Carita de sueño(Violette)

Los días de resaca eran lo peor , y más si ni siquiera habías terminado la noche. Ya eran las tres de la tarde y yo acababa de salir de la fiesta en casa de alguien que ni conocía, solo sabía que había sangre y me planté en la puerta. No recordaba mucho más de esa noche, solo que sobre las dos de la tarde se me había pasado el efecto y me quería ir a casa, ducharme y dormir hasta el día siguiente, y era lo que pensaba hacer. No tenía planeado hacer ningún tipo de parada, pero estaba tan cansada que me obligué a mi misma a sentarme en aquel banco y mirar hacia ninguna parte, como si la solución a todos mis problemas se encontrara ahí, y solo tuviera que mirar y observar que aparecería sola, pero no iba a ser así, solo notaba como la nieve caía con lentitud, como mi nariz se volvía cada vez más roja, y se me fruncía el ceño por momentos. Tenía pensado irme rápido, pero una vez femenina hizo que girara la cabeza.

Me encontré con una chica rubia, no debía ser mucho mayor que yo y me estaba hablando, y rápido, y mucho. Abrí la boca repetidas veces para emitir respuesta, pero seguía hablando, y luego se levantó, cogió un café, me acarició la mejilla. Parpadeé varias veces, algo perdida, y luego sacudí la cabeza, y solté una ligera pero alegre carcajada.
- No me molestas, gracias por el café- dije cuando terminé de reirme y le di un largo trago a aquella fría, pero deliciosa bebida- los zapatos los compré en las rebajas, y sí, puedes hacerme las preguntas que quieras, por cierto, estoy bien, y me llamo Violette- dije con el mejor acto de amabilidad visto en mi, sobretodo teniendo resaca.

Normalmente la hubiera mandado a tomar paseo, me hubiera levantado y con rapidez, largado a mi casa, pero había algo en aquella chica, su vitalidad,lo que fuera, que hacía que me quisiera quedar ahí y ayudarla con esas preguntas, aunque yo no estuviera al 100% y no fuera de mucha utilidad. Me pasé una mano por la cara intentando despejarme y luego bebí otro trago, esperaba que la cafeína hiciera su efecto, y rápido, no me gustaría quedarme dormida mientras charlaba con ella.

Esa chica era como un terremoto, llegaba y arrasaba con todo hablando. Era increíble como hablaba y la rapidez con la que lo hacía, yo, que era una chica de pocas palabras, me limitaba a asentir con la cabeza con una enorme y amable sonrisa en los labios. Aquella chica me había puesto de buen humor.
- Sí, he estado de fiesta, y deberías salir de vez en cuando, quizá no tanto como yo, no es bueno -yo sabía que no era bueno, pero lo hacía igual, el alcohol y las drogas me ayudaban, me hacían olvidar un poco todo lo que pasaba, la mierda de situación en la que estábamos, los vampiros, el fuego, mis padres, lo odiaba todo, y solo necesitaba aquellas substancias para sentirme algo mejor. Negué ligeramente la cabeza y le miré de nuevo a ella - Un placer Odisea, es un nombre muy bonito -dije con sinceridad.

Escuché cuando dijo que su madre había muerto y sonreí con algo de tristeza.
- No me sueltas el rollo, mis padres también murieron hace un tiempo, justo dos meses antes de que todo esto...-dije refiriéndome a los vampiros- empezara- terminé con tranquilidad y solté otra carcajada al escuchar lo del patrocinador y me quedé pensándolo. No era una mala idea, podría pasar el tiempo y quizá ganar algo de dinero, que tampoco me vendría mal pese a lo que sacaba en los bolos.- Claro, podrías hablarles de mi- dije en uno de esos segundos en los que podía aprovechar para hablar yo, entre bocanada de aire que ella tomaba. Negué con la cabeza- No, no soy judía, soy italiana -dije con tranquilidad. Adoraba mis raíces, y me gustaría poder salir de Nueva York, pero eso lo veía bastante difícil dada la situación actual.

Abrí los ojos cuando sacó la cámara y pregunto lo de las fotos. Yo no estaba decente, pero después del rollo sobre la super chispa y lo fashion no pude negarme, además, seguro que sería divertido, y aunque no me hiciera modelo o algo así, sería una buena experiencia para mis recuerdos, y quizá, si llegaba viva a la vejez, le pudiera contar a mis nietos que su abuela una vez hizo de modelo.
- Claro, no hay ningún problema en que me hagas esas fotos -dije quitando un par de mechones de mi cara y dándole otro trago al café, notando su amargo , pero agradable sabor deslizándose por la garganta. Dios, amaba a esa chica por el detallazo del café.

