To much sun [Shiin]

La risa de los niños llamó la atención de la enfurruñada Violette, que, con un paso acelerado se acercó sin dudarlo un segundo al motivo de tal alegría. Un chico, no debía ser mucho más mayor que ella, asiático, estaba tocando la flauta, y un ratoncito "bailaba" al son de esta. Aquello sin duda animó a la rubia de sobremanera, haciendo que una inmensa sonrisa se dibujara en sus labios inmediatamente. Introdujo la mano en el bolsillo y rebuscó hasta encontrar el billete de 10 dólares que andaba buscando. Se fijó que la multitud se dispersaba y unas cuantas palabras salían de la boca del flautista. Se abrió paso entre la gente y se agachó para dipositar el billete, sin poder soltar una gran carcajada al escuchar el ruido del estómago del "músico".
- Buenas -dijo con el mejor tono de voz que pudo después de su carcajada- Es genial lo que haces con el ratoncito -dijo con la misma cara de ilusión que los niños de antes.

Sopesó la idea de decir algo más, pero no quería quedar de pesada, pero, al mismo tiempo, le parecía adorable la idea de que aquel bichito consiguiera bailar al son de la música de aquel chico, así que, aunque tenía ganas de meterse en la cama y cerrar las persianas, se quitó las gafas mostrando sus ojos azules.
- Podría invitaros a desayunar? - dijo con tranquilidad, como si fuera la cosa más normal del mundo.- Suena que tienes hambre...- dijo jugando con su pelo. Ahora no sabía ni tenía tan claro que fuera tan buena idea acercarse a un completo extraño para invitarlo a desayunar, lo más seguro es que rechazase su invitación, pero que no se dijera que ella no lo había intentado.
- Por cierto, soy Violette - terminó.

Se quedó observando al pequeño roedor mientras movía los bigotes, haciendo que la rubia ensanchara aún más la sonrisa que tenía dibujada en sus labios. La gente se había dispersado del todo al ver que ya no había más espectáculo con animales bailarines al son de la flauta.
- Pues entonces he elegido un buen día para venir, he visto un gran espectáculo -dijo alzando la mirada esta vez hacia el chico, observando bien los rasgos. Había ido varias veces por el lugar, pero jamás se había fijado en alguien como él, un asiático con un ratoncito tocando la flauta, era algo que , obviamente, no se veía todos los días.
Intentó no mostrar la diversión que le producía que intentara ahogar el ruido de su estómago carraspeando, pero se limitó a ignorarlo como si no hubiera escuchado nada, y siguió mirando al animalillo ahí presente, era realmente adorable.
- Así que se llama Soshu - preguntó sin apartar la vista del roedor.

Se alegró de saber que aceptaba su propuesta, y arqueó ambas cejas al ver la leve reverencia que hizo.
- Que va a ser una molestia, es más, me alegro de que hayas aceptado, se que no es muy normal que una completa desconocida invite a desayunar a otra persona -dijo encogiéndose de hombros, escuchando su presentación.
- Un placer Shiin -dijo aunque quedó cortado por el ruido de su estómago nuevamente, haciendo que él evitara su mirada, y soltó una alegre carcajada.- Te gustan las tortitas Shiin? Conozco un lugar aquí que tiene las mejores tortitas del universo -dijo mientras pasaba una mano por la diminuta cabeza del ratoncito, esperando que no le mordiera, o saliera corriendo, o cualquiera cosa de ese tipo. - Soshu también está invitado a desayunar, aunque, no se que comen los ratones -dijo dejando de acariciarlo, mirando al asiatico de nuevo.

Que aceptara la propuesta había sido una agradable sorpresa para Violette, no estaba muy segura de que fuera a hacerlo, así que había sido bastante grato escuchar aquellas palabras.
- Pues sí, sería algo grosero, pero totalmente comprensible -añadió a las palabras del chico que ahora estaba cogiendo una mochilita mientras vaciaba el contenido de la recaudación de aquel día. Quizá pudiera conseguir más dinero quedándose más tiempo, aprovechando que en el aire todavía estaba aquello del espíritu navideño y la gente era más dada a soltar dinero, aunque, también estaba la opción de que mucha gente fuera un desalmado que pasará de las personas que se buscaban la vida así, cada uno trabajaba de lo que quería, y ella no era nadie como para recriminarle nada, no era el ejemplo a seguir de nadie, no si querias llegar a algo en la vida, algo que no fuera la carcel, o la ruina, o estar en un callejón desangrada. No, no podía recriminar nada, y tampoco lo iba a hacer.

