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Muchas lunas habían pasado desde aquel intento fallido... la verdad resultaba un tanto incómodo el hecho de haber salido a la “luz”, como lo que somos posterior a eso sin haber salido airosos, y luego aquellos, ¡despreciables!, ¿Cómo se atrevieron a hacerlo?, tratos con los humanos… inconcebible… aún le molestaba la idea, bastante en realidad, de que los de su clase se denigrasen así, vamos, que los humanos no son más que ganado, un simple bocado, verles como iguales, tratar con ellos, negociando, ¿para qué?... manipularles era siempre más conveniente, y sin lugar a dudas más divertido.

Y no siendo suficiente eso, aquella raza asquerosa, esclavos deberían de seguir siendo… “ya me encargaré de que así vuelva a hacer”, pensó; algunos de esos “perros pulgosos”, servirían para sus planes, aunque el hecho de que estableciesen alianzas con los traidores a la estirpe, no resultaba muy alentador, tendría que comenzar a mover los hilos rápidamente, si quería que una nueva era de oscuridad cayese.

Sí, tendría que moverse con sutileza, no sería conveniente revelar su posición, su identidad, para eso estaban los peones… los brotherhood, como llamaba el ganado a los traidores, comenzaban a convertirse en una real molestia, debería de comenzar a enviar algunos infiltrados, para volver el escenario a su favor… y lo más importante, investigar para encontrar un nuevo médium… ese era, sin lugar a dudas, uno de los puntos más importantes.

Había pasado las horas del día en su encierro, analizando algunos documentos, por fin la noche había caído, era el momento de comenzar a actuar; no hubo pasado demasiado tiempo cuando tocaron a su puerta, uno de sus subordinados le había traído la cena, como era la costumbre últimamente, ésta vez fue una chica: cabellos largos, lacios, color marrón, algo enmarañados; su piel blanca, un tanto pálida, maltratada no precisamente por quien la había llevado hasta ahí; sus ropajes haraposos, dejaban ver que se trataba de una niña de esas muchas que habitaban en las calles…

Le hizo un gesto para que se acercase… la joven algo nerviosa, y sin poder oponer resistencia ante los encantos vampíricos de aquella mujer ante sí, lo hizo rápidamente… no hubo pasado mucho tiempo, cuando le dijo con suavidad –no temas, lo disfrutarás- mordiéndola con bastante fuerza, tanto que su cuello crujió un poco, bebió hasta saciarse, dejando caer el cadáver inservible al suelo; el mismo que fue retirado de la estancia rápidamente por uno de sus subalternos.

Salió de la habitación por fin, estaba lista para recibir a un par de sus subordinados que venían con los informes de los acontecimientos más relevantes, y sobre los avances en la búsqueda de un nuevo médium… caminó por el pasillo lujoso, las gruesas cortinas habían sido recogidas hace poco, dejando entrar unos mortecinos rayos de luna a iluminar su camino; se encontró con la puerta de roble labrada, dándose paso a través del umbral de la misma; una vez dentro pudo divisarlos… eran quizá un poco más jóvenes que ella, pero muy astutos, habían cumplido con su trabajo a la perfección hasta el momento, por lo que claro, seguían ahí…

La mujer tenía unos 23 años cuando el momento de su nueva vida le había llegado, sus cabellos rojizos le daban un aspecto algo exótico, bastante exquisito, que lucían de maravilla con sus ojos verdes, era bastante elegante y fiera al hablar, lo que ella apreciaba… el hombre por otra parte, aparentaba unos 26 años, sus cabellos azabache le daban un aspecto un poco más sombrío, y su mente calculadora era simplemente un tesoro invaluable, no obstante eso la hacía mantenerle vigilado… los que piensan mucho por su cuenta, pueden llegar a convertirse en un potencial peligro, sin la vigilancia y guía adecuados.

Al verla entrar a la estancia, la recibieron con una reverencia, algo bastante propio, que ella, claro está, correspondió como es debido… los protocolos siempre eran necesarios, tradiciones que debían mantenerse… era una reunión un tanto exclusiva, por lo que hasta nuevo aviso, sólo ellos se mantendrían ahí… luego de que decidiese tomar las medidas contingentes para lo que sucedía, se daría aviso a los demás.

