¿Como llegue aqui? |Semyazza|

Era algo tarde, tiempo habia pasado ya desde que llego hasta aquella tierra, donde penso que podia ser de mucha ayuda, pero al parecer no era asi, todo era un caos, y conforme que pasaban los dias, semanas y meses todo continuaba empeorando. Un pequeño suspiro escapo de sus rosados labios mientras pasaba una mano por su rubia cabellera, llevaba horas caminando pero no le molestaba solo debia llegar a aquel lugar donde nadie mas se atrevia a ir. Trago un poco de saliva mientras notaba que el ambiente comenzaba a camibar, mordio su labio inferior por cada paso que daba, sentia como una alarmita en su cabeza le decia que no era bueno estar alli, que seria mejor volver e ir con alguien mas a aquel lugar o de seguro se iba a meter en problemas.

Pero una parte de ella le decia que debia continuar por aquel camino, que ignorara aquella alarma que si continuaba asi podria averiguar muchas cosas que quizas mas adelante le serviria. Tomo un poco de aire mientras buscaba valor en si misma, si sus hermanos en algun momento pudieron haber ido a aquel lugar ella podria hacer lo mismo no?. Dio unos pasos sobre si misma mientas miraba a su alrededor, volvio a morder su labio lentamente.

-¿h-hola?-Se atrevio a decir por meros nervios que sentia de estar alli, no pensaba que alguien le contestara pues el lugar parecia estar completamente decierto. Elevo su mano y decidio pasarla por sus cabellos en un gesto de nerviosismo, camino un par de pasos mas notando el ambiente mas denso, una parte de ella sabia donde se encontraba y sabia que no era algo bueno pero todo era por ayudar a los que debia, despues de todo era esa su mision. -hay alguien?- Volvio a preguntar mientras setenia sus paso y volvia a dar un giro sobre si misma mirando a su alrededor esperando ver algo o alguien ademas de ella.

15 de Mayo de 2014 En algún lugar de la zona oscura 8:30p.m.

Sus ojos brillaron al observarla, cada día y cada noche, cada inhalación y exhalación que daba era una fuerza divina para él, el cabello oscuro de la mujer ondeaba con el viento, mientras recogía el agua del pozo esa noche, la noche en que sellamos nuestro juramento con un anatema y bajamos a Hermón. Ciento uno iban conmigo, ciento uno iguales a mí y a la vez diferentes. Y lo único que podía pensar era en ella, por primera vez sentí el frío calar mis huesos, mi cuerpo desnudo era mucho más frágil, pero era más humano, no todo lo que debería ser, pero bastaba para estar a su lado.- Déjeme ayudarla.-La sorprendí, al voltearse sintió miedo, ella tenía una conexión fuerte con la tierra, sabía que no éramos seres humanos comunes, sabía que no pertenecíamos a su raza. Se alejó, unos pasos soltando el recipiente que mis manos lograron atrapar, para no romperse. Recogí el agua por ella y se la asenté sonriendo.- No te haré daño Raquel.- Ella era perfecta, y por primera vez entendí que en ella habitaba Dios, que ella lo era…

A veces necesitaba de soledad y meditación, recordar lo que lo hizo ser lo que es, entender lo que es…más algo interrumpió sus pensamientos en esa olvidada azotea en el territorio oscuro, sintió una presencia angelical, la reconoció, al poco tiempo escucho una voz delicada y dulce, sonrió para sí, al parecer esa noche, tendría compañía.

Entonces giro su cuerpo bajando del borde del edificio donde se encontraba para adentrarse en el techo, a él le gustaba contemplar las estrellas, no solo porque te daban opciones del futuro, le agradaba contemplar la luz, le recordaban siempre aquella noche…-Buenas noches, hermana mía.- Aquel hombre observaba con ojos fríos a la creatura que se acercaba temblorosa, sin embargo le regalo una cálida sonrisa, no era un ángel que conociera, pero si exploraba su alma, el mapa de esta le revelaba que no tenía más que 200 años.-¿Te encuentras perdida? ¿Necesitas ayuda? El pastor siempre cuida de sus ovejas…-Le sonrió maliciosamente. -¿Acaso nuestro padre te envío a mí por algún motivo?- Él sabía muchas cosas ya de ella con solo haber examinado su alma, sabía demasiado… así que podía deducir la respuesta, ella decidió bajar…Eso era algo que tenían en común. Los ojos dorados del demonio estaban centrados en la presencia angelical, sin embargo él no era alguien que atacara porque si, además siempre buscaba algo de provecho de las situaciones inesperadas, esta era una y comenzaba a disfrutarla.- ¿A que debo el honor de su visita?- Se acercó aún más, hasta quedar de frente, en su paso lento pero seguro podías darte cuenta de esa virtud que el demonio poseía. Entonces se inclinó un poco haciendo una pequeña reverencia mientras su sonrisa se tornó un poco más amable, era un ser difícil de entender a simple vista, así que sería difícil de deducir como es simplemente por sus acciones.