Se quedó mirando a la nada mientras el asiático guardaba el dinero, sin mirar directamente, no era de buena educación hacerlo, y pese a como era ahora, jamás iba a perder la educación que sus padres le habían dado. Se quedó algo embelesada en como la nieve caía, quizá estaba dormida, o no se le habían pasado del todo los efectos de lo que se hubiera tomado la noche anterior, pero tuvo que sacudir un par de veces al escuchar de nuevo la voz del chico.
- Tortitas, son...bueno, ya lo verás, están deliciosas- dijo volviendo a centrar toda su atención en él, y en el ratoncito que después de su caricia se pasó las patas por la cabeza, arrancándole una carcajada a Violette al unisono de la del chico.
- Seguro que también le gustan, a todo el mundo le gustan las tortitas..-no era cierto, había gente que no las soportaba, pero era algo que le habían dicho y se le había quedado. Las tortitas eran como un gran desayuno típico en este lugar, y al parecer el chico no las había probado en su vida

Después de decir eso volvió a su posición inicial, erguida, y guardó las gafas de sol en el bolso, pegando el último trago a su café y tirando el vaso vacío a una basura cercana.
- Vamos?- preguntó volviendo a sonreír amablemente. No es que quisiera meter prisa, pero el frío se calaba en los huesos y tenía ganas de meter algo de comer en su estómago para variar.

Sonrió ante su respuesta, estaba totalmente segura de que le iban a gustar las tortitas, igual que ella las adoraba, sobretodo las de ese lugar. Solía ir siempre que salía de fiesta, aprovechaba para desayunar en el lugar, era cálido, barato, y bueno, y no era algo que solieras encontrar en la ciudad usualmente.
Se giró y observó al chico con más detalle. No parecía que fuera abrigado, pero tampoco daba señales de tener frío, aunque lo único que tenía pinta de abrigo en él era aquella bufanda. Sabía que tenía que darse prisa, aunque no tuviera pinta de tenerlo, quizá el frío ya se habría calado en sus huesos, y un resfriado para alguien que se gana la vida en la calle, no debía ser muy bueno.
Comenzó a caminar haciendo sonar sus tacones sobre el suelo, dando gracias a aquellas suelas que no resbalaban con el hielo de este mismo.

Comenzó a nevar de nuevo con algo más de fuerza que anteriormente y la rubia frunció el ceño, girándose de golpe y deshaciéndose de chaqueta, la cual, para su suerte era de una de los componentes de su banda, se la ofreció al asiático.
- Toma, me parece que tú la necesitas más que yo -dijo sonriendo con amabilidad. Sabía que al legítimo dueño de ese abrigo le importaba más bien poco la desaparición de este, y si eso ya le compraría otro. No quería parecer que se compadecía de él, pero trabajando en la calle ella dudaba que tuviera un lugar fijo donde pasar las noches, y sabía lo fría que podía ser la ciudad, así que podía prescindir de su abrigo si alguien más le hacía un buen uso.
- Y no acepto un no por respuesta -sentenció antes de que el chico pudiera quejarse y negarse al regalo.

No tardó mucho en llegar frente a la cafetería, y agradeció el calor que esta le brindaba, igual que el olor a café y tortitas recién hechas. Saludó con un leve movimiento de cabeza a la ocupada camarera y se sentó en una de las mesas del final, la más cercana al radiador. La camarera se acercó bloc de notas en mano, esperando el pedido.
- Yo quiero un capuchinno con doble de nata, y tortitas con sirope y mermelada, y tú? -preguntó mirando de nuevo al asiático- puedes pedir lo que te apetezca - dijo sonriendo casi infantilmente mientras la mujer apuntaba el primer pedido y esperaba que el chico decidiera.

off. siento el retraso u.u