Le informaron sobre lo que sucedía, como las fuerzas se movían cada vez más en ambos bandos, en definitiva tendrían que buscar la forma de inclinar la balanza a su favor, y al parecer una buena noticia… corrían rumores de que existían un nuevo médium entre los mortales, el mismo se mantenía habilidosamente oculto… pero el simple hecho de que hubiese nacido uno era algo de sumo valor; encontrarlo, o encontrarla, sería su tarea más importante.

Pronto debería de seleccionar a los más adecuados para que se infiltren dentro de los brotherhood, tenían que saber si ellos poseían información sobre el médium, de ser así, era necesario conocer si lo estaban protegiendo, o si sabían dónde encontrarlo, ese sería el primer paso… además de averiguar sus planes de fondo sobre los actuales conflictos, para que los hijos de caín pudiesen seguir con sus actuales actividades sin ser importunados por ellos…

Dio el aviso para buscar a los más adecuados a infiltrarse… aunque no le gustase demasiado la idea, tendría que contemplar la posibilidad de aliarse, o más bien, de utilizar a algún perro pulgoso para que hiciese algunos trabajos para ellos, porque es probable que sospechasen de los suyos rápidamente… además de esto el hecho de que sus movidas hubiesen ocasionado el cierre de la ciudad terminaría siendo un completo fastidio a la larga… tendrían que tomar medidas al respecto también… muy pronto todos estarían al tanto de los planes, necesitaban actuar rápidamente, pero con delicadeza… la clave de su victoria radicaba en la sorpresa.

El sol se estaba escondiendo tras la montaña más alta visible desde Nueva York. Una sonrisa de medio lado vestía los labios de Axel sentado en una de los asientos del avión con una copa de sangre en la mano; no era una sonrisa de satisfacción, no era una sonrisa de frustración tampoco. Las cosas se habían salido de madre, esos hijos de Caín habían hecho que todo se fuera al traste, que todo se destrozara. Las reuniones con los estadounidenses estaban siendo constantes y cada vez más largas ¿No entendían esos radicales que necesitaban a los humanos? Eran más que bancos de sangre y necesitaban mantener su existencia en secreto para lograr el máximo provecho ¿Pero ahora? Ahora todo había empeorado; esa secta le culpaba a él sin desear aceptar su propia culpa; decían que era un cobarde por reunirse e intentar aliarse con humanos y licántropos pero necesitaban la ayuda de ambos para asegurar la supervivencia de su especie; quizás no tenían nada que temer de las razas por separado pero muchas cosas podrían cambiar. Había pasado algo que hace algún tiempo habría jurado que nunca sucedería… Los humanos habían descubierto su existencia ¿Qué pasaría si descubría su punto débil? Pero aquello no era todo, aquellos inconscientes que cada vez ganaban más adeptos odiaban también a los licántropos ¿Y si ambas razas se aliaban contra los vampiros? Las posibilidades de supervivencia serían limitadas.

La reunión había sido satisfactoria; sospechaba que la sede de los hijos de Caín se encontraba en su ciudad por los cada vez más constantes atentados y la radicalización del grupo. Si lograba que se aislara la ciudad sus influencias fuera de la misma estarían limitadas. Para ello tenía que demostrar que él controlaba la situación, desconcertándoles moviéndose a la luz del sol gracias a su fuego azul e incluso intimidándoles un poco; no le gustaba tener que actuar así y es que nunca había querido tener que comportarse de aquel modo, nunca había tenido que dar la cara pero en aquel momento era necesario; ya habían sido descubiertos por lo que era momento de trazar alianzas para evitar la desaparición de los vampiros. La reunión había sido relativamente satisfactoria, se había marchado oliendo la esencia de miedo de aquellos presentes en el encuentro; les había quedado claro que él era quien controlaba la situación, que él era el que mandaba. Odiaba tener que llegar a aquello pero se alegraba de poder conseguirlo; un suspiró escapó entre los labios del vampiro, deseaba volver a ver a Climene, asegurarse de que estaba bien; la situación era peligrosa y no quería dejarla sola demasiado tiempo.

