Adoraba ese champú, siempre lo había usado, no era una marca muy conocida, pero era bastante buena, y me dejaba el pelo suave y sedoso, cosa que necesitaba dadas las sesiones de tinte que le metía.
- No te preocupes, eso si, me gustaría ayudarte a cocinar - dije mirándola de nuevo

Un grito hizo que levantara la cabeza y viera a aquel atracador. Solté un largo y pesado suspiro, eso era lo malo de vivir en una de las ciudades con la tasa mas alta de criminalidad, que nunca podía estar tranquila, ni cuando hablabas de champus con una amiga en el supermercado para comprar la cena. Vi como se ponía a mi lado y asentí con la cabeza.
- No te preocupes, seguro que pasa de nosotras- pero nada más decir aquello el hombre se acercó pidiéndonos la joyas. Realmente lo único que llevaba era el colgante de mi madre, igual que Odisea, y no pensaba entregárselo, asi que la comprendí perfectamente cuando se negó.

Vi con terror como le apuntaba con el arma, pero antes de que pudiera hacer nada, Odisea apuñaló la pierna del hombre y lanzó la pequeña, pero dolorosa daga a un lado, lejos de la vista de lo de seguridad, alejándonos de ahí.
- No te preocupes, solo le has dado en la pierna, no morirá de ello, he visto gente que ha sobrevivido a heridas peores- dije mientras cogía el carro de la compra- y no tienes que disculparte, solo te has defendido, yo si me llega a quitar el collar si que me lo cargo - dije secamente, y luego aparté la vista durante unos segundos, volviendo a mirarla- Cogemos chuches o palomitas?-

Alcé una ceja al ver como ella iba hacia la caja registradora y dejaba el dinero de la compra con total tranquilidad, y no pude evitar dibujar una sonrisa divertida cuando aquel segurata nos dijo que hiciéramos el favor de acompañarle. La verdad es que a ella aún era fácil de creer, tenía cara de niña buena, en cambio yo, bueno, no había sentido la necesidad de robar nunca, es más, jamás lo había hecho, pero tenía toda la pinta de ser la típica chica que se dedica a robar en todas las tiendas que entra. Negué con la cabeza intentando controlar una ligera carcajada de camino a la sala donde nos dejaron sentadas, y la miré con un brillo especial en los ojos.
- No te disculpes por Dios, esto es lo más divertido que me ha pasado en semanas -sí, tenía una versión de la diversión bastante interesante y peculiar, pero había que admitir que aquello rozaba lo absurdo.- Me encantaría ir contigo al cine, a saber como nos las apañaríamos contra el asesino en serie- y dicho esto solté una alegre carcajada justo cuando el segurata entró, antes de sus disculpas, mirándome algo confundido.

Me dediqué a mirar el cuarto mientras Odisea y él negociaban nuestra libertad, y cuando terminaron me levanté con renovadas energías.
- ¡Perfecto! Ahora que hemos aclarado nuestra inocencia y hemos saqueado medio supermercado con la compra de nuestro silencio -miré a Odisea- vayamos a la carcel, ahí al menos te dan el beneficio de la duda -dije con una sonrisa socarrona al segurata, que suspiró exasperado. Adoraba ver esa cara de desesperación, yo era una persona difícil de tratar, y poco me importaba, me habían tratado de ladrona, y no lo soportaba.
- Señor, tiene suerte de que mi amiga sea un trozo de pan, si hubiera estado hablando conmigo se quedaba sin los pantalones si quiera -dije esta vez esbozando mi mejor sonrisa, mientras cogía a la mano de Odisea- Oh, si, por cierto, ya que están, podrían llevar gratuitamente la compra a casa de mi amiga, por las molestias, ¿verdad que no les importa? - Pude ver como el segurata pensaba, pero después asentía con la cabeza, dispuesto a apuntar la dirección de Odisea y yo caminé hacia la puerta cuando hubo terminado- Bien, también puede enviar los tickets y todo eso a su casa, muy amable ¿eh?-

Salí del cuarto airosa, haciendo sonar los tacones, con la cabeza bien alta. Estaba contenta, enfadada, pero contenta. Nos había ahorrado tener que cargar con bolsas, y de gratis, sí, nos habían atracado, sí, nos habían confundido con ladronas, pero, algo habíamos sacado de ello. Vi de reojo como la ambulancia se llevaba al ladrón, que miró en mi dirección con odio renovado, en busca de la culpable de su herida, pero me limité a encogerme de hombros y guiñarle un ojo. De que buen humor estaba. Frunció el ceño y gritó varias groserías que ignoré mientras me giraba.
- Vamos Odisea, ¡hace un precioso día como para estar perdiéndolo aquí!- grité con una inmensa sonrisa en los labios.

No tenía sentido seguir charlando con el segurata después de su última petición. ¿Ser como yo? No tenía nada de especial, lo único que podía hacer era ver muertos, y no tenía ganas de seguir haciéndolo a decir verdad, no era divertido, y mucho menos cuando veías a niños, esos pobres niños, tan jóvenes. Sacudí la cabeza cuando volvió a estar a mi lado.
- No tengo miedo, no se acordará de mi, no te preocupes - no aparté la vista del hombre hasta que lo sacaron del supermercado y volví mi vista de nuevo a Odisea. Salimos, pero la ambulancia ya había desaparecido con el ladrón dentro.

Había gente alrededor del supermercado, cotillas que se acercaban a ver lo del atraco que salio mal, para el ladrón, para lo demás, y sobretodo para nosotras, había salido de lujo.
- Claro, no estaría nada mal poder ir, quizá cuando haga un poco menos de frío, a mi no me importa ir juntas, es más, lo prefiero .- dije con una sonrisa dibujada en los labios, bien grande, bien sincera.
Me estiré alzando los brazos, agradeciendo los pocos minutos de calor solar que nos estaba dando el invierno, no era una chica que se bronceara, es más, odiaba coger mucho color, era más de estar blanca, pero un poco de sol nunca venía mal, era sano.
- ¿Que te parece si vamos yendo a tu casa? Es casi la hora de la cena, y le compra la llevan en coche, y tengo ganas de ver a tu compañero, me ha picado la curiosidad -dije más bien como broma para distraerla un poco del hecho de que nos hubieran atracado.


Off. siento que sea tan corto y la tardanza. ¿Te parece si posteas y cerramos ya?