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Sentia un nudo en la base del estomago, una sensacion extraña la recorria de pies a cabeza, sabia que ese no era un lugar para lo de su especie, bueno, solo para aquellos que habian decidido darle la espalda a dios, como habia ocurrido hace muchos años con Lucifer. Suspiro largamente mientras movia su cabeza, seria mejor dejar de pensar en aquello, despues de todo habia llegado alli en busca de informacion. Necesitaba ayudar a aquellos que aun querian un cambio en su vida y eso iba hacer, despue de todo por ese motivo era que habia bajado a la tierra ¿no?, para ayudar. Mordio su labio inferior lentamente mientras miraba a su alrededor, al parecer eran imaginaciones suyas el creer que habia alguien mas por alli.

-uhm...solo...fue mi subconciente...- se animo a pensar en eso mientras tomaba un poco de aire, en sus 200 años nunca habia conocido a un demonio y la verdad es que le depertaba mucha curioidad poder conocer a alguno de aquella raza. Bueno estando en ee lugar lo mas seguro que se encontraria con alguno ¿no?, despues de todo estaba en los territorios de ellos.

Fue entonces que un escalofrio la recorrio de pie a cabeza mientras se sobresaltaba al escuchar aquella voz, trago saliva mientras se giraba de manera lenta para poder mirar a aquel hombre que habia aparecido de la nada. Tomo aire mientras miraba aquella sonrisa que el le dedicaba y sus musculos se relajaron un poco mientras continuaba oyendo aquella voz. -e-estoy bien...y el siempre cuida...-murmuro lentamente y algo nerviosa, sentia aquella energia diferente a la de ella salir de aquel hombre y eso la ponia nerviosa, hacia que sus musculos se tensaban lentamente, a pesar de que ella queria relajarlos. Se quedo quieta mientras mordia su labio inferior notando que se acercaba, nego con su cabeza ante la primera pregunta. -s-solo...queria..conocer el lugar..- Aclaro un poco mas calmada de los nervios mientras imitaba la reverencia que el demonio habia echo para luego mirarlo a los ojos de manera curiosa. Aquello siempre pasaba ahora que habia bajado a la tierra, no podia oprimir su curiosidad innata.

-El aire era mucho más helado en esa zona y es que era lógico, casi no había actividad energética salvo por Gaia y los demonios, pero no estaba esa chispa de calidez que los humanos y otros seres traían consigo, así que si se aunaba su energía junto con el clima el ángel que tenía en frente podría resentir perfectamente el helado viento, esos ojos dorados de Semyazza seguían observando a la mujer que tenía en frente, le sonrió un poco al ver que ella también hacia una reverencia y es que el movimiento y el aire hizo que un mechón rubio se revelara en el ángel y cubriera parte de su rostro, Semyazza dio un paso más hacia ella y extendió su mano, acomodando el mechón de cabello de Amira en su lugar dejando el rostro libre, esto fue con su mano izquierda mientras que con la derecha tocaba su hombro, entonces sintió el frío que tenía la joven ángel, mientras su mano izquierda recorría toda su larga cabellera con sus dedos, al terminar, tenía unos cuantos cabellos que habían caído de Amira en sus manos, camino hacia su espalda, parecía como si un león merodeara su presa, de esa forma ella no pudo darse cuenta que poseía esos cabellos y los guardaba en el bolsillo de su pantalón de vestir, se quitó el saco y lo sacudió para que no quedara polvo, su suciedad o algún rastro de él lo único que podías sentir era el olor del perfume en la prenda, entonces tomo nuevamente tu cabello mientras te colocaba en la espalda su saco y volvía a acomodar el cabello en tu espalda y susurraba en tu oído con una voz difícil de no escuchar por lo seductora que era.- Este no es un lugar como para ti, linda.- Podías sentir su respiración cerca de tu cuello y es que el inhalaba el olor de Amira, con eso dedujo que no tiene mucho tiempo de haber bajado del cielo pues el aroma aún estaba impregnado en ella. Entonces termino de dar la vuelta para mirarla a los ojos, mientras le acomodaba su saco para que no le de frío a la chica, el llevaba puesto una camisa de vestir de manga larga que le protegía un poco.- Relájate…