El ruido de la cámara de fotos me indicaba cuando debía cambiar de pose. No sabía bien que hacer, así que me dedicaba a posar de la manera más natural que sabía, lo importante era pasar un buen rato, y eso estaba segura de que lo iba a hacer, con resaca o sin ella, con unas ganas inmensas de dormir, o sin ellas. Dijo algo sobre las fotos y me limité a sonreír con tranquilidad.
- Será que eres una buena fotógrafa, yo no soy nada del otro mundo- dije mientras me encogía ligeramente de hombros, no pensaba que tuviera realmente eso que ella decía, esa chispa, o esa cosa de fashion, yo solo era yo, no era el tipo de chica que un chico decente buscaría, pero tampoco me importaba, tenía otras cosas en las que pensar.
- Sí, Italia es preciosa, me gustaría volver, pero claro, me parece algo imposible - dije con una carcajada amarga. Después escuché su historia.
- Lo siento -me limité a decir, jamás había sido buena para esas cosas, por eso prefería no escuchar desgracias ajenas, jamás sabía que decir.

Asentí con la cabeza y luego la miré- Pues sí, vivo por aquí cerca, y no sería mala idea, pero, quizá no te gusten los lugares a los que yo voy, es más, estoy totalmente segura de que no te gustarían- dije soltando una alegre carcajada. La idea de ayudarla no era lo que más me apetecía, pero bueno, ella me había regalado un café, y quizá me había conseguido un trabajo de modelo en su periódico, así que era lo mínimo que podía hacer. Me iba a levantar para comenzar a preguntar a gente, pero propuso que nos las inventáramos, por lo que me acomodé en el banco y me crucé de piernas.
- Como se podría llamar - pregunté pensativa. Necesitaba un nombre judio y gay, que le pegara a un tio de 50 tacos.

-Pero, que persona normal diría en una entrevista que tiene una vida doble? Es decir, eso se supone que es secreto, no quiere que se enteren -dije mientras miraba como la gente pasaba, acelerada por el frío, o por que llegarían tarde a alguna parte. Hacía tantisimo tiempo que no recordaba que era eso de las prisas, iba a donde quería y cuando quería, esa ciudad no dormía, y yo, al parecer, tampoco lo hacía, pero tampoco me importaba, era feliz así, o al menos todo lo feliz que podía ser, pero no necesitaba más, me había acostumbrado a vivir con lo que tenía, con lo que me faltaba, ignorando lo que quería, o debía tener.
- Me encantaría ir a esa cafetería, sería genial -exclamé de golpe. Seguro que era bien interesante ese lugar, y no tenía duda alguna de que el café estaría buenisimo, o de que tendrían de esos batidos que hacían en esas épocas.

Me encogí de hombros cuando habló de sus padres, no tenía mucho sentido seguir hablando de ello, no quería deprimirme, o que se deprimiera ella, así que lo dejé tal cual, sin necesidad de añadir nada más a aquello. Antes de poder darme cuenta estaba frente a un tio repipi hasta decir basta. Hablaban los dos y yo me dejaba hacer. Su acento me estaba poniendo de los nervios, y más como trataba a la chica, pero me quedé callada, no era nadie para decir nada, y le dediqué una mueca de desprecio que, obviamente no vio puesto que estaba ocupado criticando el jersey que Odisea llevaba. A mi me parecía bastante mono, yo me lo pondría sin lugar a dudas, aunque según el desfile de moda de hoy ya estuviera pasado, y no debía ponerselo y blablabla, yo lo usaría.
Si había dicho que no tenía horarios me equivocaba, el Lunes tenía que ir a algún lugar, eso me hacía no tener que salir el Domingo, suponía que podía vivir sin salir.
- Ahí estaré -dije mientras el tipo se alejaba. Solté un ligero bufido y le miré.- Es un cateto- espeté, no me importaba que me escuchara, aunque, debía decir que la idea de ser modelo molaba bastante. Sonreí y la miré, abrazándola luego.- Gracias, es genial, una gran oportunidad- exclamé.