El avión aterrizó y el asqueroso olor inundó sus fosas nasales, era uno de sus hermanos, un vampiro; pero el olor lo delataba, había sido detenido por disturbios varias veces y se habían escuchado rumores de que había pasado a formar parte de los hijos de Caín después de la última detención, su olor era completamente reconocible. Los dientes salieron inmediatamente debido a la ira, al enfado ¿¡Qué diantres estaba haciendo allí?! Entonces el olor empezó a alejarse; Climene ese fue el primer pensamiento que apareció en la cabeza del vampiro; tenía que asegurarse de que estuviera bien pero… ¿Qué mejor manera de asegurarse que perseguir a la amenaza? Empezó a correr detrás del sospechoso, deseaba darle caza, deseaba que se largase como mínimo, y sin tener ningún máximo, capaz de acabar con su vida, capaz de hacer cualquier cosa con tal de que el sentimiento constante de amenaza cesara, con tal de que Climene fuera libre por fin, sin temores, sin ese olor entrando por las fosas nasales amenazante.

Corrió detrás de él, no iba a parar hasta alcanzarle, pero acabó siendo más rápido que él y logrando escapar; al menos le había expulsado de allí, al menos le había expulsado de allí; cuando los demás estadounidenses decidieran formalizar el bloqueo de la ciudad aquellas cosas no pasarían; no habría podido atravesar el bloqueo ¿O sí? Se preguntaba como unos humanos pensaban contener a unos vampiros, pero estaba seguro de que a aquella raza joven se les ocurriría algo, al fin y al cabo no eran tontos, quizás demasiado jóvenes, pero no tontos. Demasiadas novelas falsas habían nublado el juicio de los humanos pero a pesar de ello seguía habiendo algunas formas de matarlos o de intimidarlos. De todas formas decidió volver con Climene a comprobar cómo estaba y volvió al mismo paso pero, al acercarse al edificio, se percató de que otro olor amenazante estaba dentro. Soltó un rugido y corrió al interior alcanzando al individuo cuando acababa de entrar en las dependencias de la vampiresa. Le cogió del cuello asfixiándolo y rompió la mesa al golpear al vampiro enemigo contra ella. El hijo de Adán le propinó una buena parada pero Axel la aprovechó para coger una estaca y tras un gran forcejeo atravesarle el corazón. Sabía que no lo había matado, solo lo había paralizado pero… ¿Para qué más? Al fin y al cabo necesitaba interrogarle cuando estuviera más calmado. El rubio respiró hondo relajándose y miró a la muchacha a los ojos, quería asegurarse de que estaba bien. No le importaba que aquel vampiro estuviera a sus pies paralizado —¿Estás bien? No podía dejar que se estropeara una cara bonita como la tuya— Dijo fingiendo una indiferencia inexistente.

La ciudad despertaba llena de sonidos, poco a poco las calles pasaban de estar algo desierta a poblarse de colores, movimiento y personajes. La luna empezaba a sucumbir junto al sol, pero aún se miraba su cálido resplandor, pálido pero latente en el firmamento, distante del sol. Me resultaba siempre intrigante pensar en todas esas teorías y leyendas sobre el sol y la luna que son tan bellos como distantes, comparten tanto pero a la vez tiene tantas cosas diferentes. Aun con tantos años de vida, siempre encontraba algo que me hiciese reflexionar, la misma naturaleza era ordenada y caótica al mismo tiempo. Pose mis manos sobre el barandal y luego me incline un poco recostándome sobre mis brazos, dorados como el sol, de un resplandor plateado en la noche, mis cabellos ondeaban por el viento matinal. Era difícil no tener una brisa a tal altura, me sentía un poco decepcionada, nuevamente una noche perdida, habría tiempo de sobra para continuar en mi búsqueda pero por ahora debía continuar con mis labores. Mire mi reloj, aún tenía tiempo para repasar mis acciones de la noche anterior, era una vieja costumbre mía en busca de mejorar mi actuar.

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Esa noche …

La luna en cuarto creciente, resplandecía hermosa en el cielo, yo iba por la calle corriendo en las azoteas, buscando ese rastro. Era un aroma algo familiar, envuelto en ébano y canela, tierra seca, pasto fresco. Cerré mis ojos imaginando los lugares que mi olfato podía dibujar en mi mente con tantos aromas, me resultaba familiar, el viento lo traía, impregnaba mi cabello y sentía que estaba tan cerca. Estaba oculta en un alto tejado, apoyando mis manos sobre la pared, de espaldas a la misma, estaba cerca ese aroma, pero debía ser cautelosa, algo en mi ser me lo decía en susurros, tendría que hacer uso de mi paciencia, debía hacerlo para poder saber de dónde provenía. Mucho tiempo ha pasado entre los aromas peculiares y este aroma familiar.