- Podías sentir que algo tocaba tu alma y tu mente haciendo que te relajes y es que al final, entre esa energía turbadora todos compartían la esencia celestial, pues al final eran una misma raza con distinta psicología y objetivos, y al haberlo logrado te dejo. Es solo que Semyazza el primer creado de entre todos sabía cómo fueron creados los primeros hijos de Dios y su mente sabia había logrado entender cómo manejar cualquier tipo de alma inclusive la de sus hermanos.- Conmigo no estás en peligro de muerte…- Le sonrió, mientras tomaba su mentón y su pulgar derecho acariciaba sus labios pues ella hace unos momentos había hecho presión con sus dientes.- No te dañare…pero si te sugiero que no regreses a este lugar, puedes encontrarte a personas mucho peores que yo.- Realmente él era el peor, pero no actuaba como sus hermanos. Además él sabía que estaba ahí, porque ella quería ayudar. Pero no era ahí donde los humanos necesitaban ayuda, la necesitaban en ellos mismos, pues muchos ya no se valoraban lo suficiente como para luchar por su raza y cada vez mermaban y morían los que luchaban. Entre otras cosas que pasaban con ellos, pues no solo eran los demonios quienes tenían influencia en ellos. Entonces preguntó.- ¿Por qué has bajado del cielo? ¿Por qué te armaste de valor para venir sola a esta zona?-Sonrió un tanto seductor para finalmente decir.- Amira.- Y es que si había leído tu mente, y por ello sabía las respuestas que te acababa de hacer y tu nombre, pero eso lo hacía un fenómeno entre los de su especie…podía anticiparse por mucho a todos, sin embargo daba elecciones y en este caso quería que el ángel ante él se exprese, no quería robarle ese privilegio.

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Un escalosfrio la recorrio de pies a cabeza, erizando su piel de manera rapida, desde la cabeza hasta la punta de los pies, se mordio el labio algo nerviosa, su sexto sentido era como una alarma que resonaba en su cabeza para que se marchara de alli, que no era un buen lugar como paras las personas como ella, pero seguia siendo terca, a pesar de que no era mucho lo que llevaba ahi, aun tenia curiosidad por saber. Y no se iria de alli hasta saciar su curiosidad inata que tenia. Trago saliva mientras notaba que el se acercaba a ella, sus ojos estudiaban cada movimiento de aquel hombre, mientras sentia aquella mano acariciar sus cabellos para luego mirarla como si fuese una presa, eso la hizo sentir incomoda por lo que se removio un poco mirandolo de reojo atenta a los movimientos ajenos.Lentamente se mordio el labio inferior notando que el se habia quitado el saco y comeznzaba a sacudirlo.

Sintio el peso de la prenda sobre sus hombros, notando a su vez que el volvia acomodarle sus rubios cabellos a lo largo de su espalda y por los costados. Trago saliva mientras lo escuchaba en su oido y se quedo quieta sintiendo las respiracion ajena, cuando el aparecio enfrente de ella dejo escapar un poco de aire contenido dejando que saliera con unos cuantos ruidos. -podria...preguntar porque dice eso?- Murmuro con curiosidad mientras lo miraba a los ojos de manera curiosa era como si el ya supiera todo de ella cuando la miraba, se sentia indefensa. Las siguientes palabras del hombre la hicieron dar un pequeño respingo mientras se mordia el labio. -uhm...peores que tu?...son muchos?-susurro algo curiosa a pesar de la situacion en la cual se encontraba.

Rasco su mejilla un poco mientras acomodaba el saco sobre sus hombros escuchando aquella voz seductora que venia de aquel hombre. -uh..es mi mision bajar cuando las cosas se encuentran de este modo...asi como tu tienes la mision de corromper no?...-murmuro mientras caminaba un poco sonriendo leve. -ya que..sabes mi nombre..creo que lo correcto seria saber el tuyo -añadio mientras se acercaba mas a el quedando justo en frente de el. Sus ojos se posaron sobre los de el mirandolo de manera curiosa.

Aquel ser oscuro dejo que haga sus preguntas y se exprese, se encontraban tan cerca que podían respirarse mutuamente, él le miro a los ojos. Rio un poco y entonces contestó.- Es usted demasiado curiosa Amira. Y sabe el dicho… la curiosidad mató al gato. Pero le repito esta noche está a salvo a mi lado.- Le regalo una sonrisa amable y luego mencionó.- Mi nombre es Semyazza y es un placer conocerla.- Tal vez no había escuchado hablar de él en los cielos pero bueno, todo podía suceder.

Pero si le he dicho que no debe venir por estos lugares sola, es porque está lleno de demonios despiadados.- Le miro examinando sus reacciones.- Además su lugar no es este, si ha de luchar a favor de los humanos, le sugiero que le haga donde ellos estén.- Acerco entonces su mano al mentón de la chica y lo acaricio.- Y sobre la pregunta sobre mi misión… lo de corromper…La respuesta es No.

El hombre se alejó para situarse a su lado mientras le ofrecia el brazo.- Vamos, la sacaré de este lugar sana y salva.- Salieron del lugar para encontrarse caminando por las calles de la zona oscura, ambos comenzaban a sentir las esencias de los demonios acercarse cada vez más mientras se internaban en el camino de regreso a la ciudadela de los humanos.

Entonces se vieron rodeados por 20 demonios entre los cuales todos eran de nivel medio. Semyazza miró a Amira, por un momento pensó que le gustaría ver de que estaba hecha, no mostraría todo su poder en la pelea que se hallaba por venir.- ¿O desea demostrarme que puede defenderse?- Sin embargo el demonio estaba completamente seguro que acabaría llevándola sana y salva a ese lugar al que ella aprendería a decir hogar.

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