- Sangre – susurre para mí misma, abrí los ojos rápidamente, corriendo a donde provenía el aroma que llamo mi atención. Era una sombra lejana, paso tan cerca de mí, que lo sentí rozar mi espacio, no puedo detenerlo, ni mirar su rostro, su aroma se impregno con mayor claridad en mi olfato. El aroma a sangre estaba entre mezclado con este aroma.

- Vampiros – murmure y abrí bien mis ojos, entonces maúlle con fuerza, como si se tratase de un lobo territorial exigiendo que respeten su espacio, mi forma cambio entonces, mi rostro se volvió como la de un gran lobo plateado, mis garras surgieron, debía procurar mantener mi personalidad oculta de algún modo. Cinco vampiros se detuvieron a unos cuantos metros de donde yo estaba, mirándome ellos mostraron sus colmillos también, me había interpuesto entre su presa y ellos. Era mi territorio y ningún licántropo seria cazado en mi territorio y menos por vampiros, los mire a los ojos, a todos y cada uno de ellos como repasándolos con la mirada
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- Están lejos de sus dominios, hoy no cazaran lobos en mi territorio –mencione con fuerza y firmeza, para aclarar que no los dejaría avanzar ni un paso más, si lo hacían los atacaría. Uno de ellos avanzo hacia mi costado como intentado hacer caso omiso a mi advertencia, me moví rápidamente, colocándome frente a él, con un rápido movimiento lo lance contra una pared a unos cuantos metros. Maúlle nuevamente con más fuerza que antes, estaban provocándome y no dejaría que dieran un paso más, debían mantenerse al margen y retroceder. Los mire nuevamente y mire principalmente al que parecía ser el líder en medio de ellos, avance despacio y con firmeza hacia él, me situé entonces a un metro de él, me incline un poco y rasguñe el piso, levantándolo un poco. No bromeaba, debían irse, no dejaría que ninguno pasara, era mi territorio nadie daría un paso más. El vampiro me miro y al parecer lo entendí, era claro que no dejaría que pasara, debía resignarse a perder su presa por esta noche y yo a perder ese rastro familiar, pero tendría tiempo para identificarlo después.

- Nos vamos – dijo en alta voz el vampiro, mirando a sus compañeros, todos se alejaron dando un paso hacia atrás, uno de ellos se acercó al que estaba impregnado contra la pared, lo ayudo a salir y se alejaron. Maúlle nuevamente mirando a la luna en lo alto, me aleje entonces unos cuantos metros parándome sobre uno de los edificios. Esperaba en esa forma que los vampiros se alejasen lo más posible antes de volver a mi forma normal, pero aun lo sentía ese aroma familiar, repasaba en mi mente un registro de un aroma similar. El aroma a sangre se alejó entonces gire un poco sobre el sitio en el que estaba, me aleje rápidamente en la dirección en la que sentí ese aroma, lo seguí toda la noche. Mientras más cerca lo tenía, este se difundía en medio de grupos de gente en la calle, en medio de aromas más fuertes que me dificultaban el rastrarlo. No era la primera vez que lo sentía, en las semanas anteriores, lo había percibido pero solo hasta esa noche lo sentí tan cerca, tanto como para poder memorizarlo.

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- Debe ser que no debo recordarlo – mencione en voz baja mirando al firmamento, el sol resplandecía en lo alto y por esta noche, era mejor dejar de perseguir quimeras. Me incorpore nuevamente en pie, coloque mis manos sobre el barandal, saque mis gafas de sol y me las puse antes de alejarme del lugar. Me dirigí a las escaleras bajando hasta el piso inferior, como si se tratase de un visitante más del lugar, me detuve a la salida y mire a mi alrededor, quitándome las gafas de sol, me acomode el cabello. Mezclándome entre la gente en la calle me aleje del edificio, sin dejar de mirar hacia arriba de cuando en vez recordando en mi mente el aroma y las acciones.